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La Virgen de los Dolores de Lahiguera.

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La Virgen de los Dolores de Lahiguera es obra de José Navas Parejo, escultor e imaginero andaluz.

Podemos asegurar que la Virgen de los Dolores de Lahiguera es obra de José Navas Parejo, un afamado imaginero, escultor y orfebre granadino de adopción. Después del destrozo de todas las imágenes religiosas de Higuera en 1936, el pueblo comenzó a dotarse de nuevo de imágenes para la Semana Santa. La primera en adquirirse (allá por finales de los años cuarenta o principio de los cincuenta) fue La Virgen que hoy llamamos de la Soledad obra de Domingo Sánchez Mesa (Véase artículo de la Virgen de la Soledad en el Blog Lahiguera (Jaén).


Imagen de la Virgen de la Soledad de Domingo Sánchez Mesa. Fue llamada Ntra. Sra. de los Dolores hasta la adquisición de la Virgen de José Navas Parejo, que paso a llamarse de los Dolores, quedando desde entonces denominada Virgen de la Soledad.



Ntra. Sra. de los Dolores servía para cubrir toda la religiosidad popular de la feligresía. Era, “la que se corría temprano en el Paso del Viernes de Amor (Cuando Josefa Martínez Cardeñas -“La Pepa”- donó el Cristo Nazareno), en el Santo Entierro (cuando lo donó Antonio Parra Jiménez), la que cerraba el Viernes Santo en la procesión de la Soledad, acompañada de un San Juan (que era San Rafael) hasta que Juan Pérez Cabezas donó el San Juan actual y que el Domingo de Gloria era de nuevo paseada en una Carrera en busca de su Hijo Resucitado representado por una niña vestida convenientemente, que hacia los efectos de un Resucitado inexistente hasta que Carmen García Mercado, “la Cachorrilla” donó un Niño Jesús que  reemplazo a la niña como Resucitado”.

Cuando los jóvenes del pueblo la corrían se quejaban de lo pesada que era La Virgen de la foto primera y lamentablemente se recorto un poco en su base. A pesar de ello y dado que las carreras son parte esencial de la Semana Santa de Higuera desde tiempos ancestrales, se pensó en dotarse de una Virgen más reducida, que facilitase la “Carrera” de nuestra Semana Santa. Entonces fue cuando tres higuereños se dirigieron a Granada para hacer las gestiones de adquisición de una nueva virgen que fuera más liviana.



Foto que recoge la procesión del Resucitado en Higuera años mediados los cuarenta. La Virgen de la Soledad de Domingo Sánchez Mesa (entonces llamada de los Dolores) se recoge camino del “Templo parroquial” a la altura de la Capilla del Santo. Detalle curioso como por aquellos años no había Resucitado se vestía una niña de Resucitado (Paquita García Garrido) y sobre unas andas precedía a la imagen de la Virgen. En la foto puede verse a “Padre Antonio” sacerdote que compró al párroco de Arjonilla la Virgen de Domingo Sánchez Mesa. (Véase artículo de la Virgen de la Soledad en el Blog Lahiguera (Jaén)

Por mi parte, la necesidad de no perder fechas dado el paso de los años y la posible pérdida de testimonios vivos, me llevaron a buscar testigos en el pueblo de las personas encargadas de la adquisición de la imagen de La Virgen de los Dolores de Lahiguera...

También haremos un breve recorrido por los recuerdos de aquellos años referidos a la Semana Santa de Higuera, en espera de abordar el tema en más profundidad en otro momento; por ello se introducen aspectos de costumbres y tradiciones no relacionados directamente con el tema central del artículo.


La Banda Municipal de música de aquellos años cincuenta, un elemento popular importante en las procesiones siempre.





El día 24 de Junio del año 1944, se colocó la primera piedra de la Iglesia de abajo, hoy templo titular de la parroquia de Nuestra Sra. de la Consolación. En un terreno poco apropiado al estar ubicado en una hondonada del terreno. El párroco “Padre Antonio” bendice la colocación de la primera piedra.


Después de la ampliación con la incorporación del solar de la casa de Solano este es el templo tal como está en la actualidad.


Otra vista reciente del templo parroquial desde el ángulo inverso.
Fue llamado durante años como “El templo nuevo”, pero este nombre se perdió a medida que pasaban los años.

Dice Ahumada Lara al respecto:
”La desafortunada ubicación de esta iglesia contribuye a desmerecer la sencillez arquitectónica de su trazado. Se coloca la primera piedra el 24 de junio de 1944 gracias a la subvención concedida por la Junta Nacional de Templos Parroquiales el año 1942 (147.000 pesetas), renovada en 1952 (75.000 pesetas) y 1954 (110.000 pesetas).
La construcción es de planta rectangular con la cabecera orientada hacia el norte. La puerta lateral data de la primitiva obra, mientras que la meridional se levanta veinte años más tarde, toda vez que se consigue adquirir el inmueble  que abre a la conocida “Cuesta de los Caballos” Pág. 45


Imagen de la Virgen de los Dolores de José Navas Parejo, recién adquirida. Al fondo a la izquierda pueden verse los rostros de Antonio Zafra García, Manuel Zafra Cortijos e Ignacio Ahumada Martínez, los tres gestores de su adquisición.



Ya Salvador Pérez Zafra (reciente “Fabricano de la Hermandad”) me puso en antecedentes de que posiblemente La Virgen de los Dolores fuese obra de otro imaginero famoso José Navas Parejo. Lo hizo tras comentarme que había leído el referido artículo del blog testificando la autoría de Domingo Sánchez Mesa, como escultor de La Virgen de la Soledad.

Indagué en personas muy colaboradoras de la parroquia y encontré testimonios valiosos de estos protagonistas y testigos vivos: Antonio Zafra García, e Ignacio Ahumada Martínez; estas dos personas y el fallecido  Manuel Zafra Cortijos, fueron los tres higuereños que compraron la imagen de la Virgen de los Dolores de Lahiguera en el taller último que tenía el insigne escultor, imaginero y orfebre José Navas Parejo en las inmediaciones de la Basílica de La Virgen de Las Angustias de Granada.


El Templo antiguo, llamado “de arriba” por el pueblo, también iglesia del Cristo de la Capilla, está situado en la parte más antigua del pueblo (siglo XV).
“Se trata de una construcción de una sola nave con planta de cruz latina y fuertes reminiscencias mudéjares en los muros laterales y en el artesonado. El coro, situado a los pies, probablemente se levantara en el siglo XVII, al tiempo que se trazaba la única puerta que hoy permite el acceso al templo. La cubierta es una armadura de madera de estilo mudéjar con tirantes y sobria decoración. Hasta 1936 se conservo un magnífico retablo de madera presidido por el  Señor de las Aguas. Al levantarse el que hoy corona el templo (1949), se colocó en su lugar el Señor de la Capilla, de donde viene el renombre con que se conoce esta vieja iglesia, cuya denominación empieza a hacerse familiar durante la construcción del nuevo templo y para diferenciar ambas fábricas. La torre-campanario fue levantada entre los años 1956 y 1957, después que a comienzo del siglo se hubiera derrumbado la primitiva espadaña (Ahumada Lara, I. Pág. 43). La torre construida en el fondo izquierdo del templo, fue sufragada por la familia Fuentes Galán, que años después sufragaron la Residencia de Ancianos San Antonio.

 Dice el Madoz (1845-1850) Pág. 91.” la iglesia parroquial (Sta. María de Consolación), se encuentra fuera de la villa en la parte más elevada del cerro, al lado oriental de esta”. Efectivamente el pueblo no creció a su alrededor, en la foto pueden verse al fondo los olivares, situados a unos centenares de metros. Todos los actos y celebraciones religiosas de más raigambre popular se celebran en este Templo. Las Novenas del Señor de la Capilla, Los pregones de Pasión y las llegadas de las principales procesiones se realizan a este templo, el edificio más antiguo del pueblo junto a los restos del Castillo de la Figuera de sus inmediaciones, conocidos como “La Tercia”.
Dice Ahumada Lara sobre la ”Tercia”: Antes que -torre e castillo- (A.H.N.1434), la fortaleza con que contaba la ”villa de la figuera” era solamente torre, según puede constatarse por los restos conservados, así como por el testimonio escrito de quien llegó a conocer la construcción. El historiador Jimena Jurado trae en sus Antigüedades de Andalucía dibujo fiel de la torre a mediados del siglo XVII (folio.221) Pág.46”

Juan Eslava Galán recoge lo siguiente en su libro Castillos de Jaén, Pág. 355:
“De este lugar situado al noreste de Arjona, salieron las tropas de don Fadrique Manrique que derrotaron en Villanueva (hoy “de la Reina”) a los de Andujar partidarios del rey Enrique IV[1][1]. Según Talero allí había un  fuerte con no más de una torre[2][2]. Jimena Jurado lo llama “la fuente de la Higuera”. En su tiempo todavía existía  una fortificación[3][3].
Probablemente se trataba de un castillo rural o fortín caminero musulmán (la vía de Jaén a Andujar, pasa por allí), luego aprovechado para castillo rural.
De la fortificación no ha quedado rastro. La fuente persiste.”


"La Tercia".




















Fotografías de la Virgen de los Dolores de José Navas Parejo a la salida del “Templo de arriba”. Este templo junto a la capilla del Santo fueron los únicos edificios disponibles para celebraciones durante muchos años, hasta que se termino el Templo de abajo, iniciado el fecha 24 de junio de 1944, día de San Juan Bautista patrono del pueblo



La carrera de la Virgen de los Dolores y San Juan al encuentro del Resucitado (Foto de los años 60). Esta calle hoy victima del asfalto, antes de estar adoquinada con bloques de granito (situación que recoge la foto), estuvo empedrada por lo que los corredores se descalzaban para no resbalar y provocar una caída de las imágenes. Se refiere que en tiempos anteriores en finales del novecientos y principios del siglo pasado los guijarros de las piedras eran abundantes  y los mozos terminaban la carrera con los pies sangrantes.

Virgen de los Dolores de Lahiguera preparada para el “Paso”, obra de José Navas Parejo (Foto del archivo propio)


Hemos conocido por testimonio de Antonio Zafra García, que la compra de la imagen fue gestionada por él mismo junto con Ignacio Ahumada Martínez y Manuel Zafra Cortijos (Manolo “el comerciante”) que en una primera visita al taller de José Navas Parejo se entrevistaron con el mismo imaginero y sus hijos Emilio, Pepito, Enrique y Luis Navas Parejo. El encargo de la obra lo realizaron en el taller que el artista tenía en la Carrera del Genil en el número 99 (hoy llamada también Carrera de la Virgen).
Coincide la información dado que, como mas atrás se indica, el último emplazamiento del taller fue en este local. Antes tuvo su primer emplazamiento en la calle Álvaro de Bazán números 9 y 11, después en el Camino  de Huetor-Vega.



Excelente primer plano del rostro de la Virgen de los Dolores de Lahiguera, obra de José Navas Parejo. (Foto de Francisco-José Pérez Cortijos)




Instantáneas de la Carrera en los años 70. La carrera se realiza en la calle Ramón y Cajal a la altura de la esquina de “Antonio el panadero” y termina en el “Cerrillo”.Desde siempre las imágenes de la Virgen de los Dolores y San Juan se han colocado previamente en el zaguán de la casa de Eusebio hasta que, según el día: Viernes o Domingo, llegaba el Nazareno o el Resucitado al Cerrillo en una primera parte de la procesión. Tras realizarse desde el balcón de la citada casa una puja-subasta por llevar entre cuatro las andas con las imágenes de la Virgen de los Dolores y San Juan en carrera, y tres reverencias con bajada alternativa de las imágenes hacia el suelo, al ritmo que marcan con los barales, se realiza la “Carrera”, ese momento mágico, lleno de respeto, nervios  y oraciones del encuentro de la Virgen y San Juan con su Hijo camino del Calvario y con el Cristo triunfante del día de la Resurrección. Hoy la familia López López, ella nieta de Eusebio, ha adecentado totalmente por su cuenta una habitación capilla para albergar las imágenes en tan emotivo momento de espera del encuentro, lo han hecho con un extraordinario empeño y logro. (Fotos de autores desconocidos)



Momento de la puja-subasta de los jóvenes de Lahiguera por llevar cada uno de los brazos de las andas de la Virgen de  los Dolores (Antonio Sabalete) y de San Juan (Salvador Pérez). (Foto del archivo propio)



Las tres reverencias previas al inicio del Paso, primero las hace San Juan, después la Virgen e inmediatamente se inicia la Carrera que culmina en el Encuentro a la altura del Cerrillo.(Foto de Francisco-José Pérez Cortijos)




Habitación-Capilla de la casa de la familia López López donde se colocan las imágenes en espera del encuentro con Jesús que representa la Carrera. (Foto del archivo propio)



Desde hace algunos años es tal el gentío, que es difícil conseguir espacio libre para los portadores de las imágenes en carrera (Foto de Francisco-José Pérez Cortijos)



Una perspectiva nueva  de la Carrera en los años 90



El momento cumbre del Encuentro de la Virgen de los Dolores con su Hijo Resucitado, produce una explosión de emociones contenidas que termina en aplausos de los espectadores. El pueblo vive el trascurrir de la Carrera con un fuerte sentimiento tanto por su significado como por el acto de la emocionante carrera en si, a veces ante cualquier momento de inestabilidad de la imagen en la Carrera se escuchar gritos ahogados donde la emoción del sentimiento supera ampliamente el control personal de los fieles. Últimamente acuden muchos forasteros al pueblo en ambos días para presenciar el ancestral tradición del “Paso de la Pasión” de Lahiguera. (Foto del archivo propio)




Enlaces del “Paso el Viernes de Amor” y “el Paso del Domingo de Resurrección” en el que se corre la Virgen de los Dolores de José Navas-Parejo Pérez. Hoy la juventud llama al “Paso”, “La Carrera”.













Foto de la Virgen de los Dolores el Domingo de Gloria de regreso al Templo. Realizada en la calle Ramón y Cajal a la altura de la Ermita del Santo. (Años sesenta)

Ahora volvamos un poco al tema a través de las fotos del que fue el primer taller de José Navas Parejo el imaginero tallista de la Virgen de los Dolores:




Detalle de la casa números 9 y 11 de la calle Álvaro de Bazán. El taller sería es espacio acristalado que hay entre las dos puertas, donde aparece pegada la publicidad y tendría la entrada por la puerta de abajo. La de arriba es la entrada a las viviendas. (Fotos del archivo propio)







Imágenes talladas en piedra a ambos lados del balcón central (Fotos archivo propio)














Detalle de la parte superior del edificio.






El graffiti no respeta nada, la publicidad menos







No andaba desmemoriado Antonio sobre la ubicación del taller en la Carrera del Genil 99, esta fue la última ubicación del taller de este gran escultor, orfebre y tallista granadino de adopción, aunque malagueño de nacimiento.



Virgen de los Dolores de Lahiguera, obra de José Navas-Parejo Pérez (Foto de María Ahumada Lara)




Virgen de los Dolores de Lahiguera (Jaén) (Foto de Ángel Pancorbo Pancorbo)

Refiere Antonio que la imagen se adquirió por el precio de 2,500 pesetas, que fueron conseguidas por ellos en base a realizar múltiples participaciones de loterías, rifas, tómbolas en las Fiestas de San Juan, incluso se preparó en una caja de madera de las que se utilizaban para el envase de las uvas pasas, y al modo de hucha los clientes de la tienda de Juan Montoro depositaban su aportación voluntaria para la adquisición de la imagen. Para la Tómbola de la Fiestas de San Juan, acudían cada año a los Almacenes Peralta de Andujar, y se llevaban todos los restos de mercancías y antigualla que a este se le iba quedando en el almacén, con el compromiso de que la mercancía sobrante sería admitida de nuevo por Peralta pasados los días de la Tómbola; mercancía que casi siempre tenía salida por la gran acogida de todo el pueblo para tal proyecto y la entrega de la gente a la causa de dotarse de imágenes para la Semana Santa.



Foto de la procesión del Resucitado a principio de la Calle Capitán Cortés (hoy Canalejas). En casa de Anita ya está preparados los saeteros “El Niño”,“Porrón “y otros en el balcón, en la ventana de la derecha “María la Miaja” la saetera mas esperada por todos en aquellos años.


Detalle de la belleza de la imagen de la Virgen de los Dolores (autor José Navas-Parejo Pérez). Foto de Ángel Pancorbo Pancorbo

Se desconoce la fecha de su adquisición, aquí hay un pequeño desajuste, Don José Navas-Parejo Pérez murió en 1953, si como creen recordar Antonio Zafra Garcia e Ignacio Ahumada Martínez se compró en tiempos de D. Antonio Román Rayo este sacerdote fue a Higuera en 1957. En 1953 dejó la Parroquia “Padre Antonio”, Don Rafael Muñoz Redondo y después durante dos meses fue atendida por dos sacerdotes de forma interina, hasta que llegó Don Martín Muñoz Cobo en 1953 y  estuvo hasta 1957. Año en que como antes hemos dicho llegó Don Antonio Román Rayo.

Parece ser que según testimonio de Ignacio Ahumada Martínez en un primer viaje a Granada de los tres referidos, si vieron en el taller a José Parejo Navas el escultor en el momento del encargo de la imagen, luego debió encargarse antes de 1953. Sin embargo parce que se recogió en 1957, como ya se ha dicho ambos coinciden en recordar que fue en tiempos de Román Rayo.

Me refiere Antonio que había otros colaboradores que ayudaron en aquel proyecto de dotar al pueblo de imágenes para la celebración de la Semana Santa: Manuel Mercado Gavilán, Pedro Cabezas, Ildefonso Martínez, Juan Galán Barranco y algunas otras personas colaboradoras con la parroquia, integrantes de Acción Católica, etc.


Virgen de los Dolores después del “Paso del Domingo de Gloria” (Foto de Ángel Pancorbo Pancorbo)


Tras esa primera visita al taller de Navas Parejo, acordaron la forma de la entrega. La imagen fue recogida en Granada, en el taller ubicado en  acera el Genil 99, aprovechando un viaje del camión contratado por Francisco Mercado Galán con José Ramos Torrejimeno, para proveerse de madera con la que trabajar en su carpintería. Refiere Ignacio que a este segundo viaje sólo vinieron Antonio y él, y que la imagen fue colocada en el cajón de carga junto con la madera. Curiosamente uno de ellos tuvo que viajar también en el cajón, Pues aparte del conductor y Francisco sólo cabía otro mas en la cabina del camión.

Antonio refiere que recibieron un recibo pero que con el paso de los tiempos y obras en su casa, desconoce hoy donde está el recibo. La persona que realizó todo el trámite de venta, fue Emilio Navas Parejo, hecho que concuerda con las referencias de que la persona encargada por el padre de relaciones públicas y ventas fue su hijo Emilio. Igualmente acierta Antonio en su recuerdo cuando me dijo que lo había atendido Emilio Navas-Parejo (veremos después como el padre unió los dos apellidos en uno, tomando como segundo apellido Pérez. A partir de 1939 pasaría a llamarse oficialmente José Navas-Parejo Pérez.

Antonio recuerda especialmente el embalaje que protegía el transporte de la imagen, refiere que “aunque se hubiera  golpeado o caído no se hubiera podido lastimar por lo bien ajustado y adaptado que iba el embalaje para proteger la imagen”.

La imagen fue llevada a la casa de Teresa Galán Garrido (conocida como Teresa la de Gil) y allí se vistió con un  traje de novia donado por María Lara García, esposa de Ignacio Ahumada Martínez, casados unos años antes. Adaptado el traje de novia de manos de Juana Galán Garrido (hermana de Teresa y de María) a la talla de la Virgen, y preparada convenientemente en todos sus detalles fue bendecida  por D. Antonio Román Rayo, sacerdote de aquellos años en el pueblo.

Parece ser que en aquellos años de economía tan restringida se estableció la costumbre de donar el traje de novia a ambas vírgenes y así fue en algunos casos recordados por nuestros coetáneos.

Refiere igualmente que posteriormente adquirieron la primera corona, corazón, media luna, estandarte y barales a “Almacenes Angulo” en Lucena, Córdoba. Antonio  supo de su existencia a través  de los viajantes que visitaban la tienda de Juan Montoro, parece que no tuvieron que desplazarse a Lucena e hicieron las gestiones de compra por envíos sucesivos y los pagos por giros postales.




Virgen De los Dolores de Lahiguera, obra de José Navas Parejo. (Foto de María Ahumada Lara)


Antonio Zafra fue el primer Hermano Mayor de la Virgen de los Dolores el primer año de su hermandad y algunos después, en todo el proceso de cuestación, y proyecto de adquisición reconoce que fue pieza fundamental su esposa Teresa Montoro Galán y que entre ellos y Ana Catalán Catalán la vestían desde el principio y durante muchos años. Recuerdo desde mis años de niño que Antonio fue siempre y durante muchos años la persona que en la Carrera de la Virgen del Domingo de Gloria, tiraba del manto de la Virgen mediada la “Carrera” para que apareciese el manto azul, momento que presenta una estética visual única cada año. Después cuando Antonio fue mayor, continuó esta función Juan Barragán Morales que tuvo continuidad con su hijo Cristino Barragán López.

Es muy encomiable el reconocimiento que en la primavera pasada del 2011 se dio a Antonio Zafra García y su difunta esposa Teresa Montoro Galán, en un acto que tuvo lugar en el “Templo de arriba” con entrega de una medalla con la caras de la Virgen de los Dolores y la Virgen de la Soledad y una fotografía enmarcada de la Virgen de los Dolores. Oí decir que este merecido homenaje será otorgado el presente año en su segunda edición a María López Galán y a su difunto esposo Juan Barragán Morales, que igualmente destacaron en el desvelo, servicio y colaboración en todo lo referente a la imagen, ajuar y donaciones.

Estas son las imágenes de la Semana Santa de Lahiguera:



Virgen de los Dolores de José Navas-Parejo Pérez. Al fondo derecha Virgen de la Soledad de Domingo Sánchez Mesa. (Foto de María Ahumada Lara)



Sale la Virgen de la Soledad del “Templo de arriba”, obra de Domingo Sánchez Mesa. (Foto de Ángel Pancorbo Pancorbo).


La Virgen de los Dolores entra en el Templo antiguo tras la Procesión del Resucitado el Domingo de Gloria (Foto de Antonio Pérez Sabalete)


Detalle de la Virgen de los Dolores de José Navas Parejo (Foto de Antonio Pérez Sabalete)















Nuestro Padre Jesús de Lahiguera, autor desconocido (Fotos de Micaela Mercado Cubillas)


















También agrego que Nuestro Padre Jesús, “el Cristo Nazareno” lo donó Josefa Martínez Cardeñas



Foto reciente del Nazareno en la mañana del Viernes de Amor  a la salida del Templo antiguo después de la Celebración de los Pregones de Pasíón. (Foto de Micaela Mercado Cubillas)

y que el San Juan actual lo donó para la hermandad D. Juan Pérez Cabezas, ya que “hasta su adquisición el San Juan paseado en las procesiones fue un San Rafael que las monjas de la Caridad de Córdoba, le dieron al Padre Antonio”. 



Nuestro Padre Jesús Nazareno entra en su templo. (Foto de Francisco-José Pérez Cortijos)


Imagen de San Juan a la salida del Templo. (Foto de Antonio Pérez Sabalete)

Después el San Rafael referido fue colocado en un nicho pequeño en el templo que se tabico, no sabemos si después se cambió de ubicación porque recuerdo personalmente que hace bastantes años en el coro de la iglesia, había como en un baúl un santo que dijeron que era San Rafael.
El Santo entierro fue donado por D. Antonio Parras Jiménez. 


Foto del Santo Entierro de Higuera de Arjona, tal como es llevado en la tarde-noche de Viernes Santo.

Bastantes años después se adquirió la imagen del Cristo resucitado por esta misma hermandad.



Imagen del Cristo Resucitado en la mañana del Domingo de Gloria tras la celebración del Paso del año 2008.



En una reciente conversación con Salvador Pérez Zafra en Lahiguera confirmó que existe un documento de compra al mismo escultor imaginero, pero que no lo poseía todavía. Estaba esperanzado en recuperarlo, dado que el párroco actual de Lahiguera: D. Miguel-Ángel Solas León pretendía que fuese nombrado por el Sr. Obispo de Jaén, D. Ramón del Hoyo López como “Fabricano de la Hermandad” encargado de custodiar, cuidar, vestir, reunir y conservar todo el ajuar de mantos, ropas y documentos referidos a las imágenes a cargo de su custodia.



El Párroco actual de la Parroquia de Santa María de la Consolación, Don Miguel-Ángel Solas León, junto a dos sacerdotes que, durante la Semana  Santa de 2011, estuvieron compartiendo celebraciones litúrgicas. La foto recoge el momento en que terminada la Procesión del Domingo de Gloria las imágenes del Resucitado, la Virgen de los Dolores y San Juan pasan al Templo del Cristo de la Capilla.



Parece ser que cada hermana anterior de la virgen guardaba lo que durante su hermanazgo fue regalado a la imagen e incluso toda la información referida a la cofradía (creación, hermanas, donaciones, etc.) estaba dispersa entre las manos de personas buenas colaboradoras de la hermandad. Personas que custodian lo que durante su tiempo de hermana mayor se dono a la Virgen, con la mejor intención posible de su no extravío, pero  que hacía que todo ese ajuar de la Virgen estuviera muy diseminado al fin y al cabo. Esta situación puede llegar a ser muy problemática por el extravío que puede producirse con el cambio de manos a sus herederos, cosas tan valiosas para ellas, pero puede que con el paso de los años no resulte así para sus hijos y descendientes. En la espera de que esta situación se supere, y se entienda que es mejor que todo quede reunido bajo la responsabilidad de una sola persona encargada de ello, concluimos este artículo con la mejor de las intenciones.




Pedro Galán Galán.
Lahiguera a 22/marzo/2012.
Festividad del Cristo de la Capilla.










HIGUERA DE ARJONA EN EL MADOZ 1845-1850

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NUESTRO PUEBLO, HIGUERA DE ARJONA TAL COMO FUE VISTO EN 1850.

   Referencias de Higuera de Arjona tal como fueron publicadas en 1850 en el Diccionario Geográfico-Estadístico- Histórico de España y sus posesiones de ultramar por Pascual Madoz. Madrid 1845-1850. Págs. 91 y 92.

Segunda página del Diccionario original, 1845-1850

   “HIGUERA DE ARJONA.: Villa con ayuntamiento en la provincia y diócesis de Jaén (4 leguas), partido judicial y administración de renta de Andujar (2 leguas), audiencia territorial y corte general de Granada (20 leguas); está situada en la llanura que forma la llanura de un cerro con libre ventilación de todos los vientos, y clima sano, pues no se conocen otras enfermedades que fiebres intermitentes en la estación del calor, y esto en aquellos años que han sido excesivamente húmedos. La población se compone de 170 casas sin guardar simetría en su colocación, y la de ayuntamiento, con local para la cárcel; la iglesia parroquial (Santa María de la Consolación), se encuentra fuera de la villa en la parte mas elevada del cerro, al lado oriental de esta; la sirve un cura párroco con el título de Prior, cuya vacante se provee por oposición en concurso general; el cementerio próximo a la iglesia en nada perjudica a la salubridad del vecindario, y existe además inmediato a la población, un pozo de buen agua que aprovechan los vecinos para beber y demás usos domésticos.
Aerea antigua de Higuera de Arjona.

   El término municipal que se extiende una legua en ambas direcciones, confina por el norte con el de Andujar; al este con el de Villanueva de la Reina; al sur con el de Torre de Campo, y al oeste con el de Arjona: baña por su extremo occidental el río Salado, sobre el que cruza un puente en el camino que cruza a Jaén.





Personajes de la época. Ilustraciones de Gustavo Doré














   El riachuelo nombrado Salado de Arjona, el cual nace en la sierra titulada de Jamilena corre de sur a norte hasta llegar al este a media legua de la villa de Arjona, desde aquí tuerce su curso hasta el oeste hasta desembocar en el Guadalquivir, junto Marmolejo, dejando a su paso los pueblos Torre Don Jimeno, donde tiene un puente, Villardompardo y Arjonilla, que también tiene sus puentes, además de otros cuatro, de los cuales,  el uno se halla en el camino que desde Arjona conduce a Jaén, otro en el que de la misma se dirige a Andujar a una legua, otro en la carretera de Cádiz, y otro en fin , próximo a la villa de Marmolejo, pasando por La Higuera de Andujar. (Pág. 40).

   Hay en el mismo diccionario otra descripción del río Salado de Arjona descripción que no coincide con la anterior, esta es la siguiente:

   Salado de Arjona, río de la provincia de Jaén, partido judicial de Martos, se forma de los manantiales de la Maleza y Torre D. García, término de Martos y de las aguas de la fuente mayor de Jamilena, que se reúnen poco antes de llegar a Torre D. Jimeno unidas ya, corren en dirección norte, regando varios trozos de tierra e impulsando algunos artefactos ; sale del partido por término de Escañuela, y entra en el de Andujar(provincia de Córdoba) dentro del cual, y en término de Marmolejo, se une al Guadalquivir (Tomado de la Pág.219)

Llanos del salado. Al horizonte, la unión del mencionado rio Salado y el Salaillo.
(Avistado desde el Este).
A la derecha de la fotografía podemos observar mejor la confluencia de ambos rios.
 (Avistado desde el Oeste).

   El terreno de bastante buena calidad, está dedicado todo él al cultivo de cereales, y por algunas partes se encuentra poblado de olivar; le atraviesan varios caminos que comunican con los pueblos circunvecinos, siendo casi todos practicables para las carretas, excepto en la estación de lluvias que no lo son por no estar arrecifados: se recibe la correspondencia de la estafeta de Andujar tres veces a la semana, despachándola de  esta villa para el mismo punto. Producciones: trigo y cebada en abundancia; escaña, garbanzos, habas, yeros, alverjones y aceite.
EL COMERCIO consiste en la exportación de trigo, cebada y aceite, que venden a dinero, importando vino, aguardiente, carnes y ropas de vestir; y no se conoce más industria que la agrícola y tres molinos harineros, con algunos artesanos.

POBLACIÓN: 170 vecinos, 685 almas
CAPACIDAD PRODUCTIVA: 1.888,324
CAPACIDAD IMPOSITIVA: 86,886
CONTRIBUTIVA: 42,479

EL PRESUPUESTO MUNICIPAL, ordinario, asciende a 10.019 reales, 12 maravedíes, y se cubre con 9.810 reales, 12 maravedíes de los fondos propios y el déficit por reparto entre los vecinos, celebra el 24 de junio de cada año la fiesta de San Juan Bautista que es bastante concurrida. Por privilegio del rey Don Alonso el Sabio, dado en Toledo a 20 de febrero de 1292, se confirió esta villa por aldea a la ciudad de Andujar, de cuya jurisdicción se eximió en el siglo XVII, habiendo pasado desde entonces a ser villa con jurisdicción independiente.
Fue concedida esta villa a la orden  de Calatrava cuyas armas tiene.
En el cuadro sinóptico por ayuntamientos, de lo concerniente a la población del partido judicial de Andujar, su estadística municipal y la que se refiere al remplazo del ejército, su riqueza imponible y las contribuciones que se pagan, aparece con los siguientes datos:
Higuera de Arjona: obispado al que pertenecen, Jaén.
Población: Vecinos 170, almas 685.

Estadística municipal:
Electores: contribuyentes 119, por capacidad 1, total 119, elegibles 111, alcalde 1, tenientes 1, regidores 4, sindico 1, suplentes 5.

Reemplazo del ejército. Jóvenes varones alistados:
de edad de 18 años 16, de edad de 19 años 6, de edad de 20 años 8, de edad de 21 años 8, de edad de 22 años 8, de edad de 23 años 9, de edad de 24 años 3. Total 58. Cupo de soldados correspondientes a una quinta de 25.000 hombres 1,5.

Riqueza imponible:
Territorial y pecuaria 75572.
Urbana 8213.
Industrial y comercial 3101.
Total 86886.

Contribuciones:
Por Ayuntamientos 42179.
Por vecino 219-30.
Por habitantes 62.
Tanto por ciento de la riqueza 48,89 (Pág. 39)”

(Tomado del Diccionario Geográfico-Estadístico- Histórico de España y sus posesiones de ultramar por Pascual Madoz. Madrid 1845-1850. Págs. 91 y 92.)
Fotografías del cauce del Salado a su paso por las cercanías de los cortijos de Santa Rita y Miguel López. 
(Yo nos gustaría ver este caudal de agua este presente año).

Una vez  recogido todo el texto de las páginas 91 y 92 y las referencias que hace al río Salado en otras dos páginas diferentes: una tomada en lo referente al Río Salado en la página de Arjona (Pág. 40) y otra la referencia al Salado de Arjona (Pág.219); haremos una breve reseña del libro de origen de este texto y de todo lo que supuso la elaboración de este magno Diccionario en 16 tomos de mil y pico páginas.

Tengo que aclarar que para los que hayan participado en alguna investigación histórica o antropológica, el diccionario Madoz será una herramienta conocida, pero para el resto es muy posible que esta sea la primera vez que oyen hablar de él.

Frontispicio del Diccionario Madoz 1845-1850

Su nombre completo, nada menos, es Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar y se trata de una obra enorme, gigantesca, publicada por Pascual Madoz entre 1846 y 1850 en 16 tomos de mil y pico páginas, a doble columna, espacio simple y cuerpo de letra ocho, cuando no es algo menor. O sea, un verdadero monstruo.

El contenido de la obra es la descripción detallada de todos los pueblos, aldeas, y hasta caseríos y cortijos de España, indicando con cuántos habitantes cuentan, qué se cultiva, que se puede cazar y pescar, cuales son sus fuentes, sus molinos, sus ruinas, monumentos, curiosidades históricas y hasta quién paga al cura o al alguacil. En muchos casos se describen también accidentes geográficos, como ríos, montes, cuevas y hasta algún bosque singular.

El fin último de esta obra estadística era el nacimiento de la primera Hacienda pública y la posterior desamortización eclesiástica, pero aún así no se limita a datos económicos sino que llega mucho más allá, convirtiéndose en una fuente inapreciable cuando se trata de conocer la historia de nuestros pueblos y nuestra tierra.














Traje de la época, 1848 y     Contrabandista de la época, 1848. Ilustraciones de Gustavo Doré






   El Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar es una magna obra publicada por Pascual Madoz entre 1846 y 1850. Compuesta por 16 volúmenes (Madrid, 1845–1850), analiza todas las poblaciones de España. Supuso en la época una mejora importante respecto al Diccionario geográfico y estadístico de España y Portugal, que había terminado de publicarse en 1829 por Sebastián Miñano.

   También conocido como «el Madoz», es una obra a la que según su propio autor, se dedicaron 15 años, 11 meses y 7 días de trabajos literarios. En esta tarea le ayudaron más de mil colaboradores y veinte corresponsales: «No soy yo el autor del Diccionario Geográfico, Estadístico e Histórico: esta gloria corresponde a tantos y tan distinguidos colaboradores que he tenido en todas las provincias y a los buenos amigos que han trabajado en las oficinas de mi redacción, cuyos nombres, los de aquellos y los de estos, figurarán con los de los corresponsales de Cuba, Puerto Rico y Filipinas en lugar oportuno; corresponde a todos los Gobiernos que se han sucedido desde 1836 hasta el día, porque todos sin distinción de colores políticos, han secundado noble y lealmente mis esfuerzos».

   Esta obra todavía es consultada por los historiadores, investigadores y arqueólogos, ya que contiene interesante información sobre ruinas, restos y posibles yacimientos arqueológicos con la descripción que en aquel entonces éstos presentaban.

   Breve biografía del autor:

PASCUAL MADOZ IBÁÑEZ (1806-1870)

   Nació en Pamplona el 17 de mayo de 1806, habiendo fallecido en Génova el 13 de diciembre de 1870 (precisamente formando parte de la Comisión que iba a acompañar a Amadeo de Saboya). Sus primeros estudios los hizo en Barbastro y luego en Zaragoza, donde recibió la licenciatura en Derecho. Participó en el movimiento liberal del Trienio constitucional, y habiendo concurrido a la defensa del castillo de Monzón contra las tropas de Angulema, fue hecho allí prisionero por algún tiempo. No pudiendo ejercer de Abogado por no tener la edad establecida en aquel momento, por algún tiempo estuvo en Francia, habiendo allí sido objeto de residencia forzosa. A la muerte de Fernando VII y al amparo de la Ley de Amnistía, regresó a España, pasando a residir en Barcelona, donde practicó la Abogacía junto con su hermano, pero también, en un primer momento, colaborando en la redacción de la parte que restaba del Diccionario Geográfico Universal; son también de este período la traducción y notas adicionales al libro Estadística de España, del estadístico francés Moreau de Jonnes, como su participación en el periódico de Barcelona El Catalán. Poco después entra en la vida política y tiene su primera misión al ser nombrado Juez de 1a. y, al propio tiempo, Gobernador del Valle de Aran, en aquel momento intervenida por facciones carlistas, a las que combatió, habiendo resultado gravemente herido en una escaramuza, ganando con todo ello popularidad; en 1836 fue elegido Diputado por la circunscripción de Lérida y con ella se trasladó a la Corte, iniciando, de una parte, una importante actividad política dentro del Partido Progresista, y de otra, emprendió la gran tarea del Diccionario Geográfico Estadístico de España, junto con la cartografía que hizo Claudio Coello. Los avatares políticos de aquel período son muchos, por lo que, por igual, fue sometido a prisión (que precisamente compartió con Cortina), teniendo que emigrar de nuevo a Francia. Con el triunfo de la Revolución de Julio del 54, de nuevo vuelve a Barcelona, en este caso como Gobernador Civil, realizando una labor que sería reconocida por todos. Pero en 1854 de nuevo lo encontramos en Madrid, primero, como Presidente del Congreso; luego, del 21 de enero de 1855 al 6 de junio siguiente, como Ministro de Hacienda, siendo precisamente en este mandato lo que en España se llevó adelante en la segunda desamortización que venía a completar lo que antes, en 1835, hiciera Mendizábal. En los últimos años del período isabelino, de nuevo tendrá Madoz que emigrar por algún tiempo, pero en 1868, en la conocida como "La Gloriosa", Madoz cobra una gran importancia, tanto en razón a que es nombrado Alcalde de Madrid como por haber sido autor de aquel manifiesto que conmovió la época. No pareciéndole muy conforme el modo con que el General Serrano, cabeza de la revolución, llevaba los asuntos públicos, se retiró de responsabilidades directas, aun cuando aprobando que fuera ofrecida la Corona a la Casa de Saboya; tal vez influenciado por Prim, que era gran amigo suyo, pasó a formar parte de aquella Comisión que formó el Congreso para traer al país a Amadeo de Saboya, siendo precisamente en la travesía a Génova cuando Madoz dejó de existir al poco de desembarcar en ella.

   D. Pascual Madoz fue uno de los pioneros de la estadística en España. Como tal es autor de este gran Diccionario geográfico, estadístico, histórico de España y sus posesiones de Ultramar y de la colección Universal de Causas Celebres, que se publicó en Madrid, entre  1845 y 1850, mas conocido a nivel popular como el Madoz. Esta importantísima obra, que constituye uno de los esfuerzos más grandes realizados hasta ese momento para llegar a recopilar información variada sobre toda España, tiene sus antecedentes en los proyectos enciclopedistas del siglo XVIII y en algunas obras españolas como el diccionario de la Real Academia de la Historia. Representa una obra única para conocer la sociedad española de aquel tiempo y, todavía en nuestros días, se sigue utilizando con frecuencia, de modo que en años recientes se han reeditado numerosos facsímiles del texto original.

 Bibliografía:
Madoz Pascual. Diccionario Geográfico Estadístico histórico 1845-1850 (edición facsímil, Valladolid: 1988).
Paredes Alonso, Francisco. Pascual Madoz 1805-1870. Libertad y progreso en la monarquía isabelina (Pamplona: 1982)
Rull Sabater, Alberto: Diccionario sucinto de Ministros de Hacienda (s. XIX-XX). 1991: Madrid. Instituto de Estudios Fiscales. Documento, 16. 168 pp.

Granada, 4 de Abril de 2012.
Pedro Galán Galán.

PREGON S.SANTA 2012

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PREGÓN DE SEMANA SANTA LAHIGUERA.  

CAMINO DE PENITENCIA CON JESÚS, POR LAS CALLES LAHIGUERA
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Sebastián Berdonces Lara

24/03/2012

1.    Saludo.
     Rvdo. Sr. Cura Párroco, Sr. Alcalde de esta villa, Sra. Juez de Paz, Sr. Presidente de la Agrupación parroquial de hermandades y Cofradías, Sr. Presidente de la Agrupación de hermandades de la ciudad de Jaén,  Hermanos cofrades, queridos amigos todos.
      Antes de iniciar este Pregón, quiero expresar el agradecimiento más sincero por haber sido designado para pregonar nuestra Semana Santa, aunque pensé que tal designación había sido un tanto inmerecida. 
      Cuando hace unos meses Carmelo, me llamó por teléfono, me sentí sorprendido, al mismo tiempo que alagado; porque este pueblo, esta mi gente, a la que tanto quiero, de nuevo, se había a cordado de mí.
      Aunque inmediatamente, también brotó en mi la sospecha si realmente sería capaz de estar a la altura de las circunstancias. Si sería capaz de no rebajar el listón del pregón del pasado año, el pregón que  Carlos García, con tanto empeño e interés, me consta que pronunció en la Semana Santa de dos mil once, vaya hacía él también mi más sincero reconocimiento.
      En seguida confié y pensé, que  El mismo de quien yo iba a hablar, me ayudaría, que el Señor de la Capilla, ese Cristo clavado en el madero, el eje central de la redención, y su Madre, la Virgen de los Dolores, iluminarían mi mente y pondrían  las palabras necesarias en mi boca. Por eso yo con las mismas palabras del profeta Jeremías no podía sino decir, “Mira Señor yo no sé hablar”. Y de nuevo, sentí la fuerza que tantas veces he notado en mi corazón, las mismas que sintió el profeta, “No temas yo estoy contigo”, no me cabe duda que era la serena y profunda voz del Señor.



2.    EL PREGÓN
     Por eso estoy aquí hoy delante de vosotros, por eso todas estas sensaciones se transformaron, en seguida, en una gran ilusión por hacer este pregón de la Semana Santa de mi pueblo, un pueblo pequeño, quizás perdido en muchos mapas, quizás escondido como los grandes tesoros. Me ilusionaba, también, ser el pregonero de una Semana Santa sencilla, sin  lujos ni despilfarros.

     Y, como se trataba de pregonar la Semana Santa, en seguida, junto con estos sentimientos, brotó en mi memoria un recuerdo de mi infancia en Lahiguera: los pregoneros de la Semana Santa, los pregones de la “madrugá”.
     Tenemos la suerte desde los albores de la historia de nuestro pueblo, que es también del cristianismo en Lahiguera, de escuchar, todas las primaveras a  los pregoneros, que todos los Viernes Santos anuncian en voz de ángel confortador, en voz de Pilatos, la solemne pasión. Pensé que eso era lo que se me pedía que hiciera yo: que avisara a mis paisanos que nos disponemos a comenzar la semana más importante para los cristianos, la semana en que conmemoramos la muerte y resurrección de Jesús, que anunciara a todos que nos tenemos que preparar para recordar, celebrar y vivir la liberación que Cristo nos trajo con su muerte y resurrección.
     Sentí que para ello nada mejor que abrir mi corazón y dejar que fluyeran mis recuerdos y mis sentimientos porque así mis palabras, si no bonitas, resultarán, al menos, sinceras. Tendrían la siempre inestimable fuerza que arrastra el ser veraz contador de lo que ha visto y oído, que  eso es ser el pregonero.
      Hoy, quiero unirme al homenaje, que este año la agrupación de hermandades de pasión ha querido tributarle a Juan Barragán Morales. Es  un merecidísimo homenaje  y recuerdo a este hombre que trabajó en la semana santa de Lahiguera y que prematuramente terminó su recorrido en este mundo.  Sirva este sencillo pregón como reconocimiento a un buen hermano cofrade, a él se lo ofrezco, él quién ayudó y mucho, para que la llama de la devoción en la  Semana Santa de Lahiguera siguiera ardiendo y  no se apagara, así ha podido continuar. Momentos difíciles para las hermandades le tocaron vivir, momentos de confusión y tal vez hasta desánimo, parecía que la vacilante llama se apagaba. En esa situación mayor fue el mérito de los que supieron, como Juan, esperar y gracias a él y a otros pocos, aquella luz no se apagó, el pabilo vacilante continuó encendido y reavivado, gracias a sus esfuerzos  ha llegado hasta nosotros, hoy, rejuvenecida en todo,  tanto en quienes la componen, como en las nueva formas que se han adoptado; recuperando incluso antiguas tradiciones, luciendo otras nuevas y resplandecientes, es como  se nos presenta hoy, en el año dos mil doce de Nuestro Señor Jesucristo.




3.    Domingo de Ramos
     Mis recuerdos dan también, un salto de “dos días” y me veo, con otros niños,  en una mañana luminosa de domingo, muy contentos porque estrenábamos las primeras ropas primaverales que con tanto mimo nuestras madres nos habían preparado para ese día.
     Mi Semana Santa de recuerdos infantiles tiene: olores a primavera jazmín y azahar, colores de pasión y triunfo, y sobre todo sabor-sabores a los dulces típicos de estas fechas y a esa enjundiosa bebida que es el resol, sabores a interioridad, a vivienda, a ¡verdad!.
     Y los niños estábamos también felices y con mucha curiosidad porque ese día, el domingo de Ramos en la Iglesia se celebraban unos ritos especiales. Ritos que para los monaguillos comenzaba ya la víspera, con todos los preparativos de las palmas, el incienso, el agua bendita…todo para el Domingo de  Ramos .
     El Domingo de Ramos veíamos a nuestros mayores, a los hombres, con sus palmas, exóticas en estas tierras, en dos filas en la procesión, saliendo por una puerta del templo, la que da a la Cuesta de los Caballos y entrando por la otra , que es la que siempre permanecía abierta, mientras que toda la chiquillería caminábamos delante satisfechos, con nuestras ramas de los olivos recién cortados. 
     La tradición de salir del templo de arriba, vendría mucho después, yo humildemente contribuí hacerlo así, fue la Semana Santa de 1988, cuando se comenzó esta bonita tradición de la mañana del domingo de Ramos.
Y casi veíamos también, en nuestra imaginación, a Jesús a lomos de una de aquellas borriquillas que acostumbrábamos a ver pasar por las calles del pueblo que al igual que en sus humildes lomos traían al jornalero del campo, ahora portaban a Jesús, el Mesías.
      ¡Qué maravilloso contraste en la imaginación de un niño!. Caminábamos contentos por esa nueva Jerusalén, en que de súbito, se había convertido Lahiguera aclamando a Jesús, que entraba triunfante, como al Hijo de David, al que venía en nombre del Señor. Y todo el pueblo, los árboles en flor, los campos verdes, las casas recién blanqueadas, parecía que se habían engalanado, con la belleza de la primavera recién estrenada, adentrándonos en el mismo Jerusalén, para ser el gran escenario en que recibíamos triunfalmente a nuestro Maestro, el Rey de los judíos.

4.    Jesús, el Nazareno.
     Mi imaginación, mi pensamiento veloz, voló a esa pequeña pero tan valiosa iglesia que tantos misterios esconde dentro de sus muros, antigua   parroquia primero de la Natividad, después de la Consolación, sello indiscutible de la honda fe de los higereños, piedras que son testigos, desde los mismos albores de la historia de este pueblo, de nuestros mayores que rezaron en ella, antorcha encendida donde, desde lo más alto de la noble villa,  luce  el signo de la fe .
     Allí, en ese privilegiado lugar ahora en tan necesaria y acertada restauración, me he encontrado con Jesús, Jesús el Nazareno con la cruz a cuestas.
     Allí esta Jesús, treinta y tantos años después de su nacimiento, Jesús, después de su corta pero intensa vida Pública, dedicada a señalarnos el verdadero camino hacia el Padre, a través del amor a los demás, Jesús se encuentra en el Gólgota, en lo más alto del pueblo, el Gólgota, tras los continuos sufrimientos de la Pasión: azotes, burlas, negaciones, traiciones, abandonos, que hicieron a Cristo sudar sangre en Getsemaní e implorar: “Padre, si es posible pase de Mí este Cáliz, pero que no se haga mi voluntad sino la tuya”.
     Cada año, cuando estoy aquí y cuando no también, recuerdo los pregones, me acuerdo de la primera vez que los escuché, a penas si tenía cinco años, subí, cuando los pregones eran aun en la noche, en la “madruga” del viernes santo, allí subía cogido de la mano de mi abuelo Manuel.
      En ese momento, momento  de agonía, estalla la rota voz del pregonero, que en la noche de Getsemaní a Jesús conforta.

 “Toma este cáliz y bebe
que la Majestad suprema
 del Altísimo Señor que es quien
todo lo ordena, me envía
que te conforte con tan
superiores fuerzas…
Para entrar a padecer
y así es preciso que mueras
para borrar el pecado
 de Adán y su descendencia…”

     El Ángel del Señor lo conforta, la noche ha sido larga, muy larga y triste. La oscuridad, el mal y el dolor parecen caminar juntos. Esperaron que amaneciera, así  lo dice el Evangelio según San Mateo :
 “Cuando se hizo de día, todos los jefes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo tomaron la decisión de matar a Jesús. Lo llevaron atado y se lo entregaron a Pilatos, el gobernador” (Mt 27,1-2)
     Pilatos, se siente solo, acorralado, es la última trampa que le han preparado aquellos que no saben cómo eliminarlo, ahora han preparado una nueva y definitiva trampa, esta nueva treta se llama Jesús, el nazareno.
Quiere librarlo el Pretor, pero no sabe cómo, tal vez su poder no es tal y sencillamente no puede.
     Canta de nuevo el pregonero en la mañana del viernes santo higuereño:

“Dime tú, Jesús, qué has hecho
Que estas gentes te condena
y piden que te sentencie
a la muerte más cruenta...”

     Pilatos comenzó a tener verdadero miedo y pensó en acabar cuanto antes, pero no quería ceder a la multitud. Se volvió a los guardias y mandó soltar a Barrabás y azotar a Jesús, con la esperanza de que cuando vieran a Jesús azotado se apiadarían de él.
     Y así llega la hora del gran carnaval de sangre y el gobernador se retira...
     Silbó el cuero en el aire. Él había dicho: Amad a los que os odian... Sintió la quemadura del primer latigazo y su carne se contrajo dolorida. Había predicado: Haced bien a los que os maldicen.
     Sus ojos borrosos no podían ver la sangre que resbalaba ya de sus pies al suelo. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Un nuevo golpe venía a borrar las fronteras del consuelo.
     Cedieron sus rodillas y su cabeza se golpeó con la columna al caer. Hicieron girar su cuerpo para que  siguiera ofreciendo la espalda a los látigos. Ahora no medían los golpes y éstos herían sus piernas, sus muslos, su cintura. Esta es mi sangre que se entrega por vosotros.
    Así recoge esta escena, el canto del pregonero

“Escribas y fariseos
que es la porción más proterva,
piden para ti una cruz.
Y que azotado en ella seas…
Yo conozco tu inocencia,
pero no puedo obtener
calmarlos de otra manera
que sentenciándote a azotes,
con rigor y con violencia,
que esta judería plebe
de tu sangre está sedienta.
Mando te saquen al patio,
 a la pública vergüenza ,
a una columna te amarren
y,  azotado, en ella seas,
por mano de seis verdugos
con rigor y con fiereza…”

     Pilatos, atrapado por la turba decide, después de azotar a Jesús ejecutarlo, el canto apacible aunque tajante, el relato sensato aunque tremendo del segundo pregón, ahora se torna altivo, autoritario, último peldaño en la escalada del dolor, ya es determinante. Pilatos firma el edicto de muerte, como legitimo representante de Tiberio, el emperador romano. También en nuestra Semana Santa, se ha quedado grabado.

“Yo Poncio Pilatos que presido
La inferior Galilea y su partido,
por el emperador Tiberio en quién
reside el gobierno de Jerusalén.
Estando en mi palacio y tribunal,
doy sentencia de muerte y capital
contra Jesús llamado nazareno,
por alborotador de este terreno,
hombre sedicioso y malhechor,
mágico, hechicero y encantador,
que pretende y piensa hacerse rey
hijo de Dios, autor de nueva ley…
Mando que sus infamias por entero
las haga públicas un pregonero,
pesada cruz ha de llevar a cuestas,
al cuello sogas y cadenas puestas,
saldrá a demás entre dos ladrones
para que más resalten sus baldones…
Subirá al monte del Calvario
Y allí morirá por temerario
Los ladrones al uno y  otro lado
para ser entre los inicuos reputado…”



     Se presiente el ambiente. Ya llegó el momento esperado, es la hora de salir Jesús. Se abre la puerta y el estandarte sale a la calle. Por un momento se hace el silencio y empiezan a salir los nazarenos. Jesús está cerca. ¿Cuántos pensamientos debajo de cada caperuza, dentro del corazó? ¿Cuántos diálogos directos con Dios?. ¿Cuánto me ayudaste en aquel momento? ¿Cómo me iluminaste el camino?. Es como si cada uno estuviera sólo delante de su imagen. Nos olvidamos de la persona con la que charlábamos y entramos en éxtasis con el Señor y entre el nerviosismo de los hermanos-costaleros que luchan por sacar el paso de forma milagrosa, se hace un silencio espeso, hondo, impresionante: un silencio que tiene cuerpo y volumen, peso y medida; que se podría amasar y darle figura y así... Jesús sale a la calle.

Silencios y murmullos
Unidos a compás de duelo
Esperan con impaciencia
Ante las puertas del  antiguo templo
La Cruz parroquial señala
Que un nuevo Calvario espera
Para que el hijo de Dios
Cumpla su eterna promesa
Más despacio costalero
Baja tu rodilla a tierra
Que no le roce en su rostro
Ni el frío, ni las tinieblas.
Tan sólo una saeta
Quisiera llevarte Jesús
Para aliviar el dolor
de verte cargar la Cruz.
Tan sólo una saeta
quisiera sentir un día,
para acercarme al dolor
que tu sentiste en vida.
Tan sólo una saeta
quisiera llevarte un día,
para aliviar tu Dolor,
para que marques mi vida.

     Y escucho entre el murmullo las palabras del Nazareno:
     Y tú higuereño ¿Cómo me quieres? ¿En el agobio del Viernes Santo? ¿O en la calma de su capilla? Y tú higuereño ¿Cómo me  quieres ? ¿En la masificación de la carrera el domingo de Resurrección, con mi madre y el discípulo amado? ¿O en el acto acogedor de la Novena al Señor de la Capilla?
     Y Tú higuereño ¿Cómo me quieres ? ¿En el agobio de mi paso por las calles de Lahiguera o una soleada mañana que subes y entras a visitarme en el antiguo templo, donde siempre te espero?
     Y Tú higuereño ¿Cómo me quieres ? ¿Cuando Él te busco por la calle o cuando tú vienes a buscarme? Yo siempre te escucho, tú bien lo sabes. Mientras tanto ya comienza la salida del Nazareno.
     Me faltan tantos, entre los higuereños, atino escuchar. Me faltan tantos hijos que se han ido, tantos hermanos que no se quieren, tantos padres que se olvidan de sus responsabilidades. Me faltan tantas madres con un corazón limpio para amar y seguir siempre como la mía al lado de sus hijos.
     Quisiera decirle a todos los higuereños en este Viernes Santo que donde yo voy vosotros me seguís, que muchos que aquí estaban ya gozan conmigo en la gloria de la resurrección. Y así quiero consolar sobre todo a las madres como consolé a la mía, a los padres a los esposos y esposas que perdieron a su ser más querido, porque hoy no es el día de la inevitable muerte, hoy es el día de la cruz, del dolor, camino por el que se llega al  triunfo y se encuentra  la gloria.
     Es el  momento de la salida, cada año y hasta que Dios así lo quiera repetimos los mismos rituales. Acudimos a los pregones del Viernes Santo de mañana. Y después el Señor en la calle.
      Hoy  Jesús va a pasar por la las calles de nuestro pueblo, calle Iglesia, Blas Otero, Federico García Lorca (La Cuesta de los caballos), solemne paso por el templo parroquial, abierto paso por la Gran Vía, Jacinto Benavente, Ayuntamiento, Avenida de Andalucía, silenciosa calle de Jaén y llega a la calle Nueva, apoteósica entrada, lento recorrido.
      Es emocionante ver fotografías antiguas con el Nazareno por la calle Nueva, rodeado de una multitud que lo envuelve, sin que apenas se aprecie la presencia del paso. Parece que es la misma multitud quien lo lleva, el pueblo que lo ama, convertido en cirineo colectivo, quien lo levanta en volandas. Pero es más emocionante aun verlo, es increíblemente emocionante recordarlo, viva imagen de mi imaginación de niño.
     Le dice la nieta a su abuela, en la calle Nueva: “Abuela, asómate  que va a pasar ya Jesús” y ella le contesta: “No hija yo lo veo desde la puerta y desde el quicio casi a escondidas se asomaba a ver a Jesús. Su promesa era la de no ir, ese era su penitencia y su sacrificio, y ¡Qué sacrificio!, porque su marido está enfermo y si él no podía salir pensaba que ella tampoco podía tener la dicha de ver a Jesús. ¿Te parece poco sacrificio tu dedicación de por vida al hombre que quieres?. ¿Al hijo que no olvidas porque ha muerto, allí en tu casa, en esa misma calle que le vio nacer?

Mujer valiente
Honesta y trabajadora
Al servicio de su familia
A la que ella tanto adora.
Luchando por sus hijos y nietos
Siempre velando por su marido
Al igual que María
Cuidaba de su hijo
La constancia es tu virtud
y la paciencia tu tesoro
y yo solo te deseo
que sigas siendo costalera.
Costalera, mujer costalera
Costalera de San Juan,
Costalera de amor hacia nosotros
costalera de amor con tu marido
costalera de fe en Dios
y costalera ...del Señor .
Costalera, costalera  higuereña.

     Y desde aquí quiero homenajear a todas aquellas personas que se entregan de por vida a una labor muy valiente: cuidar de sus mayores. Cuidar de los enfermos y de los mayores. Cuidarlos con amor, cuidarlos con alegría, cuidarlos con cariño, cuidarlos con paciencia, cuidarlos con templanza, cuidarlos con entereza porque no hay mayor herencia que estar junto a ellos hasta sus últimos días. Ahora que en estos días, me toca vivirlo de una manera directa.
     Calle Ramón y Cajal, Calle Real, camino del Calvario, Calvario de Jerusalén,  aquí en el centro, allí a las afueras de la ciudad.

     Mi buen Jesús el Nazareno en su agotamiento y sufrimiento camina resignado con la fuerza campesina de simón de Cirene que le ayuda a portar la cruz, la cruz de cada día, mi cruz, Señor, mi cruz.  Y en ella, la mujer, las mujeres de mi pueblo que sufren, se ve el ejemplo vivo de la frase del maestro “Toma tu cruz y sígueme” ella vive abrazada a su cruz, ama su cruz y lo transmite en el semblante de su cara.

5.    Jesús se encuentra con su madre y con el discípulo amado.


El peso del madero te derriba
El peso del madero te detiene
¡Ayudad al preso grita alguien!
Y llaman a Simón el de Cirene.
Y así llegas al “cerrillo”
En la esquina está tu madre, dolorida.
Te ve pasar, sangrado, desvalido.
Su corazón estalla en un gemido
Y su alma, de amor llora vencido.
Ella siempre junto con discípulo amado,
Consuélate madre, aquí nos tiene;
Nuestras culpas hoy lloramos con tristeza.
Te entregamos lo que es nuestra pobreza
Y la promesa de ser tus hijo fieles.

     Amargo caminar por la Vía Dolorosa con la Cruz a cuestas, la llegada al Calvario y su Crucifixión entre dos malhechores.
     A la hora Tercia de aquel primer Viernes Santo de la Historia, Cristo lanzo aquellas profundas palabras de: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” y expiró. Con su Muerte, Jesús completaba su paso por la Tierra. La Sangre de Cristo había redimido al hombre. Y allí, junto a la Cruz, sólo estaban representados y, a través del cual, Cristo nos legó la grandeza de ser hijos de su propia Madre. Junto a ellos, muy poquitos más y muy asustados por los acontecimientos. ¡ Qué escena más triste!

     Pero ahí también, en el paso, estamos representados nosotros, cuerpo místico de Cristo. Porque también nosotros, hombre, hoy - mientras dure nuestro camino por la tierra -  sujetos a la dura servidumbre de la naturaleza, con la debilidad y las limitaciones de nuestra condición humana; hombres con los pies llagados; empapados del sudor del esfuerzo; con hambre a veces; compañeros del dolor siempre; hombres con la miseria y la flaqueza y la fragilidad y las lágrimas de nuestra humanidad..., estamos llamados también, como miembros de Cristo, a participar algún día de su divinidad, estamos llamados a subir con él a una gloria luminosa, arriba, sobre los cielos..

Llévala con mucho amor,
cuídala por el camino
porque llevas una flor,
hermosa, de olor divino.
¡Costaleros de la Virgen!,
llevadla con mucho esmero,
porque su pena la ahoga
y necesita consuelo.
Porque va siguiendo a su Hijo,
porque se acerca a su Hora
y no conviene a una Madre
estar en la Cruz tan sola.
Por eso con ella va Juan,
Sosteniéndola en su regazo,
Él le anuncia que ha visto al maestro.
Singular reverencia a la madre,
Sincero encuentro en el abrazo.
Música, aplausos, azul de cielo.
Triunfo tras el calvario,
Olvido del dolor, cruz de realeza
Y en las moradas del cielo,
cuando la mañana es más quieta,
gozará para siempre con ella
 y de su maternal entereza.

     Viernes Santo de mañana, rayando el alba -¡hace décadas que no ocurre así!-, Jesús llega en radical soledad a El Cerrillo . Va a tener lugar “la carrera”, “el paso” o “el encuentro”, tres formas de llamar a este cuarto pregón. Debo recordar que con el nombre de “el paso” se conocen otros pueblos jiennenses la pieza cantada en la que María se dirige a Jesús con la cruz a cuestas. Es también “el encuentro” que sin diálogo y en movimiento no hay parroquia que no recurra a representar en la lonja de la iglesia. En Lahiguera la liturgia procesional se torna ferviente espectáculo: las imágenes de María y de san Juan Evangelista, tras subasta de las andas entre devotos y protocolos de cortesía reverencial –plenos de colorido-, emprenden veloz “carrera” hasta encontrarse con Jesús. La devoción contenida brota entre la feligresía. La devoción no estalla en júbilo hasta ver a las imágenes frente al Nazareno elevadas al cielo y sin menoscabo. No dudo que tiempo atrás, y antes de continuar la procesión hasta el “palacio tribunal”, tuviera lugar el cuarto pregón cantado. Esta puede ser la justificación por la cual los vecinos emplean “el paso” para denominar lo que es “la carrera”.
     La Virgen sintió en ese momento el calor de todos los que le estábamos rodeando y San Juan le decía: “lo ves María, como tu pueblo no te ha abandonado”. Y María pensaba, sí pero lo que yo quiero es que no abandonen a mi hijo porque qué Madre no piensa que a Ella lo que sea pero que a su Hijo no tocarlo y a Ella no se le quita la pena de ver a su hijo que va hacia el Calvario.

Y San Juan
Sobre su mano pondrá
pañuelo de blanca seda
para que enjugue su llanto
y calme su amarga pena.
Y la bendita Señora,
olvidando sus pesares,
se pasea por su pueblo
entre rezos y cantares.
La ilusión se hizo sueño,
y los sueños Esperanzas,
y la Esperanza colmó de amores
a todos los que cantaban
Y la Virgen nos contempla,
con su carita de joven hebrea,
risueña vuelve al templo,
con el alma conquistada.

     Sigue la procesión, camino del antiguo templo. Triste descendimiento, cansancio en los rostros, lento caminar; calle de la Amargura, como en la otra Jerusalén; calle de Canalejas,  camino del sepulcro,  empinada subida por la calle Campanario y de nuevo, ahora ya tocando a duelo, nos recibe la chirriante puerta, que se abre para que entre el rey de la gloria, con su madre María Santísima de los dolores. Dolor de la mujer, soledad de la valiente mujer que sigue acompañada por Juan,  el buen discípulo del amado Maestro.
     Y se oye el Silencio. La soledad. El Silencio se ve. En un mundo que silencia a Dios, Lahiguera oye su silencio, cuando lo ve avanzar ya muerto, rostro aceitunado, muerto en el sepulcro nuevo, al atardecer, triste atardecer de la víspera del sábado.
      Y es que el Cristo del Silencio escribe derecho con los renglones torcidos de Dios. Un crucificado lleva la desnuda espada del más caballeresco lance de amor, un crucificado en trance de muerte, es quien hace explotar mi alma y decirle:

“No me mueve mi Dios para quererte
El cielo que me tienes prometido…
Tú me mueves, Señor,
muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte…”

     Parecen versos escritos para ese Cristo en al cruz que serenamente ha entregado su espíritu. Cristo de Lahiguera, recuerdo tal vez de la reconquista, la batalla más grande que hubo en la Lahiguera, que fue pronto conquistada por el rey santo; un duelo a última sangre para defender el honor inmaculado de la Virgen de la Consolación, Orden de Calatrava.
     Ahora, es ya la tarde del viernes santo, ocre del Cristo muerto, el buen Jesús ya exánime, que muere por su pueblo.
     El silencio y el Santo entierro de Jesús, en su entierro está el de todos los cristianos que han venido después, los que llegan por la edad caduca y aquellos otros entierros que llamamos “injustos”, entierros por los que queremos pedirle incluso cuentas a Dios, el buen Dios que permitió la muerte de su hijo cuando a penas si había pasado los treinta años.

(Fotografía: José Pascual -2012).

     En el domingo de amor, domingo de gloria, el oprobio de la cruz se convierte en triunfo. Vuelve a trazarse el mismo recorrido procesional del viernes de dolor. Se repite la estación de Jesús Resucitado en El Cerrillo, y tras subasta y protocolos ocurre “la carrera” de María hacia el encuentro de su hijo resucitado, con su recuperado. En este día, san Juan tampoco ha abandonado a la Madre del Maestro. Los pregones de la madrugada del Viernes Santo se cierran teñidos de azul de resurrección inigualable.
     Estoy seguro que a Juanito, con la fuerza y vitalidad de otro tiempo, se le abrieron las puertas del cielo de par en par, al paisano, y ha entrado corriendo, a todo correr por ellas, envuelto en el azul manto de María, como antaño, cuando lo hacía cada mañana de domingo de resurrección, en la clara mañana de primavera, de la eterna primavera de la vida eterna.

6.    Final
     Porque considero que la Semana Santa en Lahiguera se vive con los sentidos. Entra en nuestra alma y despierta un sentimiento, ese sentido especial para Lahiguera no es otro que el deseo, el deseo de que comience cuanto antes. Deseo de recorrer un año más los distintos pasos de Jesús, María y San Juan.
      Deseo para vosotros cofrades que pongáis cuanto antes vuestro corazón a Jesús, el Maestro bueno y vuestro esfuerzo en manos de las respectivas hermandades. Deseo de llevar a hombros a nuestras devociones. Deseo, en definitiva, de vivir intensamente estos días que ya vienen.
     Me siento ya impaciente y emocionado al ver, mejor dicho al oír  el pregón de los pregones, que viene pregonando “¡y eso si que es un pregón! el pregón de la Vigilia Pascual:

“Exulten por fin los coros de los ángeles,
Alégrense las jerarquías del cielo
y por la victoria de Rey tan poderoso
 que las trompetas anuncien la salvación…
Alégrese también nuestra madre la Iglesia,
revestida de luz tan brillante;
resuene este templo con las aclamaciones del pueblo…
Porque éstas son las fiestas de Pascua,
en las que se inmola el verdadero Cordero,
cuya sangre consagra las puertas de los fieles…
Ésta es la noche
en que sacaste de Egipto
a los israelitas, nuestros padres,
y los hiciste pasar a pie el mar Rojo.
Ésta es la noche
en que la columna de fuego
esclareció las tinieblas del pecado.
Ésta es la noche
en que, por toda la tierra,
los que confiesan su fe en Cristo
son arrancados de los vicios del mundo
y de la oscuridad del pecado,
son restituidos a la gracia
y son agregados a los santos.
Ésta es la noche
en que, rotas las cadenas de la muerte,
Cristo asciende victorioso del abismo.
¿De qué nos serviría haber nacido
si no hubiéramos sido rescatados?...”

     Hoy he hecho un viaje,  un viaje en el tiempo. He vuelto a ser el feliz niño que fui. Y hoy de nuevo, como antaño, los hermanos mayores, los cofrades, los costaleros, todos y cada uno, sin pedir nada a cambio, ponen todo su esfuerzo y cariño para que año tras año  veamos de nuevo las imágenes en la calle.  Para que la Semana Santa de Lahiguera no sea sino la fiel correspondencia entre lo que se celebra en estos días en el templo y lo que después se traslada a las calles.
     Debemos retomar el auténtico sentido de estos días y todos nosotros, como pregoneros, al igual que dice San Pablo en su primera  Carta a los Corintios, debemos proclamar, el mensaje de Jesús.
     Todo ello hace, en definitiva, que la Semana Santa sea nuestra Semana Mayor, días especiales en que todos queremos estar aquí porque, por alguna atávica razón, es cuando más higuereños nos sentimos.
Y para terminar permitidme lo haga con estos versos:

Semana Santa en Lahiguera!
¡Venidla fieles, a ver!
Aquí, en este lugar se sueña
De nuevo con Jerusalén …
Y en ella una emoción rara
Se junta a la de la Fe.
No hay en su imaginería,
singular menester
ni sus pasos fueron tallados
por anónimo cincel.
Pero tienen el prestigio
de una rancia vetustez
que los envuelve en leyenda
y en histórico interés.
Pregoneros que anuncian
trágico amanecer.
Pasión, dolor y muerte
de Jesús de Nazaret,
dolor que enmudece con la gloria,
triunfo del resucitado,
domingo de amor
encuentro con Juan y María,
virgen del manto azul
que en el aire anuncia la alegría
de la madre llena de luz.
De nuevo, otra vez
¡Semana Santa en Lahiguera!
¡Venidla fieles a ver!

He dicho.

Nuestras Virgenes.

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LA VIRGEN DE LOS DOLORES DE LAHIGUERA Y LA VIRGEN DE LA CABEZA DEL SANTUARIO DE SIERRA MORENA, SON OBRA DE JOSÉ NAVAS PAREJO

     En 1944 José Navas Parejo recibió el encargo de la Dirección General de Regiones Devastadas para tallar la actual Virgen de la Cabeza del Santuario del Cabezo, las andas en las que anualmente se procesiona la Virgen y un retablo de ocho metros.¿Quién nos iba a decir a los higuereños que veneraríamos dos imágenes salidas de las mismas manos, tan queridas para todos nosotros, como son La Virgen de los Dolores y La Virgen de la Cabeza del Santuario?

     En 1944, la Dirección General de Regiones Devastadas, mediante el arquitecto Francisco Prieto Moreno, le hace un triple encargo al maestro para la reconstrucción del santuario de Nuestra Señora de la Cabeza en Andujar:
- Un retablo de ocho metros.
- Una nueva imagen de la Virgen, desaparecida durante el asedio al Cerro del Cabezo por parte de las tropas republicanas.
- Unas andas-trono para el día de la Romería.
Estos trabajos fueron muy elogiados por los promotores de la rehabilitación del santuario.

     El Santuario se construyó finalmente entre 1287 y 1304 en el Cerro del Cabezo. Fuertemente reformado a finales del siglo XVI. Durante la Guerra Civil Española fue el refugio de los nacionales (que en la provincia de Jaén no secundaron el alzamiento), donde 200 guardias civiles de la provincia y sus familias resistieron durante más de un año al asedio de los republicanos.
El resultado final de la resistencia del Santuario fue su reducción a escombros, la pérdida de su riqueza artística y de la imagen primitiva de la Virgen de la Cabeza. Los hechos se llevaron al cine en 1949: “El Santuario no se rinde”, una de las películas que se crearon para la promoción del Régimen.
La Virgen de la Cabeza de José Navas Parejo visita Lahiguera año 2009

Imagen de la Virgen de la Cabeza en el Santuario, obra de José Navas Parejo. (Foto de Francisco-José Pérez Cortijos)
     La iconografía que presenta la actual Imagen, que hiciera José Navas Parejo en 1944 tras la desaparición de la antigua, es la de Madre y Señora sentada sobre un pequeño sitial sin respaldo, sosteniendo al Niño Dios en su brazo izquierdo y ofreciendo un pequeño fruto rojizo, interpretado por el pueblo como un madroño dada la abundancia de este fruto en Sierra Morena.

     La Imagen de María viste túnica carmesí ceñida con un pequeño cíngulo o efed de líneas verticales, al gusto hebreo, manto azul estofado en oro, en alusión a la Encarnación y a su Inmaculada Concepción y tocado blanco que deja ver el cabello moreno que le cae sobre los hombros. El Niño viste túnica clara como redentor del género humano y porta en su mano izquierda una esfera dorada al tiempo que con la derecha nos muestra a su Madre.
     Con motivo de la conmemoración anual de la aparición, el 12 de Agosto, los fieles pueden contemplar la talla de la Imagen coronada y cubierta tan sólo por su manto de reina. Destaca sobremanera en ambas figuras, y prenda el corazón de sus devotos cofrades, el color moreno de su piel, que le ha dado el nombre cariñoso con el que todos la llaman: “La Morenita”.
     La Romería se viene celebrando desde la primera mitad del siglo XIII el último domingo del mes de abril, y es anterior a todas las que se celebran en España. La Romería de la Virgen de la Cabeza, se desarrolla en plena Sierra Morena frontera entre Andalucía y Castilla -La Mancha, y que constituye una impresionante manifestación de fervor mariano, adornada con el colorido de los estandartes y banderas de cada una de las Cofradías que vienen de toda España...

     La Santísima Virgen de la Cabeza es una advocación mariana venerada en la Basílica de Nuestra Señora de la Cabeza. Es la patrona de Andújar por bula del Papa San Pío X el 18 de marzo de 1909 y de la Diócesis de Jaén por bula del Papa Juan XXIII el 27 de noviembre de 1959. En 2009, durante la celebración de su Año Jubilar, el Papa Benedicto XVI la condecoró con la Rosa de Oro, "singular privilegio" con el que el Papa reconoce su patronazgo sobre la Diócesis de Jaén, la profunda devoción con la que es venerada y la amplia historia de su romería, la más antigua del país. Le fue impuesta por el Obispo de Jaén, Don Ramón del Hoyo López, el día 22 de noviembre de 2009 en la Santa Iglesia Catedral de Jaén. Es la primera Virgen de España que la recibe. En la Rosa de Oro hay una inscripción en latín:
«Benedicto XVI. Rosa de Oro. Para la imagen de la Bienaventurada Virgen María de la Cabeza, Patrona Celestial de la Diócesis de Jaén. Concesión benignísima. 22 de noviembre de 2009».


     La Romería de la Virgen de la Cabeza es la más antigua de las conocidas de España . La tradición popular iliturgitana siempre ha mantenido que la Cofradía se fundó en el momento de la aparición de la Imagen, en 1227.
     Para Terrones Robles (1657), a los pocos días de aparecerse la Santa Imagen, se erigió y fundó una Cofradía en su nombre y advocación y en la que entraron por cofrades casi todos los vecinos de la ciudad. De la misma opinión es Salcedo Olid (1677), coetáneo de Terrones Robles y primer historiador de Ntra. Sra. de la Cabeza, quien afirma además, que la Cofradía Iliturgitana tuvo su base y fundamento en la comisión de vecinos, nombrada por el Consejo local, para traer la milagrosa imagen a Andújar y añade, que desde entonces esta comisión se encargó de la administración de la fiesta y de su Santuario, ocupando estos cargos directivos caballeros de cualquier linaje.
     En cambio, Torres Laguna (1961), si bien apunta en esta misma dirección en cuanto a la antigüedad de la Cofradía, considera que su origen estaba en la Cofradía de Caballeros Hijosdalgos de Andújar fundada en 1245, a pesar de que sus estatutos decían que no se podía admitir a quienes no fueran del estado noble, lo que contradice lo afirmado anteriormente. Es muy posible que la Cofradía de Hijosdalgos fuese distinta de la de Ntra. Sra. de la Cabeza, por tanto ésta se había originado pues antes de 1245 al ser la más antigua de la ciudad según aparece en distintos listados, pero no hay que rechazar que hubiera algún tipo de relación entre ambas, ya que ambas Cofradías celebraban sus fiestas el día ocho de Septiembre, Natividad de la Virgen, fecha en la que comenzó a celebrarse la Romería.
     Otros indicios, sobre la fundación de la Cofradía de Andújar, se centran en el hospital de enfermos pobres de Andújar que poseía la Cofradía y que aparece ya en un documento de 1235, pero aún sin la advocación de Ntra. Sra. de la Cabeza. Este hospital estaba atendido por la orden de los Hospitalarios de San Juan, que recibieron heredades en Andújar del Santo Rey Fernando III, entre ellos una aceña y un huerto en la ribera del río Xándula, cerca del cerro de "la cabeça gorda". El hecho de que el hospital no tuviera nombre en 1235 y dado que la advocación existía desde la primera erección o fundación de la Cofradía, esta podría ubicarse entre 1236 (Hospital) y 1245 (Hijosdalgos).

 Primera página del libro donde Cervantes refleja la Romería de la Virgen de la Cabeza

Hemos tomado textualmente la parte en que se refiere a la Romería en el  libro “Los trabajos de Persiles y Segismunda” de Don Miguel de Cervantes Saavedra. (Se mantiene el texto integro en su forma expresiva)


<<Preguntándole a donde iba, y que peregrinación era la suya, y diciendo y haciendo, convidados, como ella, del ameno sitio, se sentaron a la redonda, dejaron pacer el bagaje que les servía de recámara, de despensa y botillería, y, satisfaciendo el hambre, alegremente la convidaron, y ella, respondiendo a la pregunta que le había hecho, dijo:

     -Mi peregrinación es la que usan algunos peregrinos, quiero decir, que siempre es la que mas cerca les viene a cuento para disculpar su ociosidad; y así, me parece que será bien deciros que por ahora voy a la gran ciudad de Toledo, a visitar a la devota imagen del Sagrario, y desde allí me iré al Niño de la Guardia, y dando una punta, como halcón noruego, me entretendré con la Santa Verónica de Jaén, hasta hacer tiempo de que llegue el ultimo domingo de abril, en cuyo día se celebra en las entrañas de Sierra Morena, a tres leguas de la ciudad de Andujar, la fiesta de Nuestra Señora de la Cabeza, que es una de las fiestas que en todo lo descubierto en la tierra se celebra. Tal es, según he oído decir, que ni las pasadas fiesta de la gentilidad, a quien imita la de la Monda de Talavera, no le hecho ni le pueden hacer ventaja. Bien quisiera yo, si fuera posible, sacarla de la imaginación, donde la tengo fija y pintárosla con palabras, y ponérosla delante de la vista, para que, comprehendiendola, vierades la mucha razón que tengo de alabarosla, pero esta es carga para otro ingenio, no tan estrecho como el mío.

     En el rico palacio de Madrid, morada de los suyos, en una galería, está retratada esta fiesta con la puntualidad posible: allí está el monte, o, por mejor decir, peñasco, en cuya cima esta el monasterio que deposita en si una santa imagen, llamada de la Cabeza, que tomó el nombre de la peña donde habita, que antiguamente se llamó el Cabezo, por estar en mitad de un llano libre y desembarazado, solo y señero de otros montes ni peñas que le rodeen, cuya altura será de hasta un cuarto de legua, y cuyo circuito debe ser de poco mas de media. En este espacioso y ameno sitio tiene su asiento, siempre verde y apacible, por el humor que le comunican las aguas del río Jándula, que de paso, como en reverencia, le besa las faldas. El lugar, la peña, la imagen, los milagros, la infinita gente que acude de cerca y de lejos el solemne día que he dicho le hacen famoso en el mundo y celebre en España sobre cuantos lugares las mas estendidas memorias se acuerdan.>>


     A continuación realizamos una reseña de la biografía del autor de ambas imágenes José Navas Parejo: sus primeros trabajos, su establecimiento en Granada como escultor, imaginero y orfebre, su enseñanza, talleres, su escasa obra durante la guerra y la gran etapa creativa después de la guerra y abundantes reproducciones de sus mejores esculturas en mármol y la amplia y riquísima fase creativa de imágenes religiosas en los tres talleres que tuvo sucesivamente en la ciudad de Granada.

Fotografía de D. José Navas Parejo

José Navas-Parejo - José Navas-Parejo Pérez, nacido en Álora  (Málaga) el 22 de octubre de 1883 y fallecido en Granada el 10 de marzo de 1953) fue un escultor,  orfebre  e imaginero español en la primera mitad del siglo pasado.

     A partir de 1939 pasaría a llamarse oficialmente José Navas-Parejo Pérez.

     Malagueño para los malagueños y granadino para los granadinos, pues nació en Álora (Málaga) en la calle Escribanos el 22 de octubre de 1883 y se trasladó a Granada con su familia cuando contaba siete años de edad, donde vivió hasta su muerte acaecida el 10 de marzo de 1953.

     Hijo de Juan de Dios Navas Pérez y de María Dolores Parejo López, fue uno de los menores de entre veintidós hermanos.

     Fue alumno aventajado de la Escuela de Bellas Artes y Artes Industriales de Granada donde fueron sus primeros profesores Manuel Gómez-Moreno González en pintura, y Francisco Morales González y Francisco Mariño Peñalver, en escultura. Destacó en modelado y vaciado y con veintidós años fue nombrado profesor meritorio de los talleres de escultura de dicho centro docente.

     Ya en 1898, con quince años, concurre a la exposición de Bellas Artes que patrocina el Ayuntamiento y obtiene Medalla de Oro por un altorrelieve titulado "El Dios Pan". A partir de entonces le llueven los premios y menciones honoríficas. De familia humilde, atendía a las necesidades de su casa con su trabajo, participando en dichos concursos. Tanto es así que en 1904 se libra del servicio militar gracias a la idea del escritor Francisco de Paula Valladar de subastar una de sus obras con la que pagar la "cuota" de recluta y poder así continuar colaborando con la economía familiar. Para ello realizó el relieve titulado: "Las delicias del hogar", en el que una madre mira con deleite a su pequeño hijo rodeada de su familia.


Primeros trabajos

     En 1907 realiza la primera talla de gran envergadura: la imagen de San Agustín para la iglesia que la Orden tiene en la calle de Elvira de Granada; de madera, y mayor altura que la humana, fue colocada en uno de los grandes altares laterales de la Capilla Mayor. Representado como Obispo, con el báculo en la mano izquierda y el corazón inflamado de fe, amor y caridad, en la derecha, le sirven de pedestal sus libros y tres bustos de herejes que se revuelven airados y confundidos. La cabeza del Santo tiene mucho carácter y enérgica y vigorosa expresión.
                                                     Primera talla de gran envergadura: Imagen de San Agustín año 1907

     En 1908 participa en la Exposición Hispano-francesa de Zaragoza con la instalación de las obras que presentaba la Escuela de Artes e Industrias de Granada. Para este evento presentó un jarrón artístico premiado con medalla de oro y dos bustos en bronce del matrimonio Escoriaza y Paraíso, que le valieron la medalla de plata en este certamen.

     Su situación económica lo lleva a buscar fuera de Granada otro ambiente más próspero. Trabaja en Barcelona en los Talleres Rius, durante medio año; allí observa las "ventajas que ofrecen los trabajos escultóricos ejecutados en símil madera, materia que ya sustituye a la madera natural y que es preferida por cuantos conocen sus propiedades refractarias al fuego, inatacables por la polilla e insensibles a las influencias que determinan grietas y torceduras, además de la facilidad y firmeza con que se presta al dorado directo".


Se establece en Granada

     Cincelando el busto del Duque de San Pedro de Galatino. Algo más tarde de nuevo en Granada, se establece en la Gran Vía, con la ayuda del banquero José Santos, y esculpe la delicada imagen de San Estanislao de Kostka, en colaboración con Victoriano Salmón, y la escultura de San Ignacio Loyola para la capilla de los PP. Jesuitas de Loyola, al comienzo de 1910.

     Ya en su taller de Santo Domingo le surgen los encargos y realiza entre otras las siguientes obras: un crucifijo grande, un altar para la Virgen de los Dolores en Ugíjar, el mausoleo de los Padres Agustinos en el cementerio de Granada, la restauración del monumento a Colón, etc.

     En 1915 le llueven los encargos: en Almería, esculturas para el oratorio particular del Obispo de la Diócesis, Vicente Casanova y Marzol, en Cádiar, imagen de la Purísima Concepción para la iglesia parroquial, en Málaga, Sagrado Corazón de Jesús, Purísima Concepción y San José, para el retablo de la capilla del Palacio Episcopal, y realiza un Sagrado Corazón para al Cortijo del Marqués. También modela el San Agustín para el edificio de los Agustinos en Monachil (Granada), la Santísima Virgen del Carmen de la iglesia de las Descalzas Reales, restauración de la patrona de Atarfe, Santa Ana, y realización de unas nuevas andas.

     Realizó importantes trabajos para la ciudad en el campo de la escultura funeraria y conmemorativa (no hay más que visitar el cementerio de Granada y ver sus obras realizadas en piedra y bronce): en 1916 esculpe el mausoleo de la familia López Martínez -mujer arrodillada sobre la tumba sujetando un medallón de bronce-, y en 1917 el de la familia Miralles, ambos realizados en mármol de Carrara.
                               Panteón Familia Miralles, cementerio de San José de Granada. José Navas-Parejo 1917-21
                                           Cementerio de San José de Granada. Patio Segundo - Patio de los Ángeles


     Este mismo año comenzaría el gran relieve-lápida conmemorativa con motivo de la celebración del III Centenario del Doctor eximio Padre Suárez, fundador de la primera universidad granadina, en mármol de Carrara, cuyo boceto fue examinado en sus talleres por el Arzobispo Dr. Meseguer, que actualmente se encuentra en la plaza de las Pasiegas, en el edificio de la Curia. Este trabajo le valió la fotografía autógrafa del Papa Benedicto XV y su bendición para él y su familia.

     Entre los años 1918 y 1920 realiza para la iglesia del colegio de los mismos Padres Agustinos de Monachil todos los altares y sus correspondientes imágenes, así como el Vía Crucis y el busto retrato del Arzobispo de Granada, Meseguer y Costa, y la imagen del Sagrado Corazón de Jesús para el Real Colegio de Santo Domingo de Guzmán.
               Busto de Julio Quesada Cañaveral, Duque de San Pedro y Galatino  (1858-1936), por José Navas-Parejo


La enseñanza

     Dedicado a la enseñanza de la escultura de manera interina, en la misma escuela granadina donde realizó sus estudios artísticos, fue nombrado en 1916 Vaciador del Centro. Paralelamente desempeñó el cargo de Ayudante Meritorio y en 1919 pasó a ocupar la plaza de Maestro de taller de Talla en Piedra, que dejó vacante Pablo de Loyzaga, por impartir este la asignatura de Metalistería Artística. En mayo de 1921 obtuvo, en concurso libre, la anterior plaza de profesor de Talla en Piedra.

     El 17 de junio de 1922, junto al arquitecto Ricardo García Gureta y el maestro de Carpintería Artística Emilio Jiménez Sáez, emprende una reforma de gran envergadura: el traslado del coro y del altar del trascoro de la Catedral de Granada, con el fin de ampliar la visión de la nave central del templo, lo que creó grandes disputas a nivel nacional, que llevó a paralizar obras similares en otras ciudades como Barcelona, Málaga o Jaén.
                                  Busto de Alfonso XIII de España, por José Navas-Parejo, realizado en mármol y jaspe


Los talleres

     En 1919 su taller cuenta con más de cien obreros. En 1921 realiza un busto al Duque de San Pedro de Galatino en mármol, que, al ser conocida en Madrid, el propio rey Alfonso XIII le encargaría también su retrato con destino al Palacio Real de Madrid, que realizaría en mármol y jaspe, el primero de las canteras que el Duque de San Pedro de Galatino poseía en Sierra Nevada. Quedó el Monarca tan satisfecho del resultado que envió al artista una fotografía autógrafa y le concedió una audiencia especial.

     El mismo año fue colocada en la Escuela de Artes y Oficios la lápida que esculpió en mármol de Carrara, como prueba de agradecimiento, a Natalio Rivas Santiago, hoy instalada en el patio de entrada a dicho centro. A esta misma fecha pertenece la Virgen del Carmen de Alhendín (Granada) y el desaparecido monumento al Sagrado Corazón de Jesús del Cerro de San Cristóbal, en Almería, obra de grandes dimensiones, en la que empleó veinticuatro toneladas de mármol de Macael.

     La importancia del taller de Navas Parejo puede verse en el volumen de trabajo que desarrolla en estos años: el hermoso grupo tallado en madera para los Padres Capuchinos que representa a las tres Ave Marías, al estilo de la escuela de Murillo, restauración de la Santísima Virgen de las Nieves, obra escultórica del siglo XVII (Gabia), un Cristo Crucificado, tamaño natural, destinado a la iglesia de Nador, el Sagrario para el templo de los Padres. Agustinos Recoletos, cruz para el Cristo de las Angustias, restauración de dicho Cristo y realización de pies y manos nuevos para esta imagen. Sagrado Corazón de Jesús para la capilla del Sanatorio de la Alfaguara y diversas obras en piedra para mausoleos en el cementerio de Granada -Crucifijo sobre un montículo que representa el Calvario
Panteón familia Jiménez de la Serna. Situado a la entrada -la primera tumba- del cementerio de San José de Granada, escultor: José Navas Parejo



, ángel de rodillas tocando el arpa, ángel leyendo en el libro de la vida,
                                  Panteón Familia Herrera, cementerio de San José de Granada. José Navas Parejo. 1921

     ángel arrojando flores sobre una tumba, figura del sentimiento-, busto de la Reina Católica en el palacio de verano de la Zubia, del Arzobispo don Vicente Casanova y Marzol, tabernáculo de plata repujada para el Altar Mayor de la Catedral encargado por el Duque de San Pedro de Galatino. Restauración del Santísimo Cristo de la Salud de Albolote, monumento de Granada al duque de San Pedro de Galatino, conde de Benalúa, en los jardines del paseo de la Bomba (en piedra de Sierra Nevada, con relieve en mármol de Carrara) por su proyecto de construir el Tranvía a Sierra Nevada.

     Poco antes de 1924 decide montar un taller de orfebrería religiosa con el apoyo de los Padres Agustinos; su primer trabajo se produce en 1924 y es de gran importancia: se trata de construir un altar mayor, un sagrario y un tabernáculo con destino a la Catedral de la Granada, por encargo de los duques de San Pedro de Galatino, con los que les unía una gran amistad. El altar se realiza en piedra serpentina y se remata con un tabernáculo de plata repujada, de estilo plateresco, inspirado en la Puerta del Perdón de Diego de Siloé.

     También este año realiza: la lápida conmemorativa de haber estado el cadáver del Padre Manjón expuesto en el Salón de Sesiones del Ayuntamiento, la Santísima Virgen de las Angustias para la parroquia de los Santos Mártires de Málaga (reproducción fiel y exacta de la venerada en Granada), la lápida conmemorativa de las Capitulaciones de Santafé para la celebración del aniversario del Descubrimiento de América (fiesta de la Raza, 12 de octubre de 1924), Sagrario repujado en plata para la Nueva Capilla de la Basílica de Nuestra Señora de las Angustias (estilo renacentista), restauración de San Ildefonso, patrono de Pechina y construcción de unas nuevas andas para dicha imagen.

     En 1925 amplía su negocio y abre un nuevo taller en la calle Álvaro de Bazán, número 9 y 11, del que aún se conserva la casa con los logotipos tallados en piedra en su fachada.
Casa del nuevo taller en Álvaro de Bazán 9 y 11(Fotos del archivo propio)






Logotipos de los números de la casa, 9 y 11(Fotos del archivo propio)























Detalles referidos al año de su construcción, año 1925

                                                                                     Granada en el año 1930

     De este nuevo taller salen, entre otros: una custodia encargada por la Adoración Nocturna, una placa de plata repujada obsequio de los concejales municipales al alcalde Marqués de Casablanca, la restauración de la imagen del patrono de Pechina (Almería), el trono de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, la restauración del grupo escultórico de las Tres Ave Marías de la iglesia de Padres Capuchinos, construcción de un altar y diadema de plata repujada para la Inmaculada de dicho templo.

                                                 Nuestra Señora del Carmen de Málaga. Escultor: José Navas Parejo

     En 1926, Virgen del Carmen para Torrenueva, para sustituir a la que se quemó en el pueblo, restauración del retablo de la parroquia de la Purificación en Puente Genil (Córdoba), Sagrario en plata repujada para dicha parroquia.

     Posteriormente, a partir de 1928 realizarán un Sagrado Corazón de Jesús de tres metros y medio labrado en piedra blanca para Málaga, trono y toldilla de Nuestra Señora de la Soledad de la iglesia de Santa Paula, el mausoleo de la familia Montes Escobar, en mármol de Carrara.

                          Panteón Familia Montes Escobar, cementerio de San José de Granada. Talleres Navas Parejo 1928

     Trono para la Santísima Virgen de las Angustias repujado en plata de ley, Trono del Santo Sepulcro de la iglesia de San Gil y Santa Ana, labrado en maderas finas y plata.

                  Panteón Familia Montes Escobar, cementerio de San José de Granada. Talleres Navas Parejo 1928



     En 1930, por encargo de Magdalena del Río, viuda de Bandrés, esculpe el grupo alegórico de la Piedad para el panteón de esta familia. Hacia 1931 entra en sociedad con D. Luis López Zayas y fundan la empresa "Talleres Navas Parejo S.A.", que desaparece dos años más tarde.

     Este mismo año viaja a Montevideo, donde intenta abrirse un mercado en Hispanoamérica, pero esta idea no cuaja.

     Posteriormente se establece con el nombre de "Hijos de Navas Parejo" e instala el taller en la Casa de los Curas, en el camino de Huétor-Vega. A esta época se corresponden dos pasos procesionales para la iglesia parroquial del Padul (Granada): la Oración en el Huerto, de composición clásica, con el Cristo arrodillado sobre una piedra, mientras el ángel le ofrece el cáliz, y el de la Flagelación (popularmente conocido como "los sayones", que representa a Cristo atado a una columna, mientras es azotado por dos verdugos.

     El taller se traslada definitivamente a la Carrera de la Virgen, donde le lleva la última andadura del maestro, que acabará con su fallecimiento.


     Periodo de guerra

     Durante el período de la Guerra Civil, apenas se tienen datos de su trabajo; se sabe que hacia 1936 restaura la patrona de Lepe, la Virgen Bella.

     En 1938 se encuentra instalado, de nuevo, en la Acera del Darro número 60 y meses después se traslada el taller a su definitivo emplazamiento: Carrera del Genil número 99, aquí continúa siendo el taller de arte religioso más importante de Granada, y, posiblemente, de España en la época de la post-guerra. Capitaneado por el maestro, sus hijos en edad laboral secundan la continuidad de las distintas disciplinas artísticas que forman la empresa: José, escultura; Emilio, relaciones públicas; Enrique, proyectos y orfebrería; y, Luis, dorado y policromía.

     De esta época es la talla de Jesús Nazareno de Almogía, desaparecida durante la Guerra.

     Por el Taller de Navas-Parejo pasaron grandes escultores como, José Gabriel Martín Simón, Antonio Martínez Olalla, Antonio Cano Correa, Carmen Jiménez Serrano, etc.
                                            Visita al taller del escultor Navas-Parejo, boceto del nuevo grupo. 1939

Después de la guerra

     En 1939, el Ministerio de Justicia autorizó a él y a sus descendientes para unir los apellidos Navas-Parejo, como reconocimiento a sus trabajos durante cuarenta años.

     En éste mismo año realiza la imagen en madera policromada de nuestro Padre Jesús El Rico de Málaga y la de nuestro Padre Jesús de Alcalá del Valle (Cádiz).

     Al comienzo de 1940 José Navas es nombrado Jefe Provincial de la Obra Sindical de Artesanía de Granada, en representación de los artesanos, y aún le llueven los encargos :Cristo para la parroquia de los Santos Mártires de Málaga, de talla monumental, el Cristo de Orce, el de Jimena de la frontera, San Sebastián para el pueblo de Laroles, reproducción de la Virgen de las Lágrimas de Mena, que se venera en Málaga, la Virgen de la Soledad de la Santa Vera-Cruz de Alhaurín el Grande, cabeza de un niño, en mármol, y el panteón para la familia Berri Madrigal; la obra gigante es el altar para la Catedral de Málaga, que tendrá una altura de once metros.

     Durante toda la década de los cuarenta, la demanda de imágenes, talladas en madera unas y otras vaciadas en cartón piedra fue tal, que el taller se convirtió en una fábrica de hacer santos, especialmente cuando se acercaba la Semana Santa.

D. José Navas Parejo, imaginero, escultor y orfebre

     En 1943 restauró la Virgen de los Dolores de Álora (Málaga) y realiza la Virgen de la Soledad de Alcalá del Valle (Cádiz) ambas de gran parecido.

     También el Ayuntamiento recurrirá al maestro, para hacerle encargos para ocasiones solemnes y dirigidos a personalidades relevantes, como por ejemplo la copia exacta de la espada del rey Fernando el Católico que se conserva en la Capilla Real, para regalarla a Franco, con su correspondiente estuche.


     También este año le encargan para la cofradía de Nuestro Padre Jesús del Rescate la realización del escudo de la cofradía de los Dolores, el emblema, un corazón atravesado por siete espadas, repujado en plata que figuró durante muchos años en el techo del palio de la Virgen. Igualmente realizó una nueva imagen de Nuestro Padre Jesús de la Misericordia para la iglesia del Carmen de Málaga, reproducción fiel de la escultura desaparecida en la Guerra Civil.
Taller donde fue tallado Ntro. Padre Jesús de la Misericordia.(Suponemos que este edificio fue el que en los bajos albergo el taller de Navas Parejo en Carrera del Genil, 99) De ser así este fue el taller en el que fue tallada la Virgen de los Dolores de Lahiguera.

     La calidad de estos encargos habla por sí sola de las relaciones sociales y comerciales del artista, tanto es así que era normal que su taller fuese visitado por grandes personalidades del momento, como el Arzobispo y otras autoridades eclesiásticas o el arqueólogo e historiador Manuel Gómez Moreno, quienes elogiaban la obra del escultor.

     En 1945 realiza la imagen procesional de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Las Torres de Álora (Málaga), otro Nazareno, siendo las imágenes procesionales de Jesús el Rico y el Nazareno de Las Torres muy similares, por no decir exactas.
Nazareno de las Torres. (Álora). Obra del escultor José Navas Parejo, 1945. Su lugar de veneración es el altar mayor del antiguo presbiterio de la primitiva Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Encarnación sita intramuros del Castillo Árabe de Las Torres (Álora)

                                                       Cristo “El Rico” de Málaga, obra de José Navas Parejo año1945

     En 1946 realiza la imagen de Jesús Crucificado de los Estudiantes de Álora (Málaga) y, que sirvió para procesionarlo en varias ocasiones como el Santo Entierro.

     Una de sus obras, muy afamada, fue la copia exacta de la Virgen de las Angustias para la colonia de granadinos que vivían en la ciudad de Buenos Aires (Argentina) realizada en 1947, para la que el Ayuntamiento granadino acordó regalar un sagrario de plata repujada, creado también por Navas Parejo para acompañar el lugar del culto de la imagen.

     En 1949 talla una Inmaculada a tamaño natural, para la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús de Granada, en madera policromada, copia de la que recibe culto en Alhendín, de Pedro de Mena.


Navas Parejo a principio de los años 50





     En 1995 fue nombrado hijo predilecto de la ciudad de Álora.

     Entre sus últimos trabajos uno de los más importantes fue el retablo y sagrario para la iglesia de Santa María de Linares, para acoger unas tablas pintadas, de origen italiano según el Ldo. en Bellas Artes D. Alfonso González Palau, de otro retablo de la escuela castellana del siglo XVI. Ni siquiera pudo verlo acabado, ya que le sobrevino la muerte, de inesperado, en su casa de la Carrera del Genil, el 10 de marzo de 1953.




        Cristo en mármol del Patio de la Basílica de la Virgen de las Angustias de Granada, obra de José Navas Parejo.

     Este notable imaginero falleció en Granada el 10 de Marzo de 1953 después de una fructífera vida artística que le fue reconocida entre otros por los Papas Benedictino XV y Pío XII, quienes le otorgaron su particular bendición.

     También en éste año dejó inacabada la talla de María Santísima de las Ánimas de Álora (Málaga), siendo su hijo quien terminara dicha obra.

     Como no podemos precisar el año de la adquisición de la Imagen de la Virgen de los Dolores de Lahiguera, desconocemos  si el insigne imaginero puso manos en nuestra virgen o fue obra de Pepito Parejo Navas, su hijo u otro artista del taller, de lo que estamos seguros es que La virgen de los Dolores de Lahiguera salio del Taller de José Navas-Parejo Pérez.

     Con su muerte desapareció uno de los artistas emblemáticos de Granada y el taller más importante de todo el siglo XX en la ciudad de Granada. Una de sus grandes obras es la talla de Nuestro Padre Jesús de la Misericordia, Titular de la Cofradía de la Misericordia (que radica en la Parroquia del Carmen, en el barrio del Perchel) barrio de pescadores de Málaga. Este Cristo de la Misericordia también es conocido como "el Chiquito" debido a la pequeñez de la talla.

Cristo de la Misericordia de la Parroquia del Carmen del Barrio del Perchel de Málaga, barrio de pescadores. Es llamado “El Chiquito por su dimensión reducida con relación a la talla normal de las imágenes.

                            Granada 25 de Abril de 2012
                            Pedro Galán Galán

Bibliografía
•    Biografía original, de Inmaculada España Jiménez. Licenciada en Historia del Arte y Restauración de Bienes de Interés Cultural, por la Universidad de Granada y M ª Victoria Novo Navarro. Licenciada en Restauración de Obras de Arte, por la Universidad de Granada
•    Los talleres de Escultura en Granada en la Postguerra, 1939-1959. Castro Vílchez, J.A.: Tesis del curso 1995-96. Universidad de Granada.
•    Enciclopedia Historia del Arte en Andalucía, tomos VIII y IX. Editorial Gever. Sevilla, 1994.

Fuentes y agradecimientos: wikipedia, picasa/jimena,
ideal.es/granada, labrujita8.wordpress, flickr,
elordendeldia.blogspot, cofradiamisericordia, regmurcia y otras de Internet.

Enlaces consultados:

http://www.foroxerbar.com/viewtopic.php?p=112119

http://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_Navas-Parejo
http://www.nazarenodelastorres.net/sagrados.htm
http://labrujita8.wordpress.com/200...de-jaen-espana/
mondasemanasanta.blogspot.com
andsta-malaga.galeon.com
semanasantadearjona.blogspot.com
campillos.net
barrecheguren.com









Paseo hasta el Cortijo del Peñón.

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Unas fotografías del Cortijo del Peñón y su entorno:

Localización: Coordenadas Google Maps= 37.9172356691719,-3.9422786235809326



Ver Cortijo El Peñón en un mapa más grande


Este cortijo ya fue menciondo en los inicios del Blog. No obstante expondré unas nueva fotografías realizadas tras un paseo hasta el mismo el 22 de abril del 2012, insistiendo en el entorno que lo rodea (...nos rodea), digno de admiración, y que no siempre valoramos en su justa medida.

Está en el paso del Camino de Andújar a Jaén, en su flanco derecho. Es el paso de "toda la vida" que Higuereños y otros vecinos tomaran para llegar a la capital de provincia (JAEN). Hoy va quedando menos de este antiguo paso, y en algunos lugares ha llegado a perderse: algo que nunca deberíamos haber permitido y muchos menos permitir en el día de hoy.

 Cuando empezamos el paseo desde pasado el Cortijo de San José, podemos obtener esta vista. La mayor parte de la cortijada se encuentra en la cara opuesta a ésta, pero podemos apreciar por qué se hace llamar así este paraje: está situado en un gran peñón de piedra.


 En esta otra fotografía podemos apreciar con más detalle este "peñón".

No nos cabe duda, si paseamos por los alrededores del mismo y somos observadores, que este sitio fue ocupado desde tiempos del paleolítico. Tras una breve andadura por esta zona que vemos, pude encontrar un trozo de raspador de pedernal (silex) tallado, así como abundante cerámica del período argárico: cerámica realizada sin la utilización del torno, puesto que no se conocía aún; este es el signo más evidente de que se trata de esa cerámica y ese período en cuestión. En aquellos tiempos buscaban un resguardo donde protegerse de las inclemencias meteorológicas y de los posibles ataques de animales: este era uno de los lugares idoneos para ello.

Nada más comenzar este pequeño paseo hacia el peñón, me encontré con este trigal, que me proporcionó esta bella estampa. Fotografía realizada mirando hacia el cerro de Corbulillo, que podemos observar al fondo de la misma.


Al llegar a la cortijada (puesto que se trata de un conjunto de cortijos, algunos de ellos unidos por parte de sus paredes), podemos encontrarnos con "el muro solitario" que aún queda erguido de una de las antiguas edificaciones. Tan sólo ha quedado esta evidencia en la cara norte de este conjunto.


Desde esta cara norte se nos ofrecen unas bonitas vistas hacia el Sur, donde podemos apreciar la población de Torredelcampo, su sierra y la de Jamilena, también la Sierra de la Grana.




Vamos trepando hasta la cúspide de este peñón por la piedra desgranada y escurridiza. Cuando llegamos a su punto más alto se nos ofrecen otras vistas de su entorno.


Esta es una de sus vistas, hacia el Este (siempre haciendo una aproximación...no llevaba la brújula a mano). Tenemos una pequeña altiplanicie tras la cual se encuentra la mayor parte de lo que fueron las edificaciones de esta cortijada.


Este pudiera haber sido uno de los resguardos/refugios naturales que anteriormente mencioné, del perídodo paleolítico y neolítico, pero también de tiempos más actuales. Podemos observar este pasillo natural formado por la separación de parte de  esta formación rocosa, y taponado en su final de forma artificial (amurallado)  por la mano del hombre.



Otra parte de lo que queda en pie, visto desde su zona más alta. Estas ramas que vemos en la parte derecha inferior de la imagen: Una higuera. Este árbol frutal hace honores al nombre de nuestro pueblo. Es curioso que nuestro pueblo, teniendo el nombre que tiene (Lahiguera...lo recuerdo por si acaso), no tenga ninguna representación en sus fuentes, rotondas, jardines, plazas, etc. El pueblo de Lahiguera (Higuera de Arjona, Fuente de la figuera, La figuera cerca de Andúxar...) no posee ninguna muestra del árbol que le otorga su nombre, ... ni en sus entradas ni por doquier que miraras la encontrarás. Lamentable, ...queridos paisanos, ...tomemos nota.



Una vista panorámica desde el camino de acceso viniendo de Lahiguera, camino de Andújar a Jaén. A la derecha, la pequeña altiplanicie desde la que fueron realizadas algunas de las fotografías expuestas anteriormente. Debajo de la misma podemos observar una pequeña oquedad (cueva de pequeñas dimensiones) que se encuentra formando parte de la edificación. Hoy es ocupada por zorros, murciélagos y otros animales que encuentran en ella su refugio, como lo hicieran anteriormente parte de nuestros antecesores.


Vista a través de este hueco de ventana, a la salida de la mencionada cueva.


Otra vista de estas ruinas, detallando este cartabón que sirve de sujección a la pared que aún queda en pie gracias a él. Al fondo-izquierda aparece de nuevo la mencionada higuera.

He aquí este gran muro resistiendo al paso del tiempo, ...quizás para mostrarnos parte de lo que fue esta gran edificación. Su deformación muestra los tambaleos de los años.

...De nuevo sobre su parte más alta podemos divisar la carretera que nos lleva hasta nuestro pueblo,  ...también parte del camino que nos ha traido hasta este prodigioso lugar lleno de preciosas vistas, y que nos transporta a otros momentos de nuestra historia.


Tomamos el camino de vuelta...pronto se acaba este paseo de esta apacible tarde.

Al regreso, el sol está tomando rumbo al ocaso. La campiña se encuentra iluminada con sus últimos rayos casi horizontales. Al comenzar el descenso desde esta elevación me encuentro de nuevo con un paisaje digno de ser captado digitalmente:


Una preciosa vista del Cortijo de San José y el cerro de Corbulillo tras él. Vemos la tonalidad tan contrastada de los trigos peinados por los últimos rayos de sol.

Os invito a TODOS a realizar este paseo fuera de este Blog, ... "en vivo y en directo". Sentados en el sillón, en la silla, en el sofá, ...o donde quiera que estéis (delante de vuestra pantalla), ESTO no se aprecia lo mismo; ...el viento, el olor, el sonido de los pájaros, el espanto de los conejos, el vuelo de las grajillas, el sonido al pisar la tierra, etc. ...todo esto hay que experimentarlo "in situ", y así lo espero por parte del que esté en sus medios.

Sea este un incentivo para intentar recuperar estos caminos perdidos y llevarlos a su restauración.



Juan José Mercado G.
Lahiguera a 2 de mayo del 2012.





HIGUERA DE ARJONA EN LA PÁGINA DE UN LIBRO DEL ESCRITOR JUAN ESLAVA GALÁN.

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     Hace ya algunos años que realice mi primera lectura del libro “En busca del Unicornio” de Juan Eslava Galán. Recuerdo todo el  estampido que el otorgamiento del Premio Planeta de Novela producía en los lectores, como todavía hoy felizmente ocurre, el hecho ocupó las primeras páginas de los diarios de toda España, para los jiennenses el hecho de la concesión del  premio Planeta a Juan Eslava Galán, un arjonero de pro, fue una gran alegría por su reconocimiento, y  supuso un nuevo refuerzo, casi emotivo, para todos los amantes de las letras.
     En su lectura quedé gratamente sorprendido por las referencias que el autor hace de nuestro pueblo en el viaje que el protagonista Juan de Olid, doña Josefina y su séquito realiza pasando por Fuerte del Rey, la fuente Regomello, su paso por Higuera de Arjona (al que dedica casi una página), su paso hasta las proximidades de Andujar, las fiesta campestre de los ballesteros y demás con las remeras de Andujar, el agasajo de Pedro de Escavias alcalde de la ciudad a la comitiva de doña Josefina, su paso por Marmolejo y llegada a Córdoba…
     Pero, lo dicho con mucho valor añadido para nosotros, no fue nada más que una parte del disfrute que proporcionaba su lectura.

     La novela, ambientada a fines del siglo XV, narra la historia de un personaje ficticio de la vida de Juan de Olid, criado y escudero del condestable de Castilla. A Olid se le coloca al frente de una expedición a través de África para conseguir el cuerno del unicornio, que aumentará la virilidad del rey Enrique IV de Castilla, llamado el Impotente. Durante el viaje, habrá lugar para innumerables aventuras y peripecias de Olid y sus compañeros. En la trama argumental, habilísima y muy amena, dentro de una escrupulosa fidelidad a la ambientación histórica, se suceden las más curiosas e inesperadas peripecias, siempre con un fondo emotivo y poético que da fuerza y encanto mítico al relato. El autor ha logrado un estilo que es un maravilloso equilibrio entre la soltura y agilidad narrativa y el sabor arcaico que requería el tema. En suma, una deliciosa novela de aventuras en donde coexisten lo fantástico, lo humorístico, lo dramático y el gracejo de lo erótico.

     En una prosa pulida y amena el autor va desgranando lo que es toda la trama de la novela, cuyo resumen podría ser el siguiente:

      En 1471, el rey de Castilla Enrique IV, El Impotente, envía a África un escuadrón de ballesteros para que cacen un unicornio con cuyo cuerno pretende restaurar su virilidad debilitada.
La novela narra la odisea de los ballesteros españoles que atraviesan África en pos de un animal que no existe, perdidos en el tiempo, mientras en España el giro de la historia determina el paso de la Edad Media a la Edad Moderna. Juan de Olid, el paladín del rey regresará veinte años después de su partida a un país que ya no reconoce.

                              Portada del libro: En busca del Unicornio, autor Juan Eslava Galán, galardonado con el Premio Planeta, año 1987

     Tomado del  referido libro. EN BUSCA DEL UNICORNIO, 1987,   os trascribo el texto de Juan Eslava Galán

“Otro día de mañana salimos, en muy lucido tropel por la puerta de Santa María y toda la ciudad se echó al campo y bajó para vernos partir, con gran multitud y ruido de atabales, trompetas bastardas italianas, chirimías tamborinos, panderos y locos y ballesteros de maza, todos juntos en estruendo tal que no había persona que una a otra se pudiese oír por cerca y alto que en uno hablasen. Y el Condestable mi señor y la condesa y la otra gente de su casa, así como la caballería y prez de la ciudad, con gran gentileza salieron a despedirnos y acompañarnos hasta donde acaban las huertas del Poyo y de la  Ribera, que es el mojón que se dice de la fuente, donde el Condestable y yo nos abrazamos con lagrimas en los ojos y yo quise  besarle la mano pero él apartó y luego se despidió muy tiernamente abrazándome otra vez como hijo. Con lo que tomamos el camino de Andujar y los demás retornaron a la ciudad derramándose cada cual a su posada. Y los nuevos que venían con nosotros, aparte del físico de las llagas que queda dicho, eran los ballesteros y criados del Condestable Sebastián de Torres, Miguel Ferreiro y Ramón Peñica. Y este Peñica que digo era de los fieles del rastro que saben seguir por el campo y las veredas el camino de las gentes y las bestias.
Y mi señor el Condestable me regaló antes de la partida un jubón de rico brocado y una ropa de estado hasta el suelo, de muy fino velludo azul, forrada de cibelinas muy finas, y un sombrero de fieltro negro muy bueno y un bonete morado que calzar gentilmente  debajo del sombrero. Y mi señora la condesa le encomendó mucho a doña Josefina y le regaló un muy rico brial, todo cubierto de fina chapería y una ropa de carmesí morado para encima y una guarnición grupera de muy fino oro sobre terciopelo negro. Y todos los otros que a la tierra del moro y del negro bajaban les alcanzaron igualmente grandes entrenas y mercedes y limosnas de mi señor, de manera que todos fueron contentos y satisfechos a su voluntad. Y con esto y los dulces sones del caramillo de Federico Esteban, muy bien acordados con los de la flauta de Manolito de Valladolid, fuimos marchando por las navas que llaman de Torre Olvidada.
     Y Manilito parecía de mejor semblante que los días pasados e iba muy contento de la música que entrambos adobaban.
     Y a la hora de almorzar, cuando el sol se había subido en asomo del cielo y apretaba, que parecía que nos quería derretir los sesos, de lo que fray Jordi iba quejoso a causa de su mucha grosura, llegamos al lugar y castillo que llaman de la Fuente del Rey, donde paramos a guisar de comer y a saludar al alcalde, un Pedro Rodríguez para el que llevábamos ciertas mulas con bastimentos de parte de mi señor el Condestable. Y el dicho alcalde mandó matar dos gallinas y aderezar comida para la gente de respeto que íbamos. Y siendo las hambres de fray Jordi muy buena, que venía malacostumbrado de los días pasados, y la pitanza escasa, con maravillosa celeridad dimos acabamiento y sepultura del discreto banquete, alabando, como gente bien criada, a las gallinas, que eran de Arjona, mas el huésped, cuando advirtió los huesos pelados, mandó freírnos huevos y chorizos y torreznos, que es lo que en los pueblos se usa para salir de compromisos, y con ello y más vino traído de la frontera taberna hubo hartazgo y completa satisfacción para todos.
     Sino que yo, por arreglar el daño. Le dí unos maravedíes a la mujer del alcalde que nos servía y fray Jordi le puso por escrito una oración que era muy buena contra la tiña, por remediar un hijo tiñoso que tenía..
     Con ello quedaron muy servidos todos y partímonos contentos nosotros y, después de abrevar las caballerías en una fuente que dicen de Regomello y que es de agua casi amarga, seguimos nuestro camino y andadura y en pasado el lugarcillo que dicen de la Cañada de Zafra, allí compré una orcilla de miel con mientes de regalársela a doña Josefina cuando ocasión hubiese por ser ella, según tenía notado, muy golosa y aficionada a los azúcares y dulces de sartén. 

     Con esto pasamos adelante y cuando ya la oscuridad de la noche quería venir, retrajímonos a pernoctar a un lugar que dicen de la Higuera de Arjona, que es de los calatravos, y allí nos estaba aguardando el aposentador de la orden el cual por carta y mensajería de mi señor el Condestable ya estaba noticioso  de nuestra llegada.
     Y el dicho aposentador había dispuesto unos pajares donde podrían dormir los ballesteros y peones y criados y unos decentes aposentos para los demás en unas casillas que allí están. Mas yo, no fiándome de los calatravos, no fuese a haber engaño o celada de su taimado maestre, mandé luego llamar a Andrés de Premió y le dije que dispusiera las tiendas de la ballestería fuera de los dichos pajares, por hacer noche buena para dormir al raso, y allí montamos el real cerca de las eras, y pernoctamos sin apartarnos mucho del camino y con guardas dobladas. Fuéronse algunos ballesteros al pueblo a comprar vino y a la vuelta los hice llamar y contaronme que un criado del maestre, que tenía un parche en el ojo derecho y le faltaban dos dedos de una mano, les había pagado una jarra de vino queriendo sonsacarlos sobre qué gente llevábamos, y ellos le habían contestado conforme  a la verdad que sabían, que era lo de que nuestra doña Josefina iba a bodas con un mandamás moro de cuya conversión a la fe de Cristo se habían de seguir grandes provechos  para nuestra religión, y más no le pudieron sacar porque ellos más no sabían. Y por lo otro que me contaron, y por ciertos barruntos que en diversas ocasiones me fueron viniendo, iba yo sacando en claro que la ballestería recelaba que el motivo de nuestra gran prevención y viaje era distinto de lo dicho, y era que íbamos a escolta o descubierta de las minas de oro que el moro tiene en África y que todo ello andaba ya concertado por el Rey nuestro señor y el sultán de los moros que allí manda, y que de todo ello se derivaba el viajar tan a salvo, con menguada tropa y hasta llevando mujeres en el ato. De lo que yo no quise desengañar a nadie, pues tanto me daba que pensasen una cosa como otra siempre que no recelasen ni dijesen palabra de lo del unicornio.
     Y así, a otro día de mañana, desclavamos las estacas, tiramos los mástiles, liamos las tiendas y, recogiendo nuestros fardajes, pasamos adelante sin tropiezo ni qué contar y a media mañana remontamos un cerrillo, por el pedregoso y difícil camino, y dimos vista a sierra Morena, alta y azul y a partes gris, y a su falda vimos, tendida como blanca sabana al alegre sol mañanero, la ciudad de Andujar que es de las mas ricas, hermosas y principales desta tierra. Y fue el caso que en acercándonos a Andujar nos salieron al paso, por donde está el puente viejo del arroyo Salado, pieza de hasta cuarenta o cincuenta mujeres de la vida, o sea remeras, las cuales al olor de la tropa acudían a hacer su granjería y dejaban despobladas y en barbecho las mancebas de la ciudad. Y yo, por congraciarme con la ballestería, que venía algo quejosa de los muchos calores del día y del escaso rancho que recibieran en la Higuera, les di suelta por espacio de una hora y perdiéronse ellos derramándose por el campo, por entre las peñas y matas que allí hay, a hacer por la vida dando franquicia al masculino ardor con aquellas mercenarias, entre grandes risas y subidos  cánticos. Y fray Jordi se paso aquel rato dando conversación a doña Josefina, que era una niña inocente para que no se percatase de lo que estábamos aguardando. Y mientras aquello pasaba, Federico Esteban más como amigo que como físico de las llaga, le untaba aceite a Manolito de Valladolid en sus partes más asentadas que las llevaba escocidas y él se quejaba de que no estaba hecho para la caballería cabalgada y que si sufría aquellas lacerías y menguas era por amor y reverencia al Rey nuestro señor, en su servicio, e interés, y por la afición que a mí me tenía. De lo que yo, en oyéndolo, no sabía si alegrarme o preocuparme.
     Pasamos adelante y en llegando a donde está el camino de las aceñas, que ya olían los frescos cañaverales de la rumorosa orilla del Guadalquivir, vimos venir a nosotros una lucida tropilla tañendo alegres músicas. Y era el alcalde de Andujar, Pedro de Escavias, gran amigo y servidor de mi señor el Condestable, al que yo conocía bien. Y tuve gran alegría de verlo y nos abrazamos y cambiamos noticias de la gente que conocíamos  a dos, y regalos y parabienes y detrás vinieron ciertas mulas con los serones cargados de pan recién hecho, que sólo el aroma a laurel tostado que salía de entre el esparto llenaba de jugos la boca. Y mandé que se repartiera con generosidad a la ballestería y a los criados y mozos de mulas de lo que todos holgaron mucho.
     Y aunque Pedro de Escavias porfiaba que entráramos en su ciudad por festejarnos y agasajarnos, yo me excuse de hacerlo porque iba todavía el sol alto y podíamos atrochar camino si seguíamos luego, y el buen Pedro Escavias nos acompañó gran trecho, hasta donde arranca el camino de Marmolejo, y por el camino nos fue cantando muy discretamente algunos versos que él mismo había compuesto en loor de la belleza de doña Josefina de lo que ella, que en homenaje llevaba el rostro descubierto, se ruborizó y mostró gran placer. Y el tal canto resulto muy  especiado y memorable pues fue acompañado a vihuela y trompeta por Manolo de Valladolid y el físico Federico.
     Y habiendo estos y otros placeres seguimos el camino, todos muy alegres.
     E iban los hombres cantando a ratos las soeces canciones que entonces usaban los soldados sobre menospreciar el miembro viril del Rey nuestro señor y otras calumnias gruesas que por vergüenza no asentaré en los papeles. Y a veces salían liebres y ellos las corrían, sin alcanzar una, entre grandes chanzas y risas. Y con estos esparcimientos se fue viniendo la tarde y, sin apretar el paso, llegamos muy desahogadamente al lugar y castillo que dicen de Villa del Río, donde mostré salvoconducto real y luego nos dieron cobijo y leña y cebada para las bestias. Y de allí a dos días, sin que pasara nada que merezca el escrito, llegamos a la noble ciudad de Córdoba, lugar de mucho señorío y pensamiento, donde yo antes nunca estuviera. Y allí pernoctamos en el convento que dicen de Santa Anastasia, cuyo abad era hermano del Canciller del Rey nuestro señor y estaba ya avisado de que llegaríamos. Y nos recibió nos recibió como si el propio Rey fuera venido, proveyéndonos de todo lo necesario para nuestra comodidad y regalo y allí hallamos posada muy bien aderezada y asentémonos luego a comer y fuimos muy bien servidos y todos abastados de muchos pescados y vinos y frutas de diversas maneras y para las bestias hubo paja y cebada, con lo que todos quedamos contentos y satisfechos a voluntad.
     Y hecha colación, luego salimos a ver la iglesia Mayor de la ciudad que es obra de moros y cosa meritoria y respetable de ver, la más grande sala que hombre imaginarse pueda, toda puesta sobre una muchedumbre de columnas que levantadamente sostienen los altos techos. Y los dichos techos son llanos de maderas y vigas labradas y pintadas a primor, de vivos colores concertados, que no parecen sino que…”


Esta es una breve biografía del autor:

Juan Eslava Galán nació en Arjona (Jaén) en 1948; se licenció en Filología Inglesa por la Universidad de Granada y se doctoró en Letras con una tesis sobre historia medieval. Amplió estudios en el Reino Unido, donde residió en Bristol y Lichfield, y fue alumno y profesor asistente de la Universidad de Ashton (Birmingham). A su regreso a España ganó las oposiciones a Cátedra de Inglés de Educación Secundaria y fue profesor de bachillerato durante treinta años, una labor que simultaneó con la escritura de novelas y ensayos de tema histórico. Ha ganado los premios Planeta (1987), Ateneo de Sevilla (1991), Fernando Lara (1998) y Premio de la Crítica Andaluza (1998). Sus obras se han traducido a varios idiomas europeos.
Es Medalla de Plata de Andalucía y Consejero del Instituto de Estudios Giennenses.
Es autor de una docena de novelas entre las que destacan:
- En Busca del Unicornio, (Premio Planeta, 1987; Premio Chianti Rufino Enrico Fattore a su traducción italiana, Italia, 1988)
- El comedido Hidalgo (Premio Ateneo de Sevilla, 1994)
- Señorita, (Premio Fernando Lara en 1998 y Premio de la Crítica Andaluza, 1998)
- La Mula, ambientada en un episodio verdadero de la Guerra Civil
También es autor de algunos ensayos entre los que cabe destacar:
- Los castillos de Jaén (Universidad de Jaén, 1999)
- Los templarios y otros enigmas de la historia (Ed. Planeta, 1991)
- Historia de España contada para escépticos (Ed. Planeta, 1995)
- Santos y Pecadores (Ed. Planeta, 2002)
- Una historia de la Guerra Civil que no va a gustar a nadie (Ed. Planeta, 2005)
- Un jardín entre olivos (Ed. RBA, 2004) explica la cultura del olivo y del aceite
- El paraíso disputado (Guías Aguilar, 2003) recorre la Ruta de los Castillos y las Batallas a través de las provincias de Ciudad Real, Jaén y Granada.


                                                      Juan Eslava Galán con un grupo de escritores.

     Juan Eslava Galán ha traducido la poesía de T.S. Eliot. También escribe novelas de ficción histórica con el pseudónimo Nicholas Wilcox. (La Lápida Templaria, Los falsos peregrinos, Las trompetas de Jericó,  La sangre de Dios y Los templarios y la Mesa de Salomón).

                                                             Foto escolar de Juan Eslava Galán

El mismo escritor realiza su autobiografía personal en los siguientes términos:

“Nacido en el seno de una familia de sencillos y honrados labradores que se empeñaron en darle estudios, aunque su abuelo advertía que aquel dinero era como tirarlo al estercolero, Juan Eslava Galán (Arjona, Jaén, 1948) cursó los estudios primarios y el bachillerato a trancas y barrancas en diversos colegios religiosos o seglares durante los años álgidos del nacional catolicismo, circunstancia que le posibilitó la realización de numerosos ejercicios espirituales y comuniones generales, además de dos rezos del Santo Rosario al día en el colegio y en casa, e innumerables eucaristías.



                                                          Juan Eslava Galán con un grupo de amigos en Viator (Almería)

     Llegado su tiempo, lo tallaron y realizó el servicio militar, primero en el desierto de Almería; después en Granada, enchufado en la Biblioteca Militar de la Novena Región, donde, deseoso de congraciarse con sus superiores, propuso la creación de una "Biblioteca de Choque", un cajón con una selección de obras maestras (la Odisea, el Quijote, y todo eso) que llevase el consuelo y la luz de la literatura a las más avanzadas líneas de fuego, de cara al enemigo, desafiando peligros, propuesta que fue desestimada por la superioridad sin darle la oportunidad de recorrer la cadena de mando. "Tú lo que tienes que hacer es frotar mejor la taza, inodoro o excusado del retrete de oficiales -le advirtió el comandante Mingorance-, que siempre dejas cascarrias adheridas al interior."

                                       Juan Eslava Galán en el día de ser galardonado con el Premio Planeta de Novela.
     Licenciado del servicio a la patria, tras el noble desempeño de la milicia, el futuro escritor obtuvo una licenciatura en Filología Moderna, en la Universidad de Granada (ésta ya con notas brillantes), mientras pasaba los veranos trabajando por esos mundos de Dios con objeto de ampliar sus conocimientos y conocer la vida. Se trasladó al Reino Unido, donde cursó otros estudios durante los años del tardofranquismo y Primera Transacción (o sea, la transición), y a su regreso, ya muerto Franco y aparecida la cantatriz Marisol en cueros en la revista Interviú (acontecimiento a cuya veracidad nunca concedió el mínimo crédito, aislado como estaba en su retiro de la brumosa Bretaña, aunque personas de su aprecio le juraban que era verdad), hizo oposiciones y fundó una familia (dos hijas), dedicándose en lo sucesivo a la literatura, con tan buena fortuna que ganó el Premio Planeta en 1978 con la novela En busca del unicornio, lo que le posibilitó la adquisición de un lavavajillas y le abrió la oportunidad de seguir publicando libros, como a la vista está, amén de ganar otros premios.
     Le gusta la lectura, la escritura, la cocina, el cine y la tranquilidad. Colecciona noticias curiosas, estampas religiosas, cartas, postales de amor y cántaras de aceite. Tiene la casa que parece una chamarilería.”


Saluda a los visitantes de  su página con las siguientes palabras:
     Estimado amigo:
     Gracias por consultar estas páginas. He intentado reflejar en ellas la trayectoria del medio siglo de escrituras y lecturas que llevo a la espalda. Al cabo de ese tiempo, sigo sin saber cuál es mi verdadera vocación si la de lector, la de novelista o la de historiador. Probablemente una amalgama de las tres.
     Los lectores y amigos que me siguen habrán notado que mis intereses dominantes son la historia, especialmente la de la gente corriente que no parece hacer historia; la arqueología, en su capacidad de iluminar la vida de esa gente corriente, y el misterio en su más amplia acepción, que abarca desde las creencias de la Humanidad (religión, mitos) hasta la sima insondable que es el alma humana, nunca suficientemente explicada. Quizá leemos o escribimos para conocernos o comprendernos, no lo sé.
     Creo que la lectura y la escritura nos permiten ensanchar la vida, ya que alargarla no podemos, y que, junto con la música, la amistad y el amor constituyen las formas de relativa felicidad a la que podemos aspirar los que no creemos en otra cosa. Si algún libro mío os proporciona ese placer, me doy por bien pagado y os quedo muy agradecido.
Un saludo cordial.


      PD: Intento escribir una crónica de la vida cotidiana de los españoles en el siglo XX que irá apareciendo en cinco o seis libros de los que se han publicado hasta ahora “Una historia de la Guerra Civil que no va a gustar a nadie” y “Los años del Miedo”. Invito a mis lectores a enviarme historias y fotografías familiares que me ayuden a ilustrar estos años. Muchas gracias.
     Ahora recuerdo, tras casi dos lustros, una conversación con nuestra amiga Pilar Ansino al borde mismo del agua refrescante de la playa, ella amiga de Juan e interesada en saber si Eslava Galán era de mi misma rama familiar coincidente con mi doble apellido.
     También evoco conversaciones con mi recordada tía Candida, ella,  que era un discreto depósito del tesoro de las tradiciones, oraciones e historias de la familia por la relación con su abuela Candidica, me contaba en ocasiones que una tía suya Josefa Galán Pérez (palabras tan evocadoras para mi) caso con un señor de Fuerte del Rey, (no recuerdo bien si de la familia Toro o de los Eslava) muy a pesar de los consejos en contra de sus padres, mis bisabuelos, allá por las últimas décadas del siglo XIX.

 Esta es la foto de mis bisabuelos José Galán y Candida Pérez (en el centro de la foto), acompañados de sus hijos: José-María, Juana, Mariana, Josefa (casada en Fuerte del Rey) en la fila superior. María y Candida a derecha de la madre e izquierda del padre. Y los niños Juan y Paca en la fila inferior.

     Y esa fue la respuesta que en su día di a Pilar Ansino tan cordial y amena interlocutora en las mañanas y tardes playeras  de Almuñecar.
     Desconozco si nos puede unir la misma rama familiar y de donde procede el apellido Galán de Juan, ya pasaron aquellos años de fiebre genealógica que puso de actualidad la serie Raíces de TVE. en la historia de “Kunta Kinte”. La lejanía con la rama familiar de Fuerte del Rey, y la lógica de que a través de los dos hijos varones de mi bisabuelo (muy conocidos en sus nuevas ramas familiares) no fue posible trasmitir el apellido a Fuerte del Rey y este se habría perdido con los descendientes de una hija hembra, dan claramente a conocer que al menos directamente no procedemos de la misma rama familiar; pero al margen de ello, mis lecturas, la coincidencia de nacer en 1948, nuestro campamento militar en Viator y otras coincidencias me acercan de soslayo a este cercano personaje.

     A través de su página Web oficial he intentado por mi parte dar a conocer al pueblo de Lahiguera la página, que este ya famoso escritor ha dedicado a nuestro pueblo, este paisano nuestro (digo paisano porque hasta hace tan sólo unos años éramos tan de Arjona como el mismo, al menos en el nombre del pueblo).
     A mi sólo me queda decir que es uno de mis libros favoritos, delicioso de leer y que sus personajes resultan entrañables, en una muestra del dominio del castellano antiguo perfectamente entendible, en el que el autor se luce combinando con maestría una trama ágil, fina ironía y descripción de los paisajes como sólo un maestro es capaz de hacer. Me encanta la ambientación rigurosa y como te introduce en el pensamiento y forma de vivir de la época. Una trama bien desarrollada en que destaca el tono de humor con que dotó a sus personajes. Os aconsejo su lectura, os atrapará y no lo soltaréis hasta que os llegue el momento del final del libro, después lo releeréis de vez en cuando; eso es al menos lo que me ocurre a mí.

     Sus 74 libros publicados hasta la fecha lo avalan como uno de los nombres
más firmemente asentados en eso de las letras españolas de estos tiempos.

                            Granada 22 de Mayo de 2012.
                            Pedro Galán Galán

Pedí permiso a Juan Eslava Galán con el siguiente mensaje sobre sus derechos de autor
www.JuanEslavaGalan.com
Formulario nº 3200
Pedro Galán Galán, envía el email el 07-04-12, 13:39

Nombre: Pedro Galán Galán
Email: pedrogalan2@gmail.com
Comentarios:
Juan, estoy interesado en dar a conocer la referencia a Higuera de Arjona que haces en tu libro " En busca del Unicornio" Así como dar referencias de tu autobiografía, fotos, demás datos que encontré en tu página web. La publicación se haría en el blog spot Lahiguera (JAÉN) donde podrás ver, si lo deseas, algunos artículos míos realizados con la idea de promover en lo posible la historia y cultura de mi pueblo Higuera de Arjona. Parece que tenemos una amiga común, Pilar Alsino, de Jaén. No se si por mi doble apellido Galán tenemos alguna relación de parentesco. Atentamente Pedro Galán Galán. Necesito tu permiso. ¡Gracias!

La respuesta casi inmediata de Juan Eslava Galán ha sido:

Estimado Pedro:
    Puedes disponer libremente no solo de la referencia que mencionas sino de cualquier otra de mi obra. Te animo a que sigas tratando temas culturales en nuestra tierra, tan necesitada de ellos.
    A mí el apellido Galán me viene por Fuerte del Rey. En última instancia probablemente estemos emparentados. La verdad es que nunca me he preocupado de indagar más allá de mis abuelos.
    Un cordial saludo,
            Juan Eslava


LOS CABALLEROS HIJOSDALGOS

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LOS CABALLEROS HIJOSDALGOS DE HIGUERA DE ARJONA.

     En el libro: Hidalguías de Jaén escrito por Mariano Sáez Gámez, en su página 102, 103 y 104 aparecen relacionados en su apartado b) los caballeros hijosdalgos  de Higuera de Arjona, se trata de la relación de seis personajes varones que eran reconocidos por ese título, después se citan diez caballeros hijosdalgos de Andujar residentes en Higuera de Arjona, a continuación dos de Jaén también residentes, uno de Úbeda, otro de Arjonilla, otro de Villa del Río también residentes, y termina la relación con el médico Miguel de Campos.
     El documento comienza mediada la página 103 y tras una breve relación de los datos históricos los enumera. El texto dice así:

                HIGUERA DE ARJONA
a) Datos históricos. La población de esta villa era de 102 vecinos, en los que se incluían dos clérigos sacerdotes, y 95 casas.
Era villa de Su Majestad, como administrador perpetuo de la Orden de Calatrava por autoridad apostólica, de la cual fue encomienda, ignorando los declarantes“si fue señorío y por qué pertenecía a dicha Orden, partido de Martos”.

 b) Caballeros hijosdalgos  de Higuera de Arjona:

JUAN DELGADO REINOSO. Viudo de Doña María de Lara, de sesenta y un años, hijosdalgo un hijo mayor de dieciocho años, don Juan Delgado.-24.   
MANUEL DE MONTORO.Caballero hijosdalgo, viudo, sesenta años. Calle Llana.- 55.
ANDRÉS DE MONTORO. Hijosdalgo, labrador, casado con doña Isabel de Salas, de cuarenta y dos y cuarenta años respectivamente. Hijos. Don Alonso de diecisiete años; don Juan de once; doña Elena, de veintiuno. (Hasta aquí en Página 103)
(Comienza la página 104) doña Isabel, de seis; doña Teresa de tres, y doña Mariana, de seis meses.-68.
JOSE DE MONTORO. Hijosdalgo, mozo, de cuarenta años, labrador por mano propia. Hermanas: doña María y doña Isabel. Calle Llana.-56.
FRANCISCO MONTORO MARTÍNEZ. De estado noble, cincuenta y tres años, calle Llana, labrador, casado con doña Micaela Villar. Hijos: don Alonso, de veinticuatro años; don Diego, de veintidós; don Juan, de diecinueve, capellán, doña Casta María, doña Elena y doña Isabel.-83.
FRANCISCO MONTORO CANO. De estado noble, sesenta y cinco años, viudo, labrador. Hijos: don Pedro, de treinta y cinco años; doña Juana, de cuarenta y siete y doña María, de veintiocho años.-93

c) Eclesiásticos del estado de hijosdalgos, o que estaban en posesión de igual fuero en caso de haberlos. No había ninguno.

d) Hacendados forasteros y miembros de la nobleza titulada residentes en Higuera de Arjona o del estado noble.

Andujar
DIEGO DE CARDENAS Y MIRANDA. Conde de la Quintería.
JUAN DE CARDENAS PONCE DE LEON. Hijodalgo.
GARCÍA SIRVENTE PÉREZ DE VARGAS. Hijodalgo.
JOSE SIMEÓN DE TAVIRA. Marqués del Cerro de la Cabeza.
EUFRASIO PEREZ DE VARGAS Y SIRVENTE. Hijodalgo.
MIGUEL JURADO. Marqués de Santa Rita.
JUAN DE OCA Y PALOMINO. Hijodalgo.
GONZALO MORALES DE HINESTROSA. Hijodalgo.
BERNARDINO MORENO Y NICUESA. Hijodalgo
FRANCISCO DE CARDENAS Y MANRIQUE. Hijodalgo.

Jaén
LUIS BORBON. Hijodalgo.
SEÑORA CONDESA DE CAZALLA (Final de la página 104)
(Comienza la página 105)

Úbeda
DIEGO MANUEL MESSIA. Corregidor de Murcia.

Arjonilla
JERONIMO SALCEDO JAVALERA. Hijodalgo.

Villa del Río
ANTONIO PÉREZ DE VALENZUELA.

e) Individuos del Estado General, por razón de su profesión o cargos relevantes.
MIGUEL DE CAMPOS. Médico.¬-98

Después de su lectura compruebo que el plan seguido en la confección de este estudio ha sido la catalogación pueblo por pueblo, siguiendo un mismo esquema para todos según las declaraciones guardadas en los volúmenes del Catastro del Marqués de la Ensenada, 1752. Para seguir una misma línea de exposición se han agrupado los datos en los mismos apartados para todas las poblaciones, así se ha comenzado con datos históricos o curiosos  aportados por los entrevistados con el fin de evitar la aridez y monotonía que conlleva la simple enumeración y reseña de las personas y sobre todo para relacionar a cada hijosdalgo con su medio, por lo que se comienza por aportar datos históricos o curiosos, que fue posible hallar. Después va la enumeración de hijosdalgos según hemos comprobado.
Es de destacar en el apartado b) que de los seis reseñados hay cinco con el apellido Montoro, tres hermanos DE MONTORO y otros dos con el apellido MONTORO de primero cambiando el segundo.
En el apartado d) aparecen el Conde de la Quintería y dos Marqueses el del Cerro de la Cabeza y el de Santa Rita y el resto hijosdalgos de los que como los anteriores, eran naturales de Andujar vivían en  Higuera de Arjona.
De Jaén aparece la condesa de Cazalla, siendo el resto hijosdalgos.
Al final de estudio van los índices sistematizados, uno por apellidos y el otro por localidades.
Hijosdalgo medieval.

Los nombres de los antedichos: don Francisco Montoro Martínez y don Andrés de Montoro aparecen en el documento original en el que se contesta a las preguntas de los responsables del documento, el primero lo hace como alcalde honorario y el segundo parece que como tesorero.
Algunos de los referidos hijosdalgos dicen vivir en la calle Llana, también conocida desde antiguo como Calle Real, la hoy denominada Calle Ramón y Cajal. Al menos los hermanos Manuel y José de Montoro se señala que vivieron en la casa número 55 y 56 de la calle respectivamente.  Desconozco cuándo se paso a denominar Calle Real, pero deduzco que los hijosdalgos por allí asentados, como cargos importantes del pueblo, denominarían así a la calle y situarían allí su Ayuntamiento, en lo que fue el reducto de viviendas mas habitado por los hijosdalgos, en el que por supuesto estaba también la Ermita de Jesús, después conocida como El Santo.
Desconocemos, si los números de las casas  hoy guardan la numeración  antigua, si fuese así alguno nos encontraríamos la sorpresa de haber vivido en casa de DON MANUEL DE MONTORO.

Ha servido de base documental  para el trabajo sobre las Hidalguías de la provincia de Jaén, un análisis meticuloso de los numerosos volúmenes que constituyen el llamado Catastro del Marqués de la Ensenada, actuaciones que en nuestra provincia, como en las demás de España, se llevaron a efecto en el año 1752. Actuaciones realizadas en nuestro pueblo para el establecimiento de la Única Contribución. Dichos volúmenes se conservan en el Archivo de Hacienda de la ciudad de Jaén.
En esta época de 1752 se va produciendo la decadencia de este estamento nobiliario español de modo progresivo, produciendo su desaparición cuando la meticulosidad de la administración de los reyes Borbones fue cortando todo lo que suponía privilegios que mermasen los ingresos del erario nacional.

Hijosdalgos de la Cofradía de Caballeros Hijosdalgos de Andujar, que constituyeron en 1245 la primera Hermandad de la Virgen de la Cabeza.


     Pero ¿Qué son los hidalgos o hijosdalgos?
     Hidalgo es en su definición "aquella persona que por su sangre pertenece a una clase noble y distinguida".


     ¿Cuál es el origen de los hidalgos? Comencemos por la denominación de "Hijosdalgo" es decir "Hijos de algo", esto es, que sus ascendientes se hubieran distinguido por sus hechos o por su posición. Que hubieran tenido "algo". La etimología de la palabra está perfectamente clara.


     Primitivamente en los reinos de Castilla y León, los hidalgos se conocieron con el nombre de "infanzones", voz que fue quedando en desuso hasta que sólo quedó en Aragón. Pero unos y otros, los hidalgos castellanos y los infanzones aragoneses dependían directamente del rey.

     En escritos del Príncipe don Juan Manuel encontramos un concepto muy antiguo de la nobleza como estamento cuando dice que “los caballeros son para defender et defienden a los otros et los otros deben pechar et mantener a ellos”. Razonamiento que el Arcipreste de Hita, siempre agudo y socarrón, pone en tela de juicio cuando refiriéndose a esta orden militar, afirmaba que estaba presta para recibir mercedes, pero no tanto para acudir a la lid.

     En Castilla existió una muy amplia legislación sobre los hidalgos, comenzando por el Fuero viejo, calificado como el "Código de los Hijosdalgos", y siguiendo con el Fuero Real, las leyes de Partidas, el Ordenamiento de Alcalá y la Novísima Recopilación.



Padrón original de los Hijosdalgos.

     La hidalguía, según las Partidas de Alfonso X El Sabio, es "la nobleza que viene a los hombres por su linaje". En Castilla, la hidalguía, en contraste con las costumbres francesas, sólo se trasmitía por linaje de varón. Los hidalgos eran conocidos por diversas clases, siendo los más importantes aquellos de "solar reconocido", o de casa solariega" que pregonaba la nobleza e importancia de sus ascendientes. La hidalguía tuvo su máximo esplendor en la baja Edad Media, pero terminada la Reconquista tiene su máxima decadencia hacia 1500, viéndose desde entonces los hidalgos obligados a nutrir las filas de los tercios imperiales españoles, como medio de escapar a un estado de pobreza, mejor o peor disimulado.

Pleito de los "pecheros".

     A los que tomaron parte en la Reconquista y alcanzaron la dignidad de hidalgos, se les denominaba "primarios" y "secundarios" a los que después se establecieron ya en tierras conquistadas.


     Entre los privilegios que el rey concedía a los hidalgos, el principal era el de "no pechar", esto es, lo que equivalía a no pagar tributos a la Corona. Esta fue la causa de que estas Chancillerías de la época se conserven multitud de pleitos entablados entre diversos personajes que se afanaban en poder demostrar su condición de hidalgos porque a veces era muchísimo más importante quedar exento de pagos y tributos, que demostrar que se era de estado noble.

A veces los hijosdalgos eran pobres, labradores de mano propia y artesanos.


     La nobleza y aún el ejercicio de modestísimos oficios, no derogaba la hidalguía. En muchos pueblos existieron hidalgos que eran labradores, zapateros, comerciantes y hasta "pobres de solemnidad". Y junto a ellos convivían otras personas que eran ricas, que poseían bienes y que, sin embargo, eran "pecheros" tenían que pagar los tributos "y todas sus haciendas no les bastaban para alcanzar la hidalguía".


     Los hidalgos pertenecían, en su gran mayoría, a las clases medias, y por lo general, seguían el nivel de riqueza de las regiones en las que estaban establecidos. Sería muy aventurado decir que la pobreza fuera general entre los hidalgos, pero que no nadaban en la abundancia queda destacado por un escritor de nuestro siglo en su "España vista por los extranjeros". A este respecto, en lo que se refiere a los hidalgos castellanos dice: "La hora de comer se acerca; la señora aguarda; el hidalgo a su casa. Los caballeros nobles no tienen nada en sus casas, hay que comprar al día las vituallas. Torna a salir el hidalgo y compra para los tres -amo, señora y criado- un cuarto de cabrito, fruta, pan y vino. Modestísima es la comida. No alcanza más la hacienda de un caballero castellano".


     Y este hidalgo aún puede considerarse entre los afortunados porque al menos aunque poco, ha podido adquirir alimentos por modestos sean. Otros, ni eso podían, al estar sumidos en la más absoluta miseria. Los hidalgos del siglo XVII se dividían en tres grupos, claramente diferenciados entre sí:


- Los terratenientes de modestos predios que vivían de su hacienda.


- Los hijos de familias arruinadas, o los que alcanzaron la hidalguía por el número de hijos que hubieron de emplearse como labriegos o declararse pobres de solemnidad.


- Aquellos que para huir de la miseria se enrolaban en el Ejército. El pueblo español siempre se ha caracterizado por su ingenio. Ocurre que para alcanzar la dignidad de hidalgo, o lo que es igual, librarse de la pesada carga de los tributos, impuestos y pagos al Tesoro Real, existía un medio en el que nada tenía que ver la sangre y sí la bragueta, hasta el punto que, a aquellos que conseguían la ansiada dignidad, se les denominó así "hidalgos de bragueta".


     El procedimiento no podía ser más simple: consistía en demostrar ante las Reales Chancillerías encargadas de solventar los pleitos de nobleza y probanza de limpieza de sangre, que se habían tenido como hijos a siete varones seguidos naturalmente en legítimo matrimonio. Los que se engendraban fuera de tan sagrado vínculo no se tenían en cuenta. Un hombre podía tener no un hijo, sino veinte con otra mujer que no fuera su esposa y para nada le valía si lo que pretendía era alcanzar la condición de hidalgo. Ahora bien, si podía demostrar palpablemente y sin la menor duda que su mujer legítima había parido siete hijos varones y él era el padre, con eso bastaba para que se le extendiera la oportuna documentación que lo acreditaba como hidalgo. Y no importaba que el solicitante fuera humildísimo, que no tuviera ni un maravedí, que fuera pobre de solemnidad y aún mendigo o que fuera un total analfabeto, sus siete hijos varones lo convertían en hidalgo y con ello naturalmente, se le terminaban apuros y agobios para el pago de los onerosos tributos al Tesoro.


     Esto explica que en la España del Siglo XVIII, con nueve millones escasos de habitantes existieran nada menos que seiscientos mil hidalgos. O sea que aquel que no lo fuera a nadie podía culpar de no serlo. Bastaba con la procreación y tener a su esposa en los mejores años de su vida, en un embarazo casi perpetuo. Siete hijos y a otra cosa. Pero ¡ojo! tenían que ser varones, las hembras no contaban. Desde un punto de vista moderno este hecho se puede enjuiciar como un premio a la natalidad. Algo semejante a los beneficios de que gozan las familias numerosas de nuestros días.


     Aquel que quería ser hidalgo lo único que tenía que hacer era "empreñar" (usando la terminología de la época) a su mujer siete veces y rogarle al Santo de su devoción que en las siete ocasiones los hijos venidos al mundo fueran varones, y si estos no eran seguidos, y por medio se metía una hembra, la alegría podría traducirse en llanto y crujir de dientes.


     Quizás de ahí viene aquel refrán de "mala noche y encima parir hija".


     Como es natural, la nobleza de sangre nunca estuvo muy de acuerdo con este tipo de concesión de hidalguía. Que el noble, cuya dignidad le venía por los méritos guerreros hechos por sus antepasados y presumiera de su limpieza de sangre, se cruzara en la calle de su pueblo con un porquerizo llevando una piara de cerdos que, por haber tenido siete hijos seguidos poseía la misma dignidad que él, debía ser cosa harta de soportar para el primero.


Hijosdalgos nobles luciendo sus pendones.

     La nobleza entendía que para alcanzar la concesión de hidalguía debía llegarse por otros cauces y siempre mantuvo una línea de conducta en la que, a pesar de cédulas de reconocimiento, en lo que a ella respecta, no reconocía a los hidalgos procreadores a los que, despectivamente se les denomina como "hidalgos de bragueta", y es que el número de estos llegó a ser excesivo, existiendo regiones como Cantabria donde proliferaron tanto que se llegó a decir que todos sus habitantes eran hidalgos. La nobleza sostenía que la medida era perjudicial para los intereses de la Corona puesto que con tantos "hidalgos de bragueta", se reducían los ingresos del Tesoro Real, al estar exentos de los tributos. Más como nada podía hacer para impedir que determinado individuo "empreñara" a su mujer cuantas veces le viniera en gana y ella se dejara, lo que hizo fue poner a los "hidalgos de bragueta" cuantos impedimentos podía, con el fin de impedirles llegar a las Órdenes Militares o a otras instituciones de elevado rango, que debían reservarse exclusivamente a los hidalgos solariegos y de sangre.


     Se conoce el caso de un hidalgo de Cazorla, de vieja raigambre, solera vieja de las tierras del Adelantamiento, don Vicente Fernández de Angulo, que cría hijos varones para Dios y para el rey, y entre ocios y trabajos se prepara a bien morir como buen cristiano viejo. Veamos lo que el mismo nos cuenta en su declaración a una distancia de doscientos cincuenta años: “Tengo una casa principal en la calle que llaman de Santiago en esta villa de Cazorla, la cual, por haberme dado Dios siete hijos varones, labré con aquella capacidad que necesitaba, para que dichos mis hijos pudiesen habitar con alguna conveniencia luego que la Majestad Divina fuese servida de llamarme para sí, que no podrá naturalmente ser dilatado el tiempo, respecto a que a veintitrés días del mes de febrero próximo venidero cumplo setenta y cuatro años. Y la dicha mi casa tiene un jardinico con ocho naranjos chinos, una lima agria, un naranjo, cuatro higueras y algunas flores”.
Estaba casado este hidalgo con doña Teresa Ruiz y Salido, de cuarenta y dos años, de cuyo matrimonio nacieron siete hijos varones “todos por la gracia de Dios hijosdalgos, y sus abuelos oriundos del Valle de Mena, en las Montañas”…

     Los "bragueteros" sostenían, por el contrario, que ellos eran tan hidalgos como los otros y de ahí los numerosos pleitos que, como ya dejamos indicado, se promovían en las distintas Chancillerías y Audiencias Reales. Los hidalgos de sangre, ya que no podían hacer otra cosa, ponían todo su empeño en enredar de tal modo el asunto que la decisión final de reconocimiento de hidalguía al "braguero" tardara años y más años en solucionarse ya que mientras esto no ocurriera, el solicitante estaba obligado a seguir pagando los tributos.

Hijosdalgo noble medieval.

     Estas demoras eran fatales para los que aspiraban a la obtención de la hidalguía por medio de la bragueta. Al hidalgo castellano, y basta con consultar la novela de la época, siempre se le representa como arruinado y viviendo en la más absoluta penuria. Lo curioso del caso es que, apenas alcanzaba la condición de hidalgo, y aunque rabiara de hambre y no tuviera para dar de comer a los siete hijos engendrados para conseguir la ansiada dignidad, se mostraba de inmediato  muy orgulloso de su estado social y ya no quería ejercer oficios que antes sí practicó, juzgando como una deshonor el trabajo, hasta que el rey Carlos II decretó que la hidalguía era perfectamente compatible con el ejercicio del comercio u otras actividades artesanas que no degradaban, ni menoscababan al hidalgo que las ejerciera. A partir del siglo XVIII se fue acelerando el proceso de descomposición de una clase que ya no tenía sitio alguno en el nuevo contexto social y económico.


     Es a través de nuestra literatura del Siglo de Oro y posterior como mejor ha llegado a nosotros la figura del hidalgo español, tan zarandeada, que unos lo muestran para ensalzarlo y otros lo ridiculizan a través de la trama de muy urdidos relatos.


     Cervantes lo pone en labios del Caballero del Verde Gabán, aquel don Diego de Miranda, hidalgo manchego y rico, un estupendo panegírico de los hombres de su estado, personificado en él al caballero esplendido, hogareño, amante del terruño, sabedor de cosas cumplideras al gran negocio de la salvación de su alma, enemigo de toda murmuración, devoto de Nuestra Señora y siempre fiado de la misericordia de Dios.


     El anónimo de El Lazarillo, o Quevedo en su Buscón, presentan hidalgos de otra traza. Mentirosos, fulleros, mal vestidos y peor comidos, caballeros de industria, de cabeza henchida de ingenio y escarcela ayuna de doblones…
Pero esta tipo de hidalgo solía darse más en las grandes ciudades, porque en los pueblos de corto vecindario como Higuera de Arjona solía ser de corte parecido a don Diego de Miranda, o como el caso del cazorleño que hemos relatado, rustico y algo erudito, que lo mismo vestía blusa para realizar las más campesinas faenas, que se adorna para ocasiones con las galas de una levita de lo más cortesano.


     Los hidalgos desaparecieron definitivamente como grupo social en los primeros años del siglo XIX.


     Cervantes, tan certero siempre, dice” Es grande la confusión que hay entre los linajes, y sólo aquellos parecen grandes e ilustres, que lo demuestran en virtud y en la riqueza y liberalidad de sus dueños. Dije virtud, riqueza, y liberalidad, porque el grande que fuese vicioso será vicioso grande; y el rico no liberal será un avaro mendigo” (Quijote, capítulo VI de la II parte.)


     Debe ser un objetivo en nuestras existencias el comportarnos con nobleza, ser nobles y limpios de corazón que, en nuestro caso, es lo mismo que ser hidalgos. Y si esto está anticuado, más antiguo es comer, fornicar, pintarrajearse la cara, cazar o pescar.


     "Importan las cosas pasadas porque en algún modo son, como diría San Agustín, "presente de pasado"; y porque en ellas, al menos como lección, puede haber algún "presente de futuro".


     Estas palabras que a mi me tienen encandilado, desafortunadamente no son mías. Están recogidas en el Prólogo de un libro cuyo título es: El Hidalgo y el Honor, cuyo autor se llama Alfonso García Valdecasas y fue editado por la Revista de Occidente (Madrid), allá por 1947.


     La mayoría de los hidalgos eran llamados hidalgos de gotera, dado que su condición noble no iba más allá de los límites del pueblo. Me imagino que dada la sencillez de estos referidos vecinos de Higuera de Arjona, nuestros paisanos hijosdalgos lo serían de los promovidos por la disponibilidad de su bragueta y la de su digna esposa, al tener siete hijos varones seguidos, aunque en otros documentos se registran que debían ser doce varones.


     Los había también que disponían de su hidalguía por los servicios hechos al rey, en las guerras y otros que lo compraban el título por tres mil ducados, pero estos modos de adquisición no fueron los habituales, menos en Higuera de Arjona. El hecho de que no hayamos podido tener constancia de alguna casa solariega de estos hijosdalgos en Higuera de Arjona, nos da muestra de su escasa capacidad económica, pues era habitual que los nobles se dotaran como signo de distinción  y prestigio social, de una casa con esos signos de poderío económico y nobleza, colocando en el frontispicio de la puerta el escudo esculpido en piedra de su condición nobiliaria. Tan sólo recuerdo haber visto en la calle Blas Otero un escudo, que su actual dueña destaco con la brocha y pintura encima de su puerta. Una pena, como lo fue que se pintara la Cruz de la Orden de Calatrava en el brocal de piedra del pozo del Chorrillo, que parece ser, fue el que dio nombre al pueblo cuando se llamó Fuente de la Higuera. Hemos tenido poco que guardar, por desgracia, pero lo poco que había que guardar, que mal se ha guardado.

Pozo del "chorrillo" donde se encuentra tallada y pintada la cruz de la Orden de Calatrava.

     Habrá que retomar el nombre de las calles, poner los nombre originales que se conozcan, y dejar esa costumbre de cambio de nombres de calles cuando los políticos de turno lo desean por imposición o gusto del momento. ¿Qué sabrán los vecinos de la calle Blas Otero de este personaje?


     Algunos apellidos hay en Lahiguera que pueden ser descendientes de los antiguos hijosdalgos, pero ahora con las comodidades de la vida y lo que cuesta criarlos parece que han abandonado su antigua condición cuasi nobiliaria; con todo lo que los tiempos y los aprendizajes en eso del amor nos han enseñado...


     De todas formas reconozcamos el mérito  de  que entre 102 vecinos y 95 casas tuviésemos seis caballeros hijosdalgos nacidos allí y otros dieciséis que siendo originarios de otras poblaciones eran vecinos de Higuera de Arjona por necesidades de su hacienda o profesión.


     Termino cumpliendo con ese deber de gratitud, haciendo patentes la amabilidad, y deferencias del personal de los Archivos Histórico Provincial y de Hacienda de la ciudad de Jaén. Desde estas páginas el más expresivo y sincero agradecimiento.


                    Granada 06 de Junio de 2012.
                    Pedro Galán Galán



BIBLIOGRAFÍA:
Hidalguías de Jaén. Sáez Gámez, M.1979. Instituto Salazar y Castro. (C. S. I. C.) Madrid
El Hidalgo y el Honor. García Valdecasas, A. 1947. Revista de Occidente. Madrid

Enlaces consultados:

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EL PUENTE ROMANO DEL ARROYO SALAILLO DE LAHIGUERA.

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Prólogo:
     Antes de comenzar este artículo, quisiera hacer una pequeña aclaración respecto a la mención del arroyo cuyo cauce atraviesa este puente: es el arroyo "salaillo". Así lo llamamos en nuestro pueblo, y así se le ha llamado desde hace muchísimos años. En este escrito habrá unas ocasiones en que se le llame "salado" y otras en que se le llame "salaillo". En esas ocasiones en que se le nombre como arroyo "salado" será por mantener y respetar las fuentes originales de donde se han tomado la información, dado que así lo denominan. Procuraré subrayar su nombre en esas ocasiones.


El puente romano del arroyo Salaillo:

Es tal el grado de deterioro que esta sufriendo el Puente Romano del Salaillo, que es urgente concienciar a vecinos de Lahiguera y autoridades del pueblo para poner fin a ese abandono y franco estado de deterioro.

Imagen actual del Puente Romano sobre el Arroyo Salaillo de Lahiguera

Mantenido a lo largo de tantos siglos, ha sufrido desde la utilización de maquinaria agrícola un alto deterioro, con pérdida de las losetas que formaban su calzada en la parte superior, y hoy ya sólo quedan las piedras de lo que constituye el arco del puente. Comparar las fotografías actuales con las de hace tan sólo unas décadas nos dan idea de el camino sin retorno que tiene la pérdida del puente, si no ponemos remedio pronto.

Ya sólo se mantiene intacto el arco de dovelas en forma de cuña que forman el arco o bóveda del puente. Las dovelas son cada una de las piedras labradas con forma de cuña que conforman el arco, estas reciben distintos nombres según la posición en que se encuentran en el arco: clave, contraclave, almohadón y contra-almohadón. El número de dovelas debe ser siempre impar.  La necesidad de su construcción debió surgir de la existencia previa del camino natural que propiciaban las características del terreno y la necesidad de salvar este obstáculo que dificultaba el camino en los años de grandes crecidas del Arroyo del Salaillo. En este caso de nuestro puente como en el de todos los puentes romanos se valora su carácter práctico como construcción, su gusto por las cosas sencillas y bien ejecutadas, la rapidez y la economía que siempre solían estar presentes en las obras romanas, como unas de las características más notables.

Otra característica normal del puente romano del Arroyo del Salaillo es su construcción pétrea, aprovechando el tipo de piedra tipo arenisca que es habitual por nuestro término.

Gracias al perfecto tipo de encaje de las dovelas se ha mantenido el puente intacto en la parte del arco, pero cuando caiga una dovela se empezará a  caer una tras otra como se van cayendo las fichas de un dominó puestas en fila. La solidez y estabilidad de su modelo de construcción es lo que, como en todos los puentes romanos, lo ha hecho mantenerse y conservarse a lo largo de los siglos.
 Vista aerea del enclave del puente, situado en el antiguo "camino de Andújar-Jaén".

Es necesario que este Puente Romano como monumento a conservar, sea incluido por parte de la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento dentro de Las Normas Subsidiarias de bienes protegidos o en otro caso  en el Plan de Urbanismo del Ayuntamiento (si no lo estuviese), tal como corresponde a los asuntos relacionados con el patrimonio histórico, artístico y arqueológico del término municipal de Lahiguera. Si conocidas estas Normas Subsidiarias  viésemos que no estaba incluido y recogido como elemento histórico a proteger, habría que actualizar estas Normas Subsidiarias para que quedase incluido de esta forma dentro del Catálogo de Bienes Protegidos por parte del Ayuntamiento, en alguna de las tres modalidades: Integral, Estructural y Ambiental.



Al igual que se hace con el Puente Romano se incluirían las excavaciones arqueológicas realizadas y objetos encontrados con el fin de que de detenga el expolio que ha supuesto el libre albedrío de todos los aficionados a encontrar monedas con los aparatos detectores de metales. Si el Patrimonio arqueológico de Lahiguera se hubiese cuidado dispondríamos de suficientes piezas arqueológicas como para haber podido organizar un Museo Municipal en el que hubiesen quedado recogidas las valiosas colecciones de restos arqueológicos y monedas encontrados en todo su término municipal, en lugar de ser hoy piezas de colecciones particulares de muchos higuereños y algún andujeño.

Como desconocemos si esta incluido en las normas Subsidiarias, en caso de estar incluido el puente Romano , habría que ver que figura de protección tiene asignada desde el punto de vista de Urbanismo o de Patrimonio histórico, y si está o no está contemplada la protección y si no estuviese se debería reclamar la protección adecuada a través del Ayuntamiento de Lahiguera a la Delegación Provincial de la Consejería de Cultura, solicitando por escrito y acompañado de fotografías o cuantos documentos puedan aportarse para su expediente, y se diese por parte del Ayuntamiento la alerta del grado de deterioro sufrido por el Puente Romano y se determinase la prohibición de pasar por encima con maquinaria agrícola pesada que pueda contribuir a un mayor deterioro.

Una vez realizado el estudio y catalogación del Puente Romano sobre el Arroyo Salaillo, y tras el estudio de los técnicos de la Delegación Provincial de Cultura se obtendría la adecuada protección, conservación y/o investigación al respecto y se le aplicase de este modo en consecuencia, el tipo de protección idóneo al caso.


Gracias al tipo de construcción romana a base de dovelas encajadas, no se ha derrumbado, pero obsérvese que ha perdido todas las losetas que constituían la calzada del paso de personal, que en la foto próxima en blanco y negro del año 1989 se pueden contemplar.

Lámina N º  2  A. Puente romano en el Arroyo Salado (Higuera de Arjona, Jaén) Tomada del Libro: La formación del espacio histórico: Transporte y comunicaciones: duodécimas. 1989. Capítulo: Las vías de comunicación entre Al-Andalus y Castilla, Página 89. Autor Salvador Sánchez-Terán

No necesitamos nada más que observar su forma de construcción para afirmar que sin duda constituye uno de los numerosos puentes romanos de un arco, llamados también pontanillas que sembraban toda la península de Hispania para comunicar las vías secundarias que unían ciudades y pueblos con las grandes Calzadas Romanas. En el siglo I después de Cristo la Vía Augusta era la ruta terrestre más importante de la provincia Baetica. Discurría de este a oeste, desde el Arco de Jano, situado en el Alto Guadalquivir, en las inmediaciones de Cástulo, (Linares), hasta Gades (Cádiz). La vía tenía la misma orientación que el río Guadalquivir y unía los dos extremos de la Provincia a través de un trazado aceptablemente llano.
           
    IANUS AUGUSTUS        Venta del Arco (Jaén)
    AD NOULAS    VII    Villanueva de la Reina (Jaén)
    VCIA    XX    Marmolejo (Jaén)


El Puente del Arroyo Salaillo seguramente fue construido para facilitar el paso desde Jaén a Andujar y viceversa, no olvidemos que IANUS AUGUSTUS, Venta del Arco (Jaén), resultaba ser el comienzo de la Vía Augusta, que una segunda zona de descanso y abastecimiento era AD NOULAS, Villanueva de la Reina (Jaén) y la tercera era VCA, Marmolejo (Jaén) y que desde Jaén a Andujar o Marmolejo se necesitaba un buen camino secundario, papel en el que Higuera por su ubicación geográfica, era un camino interesante por lo que se acortaba del camino, tal como ocurre ahora con la carretera Comarcal desde Jaén a Andújar.


 A lo largo de los siglos  el camino que cruza el Puente Romano del Arroyo Salaillo, llamado después Camino de Jaén y después Cañada Real, ha sido el paso obligado hacia Jaén o igualmente en la dirección contraria hasta Andujar o Marmolejo. En tiempos posteriores fue paso obligado como Cañada Real para paso de ganados y viajeros en diligencias, ya sabemos aquellos coches de mulas o caballerías, que durante muchos siglos se utilizaron como medio de transporte sobre todo en el siglo XVIII y que recibieron el nombre de diligencias por la rapidez, prisa o prontitud con que se viajaba. Estas diligencias estaban divididas en tres partes: la primera se llamaba berlina o parte delantera, después estaba la parte central que venía a ser la utilizada para los viajeros, y otra parte posterior o redonda. Además tenía un pescante para el cochero y detrás unos asientos de baca delante de la parte dedicada a los equipajes debajo de la capota. Su uso continuó en muchas partes hasta que quedó obsoleto por el nacimiento del ferrocarril en algunas zonas y en otras hasta que empezaron a utilizarse los coches mecánicos.

Fotografía reciente del puente Romano sobre el Salaillo.


Verdaderamente resulta peculiar la manera en que las impresiones se graban en nuestro cerebro para luego emerger una y otra vez gracias al efecto casi mágico de la memoria ¿Cuántos recuerdos en mi infancia alrededor del coche de caballos, la diligencia familiar? En cada primavera hacia Buenavista con el coche de caballos de mi abuelo José-María lleno de tantas cosas imprescindibles, como era necesario proveer hasta pasar una temporada,  y volver para el verano, para iniciar la marcha de nuevo en otoño en aquellos años anteriores al inicio de mi escolaridad.

No disponemos de información concreta de ninguna referencia histórica o artística sobre el mencionado puente, pero podemos suponer que pudo ser construido alrededor de los dos primeros Siglos de nuestra Era, por la comparativa de construcción de puentes de pueblos de nuestra comarca de la Campiña Alta o próximos a nuestra comarca. Quizá como era habitual en los caminos secundarios este puente fuera costeado por la población romana habitante de núcleo urbano de la hoy Lahiguera. Desde el Siglo I se empezaron a construir estos puentes en los caminos transversales de las centuriaciones para facilitar el paso de las legiones romanas en la conquista de España y  asegurar un medio de dar seguridad, prosperidad y riqueza a la tierra conquistada, su uso quedo después establecido como redes de comunicación para viajeros y mercancías. Imaginamos que la calidad del aceite de nuestras tierras necesitaba buenos caminos para su traslado hasta algún puerto, posiblemente Gades, punto final de la Vía Augusta, para que a través de barcos llegara a Roma, la capital del Imperio Romano.



Los puentes romanos son obras reconocidas por su solidez y firmeza (firmitas) que dieron pie a que posteriormente se identificase cualquier obra bien realizada como "obra de romanos", llevadas a cabo por profesionales generalmente encuadrados en el ejército romano, con el oficio bien asentado, una precisa normativa y una gran experiencia acumulada, construidos con magnificencia para la eternidad. Se pueden comprobar los buenos conocimientos que poseían sobre el funcionamiento de los arcos y la estabilidad de todas sus obras.



La desaparición de muchos puentes romanos se debe más a la mano del hombre y a la acción de las avenidas que al fallo estructural de los mismos. La eficacia de sus diseños la podemos explicar a partir de los principios de la ciencia de Resistencia de Materiales. Ya sabemos que desde antiguo y hasta épocas recientes, la falta del cálculo matemático se suplía haciendo modelos o bien variando la escala de alguna obra anterior de cuya estructura se conocía su buen funcionamiento. La ejecución de modelos a escala más pequeña puede llevar a peligrosos equívocos si se quiere conocer la respuesta resistente de la estructura, ya que el peso crece con el cubo de sus dimensiones, mientras que las secciones que soportan las cargas crecen con el cuadrado (es la conocida "ley del cuadrado-cubo", enunciada por Galileo). Por fortuna para los ingenieros romanos esta ley se puede despreciar en las estructuras donde la fábrica no rompe por compresión, como en los puentes de piedra o ladrillo, ya que las tensiones son tan pequeñas que permiten aumentar significativamente las escalas de estas obras a pesar de que se marcaron un límite máximo de la luz de los arcos en torno a los 35 m, que alcanzaron en muy pocos puentes.
Como elementos importantes para la identificación de los puentes romanos debe citarse en primer lugar el tipo de material empleado en la construcción, así como su labra y aparejo. Si la fábrica es de piedra sillar, con labras típicas como el almohadillado, la finura y el cuidado de sus juntas y determinadas formas de aparejar la sillería, la identificación es menos problemática, mientras que el posible empleo de lajas sin labrar la dificulta.
Y si la identificación es problemática, la datación precisa lo es mucho más, posiblemente para disgusto de algunos estudiosos para los cuales las grandes obras públicas de Hispania, se deben al buen hacer de Augusto o Trajano. A la falta de estudios histórico-estilísticos que permitan esta datación, debe sumarse la uniformidad constructiva de este tipo de obras a lo largo muchos siglos, que como ya hemos mencionado añade una dificultad más. Es indudable que tendrá que abordarse este tema si queremos avanzar para lo que se tendrá que contar con estudios desarrollados en el ámbito de la reconocida y valorada Historia de la Construcción, donde intervienen diversos profesionales - arqueólogos, arquitectos, historiadores, ingenieros, etc. - con diferentes puntos de vista que permitirán avanzar en el conocimiento de estas obras de ingeniería histórica.
Roma adoptó una disposición receptiva en relación con las distintas culturas que dominó políticamente; de ellas supo extraer, seleccionando y perfeccionando sus tipologías constructivas, una amplia gama de recursos técnicos que fueron los soportes fundamentales de la cohesión política y económica del imperio.
La arquitectura romana superó ampliamente la visión estática que se había definido como sistema constructivo en Grecia. Se pasó a conformar sistemas mucho más dinámicos que encontraron su fundamento precisamente en el empleo sistemático de arcos y bóvedas, para cuya construcción este pueblo desplegó un ingenio y un sistema práctico que aún hoy asombra por su sofisticación y eficacia.
Para poder organizar el imperio, los romanos construyeron una red viaria modélica en su tiempo y desarrollaron una importantísima ingeniería civil. Las vías romanas siguen generalmente la topografía del terreno adaptándose a la misma. Al principio sólo se construyen puentes en algunos de los pasos en ríos y valles, sobre pilares de piedra, a base de tablones de madera reforzados con estribos y caballetes. Los progresos desarrollados respecto a las técnicas de abovedamientos posibilitaron la construcción de puentes realizados con arcos ya de piedra.

Hecha una primera aproximación a la problemática de conservación del Puente Romano del Arroyo del Salaillo, procederemos en el artículo a analizar el puente romano en general, la disposición en el terreno, su ubicación, los materiales utilizados, el desagüe, composición, cimientos, pilastras o estribos, las bóvedas o arcos, la plataforma del puente, los sistemas constructivos y el ornato y otros detalles de decoración.
Después analizaremos la situación de otros puentes romanos de la provincia, y provincias próximas su conservación y las medidas adoptadas por los respectivos Ayuntamientos para su catalogación como Bienes de Interés cultural (BIC), mantenimiento y realce del puente. Pasaremos después a describir los caminos romanos y finalmente pasaremos a describir las calzadas romanas. Dada la característica de nuestro puente se realiza este estudio en sentido inverso, partiendo de lo más particular y concreto a lo más general de las construcciones romanas.















Esta fotografía pertenece al puente romano de Villa del Rio. Podemos observar su similitud constructiva.


El puente romano.

La construcción de puentes siempre ha sido un acontecimiento singular y de un coste económico y técnico elevado incluso en época romana. Requiere la presencia de personal especializado que generalmente estaba encuadrado en el ejército. Sus obras las ejecutaron de manera sólida y estable, sin concesiones a la ligereza y con una clara intención de que sus obras durasen toda la eternidad. El arquitecto del puente de Alcántara Caius Iulius Lacer así lo dejo inscrito pues levantó la obra para que durase “por siempre en los siglos del mundo”. Es espectacular poder contemplar el perfecto estado de conservación del Puente Alcántara después de tantos siglos y poder leer en su inscripción como se mantiene por siempre en los siglos del mundo.

El notorio y sistemático rigor constructivo de los puentes en todo el territorio de lo que fue el imperio romano, permite identificarlos de otros posteriores una vez sistematizadas sus características constructivas, esta es la causa  del estudio detallado, que sigue, para así poder comprobar como es coincidente con los rasgos de nuestro Puente Romano sobre el Arroyo Salado de Arjona
Los puentes han gozado a lo largo de la historia de un amplio reconocimiento social, apreciable en numerosas referencias recogidas por la tradición popular y la documentación histórica, pero no tanto en el nivel de estudios y en general, los historiadores han tenido poco interés por las obras públicas antiguas y tampoco los ingenieros les han dedicado mucha atención.

En esta tarea de identificación no siempre se ha procedido de modo riguroso pues con relativa frecuencia se han considerado como romano algún puente antiguo solo por poseer bóvedas de piedra de una antigüedad imprecisa o simplemente por llamarse así desde tiempos inmemoriales. En el caso de nuestro Puente Romano sobre el Arroyo Salado, tenemos el aval de haber sido considerado así en un prestigioso libro del Ingeniero D. Salvador Sánchez Terán, titulado “La formación del espacio histórico: Transportes y comunicaciones el año 1989, en el Capitulo que trata Las vías de comunicación entre Al-Andalus y Castilla, en su página 89.

La disposición del puente romano.

El P. Pontones definía a los puentes como “unos caminos sobre las aguas que se han de juntar con los de la tierra” por la clara continuidad que dan a la red caminera para superar ese obstáculo. La necesidad de su construcción surge por la existencia previa del camino y del obstáculo a salvar, y los dos le confieren carácter y unicidad. También se lo imprime el entorno y la forma que le da el proyectista con el gusto y la ayuda de la técnica de su tiempo. Después de construido es cuando toma fuerza, transformando el entorno al crear y organizar nuevos espacios y paisajes.
 
El puente es una obra humana que responde a un acto de voluntad consciente, y es deseo del autor darle una tipología estructural determinada. En el caso de los puentes romanos se aprecia como el carácter práctico de sus constructores, su gusto por las cosas sencillas y bien ejecutadas, la rapidez y la economía están siempre presentes.

El puente romano más habitual es el construido con materiales pétreos. Sin embargo en numerosos ocasiones se construyeron con otros materiales menos duraderos de los que apenas quedan restos o noticias.

La característica más sobresaliente de los puentes de piedra es la maestra utilización de las estructuras arqueadas o abovedadas de forma semicircular y en menor número con directriz rebajada que desarrollaron espléndidamente a pesar de carecer de antecedentes constructivos. La historia del puente está unida a la del arco, uno de los artificios logrados por la inventiva humana, ya que gracias a la colocación y a la gravedad de sus pequeñas piezas, las dovelas, permite superar el vacío y asegurar su estabilidad. Es el elemento constructivo que permite a la materia vencerse a si misma, como se desprende, según Fernández Casado, de la frase latina del puente de Alcántara ars ubi materia vincitur ipsa sua. 

En el planteamiento inicial del proceso constructivo los ingenieros romanos estudiaban y resolvían una serie de problemas previos ineludibles como la ubicación, la cimentación, los materiales y el modelo de puente. La existencia de un buen firme en las orillas y la abundancia de materiales adecuados que les permitían construirlo rápida y económicamente fueron las principales cuestiones que más influyeron en la decisión definitiva. Quizá sea la componente económica la que más llame la atención pues se tiene una idea preconcebida de que los recursos eran muy grandes y en consecuencia era una cuestión que no tenían en cuenta. Al contrario, según A. Choisy, “el genio de los romanos siempre supo conciliar la pasión por las grandes empresas con la economía; el tamaño con la elaboración de métodos de fácil ejecución” (Choisy 1999, 5). Los motivos que llevaban al ingeniero romano a decidir la tipología del puente los desconocemos pues no hay testimonios que aporten datos sobre este tema. Es una cuestión sobre la que únicamente se puede especular y así por ejemplo, pensar que el número de arcos y sus luces estuvieron determinados por las características del terreno que la rasante de la plataforma la fijaron por la forma topográfica de las orillas o que el nivel alcanzado por determinadas avenidas conocidas fue el factor decisivo que concretaba el modelo, al fijar la altura y el número de arcos. La anchura de la plataforma normalmente era similar a la de la vía que servía, con medidas que variaban entre los 5 y 8 m.

El sistema constructivo elegido vendría determinado por los materiales a emplear, la sencillez de los procedimientos, la economía de los medios y el sentido práctico de las soluciones elegidas, buscando siempre la durabilidad del puente.

1.- La ubicación de la obra

La elección del emplazamiento la realizaron teniendo en cuenta los condicionamientos previos que lo determinaban: el trazado de la vía, el posible aprovechamiento de un camino anterior, la existencia de una población ribereña, la morfología del cauce y las características geotécnicas de la zona elegida.
 
Las alineaciones rectas a gran escala con las que los ingenieros romanos trazaron las vías, eran las que determinaban, en primer lugar, la ubicación de la obra que abarcaba una zona evidentemente amplia. Al descender en la escala territorial y al tratar de fijar el lugar de ubicación eran ya otros factores los que entraban en juego, como la existencia previa de un camino anterior, la forma de cauce o las condiciones geotécnicas del terreno. Como dice el ingeniero Eugenio Rivera “... ya de antiguo se situaban los puentes en los estrechamientos de los ríos, donde las márgenes suelen ser más firmes” (Ribera 1936, 35). Las obras en estos sitios eran por tanto más cortas, económicas y duraderas y el trazado del camino se adaptaba al puente y si era previo a éste se modificaba.

El desacierto en la elección del lugar de implantación con un terreno de baja capacidad por tanto es la causa más frecuente de la ruina y desaparición de muchos puentes romanos.

2.- Los materiales

El tipo de material utilizable en la ejecución de un puente y la forma de aparejar la fábrica son decisiones importantes del constructor. Los diferentes materiales tienen su propio lenguaje y cada uno de ellos expresa de distinta manera su comportamiento estructural; los más usuales en época romana han sido la madera, empleada en obras de las que apenas se conservan algunos restos;  la  piedra muy utilizada sobre todo el granito, la caliza y la arenisca y el ladrillo, muy frecuente en la construcción en general.

3.- El desagüe

Todavía no hace muchos años el ingeniero J. Eugenio Ribera reflejaba el estado de la cuestión a principios del siglo XX al estudiar los hundimientos de puentes producidos por las crecidas cuando sus desagües eran insuficientes. Si las luces no son lo suficientemente amplias para el desagüe normal de las crecidas el río se remansa aguas arriba, produciéndose un salto entre la parte alta aguas arriba y el nivel a la salida del puente, que provoca el aumento de la velocidad de las aguas bajo los arcos que puede alcanzar la que produce la socavación de los cimientos. La experiencia constructiva de los romanos les llevaba a ejecutar elementos que mejoraban la hidrodinámica del puente, como los muros de  encauzamiento que facilitaban el paso del agua ya que reducían las perturbaciones producidas por el estrangulamiento bajo el puente, y los tajamares de planta triangular más o menos apuntada, semicircular u ojival, esta última mucho más escasa.

No dispusieron espolones en los paramentos aguas abajo de las pilas que hubiesen aminorado las peligrosas turbulencias que allí se producen.

 4.- La composición.

La aptitud del artífice romano ante la composición de un puente es algo que desconocemos. Con carácter general Vitrubio aconsejaba que las edificaciones cumpliesen tres exigencias: firmitas, utilitas, venustas, es decir solidez, utilidad y belleza. El concepto teórico de la disposición constructiva era lo que denominaba y describía, con cierta confusión, la symmetria, que no es lo que actualmente entendemos por simetría, sino que se refería a que todas las partes debían estar relacionadas entre sí por su participación en un módulo de medida común, que es la base de sus dimensiones (Vitrubio l, II, 17). Mediante estas conveniens consensus entre las partes y el todo se consigue, según Vitrubio, la eurithmia. Las relaciones de medidas se determinaban mediante la aritmética, “... que resuelven intrincados problemas de las proporciones”,  o la geometría.

El gran mérito de los ingenieros romanos fue el haber sido pioneros en esta especialidad constructiva sin apenas precedentes en los que inspirarse, superando de un modo práctico las dificultades que todavía a principios del siglo XVIII reflejaba el ingeniero francés Henri Gautier como era resolver el espesor de estribos y pilas en relación con la luz de las bóvedas, el espesor de las roscas, la directriz de las bóvedas y el espesor de los muros de acompañamiento según su altura.

Es probable que tuviesen algún tipo de comprobación aritmética sencilla o geométrica que justificasen los diseños y proporciones adoptadas en sus obras. Concretada la composición de la obra disponía con detalle todos los elementos que compondría la obra: los cimientos, el cuerpo de sustentación (estribos y pilas), los arcos o bóvedas, los tímpanos y la plataforma.

 4.1 Cimientos

El arquitecto romano Vitrubio aconseja cavar zanjas buscando suelo firme, y en caso de encontrarlo construir los cimientos con mayor anchura que los elementos a apoyar y con la más sólida estructura. Sobre la profundidad no dice nada aunque es evidente que las condiciones geotécnicas del terreno en lo referente a la capacidad mejoran con la profundidad. Los Mappae Claviculae, documentos del siglo VIII D.c. (Mesqui 1986, 229), que entre otras cosas reproducen sistemas de cimentación superficial romanos, establecen que la profundidad de la cimentación será de un cuarto de la altura de la obra y aconsejan la búsqueda de terreno firme y que se desconfíe de los suelos mezclados con piedras, por lo engañoso que suelen resultar en cuanto a su firmeza.
           
Para la construcción de los cimientos en medio del río recurrirían a desviar lateralmente todo el curso del río o a su contención durante el estiaje con presas provisionales, o al  procedimiento más sencillo de construir recintos secos que permitiesen asentar la sillería en capas firmes de terreno, con ataguías provisionales de tierra o pantallas de pilotes de madera, achicando el agua que se filtraba a su interior con tornillos de Arquímedes u otras máquinas hidráulicas.

A  veces los cimientos se realizaban con una primera hilada de sillares tumbados o con varias que se iban retranqueando con respecto a la inferior formando un ligero escarpe que favorecía tanto la cimentación al aumentar la sección de apoyo a la vez como el comportamiento hidráulico de la obra al disminuir el espesor de las pilas e incrementar la sección de desagüe. En caso de que cimentase en roca el lecho de apoyo se nivelaba labrando un plano horizontal o varios formando escalones, o simplemente se desbastaba groseramente quizá debido a la urgencia de la ejecución o a la confianza de conseguir un buen asiento acuñando los sillares con piezas de menor tamaño. Cuando los terrenos eran flojos y desconfiaban de su capacidad recurrieron a mejorarlos con escolleras o capas de hormigón de cal y canto, sobre las que posteriormente cimentaron.

En otras ocasiones dispusieron cimentaciones profundas hincando pilotes con la punta reforzada con azuches metálicos. Vitrubio aconseja, en este caso, proceder a hincar “estacas de chopo, de olivo o de roble, chamuscadas, metiéndolas a golpe de máquina”.

4.2.- Las pilas y estribos.

Las pilas y estribos, las cepas como los denominan los tratados antiguos de arquitectura, tienen la función de transmitir al terreno las cargas muertas o permanentes y las sobrecargas del puente, a través de las bóvedas que sobre ellos se apoyan. Los estribos reciben el empuje inclinado de una bóveda que debe equilibrarlo con su peso, transmitiendo a la cimentación la resultante de todas las fuerzas presentes. En cambio las pilas, sobre todo si las luces de las bóvedas adyacentes son iguales, reciben empujes equilibrados con componentes horizontales que se contrarrestan entre sí. Esto permite disminuir su espesor pues necesita menos materia para alojar la resultante en su interior ya que es prácticamente vertical. Esta intuición ya la tuvieron los romanos cuando construyeron las pilas de algunos puentes de arcos rebajados conservados en Padua (Italia), muy estrechos para la época (relación ancho pila/luz de bóveda de 1/8,2), que muestran la gran calidad técnica alcanzada. La estabilidad del puente con pilas tan estrechas se consigue siempre que las bóvedas se construyan a la vez y que a lo largo de su vida no se arruine ninguna de ellas puesto que no tienen la sección suficiente para albergar en su interior la resultante desequilibrada del empuje de una sola bóveda.
En los puentes de Hispania la fábrica de estribos y pilas están realizadas generalmente con sillería almohadillada de labra, estereotomía y aparejo muy cuidados, a veces con hiladas alternas de piezas a soga y tizón.
Dovelas a soga con huecos para grapas.

Esta singularidad constructiva ayuda a darle una mayor rigidez  a la fábrica de estas partes del puente, las más sometidas a la acción de las aguas. Esta trabazón también la mejoraban grapando los sillares con piezas de madera o metálicas muchas veces con forma de doble cola de milano.
Engatillado de las Dovelas en el puenete de los Pedroches.

El relleno interior suele ser de material, hormigón de cal y sillería.
Una parte del puente muy problemática es el número de pilas y su tamaño, dado que alteran el régimen hidráulico del río. Los tajamares mejoran la hidráulica del puente con su forma y su función corta aguas, pero no eliminan su efecto perturbador. Desconocemos como era su remate superior aunque pensamos que lo hacían horizontalmente sin sombrerete, como parece apreciarse en los restos de algunos puentes. En cuanto a su anchura pudo establecerse en función de las luces contiguas. Los datos que resultan del estudio de dicha relación son tan variables que parecen no obedecer a ningún criterio claro; en los puentes de Hispania varía entre el 1/5,60 que posee el Ponte de Lima y el 1/0,9 que tiene alguna pila del puente de Mérida. La media es 1/2,6.

Para aumentar el desagüe trataron de disminuir la superficie de los muros de acompañamiento de los estribos que oponen una gran superficie a la corriente, disponiendo unos pequeños desaguaderos adintelados (puente de Albarregas y Ponte de Pedra). También en las pilas trataron de mejorarlo horadando sus tímpanos con huecos rematados con dinteles o pequeñas bóvedas.

 4.3.- Las bóvedas o arcos.

Los ingenieros romanos emplearon preferentemente en las arquerías de sus puentes la directriz de medio punto aunque, en ocasiones y desde épocas muy tempranas antes del cambio de era, también emplearon rebajadas.

Las luces de los arcos generalmente no son grandes pues tienen valores modestos. El 90 % de los puentes estudiados por el ingeniero inglés O’connor tienen arcos con luces menores a 21 m y el 70% no alcanzan los 12,50 m (O’connor 1993, 170). Según los datos que poseemos de los puentes de Hispania (muestra de 117 valores) el 80% de ellos tienen arcos con luces comprendidas entre 6 y 10 m. El valor medio de la muestra es 9,62 m.

La relación que hay entre el espesor de la bóveda y su luz es uno de los parámetros más importantes del diseño. En los puentes de Hispania oscila entre 1/4,6 y 1/20, con una media de 1/10.

Observando las boquillas podemos conjeturar que las bóvedas normalmente tienen un espesor uniforme, al estar construidas con dovelas de tamaño uniforme. Esta circunstancia se comprueba en todos los casos donde se ha visto el trasdós completo de alguna bóveda. Sin embargo puede variar y si lo hace la diferencia está localizada en la clave, en la zona de arranques o en riñones. Las dovelas están formadas por piezas colocadas a soga que da una sola cara al exterior y a tizón que da dos, y a veces alternativamente.

La rosca de las bóvedas habitualmente esta ejecutada por hiladas de dovelas con las juntas encontradas (matajunta).

4.4.- La plataforma.

La plataforma es, en muchos casos, horizontal, aunque en ocasiones recurrieron a la doble pendiente, muy pequeña. Siglos más tarde este diseño fue considerado modélico por el arquitecto renacentista Palladio.

Las calzadas son amplias - no como las de los puentes medievales posteriores construidos con criterios menos ambiciosos - pues no desearon estrechar el paso. Son puentes anchos que superan con frecuencia los 5,00 metros (20 pies) de anchura. De una muestra amplia de 146 valores de puentes de todo el imperio romano, el 81,50 % de ellos poseen una anchura superior a ese valor. Tan solo el 5 % la tienen inferior a cuatro metros. Desconocemos si los puentes peninsulares tenían o no aceras, la forma y el tamaño de sus pretiles y como estaba pavimentada la calzada. Toda esta superestructura ha desaparecido, pues es fácilmente arrastrada por las grandes crecidas o saqueada para su utilización en otras edificaciones.

También son escasos los pavimentos conservados, pero suponemos que consistirían  en enlosados de piezas colocadas en espina  o de losetas de tipo poligonal.

En ocasiones la desaparición del pavimento ha dejado al descubierto el trasdós de las bóvedas que fue desgastándose por el paso de los carros  o por la pezuña de las caballerías. También pudo ser rebajado intencionadamente para facilitar el tránsito.

 5.-  Los sistemas constructivos.

Expuestos los problemas preliminares que existen y que hay que resolver cuando se pretende la construcción de un puente, una vez fijada la ubicación, determinados la rasante de la plataforma, la capacidad de desagüe, la tipología y los materiales a emplear, solo resta definir el sistema constructivo, que vendría condicionado, como ya se ha dicho, por la sencillez de los medios y el sentido práctico de los constructores.

Los sistemas de nivelación y replanteo empleados serían los mismos que utilizaron en los trabajos agronómicos de parcelación o centuriación de los terrenos de uso agrícola, y los topográficos de nivelación realizadas para el abastecimiento de agua o la minería. Los aparatos empleados serían los habituales en aquellos tiempos, la groma, el chorobates y la dioptra, que les permitió, a la vista de los resultados, una más que aceptable precisión en sus replanteos y realizaciones.

La puesta en obra de la sillería se realizaría con medios manuales, con pequeñas carretillas sobre andamios o con sencillos artefactos elevadores como eran los trípodes de madera y cuerdas, los tornos a mano y las poleas (Adam 1984, 46) utilizados en la construcción durante muchos siglos. Para manejar y levantar los sillares emplearon un tipo de pinzas, los ferrei forfices, cuyas puntas se ajustaban a unos pequeños orificios horadados con forma redondeada, rectangular o triangular, que facilitaban la sujeción.
Detalle de los orificios horadados en los sillares.

En el desplazamiento de los sillares sobre el lecho de la hilada inferior para ajustar unos contra otros y dejarlos a ras con el resto del paramento utilizaban palancas cuya punta se introducía en el interior de unos pequeños agujeros practicados en los bordes de los sillares. Estos agujeros se ven en muchos puentes.
Herramientas utilizadas en la construcción por los romanos

El aparejo de la sillería, como ya se ha comentado, fue habitual disponerlo en hiladas alternas de sogas y tizones, singularidad constructiva que no se realizó en la construcción posterior salvo en algunas obras prerrománicas y que es útil, por tanto, para identificar los puentes construidos en época romana. Quizá se inspirase en un tipo de construcciones militares de defensa realizadas con troncos de madera.
Modo de construcción de un puente romano

Las bóvedas se construían con ayuda de cimbras de madera apoyadas en el cauce del río o en la propia fábrica. Si el terreno del cauce ofrecía buenas condiciones y el arco no era de grandes dimensiones pudieron emplear la primera disposición.

Tuvo el inconveniente que ocupaba parte del cauce y entorpecía el discurrir normal de las aguas, que en caso de que se produjesen avenidas imprevistas podía provocar  importantes daños. En otros casos el apoyo se realizó en la propia fábrica sobre sillares volados, cornisas o mechinales, situados a nivel de los arranques y entre estos y riñones.

Construían el puente, muy posiblemente, arco a arco progresando desde una orilla a la otra, o desde ambas a la vez, con ayuda de una o varias cimbras. Si se empleaba una sola cimbra la pila podía pasar por una situación de desequilibrio cuando se descimbraba la bóveda ejecutada sin que estuviese construida la de al lado.

Los puentes romanos y sobre todo sus bóvedas fueron fuente de inspiración y enseñanza para los maestros canteros medievales y los técnicos renacentistas y modernos, que los consideraron como ejemplos de diseño y perfección.

6.- El ornato y otros detalles.

Según Auguste Choisy el ingeniero romano supo, a diferencia de los arquitectos griegos, separar la construcción de la arquitectura ya que su carácter eminentemente práctico le llevó a despreocuparse de los detalles ornamentales. Otro elemento de ornato más sencillo y bastante frecuente son las impostas o cornisas que rematan, delimitan o separan los distintos cuerpos del puente, permitiendo detectar, a simple vista, la concepción estructural empleada.

En los puentes de Hispania se han conservado muy pocas inscripciones, dos de los cuales, seguramente con el mismo texto, se hallan en los tímpanos del puente sevillano de Alcantarillas. Sus textos, hoy prácticamente desaparecidos, están grabados en unos recuadros rectangulares enmarcados por una cornisa ligeramente saliente con moldura curva del tipo gola o cima recta, y de ellos puede leerse una pequeña parte: AVGUSTV PON(TE)M.

Las marcas o signos de época romana grabados en la sillería también son escasos no solo en los puentes sino en la todo tipo de obra arquitectónica.




El puente Romano de Villa del Rio (Córdoba):

El mismo puente en una fotografía antigua:



El puente romano de Villa del Río es un ejemplo de esta arquitectura civil, una pequeña joya. Está situado en la Vía Augusta sobre el río Salado, a un kilómetro de la población en dirección este. La mayoría de las opiniones lo sitúan cronológicamente en la época de Augusto (S.II) Tiene una estructura asimétrica formada por un arco central flanqueado por otros dos pequeños y un tercero en el lado derecho (visto desde la fachada contracorriente). El arco central es de 8,90 m de luz ("anchura"); los laterales, de 3,50 m el derecho y 3 m el izquierdo; el más pequeño de la derecha tiene 2,60 m.

A principios de enero del año 1992, el Ayuntamiento de Villa del Río envía dos escritos, uno a la Fundación Sevillana de Electricidad y otro a la Delegación Provincial de Cultura. En el primero se solicitaba que la iluminación del Puente Romano de Villa del Río se incluyera dentro del programa de actuaciones llevado a cabo por la citada Fundación con motivo de la conmemoración del V Centenario de la Unidad de España y de la Exposición Universal de Sevilla. En el segundo escrito se pedía el apoyo de la citada Delegación, realizando un estudio de las características y condiciones del Puente, con el fin de que la mencionada iluminación se hiciera de la forma más adecuada. La Fundación Sevillana contestó al escrito comunicando que no se podría realizar en breve plazo, pero que se tendría en cuenta...

En febrero del mismo año, el ayuntamiento dirige un escrito a la Delegación Provincial de Cultura en el que se solicitaba un informe que marcará las pautas para lograr la adecuación del proyecto de iluminación al citado puente. Por su parte, la Delegación de Cultura envía sendos informes elaborados por el Arquitecto Jefe de la Unidad Técnica de Conservación y Restauración de Bienes Culturales y el Arqueólogo Provincial, para que sean tenidos en cuenta a la hora de elaborar el proyecto.

Los informes fueron bien recibidos por parte del ayuntamiento, quien solicitó una subvención a la citada delegación o bien que se hiciera cargo de la realización del proyecto. En marzo de 1992, la Delegación de Cultura contestó indicando que se consideraría su inclusión en los futuros programas de obras que se eleven por parte de ésta a la Dirección General de Bienes Culturales, quedando el asunto parado en este punto.


En la actualidad, por iniciativa particular y al calor de la inauguración del Museo Histórico Municipal de Villa del Río, contando con el apoyo del propio ayuntamiento, se pretende mover el tema de nuevo para poder llevar a cabo no sólo el proyecto de iluminación, sino también la señalización histórica del puente desde las vías de comunicación colindantes, así como dentro de la localidad, el adecentamiento del área de descanso en torno al puente, realizando lo que se denomina un Parque Arqueológico dedicado al descanso, ocio y cultura.



La diferente luz de los arcos trae como consecuencia alturas también diferentes; el central es el más alto y provoca un perfil apuntado en el puente, tiene arquillos de aligeramiento en los pilares cuya luz es de 1,10 m por 1,88 m de altura. En el puente también se pueden observar tajamares triangulares, concretamente en la fachada contracorriente, que servían para encauzar las aguas hacia los arcos; estaban formados por sillares almohadillados que se unen perfectamente a su pilar correspondiente. El tajamar es la cara apuntada de un pilar de puente que tenía como misión romper la fuerza de la corriente.

El puente está realizado en la técnica constructiva denominada Opus Quadratum, bien representado en Córdoba en otras edificaciones importantes. El material empleado es la piedra arenisca de la zona, que en la clasificación de Pettjhon de 1957 corresponde a una Arcosa Potásica, con arcilla y óxidos de hierro con algo de fracción limosa, más comúnmente conocida como piedra molasa. Como características a destacar, por lo poco usuales, hemos de mencionar las siguientes:

- Almohadillado (parte del sillar que sobresale de la obra con las aristas achaflanadas o redondeadas) que se conserva en la mayor parte de sus sillares (los que son originales y no han sufrido remodelación), siendo en algún caso muy pronunciado.

- Sillares bastante homogéneos, con 80 cm de longitud, 50-70 de grosor, 40-50 de altura. La parte más antigua que aún se conserva del puente presenta el sistema de aparejo isódomo, uno de los más utilizados en el mundo romano. Hemos de tener en cuenta que este puente ha sido sometido a diversos procesos de restauración a lo largo de su existencia y se han añadido partes que presentan otra disposición de aparejo.

- Las dovelas están engatilladas (junta de la fábrica de sillería en la cual los salientes de un elemento encuentran su correspondiente encaje en el otro) en la rosca de los arcos para así evitar el deslizamiento de éstas. Están almohadilladas con una plasticidad casi escultórica.

- Los arcos menores se apoyan sobre las dovelas de los arquillos de aligeramiento de manera que las dovelas de estos últimos constituyen las jambas de los primeros.
La parte superior del puente está remodelada con sillares sin almohadillado, al igual que la rosca de los arcos central e izquierdo que utilizan grandes ladrillos. Son originales los dos arcos de la derecha y casi todo el central, el arranque del puente hasta los pilares y está remodelada toda la parte superior



El puente Romano de Vadollano, entre los términos de Vilches y Linares:

Puente romano de Vadollano, entre los términos de Vilches y Linares. Declarado Monumento Natural por La Junta de Andalucía el año 2003. Es Bien de Interés Cultural (BIC)


El Piélago es un paraje que se encuentra entre la campiña y las estribaciones de Sierra Morena, declarado Monumento Natural por la Junta de Andalucía en 2.003, y se sitúa a caballo entre los municipios de Vilches y Linares. En su ámbito, se incluye el Puente de Vadollano, puente romano del siglo III a. C., que está declarado BIC. Se accede desde la carretera A-312 de Linares a Arquillos, a la altura del kilómetro 9. Es Bien de Interés Cultural (BIC)


Pilastras del puente Romano de Porcuna:

Daños en el puente romano de Porcuna por obras en el arroyo Salado de Porcuna. Llamado también Puente Cañete.

El Diario Jaén publicaba en fecha 19 de Noviembre de 2008, que las obras que había comenzado la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir dos meses antes, destinadas a la limpieza y conservación del cauce, habían causado daños en el puente romano en una de sus pilastras (de las cuatro que quedaban) por el paso de las máquinas. Los trabajos en cuestión se enmarcan en un proyecto de obras de emergencia de carácter provincial que la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir puso en marcha en diciembre del año pasado. El objetivo actuar contra futuras avenidas de ríos y arroyos en términos municipales en los que ya se habían registrado problemas importantes en otras ocasiones.

Sólo me cabe decir que siendo las ruinas del puente tan poco importantes hoy, por el alto grado de deterioro del mismo, no obstante están declaradas y catalogadas por la Consejería de Cultura como Bien de Interés Cultural (BIC). Desconocemos si nuestro Puente Romano sobre el Saladillo disfruta del reconocimiento de Bien de Interés Cultural (BIC), si no fuera así ya sabemos el camino a tomar.



LOS CAMINOS ROMANOS
Roma era famosa por su sistema de caminos. Los romanos construyeron más de 53,000 millas (85,000 kilómetros) de caminos para conectar cada parte de su Imperio. Los caminos fueron desarrollados por el ejército, principalmente y fueron hechos a mano. El sistema de caminos conectaba cada provincia junto al imperio. Los romanos tenían el mismo refrán de que todos los caminos llevan a Roma. Un romano podía comenzar un viaje en un camino romano en el noroeste de África, pasar por el mar mediterráneo y llegar a Roma sin haber dejado un camino romano.

Los romanos construían tres tipos de caminos estratégicos: los llamados stratis lapidibus o enlosados, los enlosados o injesta glarea y los sencillamente aplanados o terrenea.

Conocidas son las obras de los romanos; los lagos que ahondaron o cambiaron de curso, las colinas que hicieron desaparecer, la montaña que por orden de Vespasiano cortaron en la vía Hamanía, en un espacio de mil pies de longitud, cuya inscripción subsiste todavía. La construcción de la mayoría de nuestras casas no es tan sólida como lo era la de las grandes vías que conducían a Roma. Estas vías públicas las extendieron por todo el Imperio, aunque no con tanta solidez, porque no hubieran tenido dinero suficiente. Casi todas las calzadas de Italia se elevaban a cuatro pies sobre sus cimientos, y cuando encontraban un pantano que interrumpía el camino lo cegaban; cuando encontraban algún sitio montañoso le unían el camino por medio de una suave pendiente y sostenían en muchas partes dichos caminos con murallas. Encima de los cuatro pies de obra colocaban grandes piedras de talla, mármoles de un pie de espesor que con frecuencia tenían diez pies de longitud, trabajándolos por su parte superior para que no hicieran resbalar a los caballos que caminaban sobre ellos. No sabemos qué es más admirable, si la utilidad o la magnificencia de los caminos romanos.

LAS CALZADAS ROMANAS
Cuando Roma se convirtió en un imperio necesitó crear una amplia red viaria que conectara todos los lugares por razones políticas, militares y estratégicas. Las legiones se trasladaban a través de ellas con rapidez y sometida la región y establecida la paz, estas vías adquirían un carácter comercial,  ya que se utilizaban para el transporte terrestre de personas y mercancías.

Las calzadas las trazaban ingenieros militares y su construcción fue un prodigio técnico, como lo demuestra el excelente estado de conservación de algunas de ellas. Normalmente llevaban el nombre de la región o del magistrado que las había proyectado.

Esta red de comunicaciones que llegó a alcanzar los 80,000 kilómetros fue uno de los factores que más contribuyeron a la rápida romanización de todo el Imperio.

A lo largo y ancho de las distintas vías surgían posadas, mansiones, donde los viajeros podían reponer fuerzas comiendo y durmiendo.

Para facilitar la orientación y saber en cada momento las distancias, cada mil pasos (1472 metros) se colocaba un miliario señal que indicaba la distancia con respecto al miliario cero, de ahí la expresión castellana “todos los caminos llegan a Roma”.

Entre las numerosas calzadas destaca la vía Apia, que es la vía más antigua que conectaba Roma con Capua, y la vía Argentea que comunicaba Astorga y Mérida.

Las calzadas inicialmente se utilizaban para facilitar el avance o desplazamiento de las legiones romanas, rápidamente se aprovecharon para fines administrativos y comerciales. Las calzadas principalmente eran financiadas por el Estado, y las secundarias se costeaban por los municipios afectados. A lo largo de las calzadas, cada 20 ó 25 millas romanas, se construían mansiones, lugares de descanso y cambio de caballerías. Existen documentos que aportan datos sobre las redes de calzadas existentes en tiempos del Imperio Romano, el más conocido: “Itinerarium Provinciarium Antonini Augusti”, conocido como el Itinerario de Antonino en el año 280, de autor desconocido. Recoge las 327 vías más importantes desde Roma a los puntos mas alejados del Imperio, consignando las mansiones existentes y las distancias entre ellas, totalizando unos 90,000 kms. De este número de vías 34 corresponden a la Hispania, con 10,300 kms de longitud. Otro documento es el libro III de la Geografía de Estrabón (63 A.c.-19d.C), que describe una red de calzadas de algo más de 2,000 kms en Hispania.

LA VÍA AUGUSTA EN LA BAETICA

En el siglo I después de Cristo la Vía Augusta era la ruta terrestre más importante de la provincia Baetica. Discurría de este a oeste, desde el Arco de Jano, situado en el Alto Guadalquivir, en las inmediaciones de Cástulo, (Linares), hasta Gades (Cádiz). La vía tenía la misma orientación que el río Guadalquivir y unía los dos extremos de la Provincia a través de un trazado aceptablemente llano.
           
    IANUS AUGUSTUS        Venta del Arco (Jaén)
    AD NOULAS    VII    Villanueva de la Reina (Jaén)
    VCIA    XX    Marmolejo (Jaén)
    EPORA     XXXVIII    Montoro (Córdoba)
    AD DECUMUM    LVI    Puente Mocho (Córdoba)
    CORDUBA    LXVI    Córdoba
    AD ARAS    XC    La Carlota (Córdoba)
    ASTIGI    CII    Écija (Sevilla)
    OBULCULA    CXVII    La Monclova (Sevilla)
    CARMO    CXXXVII     Carmona (Sevilla)
    HISPALIS    CLIX    Sevilla
    ORIPPO    CLXVIII    Torre de los Herberos (Sevilla)
    VGIA    CXCII    Torres de Alocaz (Sevilla)
    HASTA    CCXVIIII    Cerro de Vicos (Cádiz)
    PORTUS GADITANUS    CCXXXV    Puerto Real (Cádiz)
    AD PONTEM    CCXLVIIII    Caño Carbonero (Cádiz)
    GADES    CCLXI    Cádiz
           
La Vía Augusta corría paralela al Guadalquivir y era receptora de los viejos caminos transversales que habían sido trazados como ejes de las centuriaciones agrícolas, representaba en el siglo I después de Cristo todo el valor simbólico que Roma quería hacer patente en las provincias del Imperio: seguridad, prosperidad y riqueza. Este carácter simbólico se reforzaba con la colocación de miliarios de piedra en los lugares más significativos, en los que se indicaba la distancia en millas (millia passus) a la ciudad o el punto que se consideraba cabecera del trazado, el nombre del emperador y sus títulos.







Estela de Guadalmazán y Miliarios de Adriano (Museo arqueológico de Sevilla) – Vaso de Vicarello (Museo Nazionale Romano - Roma)












 El trazado de la Vía Augusta se puede establecer por la correspondencia entre
los textos de los miliarios y las fuentes escritas sobre las vías romanas de la región. En 1788, cuando se ejecutaban las obras del "Camino de Andalucía" dispuestas por el Conde de Floridablanca, apareció en el arroyo de Guadalmazán, cerca de La Carlota (Córdoba), un gran bloque de mármol negro. La pieza había sido labrada primero como dintel y luego transformada en una estela, que se debió colocar en el comienzo del pretil de un puente, para inscribir en ella los títulos del Emperador Vespasiano y la relación de las obras realizadas por su mandato en la Vía Augusta: “viam Augustam ab Iano ad Oceanum refecit pontes fecit veteres restituit” (rehízo la Vía Augusta desde el Arco de Jano al Océano, construyó puentes y restauró los viejos). Estos textos permitieron atribuir, desde entonces, el nombre de Vía Augusta a la ruta principal de la Baetica. Además de la inscripción mencionada, esta vía ha proporcionado unos cuarenta miliarios en los que también se hace referencia a su nombre. La mayoría de estos miliarios se han encontrado en Córdoba y sus inmediaciones, puesto que los gobernadores deseaban hacer patente en la capital provincial su preocupación por el cuidado de la vía. El grupo más conocido es el que se conserva en el Patio de los Naranjos de la Mezquita Catedral, en el que se puede ver un repertorio casi completo (en estos miliarios están los datos más significativos sobre la Vía Augusta).

COMO SE CONSTRUÍAN LAS CALZADAS ROMANAS

El grupo de operarios principales estaba compuesto por el administrador de obras, curator operis, el contratista, maceps, el ingeniero, architectus, los obreros especializados, cementarius y los albañiles normales, structures.

Para nivelar el terreno utilizaban una groma y chorobates. Abrían dos surcos paralelos con un aratrum (arado) con 12m de separación; estos surcos eran la fossae (zanjas) y permitían conocer las condiciones del subsuelo. Si no era el adecuado se sustituía o reparaba, o se le hincaba fistucaciones, pilones de madera.

Una vez consolidado el fondo, se añadía una capa de arena, de 10 a 15 cm de espesor, llamadas pavimentum en la que se encajaban las piezas del statumen con un grosor dependiendo del estado del suelo de 25 a 60 cms. La aglomeración de las piedras se hacía con cal o arcilla. Después del statumen, se colocaba una segunda capa denominada rudus. Esa capa solía tener un grosor de 22 cms y estaba compuesta de guijarros o piedras pequeñas, enlucidas con mortero de cal y compactadas con la pavicula o pisón. La tercera capa denominada nucleus, que consistía en un hormigón de gravilla y cal apagada. Se consolidaba con rodillo, cylindrus, y su espesor variaba de los extremos 30 cms al centro o agger de 45 cms. La siguiente capa era la summa crusta o summun dorsum.

Esquema de la construcción de una calzada.

Esta capa se colocaba sobre la anterior antes que esta fraguara. La capa se podía realizar con bloques de piedras poligonales con formas regulares o irregulares, opus incertum; en otros casos la capa era de hormigón con bloques de esquisto colocados de canto o simplemente de grava. El espesor total de la calzada era de 90 a 145 cms y su anchura entre cunetas era de 10,80 ms.

Además poseía los crepedines, bordillos laterales de unos 45 cms de altura y 60 de ancho apoyados en el stratumen, sobre el que caminaba el centurio (oficial de infantería). A su vez estaban jalonadas por el gradus, pedestral para subir a caballo y por los miliarii, miliarios, separados por cinco mil pasos romanos, una milla romana, 1,468 m.








Miliarios de la Vía Augusta (Patio de los Naranjos de la Mezquita Catedral)






En los miliarios de la época de Augusto se enuncia el recorrido de la vía “a Baete et Iano Augusto ad Oceanum” (desde el Betis y el Jano Augusto hasta el Océano); los de Tiberio utilizan la fórmula “ab Iano Augusto qui est ad Baetem usque ad Oceanum” (desde el Jano Augusto que está junto al Betis hasta el Océano); los de Calígula repiten el texto utilizado en los de Augusto; en los miliarios de Domiciano se lee “ab arcu unde incipit Baetica viam Augustam Militarem vetustate corruptam restituit” (restauró la Vía Augusta Militar, deshecha por los años, desde el arco en que se inicia la Baetica); en los de Nerva y Trajano se usa la fórmula: restauró las vías deshechas por los años; y en los de Caracalla y posteriores sólo se incluye la palabra “restauró”, sin dar ya nombre específico a la vía ni señalar su origen.

El texto más completo que contiene la descripción de la Vía Augusta es el de los llamados “Vasos de Vicarello”, cuatro cilindros de plata, en los que está grabada la lista de ciudades y mansiones por las que debían pasar los viajeros desde Gades hasta Roma y las millas entre cada una de ellas. Estos vasos de entre diez y quince centímetros de altura aparecieron en el año 1852 en Bagni di Vicarello, una localidad situada a 30 Km. al norte de Roma, en la que existió en la antigüedad un santuario dedicado a Apolo y a las ninfas llamado Aquae Apollinares. El recorrido de la vía representada en los vasos pasaba por las cuatro capitales de los conventus iuridici de la Baetica (Gades, Hispalis, Astigi y Corduba). Otra fuente escrita que describe el trazado de las vías del Imperio es el llamado "Itinerario de Antonino", redactado a fines del siglo III después de Cristo. Éste incluye una relación de vías con la lista de sus paradas intermedias y las distancias entre ellas, en la que se incluye un inventario bastante completo de todas las provincias. En el itinerario la Vía Augusta en la Baetica no se registra como un recorrido continuo, sino que aparece dividida en cuatro: una vía de Castulo a Corduba, otra de Gades a Corduba por Anticaria, otra de Hispalis a Corduba (que no menciona a Carmona) y otra de Hispalis a Emerita. Este hecho indica que, en la época en que se redactó del Itinerario, la vía habría perdido su carácter unitario y, por tanto, que la Vía Augusta en la Baetica tuvo una corta vigencia histórica. La administración imperial no pudo mantener mucho tiempo la conservación unitaria de la ruta que pasó a depender de las iniciativas municipales y las comunicaciones regionales se reorganizaron por el interés de las conexiones locales más que por el de los enlaces rápidos con la capital del Imperio.

Un recorrido por la Vía Augusta de Baetica debería seguir el orden de marcha que indican sus miliarios, es decir, desde el Ianus Augustus hasta Gades; si bien los naturales de la región la entenderían mejor en el sentido contrario, de Cádiz hacia el este, tal y como se anotaron las mansiones en los Vasos de Vicarello, o dividida en dos tramos que tuvieran su origen común en Corduba. El recorrido comienza en la ciudad de Castulo, en la que se unían los caminos que atravesaban las sierras orientales de la región. Castulo, conquistada por Escipión el Africano el año 206 A.c., era la capital de Oretania, es decir, de toda la zona de Sierra Morena entre el Jándula y el Guadalimar, y la dueña de sus riquezas mineras, por lo que su dominio fue uno de los primeros objetivos económicos de la administración romana. Aunque durante toda la época republicana la Oretania había formado parte de la Provincia Ulterior o Baetica, la reforma administrativa de Augusto adscribió esta comarca a la Provincia Citerior o Tarraconense para conservar el control de la cuenca minera y sus rutas de transporte hasta Carthago Nova dentro de una misma provincia de administración imperial. De este modo, Castulo cambió de provincia y perdió el papel que le hubiera correspondido por su localización y su historia para ser el punto de partida de la Vía Augusta en la Baetica.

VÍAS Y CALZADAS ROMANAS
En Hispania la Vía de la Plata iba desde Itálica hasta Astorga, pasando por Mérida, Alcántara y Salamanca. La Vía Hércula o también conocida como Vía Augusta iba desde Cádiz hasta Ampurias, pasando por Córdoba, Castulo, Sagunto, Tarragona y Barcelona.

En la ciudad de Córdoba se conservan el puente romano y un trazado urbano de origen romano. Desde el año 1994 el puente romano fue reconocido como Patrimonio de la Humanidad.

EXISTÍAN CINCO VÍAS PRINCIPALES:

1ª - La vía Hércula o Augusta: enlazaba Roma con la Galia, el eje Mediterráneo, los valles del Ebro y del Guadalquivir, la zona minera de la Penibética, llegando hasta Gades. La vía Augusta es la calzada romana más larga de toda la Península Ibérica, con un recorrido total de 1500 kms desde los Pirineos hasta Cádiz.

Reúne uno de los conjuntos de miliarios más importantes de toda la Hispania, con al menos 96 monumentos. Además pueden observarse aún hoy algunos restos de la calzada y vestigios de mansiones, puentes, centuriaciones, villas, arcos monumentales, toponimia.
El tramo mejor conservado se encuentra en Castellón, entre Cabanes y la Pobla Tornesa, que comprende unos 8 kms, todos ellos con 6 ms de anchura, la distancia justa para que 2 carruajes puedan cruzarse en direcciones contrarias, sin tener que aminorar la velocidad, este tramo se encuentra perfectamente enlosado.

2ª - La vía de la Plata: Iter ab Emerita Asturicam, era un antiguo camino tarteso, que los romanos perfeccionaron y adecuaron para el tráfico de mercancías y personas; construyeron la famosa Vía de la Plata. Salía de Mérida por el puente del río Albarregas, pasando entre otros municipios, por Aljucén, Cáceres, Baños de Montemayor, Salamanca, Benavente, la Bañeza y llegaba hasta Astorga. Su nombre actual es de origen árabe, cuando estos invadieron la Península, S.VIII, la calzada se encontraba en buen estado y el camino estaba empedrado B'Lata. Siguió en uso y buen estado hasta el reinado de los Reyes Católicos. Actualmente la nacional N-630 sigue el trazado de la antigua vía romana. Cada 25 millas los romanos instalaron una mansio, una especie de hospedería con servicio de comida, con cuadras, venta o alquiler de caballos y carruajes jumentarii y carrucarrio con un destacamento militar.

3ª - La vía del Norte: Unía Tarraco con la vía de la Plata a través de llerda, Cesaraugusta, Numantia y Clunia.

4ª - La vía del Atlántico: Se iniciaba en Lucus Augusta y recorría el frente atlántico luso hasta Onuva.

5ª - La vía Meseteña: Unía el norte hispano y la vía Augusta.

Existían numerosas vías secundarias que unían prácticamente todo el territorio.

Como vemos en el caso de nuestro Puente Romano  sobre el Arroyo Salado de Lahiguera, se trata de un puente que se conserva en su mayor parte y de unas características más que notables por su relativo estado de conservación.
Es por ello que se pretende, desde el trampolín de este espacio informativo de Lahiguera www.blogspot Lahiguera (Jaén) recoger muchas iniciativas populares de personas que se han tomado el noble deseo de revitalizar nuestro pasado, desde aquí queremos despertar iniciativas dormidas y volcar la mirada e interés de todos los higuereños sobre él referido puente y sobre el patrimonio artístico y cultural que suponen todos los restos arqueológicos e históricos  que nos quedan, después de un pasado en el que sistemáticamente y por desgracia se ha ignorado todo lo referente al tema.

Se pretendería así vincular no sólo a los habitantes de Lahiguera en el proyecto de cuidar y mantener lo poco que nos queda, sino  también a los paisanos de la diáspora en otras comunidades de España y del extranjero y a cuantos visitantes se dignen entrar en nuestras puertas por un motivo u otro. Sería dar atractivo a un pueblo pequeño pero con peculiaridades mas que suficientes.

Prestigiando nuestro Puente Romano conseguiríamos que el paso por esta parte de la Provincia de Jaén tuviese un atractivo nuevo y estuviera representada por este invitado de lujo, un puente que aún está erguido, después del paso de los siglos y de las agresiones sufridas. Sin duda, se trata de una pequeña gran joya de la arquitectura civil romana y es claro testigo de nuestra historia, al que habría que cuidar y agasajar como realmente se merece.

Hoy el establecimiento de nuevas políticas de conservación y valorización del Patrimonio se ha extendido al reconocimiento del valor histórico y patrimonial de las obras públicas en general y los puentes en particular y nosotros disponemos gracias a Dios de uno del que podemos sentirnos orgullosos.

¡Qué buen proyecto y que buena iniciativa! tomaría el Ayuntamiento de Lahiguera, si recuperásemos el camino de Jaén Antiguo o La cañada Real y dispusiesen los ciudadanos de un Corredor Verde o camino donde se pudiesen juntas las personas mayores que caminan a diario por las carreteras, el carril bici para los niños y mayores y un recorrido donde correr los jóvenes que aspiran a mejorar o mantener su estado físico

                   

                    Granada 15 de Mayo de 2012
                    Día de San Isidro Labrador.
                    Pedro Galán Galán


Bibliografía:
- Adam, J.P. 1996. La construcción romana. Materiales y técnicas. León: Editorial de los Oficios.
- Choisy, A. 1999. El arte de construir en Roma. Madrid: Cehopu-Instituto Juan de Herrera.
- Durán Fuentes, M. 1996. Puentes romanos peninsulares: tipología y construcción. Actas del Primer Congreso Nacional de Historia de la Construcción. Madrid.
- Durán Fuentes, M. 2002. Análisis constructivo de los puentes romanos. Actas del I Congreso: las obras públicas romanas en Hispania. Mérida.
- Fernández Casado, C. 1980. Historia del puente en España. Puentes Romanos. Madrid: Instituto Eduardo Torroja.
- García y Bellido, A. 1979. Arte Romano. Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
- Ribera, J .E. 1936. Puentes de fábrica y hormigón armado. Tomo III. Madrid: Gráficas Barragán.
- Vitrubio Polion, M. 1997. Los diez libros de arquitectura. Trad. J.L. Oliver Domingo. Madrid: Alianza Editorial.









Ruta cicloturista S. Juan 2012.

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Fiestas de San Juan, año 2012: ruta cicloturista:

Celebramos un año más las fiestas de San Juan en Lahiguera.

Entre otros eventos, se ha organizado una pequeña ruta en bici por los parajes de nuestro pueblo.
El lugar de encuentro y de salida ha sido el ayuntamiento.






   Se ha comenzado el itinerario por el camino que nos lleva hasta la Atalaya de nuestro pueblo: lugar donde se encuentran los depósitos de almacenamiento del agua potable para el consumo humano, pero donde también existió el Oppidun ibérico del que hoy tan sólo tenemos restos cerámicos y poco más (al menos en la superficie...a ojos vista). Continuamos hasta el encuentro del "camino del montejo",
(David en uno de sus saltos descendiendo por el mencionado camino).


...y por éste proseguimos hasta el cortijo de la "Golosilla". Desde éste accedimos al camino real (la vereda real de tantos años atrás)...

 (una pequeña parada frente al cortijo de Silvente)

 (he aquí la única mujer que nos ha acompañado en la ruta)


... y por ella (la vereda real) continuamos hasta la intersección con la ctra. de Jaen-Andújar.

   Como no podía ser de otra manera, propuse al grupo desviarnos unos pocos metros de la vereda para visitar "nuestro" puente romano del salaillo (propuesta bien recibida por todos), puesto que la mayoría no se acordaba ya ni dónde estaba situado; otros ni lo conocían. También serviría esto para hacer incapié en aunar esfuerzos para la restauración y conservación del mismo, teniendo en cuenta que nos acompañaban parte representativa de nuestros gobernantes de Lahiguera (Floren y Sebastián).








   Una vez más se muestra en este Blog este monumento que esperemos nuestros sucesores puedan seguir viendo y visitando. En este caso está soportando buena parte del grupo de ciclistas, y parece que no ofrece problema en su resistencia.

   En la recuperación del mismo, y como allí estuvimos comentando, habría que contemplar también la recuperación y restauración de esta antigua vía de paso (ya muy referida en otros artículos anteriores de este Blog), que hoy nos podría aportar un lugar de disfrute y entretenimiento a través del paseo a pie, en bici o como quisiera que se hiciese. Ojalá todo esto vaya tomando buen cauce poco a poco.

   Desde este emblemático puente nos dirigimos hasta la ctra. de Arjona-Lahiguera, y seguidamente subimos de nuevo hasta Lahiguera, donde hicimos otro recorrido por las calles del pueblo y concluimos en el recinto del nuevo campo de fútbol para tomar unos bocadillos y refrescos, y comentar el desarrollo de la ruta.





   Ojalá el año que viene seamos unos pocos y unas pocas más. Y también, ojalá para el año que viene pudiéramos hacernos otra fotografía en el mismo puente pero con las obras de restauración ya comenzadas.

"Verba volant, scripta manent."

Enlace a la película de esta ruta en bici: http://vimeo.com/45295113

Juan José Mercado G.
junio del 2012.      






En defensa del puente del salaillo.

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Entrevista Canal sur: En defensa del puente romano del salaillo.


Baños de la Encina 29/07/2012.

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Baños de la Encina-JAEN.

   Dedicaré también en este Blog un espacio a nuestros pueblos vecinos, pueblos de nuestra provincia que aunque cercanos, a veces lejanos en nuestro recuerdo y por tanto nuestras visitas a los mismos. En este primer artículo mostraré algunas fotografías de este mencionado pueblo, que no tan sólo es bello por sí mismo (sus calles, sus casas, sus monumentos, su gente...) sino también por el entorno que lo rodea. Es... Baños de la Encina.

   Las fotografías aereas han sido realizadas desde el paramotor. Nuestra salida o despegue ha tenido lugar en Andújar, donde también hemos vuelto para aterrizar. Me ha acompañado Juan Carlos Guardia (Charlie para los amigos). La duración del vuelo ha sido 1 hora y 50 minutos. Las condiciones meteorológicas han sido excepcionales; tan sólo hemos echado en falta la claridad en el ambiente, puesto que nos acompañó una gran turbiedad durante toda la mañana. Existía una capa "sucia" a los 600 mts. aproximadamente donde todos esos humos de la capa baja estaban contenidos. Durante la vuelta nos hemos encontrado algo más de movimiento en determinadas zonas, pero todo muy llevadero.

Comenzamos con una fotografía pasando por Andújar para coger rumbo a Baños de la Encina:

(Juan Carlos sobre Andújar)

   En esta fotografía, realizada durante el transcurso del vuelo, podemos ver a Juan Carlos y la turbiedad en el ambiente que antes mencionaba.
(Juan Carlos- Charlie)

   Hemos ido sobrevolando por el margen izquierdo de la autovía de Andalucía, pegándonos a la ladera de Sierra Morena : siguiendo el pequeño cauce que nos lleva hasta Zocueca. Antes de llegar a la mencionada nos desviamos rumbo noreste, donde nos encontramos esta estampa:


Esta otra fotografía la ha realizado el compañero Juan Carlos, donde se me puede ver al fondo:

Lo que estamos sobrevolando es otra de las antiguas "veredas de carne" o "vereda real".



   Debido al sucio ambiente en esta capa aún no podíamos divisar nuestro destino, aunque un poco más adelante si nos pudimos encontrar por fin con la presa del Rumblar, cercana a esta población.


   Expongo algunas fotografías más de este precioso y extenso pantano, el cual tuve el gusto de visitar unos días antes, durante el festival de Blues celebrado en este municipio. Doy fe de que sus aguas son cristalinas y dulces.




He aquí la muestra de la claridad de sus aguas:

Parte de la fauna voladora de la zona, ...este anisóptero: la libélula(gran depredador de insectos):

   Es un paraje que invita al sosiego y la meditación, donde sentado en ese banco se le puede dar la espalda a todo aquello que no tiene verdaderamente importancia:





...Al fin divisamos nuestro destino y nos dirigimos hacia él: Baños de la Encina.

   Estoy sobrevolándolo por su cara oeste, donde nos encontramos con su magestuoso castillo defensivo de Burgalimar:


El compañero Juan Carlos me ha "congelado" mientras realizaba estas fotografías:



Una vista más general de la población, encabezada por su castillo (el pantano al fondo):


   Sus edificios, sus calles y sus casas nos transportan al medievo. Es un pueblo que ha mantenido una tradición constructiva/arquitectónica y que por ello nos hace tan agradable su visita. Podemos apreciar de nuevo el castillo y más a la derecha la Iglesia de San Mateo (en cuyo sagrario se conserva una pintura atribuida a Murillo): visto desde el Sur.


Al fondo-derecha podemos ver el Parador Nacional de Baños de la Encina.


Detalle de la mencionada Iglesia de San Mateo.

Ahora pasamos a ver la parte más alta del pueblo, donde se encuentra la Ermita del Cristo del Llano:


   En su interior se encuentra el camarín barroco que no merece menos que mostrarlo, dada su belleza y labor en todos los detalles:

Una de las Hermanas que habitan este lugar nos lo enseña con todo cariño y entrega.


Vista de la ermita desde su patio frontal.

   Tomamos la vuelta hacia Andújar, con el combustible justo para el regreso. No puedo marcharme sin tomar una última fotografía de este emblemático castillo:


   Ahora sí...nos dirigimos hacia la pista de despegue y aterrizaje en Andújar. A la vuelta he realizado esta fotografía del pequeño embalse de Zocueca, del mismo rio Rumblar que continúa su trayecto tras desaguar la presa de Baños:



...y hasta aquí este pequeño paseo por Baños de la Encina.

   Espero que sea del agrado de todos los visitantes de este espacio y que haya contribuido a dar a conocer un poco más este otro de nuestros tantos pueblos vecinos tan dignos de mención.


   Película con el resumen del vuelo (si "clickeamos" en el título en azul nos enlazará a su origen en Vimeo, donde podemos verla en pantalla completa y con máxima calidad):



Vuelo hasta Baños de la Encina-29/07/2012. from kunkache on Vimeo.
Juan José Mercado Gavilán.
30 de julio del 2012.       



Article 13

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El puente romano de La Higuera presente en el congreso de Caminería Hispánica

(fotografía: archivo propio).


   El puente romano de Lahiguera ha sido presentado en una ponencia en el XI Congreso Internacional de Caminería Hispánica celebrado en Madrid a último del pasado mes de junio. Durante el encuentro esta muestra del patrimonio situada en la comarca de Andújar fue introducida por el representante la Asociación Amigos del  Patrimonio de Andújar y, asu vez, profesor de CC SS y Consejero del IEG, Juan Vicente Córcoles de la Vega. El congreso reunió a investigadores, historiadores, filólogos, ingenieros de todo el mundo tratando, entre otras temáticas, arqueología, toponimia, legislación, camineria militar, rutas de peregrinación, camineria y medio ambiente.

  Córcoles de la Vega, en su ponencia trató el camino y su evolución, así como el puente, documentándolo fotográficamente con 19 imágenes y cartográficamente con 8 mapas.

   El puente de Lahiguera, muy desconocido para la población en general, se encuentra sobre el arroyo Saladillo, a unos 100 metros de la actual carretera A-311,en el camino que unía Jaén con Andújar en la que se considera una zona con muchos restos de poblados ibéricos que se romanizaron con la llegada de los latinos. Muy posiblemente sea una obra del siglo I a.C. de época republicana. Su estructura es muy simple, mide 16,30 metros de largo por 6,80 metros de ancho, con un solo ojo con arco rebajado de unos 10 metros de luz; está hecho de sillares de arenisca silícea del Mioceno Superior, según el geólogo José Manuel Marín. Colocados a soga, teniendo en la base del paso sillarejo con mortero romano muy deteriorado. Carece de pretil y de tajamares. Hasta hace unos diez años el puente era utilizado por los agricultores de la zona, pasando por él tractores y maquinaria agrícola. Tras unas obras llevadas a cabo en el cauce para evitar las inundaciones, el puente ha quedado aislado siendo utilizado como lugar de paso por cazadores y senderistas.

   Por estar junto a una vía pecuaria, se accede a él fácilmente desde la carretera A-311. Florencio Rodríguez, alcalde de Lahiguera, tienen previsto facilitar el acceso y crear una infraestructura para que el puente pueda ser observado por excursionistas y por integrantes de turismo cultural o de interior.


Nota: Texto tomado del diario Ideal de Andújar, de fecha 29 de julio del 2012.

Enlace a la fuente de información: Ideal.es

Puente del salaillo: Localización.

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Localización del puente del salaillo a través de Google Maps:

Señalo 3 entradas disponibles para llegar al puente romano del salaillo:
(Todas ellas en dirección Andújar-Jaén.)

- La primera sería por el camino real, antes de llegar al cauce del salaillo. El acceso con vehículo hasta el mismo puente es dificultoso, luego habría que dejarlo a la entrada de las estaquillas de olivo que hay plantadas en este terreno. El resto habría que hacerlo a pie (unos 300-400 mts). Decir que esta via antigua que se ve en el mapa ("camino Andújar-Jaén) está desaparecida: por abandano de las autoridades competentes que nunca debieran haber permitido esto.

- La segunda entrada sería por el acceso al cortijo de la Bobailla (aunque desconozco si está siempre abierta o hay ocasiones en que está cortada por alguna cadena).

- La tercera, sería por el acceso a Corbulillo, que está situado entre una "tierra calma" y unas olivas que le siguen. Aún así, tanto por esta entrada como por la anterior, tampoco se suele poder llegar hasta el mismo puente en vehículo, por lo que se recomienda dejarlo en un lugar que no cause estorbo en el paso.




Ver Puente del salaillo en un mapa más grande

Fray Blas Palomino. Viaje hasta Méjico.

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Ruta del viaje de Fray Blas Palomino a Filipinas (I). El viaje hasta Méjico.

    De La Higuera de Anduxar, a partir del siglo XVI y XVII, parten algunos hombres para las colonias españolas en América y Oceanía, son: aventureros nobles en busca de fortuna, religiosos llevados por la necesidad de evangelización y buscavidas que esperaban salir allá de la situación de pobreza en la que se hallaban. El primero del que tenemos referencia es Francisco Criado, que es uno de los conquistadores de Río de la Plata y participa en la fundación de Buenos Aires. Probablemente hubo antes otros, pero la documentación se ha perdido. A Francisco Criado suceden en la aventura de ultramar otros personajes, entre ellos destaca el religioso Fray Blas Palomino.

    Ya en fecha 3 de octubre de 2011, apareció en este blog spot un revelador artículo titulado FRAY BLAS PALOMINO firmado por Manuel Jiménez Barragán, según el texto de Francisco de Bilches, 1654, “Santos y Santuarios del Obispado de Jaén y Baeza”. El estudio pormenorizado del libro de Bilches, el contexto histórico del personaje y su consideración de venerable (dentro de la Iglesia Católica) a nuestro paisano Fray Blas Palomino, han dado como consecuencia luces para nuevos artículos que aparecerán progresivamente en este blog. De esta nueva etapa abierta, este referido a su viaje será el primero, volveremos sobre él abordando otros aspectos.
(Galeón español. Típico de la ruta).

    A medida que vamos recopilando datos, estamos más convencidos de que el viaje de Fray Blas Palomino a Filipinas se realizo en dos fases: La primera a través de Océano Atlántico vía México hasta Veracruz, y una segunda a Acapulco, y desde Acapulco cruzando el Océano Pacífico con llegada a Cavite en Filipinas y Manila.

     El punto de partida de Fray Blas Palomino fue Sevilla, el 30 de mayo de 1608, para posterior embarque en Cádiz o Sanlucar de Barrameda
(Aunque en toda la bibliografía consultada aparece el nombre San Lúcar, optamos por usar el nombre de la población actualizado). Puede ser que lo hiciera desde Sanlucar de Barrameda, dice el texto del jesuita Francisco de Bilches que salio para Cádiz, no sabemos si era en referencia a la ciudad o se refiere a Sanlucar como parte de la provincia), según manifiesta el mismo en la carta a su hermano Pedro y de despedida de todo el pueblo entonces llamado “Higuera de Anduxar”. Los navíos bajaban por el Guadalquivir hacia Sanlucar de Barrameda, donde se hacía la última revisión antes de la salida a mar abierta, camino de Canarias. Defendemos la idea del embarque en Sanlucar ya que tenemos la referencia de que su compañero fray Francisco Gálvez se embarcó el 28 de junio de 1601, zarpando de Sanlucar de Barrameda y por otra parte se confirma, que sólo a partir de 1680 y hasta 1720 se decidió que los galeones partieran y llegaran a Cádiz, dado que el puerto gaditano tenía mejores condiciones que el de Sevilla, resultando prácticamente el puerto de Sevilla un puerto inútil por el aumento de tonelaje de los buques y la existencia de la llamada barra del Guadalquivir que dificultaba e impedía la bajada y subida por el curso del río.

    España es el país que inventa la burocracia, son numerosos los documentos de siglos pasados de los que podemos disponer, en especial de la fecha que estamos estudiando. En este caso nos basamos en el Archivo General de Indias.


    Según documentación  encontrada en el Archivo General de Indias (AGI), podemos dar a conocer los cincuenta religiosos misioneros que iniciaron su viaje desde España camino de Méjico y Filipinas en 1608. Encabeza la relación Fray Juan Pobre encargado por el Rey Felipe II de llevar a cabo el mandato de la  Real Cedula del 1 de Marzo de 1601.


    El 1 de marzo de 1601, el rey Felipe II, expidió una real cédula concediendo a Fr. Juan Pobre licencia para conducir a Filipinas a 40 misioneros, autorizando que los gastos que se ocasionaran fueran pagados por la hacienda real. Fray Juan Pobre era Procurador de la Provincia franciscana de San Gregorio Magno, de Filipinas, y como tal se encargaba de organizar y conducir grupos de misioneros a las Indias, y en un viaje de estos, a raíz de la cédula mencionada, se embarcó nuestro protagonista, que acudió a Sevilla en 1608 para tal fin.

    El primero de los viajes organizados por Fray Juan Pobre con destino a Filipinas se inició el 28 de Junio de 1601, dando cumplimiento a la Real Cedula del Rey Felipe II de fecha 1 de Marzo de 1601. Después en 1604 y 1609 organizaría otros viajes.

    En esta relación aparece Fray Blas Palomino en el puesto vigésimo sexto. Los datos del documento son los siguientes:

Código de Referencia: ES.41091.AGI/11//PASAJEROS, L.9, E .681    
Titulo Nombre atribuido: FRAY JUAN POBRE
Fecha Creación: Probable 1608
Signatura Histórica: PASAJEROS, L.9, E. 681



FRAY JUAN POBRE, franciscano, a Filipinas con los religiosos siguientes:
- Fray Alonso Junípero
- Fray Luis de San Miguel
- Fray Francisco Durán
- Fray Matías de Argesto
- Fray Andrés Esteban
- Fray Pedro de la Concepción
- Fray José Fonte
- Fray Pascual Serrano
- Fray Bernardino Hernández
- Fray Andrés Felipe
- Fray Luis Pérez
- Fray Pascual Torrellas
- Fray Miguel de los Ángeles
- Fray Domingo de San José
- Fray Miguel Soriano
- Fray José Felipe
- Fray Francisco de San Miguel
- Fray Diego de Casasola
- Fray Diego de San Francisco
- Fray Jerónimo de San Francisco
- Fray Baltasar de los Mártires
- Fray Antonio de Peralta
- Fray Cristóbal de San Buenaventura
- Fray Francisco de la Cruz
- Fray Pedro de San Miguel
- Fray Blas Palomino
- Fray Antonio de Acaute
- Fray Juan de Nuncibay
- Fray Francisco de San Bernardino
- Fray Diego de Santa María
- Fray Martín Moreno
- Fray Esteban de la Torre
- Fray Juan de Cabezón
- Fray Antonio de San Buenaventura
- Fray Atilano de San Antonio
- Fray Antonio de Santana
- Fray Pedro de San Antonio
- Fray Pedro de San Martín
- Fray Juan de Zamora
- Fray Gregorio de San Esteban
- Fray Francisco de Jesús
- Fray Francisco de Santa Ana
- Fray Andrés del Sacramento
- Fray Pedro de San Jerónimo
- Fray Juan Mantero
- Fray Alonso de Ampudia
- Fray Domingo de los Mártires
- Fray Francisco de Cadalso
- Fray Juan de Balconete
- Fray Miguel Rubiano.

Descripción incluida en A. G. I., SEVILLA: CATALOGO DE PASAJEROS A INDIAS, VOLUMEN IX. ÁREA DE DOCUMENTACIÓN ASOCIADA
Unidades Relacionadas por Procedencia:
CONTRATACION, 5538,L.2,F.104-105

He aquí la carta de Fray Juan Pobre pidiendo religiosos para Filipinas, depositada en el archivo General de Indias.


Carta de Juan Pobre pidiendo religiosos para Filipinas



    Desde Sevilla  se tomaba dirección a Sanlucar, después se seguía dirección Canarias, para en un mes y algo llegar hasta la isla llamada Dominica, donde tras una breve escala, comilonas, y descanso se dirigían a San Juan de Ulúa, puerto de Veracruz, en el Golfo de Méjico, uno de los puertos a los que arribaban las naos españolas a su llegada para Nueva España, tardándose otro mes desde Dominica  a Veracruz. Otros galeones habían de tomar antes otros destinos hacia otros puertos del Caribe. El viaje tardaría aproximadamente dos meses en total, esta era la duración habitual del viaje, si no se presentaba ninguna problemática.
 
    El viaje de fray Blas Palomino desde Cádiz (mejor Sanlucar) a Veracruz, se realizaría en uno de los numerosos barcos de las llamadas “Flotas de Indias”,  concretamente en una nao de la Armada o Flota de Nueva España, que fueron el mecanismo de funcionamiento del monopolio comercial español en América y constituyeron la esencia de la denominada Carrera de las Indias que englobaba todo el comercio y navegación de España con sus colonias americanas.
    Como en América existían dos virreinatos, el de México y Perú, cada uno de los cuales englobaba a Norteamérica y Suramérica respectivamente, se determinó enviar dos flotas anuales, una para cada uno de ellos. La Real Cédula de 10 de julio de 1561, complementada tres años después, estableció “que se organizarían en la costa andaluza (Sevilla, Cádiz y Sanlucar) y partirían del río de Sevilla, custodiadas por una Armada Real haciéndoles escolta y guarda… y traiga el tesoro nuestro y de particulares”. Aunque no estaba muy claro en la normativa, parece que el tesoro real debía venir en los buques de la Armada y no en los mercantes. El coste de custodiar los mercantes con buques de guerra se gravaba a la mercancía transportada mediante un impuesto denominado avería que se prorrateaba sobre el valor de los productos. De aquí que tuviera niveles variables según el valor de las mercancías. En períodos bélicos había que aumentar la defensa naval y la avería era mayor. Esta incertidumbre continua sobre lo que había que pagar trajo muchos problemas a los comerciantes y desde 1660 la Corona cargó con todo el gasto de defender las flotas, imponiendo a los comerciantes un canon fijo de 790.000 ducados en concepto de tal avería. En 1569 se diferenciaron totalmente las dos flotas. La que iba a México, cuyo destino final era el puerto de Veracruz, debía zarpar de España en el mes de abril. Empezó a llamarse la Armada o Flota de la Nueva España, para distinguirla de la otra, y terminó siendo conocida simplemente con los nombre de Armada o Flota. La destinada a Tierrafirme (Colombia y Venezuela), cuyo terminal era Nombre de Dios -sustituido luego por Portobelo-, tenía que partir en el mes de agosto. Se la llamó la Flota de los Galeones y, finalmente, sólo Los galeones. Algunas veces navegaron juntas La Flota y Los Galeones, pero cada una de ellas manteniendo su personalidad y mando.
La razón de seguir esta vía marítima, es que tras el tratado de Tordesillas, 1494, el mundo quedaba dividido en dos grandes áreas: la portuguesa, hacía el Este y Brasil; la española toda América excepto Brasil. No había una asignación clara de a quien correspondían las islas Molucas, las mayores productoras de especias, motivo por el cual estalló un conflicto bélico entre ambas potencias que finalizó con el Tratado de Zaragoza, 1529, en el que Carlos I, tras su boda con Isabel de Portugal, cedía sus derechos. A partir de ese momento el Océano Pacífico quedó olvidado, sin tránsito. No interesaba ni a unos ni a otros.
    Durante los siglos XVI a XVIII, las flotas de Indias llevaban las riquezas de los virreinatos españoles en América a la Corona de Castilla. Los productos transportados eran plata, oro, gemas, especias, cacao y otros. Los galeones salían de la ciudad de Veracruz, en el Golfo de México, y llegaban a Sevilla por el Guadalquivir (más tarde a Cádiz). El comercio con las colonias españolas estaba fuertemente controlado. Por ley, las colonias españolas sólo podían comerciar con un puerto en España (primero Sevilla, luego Cádiz). Gracias al monopolio, España se convirtió en el país más rico de Europa. Esta riqueza permitió sufragar sobre todo las guerras contra los protestantes del centro y norte de Europa. También causó una enorme inflación en el siglo XVI, lo que prácticamente destruyó la economía española.

    Junto a los envíos de particulares, la flota llevaba el «quinto real», un impuesto del 20 por ciento en los metales preciosos y los envíos de particulares. Diversos descubrimientos arqueológicos sugieren que la cantidad de metales realmente transportados era mucho mayor que la declarada en el Archivo de Indias: los mercaderes recurrían al contrabando y a la corrupción para evitar pagar dicho quinto. En el siglo XVII, el sistema económico empezó a declinar por diversos motivos. Primero, por las tormentas: las de 1622 (incluyendo Nuestra Señora de Atocha), 1715 y 1733 fueron destruidas por huracanes en el Caribe...  Segundo, por los piratas, ya fueran establecidos como tal (corsarios) o barcos militares de potencias extranjeras, En más de 250 años de flota, las pérdidas por ataques fueron mínimas. De hecho, en los 300 años de existencia de la Flota de Indias solo dos convoys fueron hundidos o apresados por los ingleses… Tercero, por la caída en la producción de metales preciosos en América. Las flotas pasaron de 17 barcos en 1550  a 100, de mayor tamaño, a finales del siglo XVI. A mediados del XVII constaban de unos 25 barcos, y continuaron disminuyendo en tamaño. Puede calificarse así a la Flota de Indias como una de las operaciones navales más exitosas de la historia.

    La capital andaluza, era, en este tiempo, la ciudad de mayor movimiento y más rica de España. Allí estaba la Casa de Contratación de las Indias, fundada en 1503, que entendía de todo lo relacionado con los viajes ultramarinos, en sus diversos y complejos asuntos, con atribuciones fiscales y judiciales, mercantiles y técnicas, donde se organizaban las expediciones, se revisaban las listas de pasajeros, se llevaba la cuenta de la entrada de metales, oro, plata y piedras preciosas, se examinaban los pilotos de los barcos y se extendían sus títulos, proveyendo a las naves de todo su equipamiento. También se almacenaban las mercancías. En el importante archivo de esta institución, hoy conservado y bien atendido, el famoso Archivo de Indias, se halla una documentación que es un tesoro para los investigadores y en la que hemos encontrado las referencias relacionadas con el embarque de nuestro Fray Blas.


    La Corona tuvo siempre miedo de que se perdiera plata americana si se abrían
otros puertos peninsulares a la Carrera de las Indias y además le resultaba más cómodo controlar ésta desde un solo terminal, motivos por los cuales favoreció los intereses de la ciudad andaluza, que se convirtió gracias a las flotas en una de las más importantes de Europa
. Su población pasó de 45.000 habitantes a fines del siglo XV a 130.000 a comienzos del XVII.

    El aumento del tonelaje de los buques fue convirtiendo a Sevilla en un puerto inútil para el comercio indiano, ya que impedía la subida por la barra del Guadalquivir. En 1680 se decidió que los galeones partieran y llegaran a Cádiz, puerto que tenía mejores condiciones para esta empresa o negociación atlántica. Los comerciantes sevillanos hicieron el último esfuerzo por controlar el monopolio y fue lograr que la Casa de la Contratación siguiera en su ciudad, con lo cual las flotas se organizaban marítimamente en Cádiz y burocráticamente en Sevilla. Este sistema funcionaría casi otros cuarenta años.

    La ruta o camino de las Indias, que se dirigía hacia América, para llegar después a Filipinas y, finalmente, al Japón, estaba salpicado de graves riesgos, por lo que la Corona Española dispuso, para prevenirlos, el sistema de flotas, agrupando las embarcaciones y protegiéndolas con naves de guerra. Al mando de toda la expedición iba un general, y cada barco llevaba su capitán o maestre. Los de pasajeros y mercancías solían ser diez o doce y los de protección eran cuatro, convenientemente armados.

    En 1543 se ordenó que los mercantes que hacían la Carrera de las Indias fueran siempre juntos, reunidos en dos flotas, que saldrían de España en marzo y septiembre, siempre escoltados por un buque de guerra, armado a costa de la tasa de avería. Cada una de dichas flotas tendría al menos 10 bajeles de 100 o más toneladas. Naturalmente las normas fueron ampliamente incumplidas, como todas las de Indias. Raramente se salía las fechas estipuladas y tampoco hubo dos flotas por año. El Consejo de Indias era quien decidía -tras consulta con la Casa de Contratación que, a su vez, se asesoraba con el Consulado de Sevilla en si había dos o ninguna flota. Los comerciantes querían ganar dinero con su mercancía y jugaron siempre a tener mal abastecido el mercado americano, para subir los precios. De aquí que, cuando sabían que existía mucho género europeo en Indias, aconsejaran suprimir la flota. España realizó un verdadero modelo de organización para sus flotas, doblemente valioso si consideramos lo prematuro del montaje. Podría decirse que para sus necesidades monopolísticas de 1565 resultó un sistema insuperable. Cuidadosamente se reglamentó la forma de preparar las flotas, su composición, su calendario de salidas y llegadas, el número de buques que las compondrían, las ferias en las que se venderían los productos, etcétera.
    Había que diferenciar entre los buques de guerra y los mercantes. Los primeros formaban la Armada de Guardia y eran respectivamente la Capitana, donde embarcaba el General, y la Almiranta, donde iba el Almirante. Cada uno de ellos tenía que llevar 100 marineros y 100 mosquetes (orden de 1581). En 1564 se ordenó que ambas naves tuvieran un porte de al menos 300 toneladas y estuvieran armadas con ocho cañones de bronce, cuatro de hierro y veinticuatro piezas menores. Durante el siglo XVII fue frecuente que la flota llevara sólo el acompañamiento de estos dos únicos buques de guerra, mientras que los galeones acostumbraban a ir custodiados por ocho, aunque tampoco esto fue muy rígido. En toda embarcación de guerra había un capitán de mar y otro de guerra y debía haber dotaciones de armamentos e infantería. Tenían prohibido llevar mercancías, a menos que se tratase de cargamentos rescatados de bajeles perdidos, pero la realidad es que iban repletos de contrabando y algunas veces no pudieron maniobrar con rapidez frente al enemigo precisamente por el peso que llevaban en las bodegas. Los pasajeros que viajaban en las flotas solían ir a bordo de estos buques, que ofrecían mejores condiciones de comodidad que los mercantes. Todos ellos, incluso sus criados, portaban armas y munición.


Imagen de Sevilla del S. XVI


    Según consta en el Archivo de Indias, Fr. Juan Pobre y sus misioneros, entre ellos Fr. Francisco Gálvez, embarcaron en la flota dirigida por Juan Gutiérrez de Garibay y concretamente en la nao que llevaba como maestre a Pedro de Frala, y zarparon del puerto de Sanlucar de Barrameda, en la desembocadura del río Guadalquivir, el 28 de junio de 1601. Podemos comprobar que las fechas de salida desde Sevilla o Sanlucar eran siempre finales de Junio, como fue la salida de Fray Blas Palomino.
Dos meses después, la misión que conducía Fr. Juan Pobre desembarcó en San Juan de Ulúa, puerto de Veracruz, en el Golfo de Méjico. De aquí, se internaron por tierra mejicana y llegaron a la capital, México, la antigua Tenochitlán de los aztecas, que era el centro del más importante virreinato español.

    En posteriores fechas sucesivas: 1601, 1604, 1609 y aún después, los misioneros fueron embarcando en Acapulco para Manila. Es en este último embarque del año 1609 el que albergara a Fray Blas Palomino, que llego a Baler el 30 de junio de 1609, fecha de fundación de la ciudad.

     En el siguiente texto referido a Fray Francisco Gálvez, compañero de viaje de fray Blas Palomino en el viaje a Filipinas en 1609, aparece entrecomillado: “Sabemos que Fr. Francisco Gálvez permaneció ocho años en Méjico cumpliendo órdenes de sus superiores, pero desconocemos los lugares en que residió y el apostolado a que se dedicó. Tampoco se puede precisar la fecha de su llegada al mencionado puerto mejicano del Pacífico, en el que para evitar una larga y molesta espera a los religiosos, se había construido un convento-hospedería. En este convento-hospedería seria donde se conocieran  y convivieran fray Blas Palomino, fray Francisco Gálvez, y los otros seis compañeros franciscanos de nuestro paisano, todos coordinados en su viaje por Fray Juan Pobre, Procurador de la Provincia franciscana de San Gregorio, encargado de organizar y conducir los misioneros para Filipinas.

    Sobre su ordenación sacerdotal, se recoge en la Página 215 del libro de referencia: Santos y Santuarios del Obispado de Jaén y Baeza, 1653, del Padre Francisco de Bilches, (de la Compañía de Jesús, Rector del colegio de San Ignacio de la ciudad de Baeza), que intentó ingresar en la Orden de los Jesuitas, pero que por no esperar la llegada del Provincial de esta Orden, se fue al Convento de san Buenaventura de la Orden Franciscana, a una milla de Baeza, y hallándole suficiente lo enviaron al Convento de San Francisco de Montilla. Allí vistió el hábito franciscano con un espíritu tan fervoroso que fue ejemplo de novicios. Ordenándose en todos sus grados hasta el sacerdocio. Este es el texto original de referencia:


    “Encendiese en deseos de ir a esta conquista, y para efectuar la jornada pidió con instancia ser admitido en la Compañía de Jesús, y sin duda lo fuera, si sus ansias hubieran (como otros hacen) esperado a la venida del Padre Provincial, a quien tocaba recibir en la religión. No pudo aguardar, dábale Dios prisa,
Página 215
fue a san Buenaventura Convento Religiosísimo de la Recolección de san Francisco, a una milla de Baeza, comunicó sus deseos con los religiosos, y hallándole suficiente, le enviaron a san Francisco de Montilla de la misma Recolección. Allí vistió el hábito Religioso, y con el un espíritu tan fervoroso, que en el noviciado fue ejemplo de novicios en el juniorado de estudiantes Religiosos. Alcanzó mucho en ambos ejercicios. Ordenose por sus grados hasta el Sacerdocio, y como si entonces entrara en religión entablo una vida nueva”.


    Refiere la fuente (Ahumada Lara, Ignacio, página. 30, 1995) que fue ordenado sacerdote en 1600, dedicándose posteriormente a ser Maestro de Novicios durante ocho años, con suma vigilancia y rectitud, alcanzando fama de virtuoso y santo el venerable padre, al cabo de los cuales recibió permiso de sus superiores para dedicarse a la predicación en tierras de misión; por lo que abandonó Baeza y se encamino a Sevilla, donde permaneció (refiere Francisco de Bilches que en Sevilla él lo vio y recibió su bendición) y aguardo hasta la fecha de partida para América y Filipinas. Él escribe una carta de despedida a su hermano Pedro Palomino el treinta de Mayo de 1608,  despidiéndose de sus hermanos, sobrinos, familiares,  y de todo el pueblo, y según dice el mismo en la carta se embarcaron ocho días después, es decir el siete de Junio de 1608. En esta ocasión se embarcaron los cincuenta religiosos camino de America, tal como anteriormente hemos reseñado.







Sevilla, centro de partida de las flotas de Indias, a finales del siglo XVI (Obra atribuida a Sánchez Coello, Museo de América, Madrid)

    Los buques mercantes debían ser nuevos (menos de dos años de botados) y con más de 300 toneladas (en el siglo XVI tuvieron usualmente 400 toneladas de arqueo). En 1587 se reglamentó que no se admitiera ninguno de menos porte, pero la normativa fue ampliamente violada. Hay que tener en cuenta que los navíos debían subir a su regreso por el río Guadalquivir hasta Sevilla, remontando la barra de Sanlucar de Barrameda, y esto imponía de por sí una limitación de tonelaje. Por otra parte, no era fácil conseguir buques nuevos y fue frecuente emplear los viejos en un par de viajes, al cabo de los cuales eran desguazados en América. Cada mercante debía llevar dos piezas de artillería de bronce -según orden de 1605- que devolvían al regreso.



Galeón español del siglo XVII


    Todos los buques de la flota eran revisados minuciosamente por expertos de la Casa de Contratación, que daban su visto bueno o señalaban las reparaciones que era preciso efectuar. En una segunda inspección daban su aprobación definitiva a los arreglos hechos.
    La Casa de Contratación se encargaba igualmente de registrar cuanto se subía a bordo. Anotaba cuidadosamente los fardos, su contenido, sus consignatarios y sus propietarios. También se llevaba un registro de los pasajeros: nombre y apellido, lugar de origen y destino, etc. Hasta las vituallas o menestras que se necesitaban para la comida diaria durante la travesía eran contabilizadas escrupulosamente. Una visita al Archivo de Indias nos daría quizá razón de más datos referidos a fray Blas Palomino.
    Cuando finalmente estaba todo listo, con la carga bien asegurada, se embarcaban tripulantes y pasajeros y se daba la orden de emprender el viaje. Los navíos bajaban por el Guadalquivir hacia Sanlucar de Barrameda, donde se hacía la tercera y última visita, cuyo objetivo exclusivo era averiguar si los buques cumplían las condiciones de navegabilidad requeridas y si no se habían embarcado más fardos de los autorizados.
    La flota abandonaba el litoral peninsular y empezaba su singladura por el llamado Mar de las Yeguas, que era parte del océano existente entre Sanlucar y Canarias. Se cubría en unos diez o doce días, dependiendo de las condiciones del mar.
En cabeza iba la Capitana, con estandarte izado en el mayor. Luego, los mercantes. Cerrando la formación, la Almiranta, con insignia izada en el mástil de popa. Los restantes buques de guerra iban a barlovento de los mercantes, para aproximarse a ellos rápidamente en caso de ataque


Forma de transportar los caballos, s. Weiditz, s. XVI


    El viaje era muy lento, pues los navíos iban repletos de carga. Los más pesados imponían su andar al resto de la flota. La travesía resultaba por ello extraordinariamente larga, lo que obligaba a llevar mucha bebida y alimentos para los tripulantes, un peso muerto que incidía a su vez en alargar más el mismo viaje. Frecuentemente se tardaban hasta dos meses y medio en una carrera que un navío ligero podía cubrir en sólo tres semanas.
    Desde Canarias la flota se adentraba en el denominado Mar de las Damas, porque se decía que hasta las mujeres podían gobernar allí las embarcaciones, dadas las condiciones ideales de navegación que solían existir, con los vientos alisios soplando de popa. El viaje se hacía entonces más monótono, acompañado del interminable crujir de las arboladuras y el rechinar de los cables. A veces se ordenaban zafarranchos de combate para tener entrenada a la tropa y marinería frente a un posible ataque enemigo, y esto era quizá lo único que rompía el tedio. La única distracción a bordo eran los oficios religiosos a los que tenían que acudir todos. Los pasajeros no podían jugar ni blasfemar. Se daba la comida dos veces al día. Los pajes la servían a los pasajeros. Al principio no era mala pues constaba de carne, verduras y frutas, pero se acababan pronto y empezaban las legumbres para terminar en la sempiterna dieta de tasajo, miel, queso y aceitunas. La marinería comía casi exclusivamente tasajo.
    Al llegar la noche se encendía el gran fanal en la Capitana, que guiaba la flota. Algunos buques encendían también faroles de situación. Las horas transcurrían interminables, cantadas siempre por los grumetes con alguna advocación pía. El Mar de las Damas se atravesaba en un mes, al cabo del cual se alcanzaba usualmente la isla Dominica, donde se hacía una pequeña escala. Se bajaba a tierra y se hacían grandes comilonas. Quienes iban a América por primera vez contemplaban asombrados a los habitantes, el paisaje, etcétera. La recalada era breve, pues había que proseguir para Veracruz o para Nombre de Dios, y esto representaba otro mes más de viaje.


Rutas comerciales

    La flota de la Nueva España enfilaba desde la Dominica hacia Veracruz. Por el camino se iban desprendiendo de la misma los buques con destino a Honduras, Puerto Rico, Santo Domingo y Cuba. La flota de Los Galeones por su parte ponía rumbo a Cartagena, dejando en la travesía algunos mercantes que se dirigían a Margarita, La Guaira, Maracaibo y Riohacha. En Cartagena se hacía una larga escala de dos semanas, pues era necesario descargar la mercancía destinada al Nuevo Reino de Granada, que usualmente representaba el 25 % de toda la que se llevaba a Tierrafirme (Venezuela y Colombia). Luego se proseguía a Nombre de Dios, que era el verdadero terminal. En 1595 Francis Drake destruyó esta ciudad y fue sustituida por Portobelo, puerto que reunía mejores condiciones para albergar la flota y que fue fortificado por el ingeniero militar Antonelli.

Defensas de Portobelo

    El atraque de las flotas era saludado con grandes manifestaciones de júbilo. Subían a bordo las autoridades locales y los funcionarios encargados del cobro de impuestos, que revisaban todo y daban su aprobación. Se entregaba la valija procedente de la metrópoli y se daba la orden de partida a dos navíos de aviso que debían regresar a España con la correspondencia urgente y la noticia del feliz arribo de la flota. Luego empezaba la descarga. Interminables caravanas de cargueros de color subían y bajaban por los planchones con los fardos a las espaldas. En el puerto todo era bullicio, pues había empezado la feria. Duraba al menos dos semanas y usualmente un mes. La de Portobelo se celebraba durante 45 días. A ella acudían no sólo los comerciantes con la plata contante y sonante, sino gentes de todos sitios para comprar o vender. Los precios se disparaban y cualquier chamizo se pagaba a precio de oro. Las autoridades instalaban por ello alhóndigas, con artículos de primera necesidad a unos precios asequibles, pero se especulaba con todo y en todos sitios; en las calles, en las plazas y en el puerto. Se vendían telas finas de Holanda, paños de Flandes, mantas de Quito, chicha, vino, aguardiente, ron, fritangas de cerdo y gallina, tortillas de maíz, cazabe, etcétera. Todo olía, todo chirriaba y todo entraba por los ojos. La marinería acudía a sus habituales pulquerías o chicherías. Otros preferían desquitarse del obligado abstencionismo del juego en los mil garitos. Se jugaba fuerte y podía ganarse o perderse una fortuna. Los burdeles hacían igualmente un magnífico negocio. Las ferias tenían su contrapartida. Abundaban los pleitos, las reyertas y no eran raros los homicidios. Con todo, lo peor eran las epidemias que diezmaban a los feriantes. Todos los puertos caribeños eran insalubres y reunían las condiciones de humedad y calor idóneas para la propagación de los virus que se traían del Viejo Mundo. No todo era compraventa y disipación. También se aprovechaba el período de inactividad de las naves para carenarlas y aderezarlas para la próxima travesía.
    Los terminales de las flotas eran las vías de conexión con una complejísima red americana configurada sobre los dos océanos, que se prolongaba luego por el Pacífico hasta el Oriente. Las flotas de Indias transportaban por ello mercancías procedentes de cuatro continentes: el europeo, el americano, el asiático y el oceánico, ya que en definitiva Filipinas estaba en Oceanía. Si a esto le añadimos la trata de negros podríamos decir que los comerciantes españoles manejaron un verdadero negocio mundial, el primero de su género. De aquí que les salieran tantos imitadores.
    El grupo de religiosos aludido continuaría su posterior desplazamiento desde Veracruz por tierra, en mulas de carga a la costa occidental, al puerto de Acapulco, en el Océano Pacífico. Este sería el devenir de nuestro paisano, si no estuvo un tiempo en el convento-hospedería que servía de vivienda temporal a los religiosos, que esperaban ser embarcados para Filipinas. Es de suponer que Fray Blas Palomino fuese compañero de viaje de Fr. Francisco Gálvez, tal como se describe en el archivo de Indias el viaje de este último, que salió de España en 1601 y estuvo ocho años en México en el convento-hospedería citado, donde conoció y convivió con fray Blas Palomino, hasta que se embarcaron en al Puerto de Acapulco en 1609 en dirección al puerto de Cavite en Filipinas.

    Dado el interés de reflejar la segunda parte de este itinerario de Fray Blas Palomino en dirección a Filipinas, y debido a su extensión, se completa este artículo con otro segundo que relate la trayectoria del viaje desde Acapulco en Méjico hasta Filipinas.


Bibliografía:

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Archivo General de Indias. Código de Referencia: ES.41091.AGI/11//PASAJEROS, L.9, E .681    
Artiñano y de Galdácano, Gervasio de, Historia del comercio con las Indias durante el dominio de los Austrias, Barcelona, 1917.
Castro y Bravo, Federico de, Las naos españolas en la carrera de las Indias. Armadas y flotas en la segunda mitad del siglo XVI, Madrid, 1927.
Chaunu, P., Sevilla y América siglos XVI y XVII. Universidad de Sevilla. Sevilla, 1983
Esparza J, Javier. El manifiesto.com
Fernández Duro, Cesáreo, La Armada española desde la unión de los Reinos de Castilla y Aragón, Madrid, 1972- 723.
García Baquero, Antonio, Cádiz y el Atlántico (1717- 1778), Sevilla, Escuela de Estudios Hispanoamericanos, 1976, 2 vols.
García-Baquero González Antonio, La Carrera de Indias. Salamanca, 1992.
García Fuentes, Lutgardo, El comercio español con América, 1650-1700 Sevilla, Escuela de Estudios Hispanoamericanos, 1980.
Lucena Salmoral M., La Flota de Indias. Cuadernos de Historia 16. Barcelona, 1985.
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Pérez Turrado, G., Armadas españolas de Indias. Mapfre. Madrid, 1992.
Thomazi, Augusto., Las flotas del oro. Historia de los galeones de España.
Swan. Madrid, 1985.
Track of the Manila Galleons, “National Geographic”, Sept. 1990. Eugene Lyon, p. 27.
Walker, G. J., Política española y comercio colonial, 1700–1789. Barcelona, 1979.

Lahiguera 15 de Septiembre de 2012.
                            Día de la Virgen de los Dolores.
                       
Pedro Galán Galán.
Manuel Jiménez Barragán.









EL RETABLO DESTRUIDO.

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El Retablo del templo morisco.

   “El retablo destruido de la iglesia morisca”. Este sería el título correcto que hubiera puesto. Nos deberíamos acostumbrar a poner algún adjetivo para diferenciar las dos iglesias y no decir “la  de arriba”, “la de abajo”.



   Tenía ganas de abordar este tema, ya que la autoría del retablo parece que, por la mayoría del pueblo, se desconoce. Se dice que lo hizo Martínez Montañés, Berruguete... Salzillo.  No se trata de poner orden, sino de dar un poco de luz, porque quizá intervinieran otros autores además de los que en un principio hicieron el retablo: Juan de Reolid, en la talla, y Miguel Sánchez en la pintura.

   Nuestra iglesia se construye a caballo entre los siglos XV y XVI. Tiene características moriscas, como las demás iglesias de la comarca, de esta época. Los moriscos eran los antiguos musulmanes convertidos a cristianos; tenían fama, muy merecida, de excelentes trabajadores y buenos artesanos.
 (Detalle del artesonado en madera)

 Parece que en nuestra iglesia trabajan unos moriscos venidos de Andújar, los Ramos. Es de fábrica sencilla, como toda iglesia antigua orientada de este a oeste, nave de crucero y coro a los pies. En la cabecera poseía una espadaña (Según testimonio de Andrés Teruel, ver callejero decimonónico). Como vimos en otra ocasión, se hace fuera del perímetro amurallado, sería la heredera de la antigua iglesia de la Tercia.




   Antes de entrar en la confección del retablo vamos a ver su destrucción, tarea desagradable y todavía espinosa por las circunstancias históricas en que se produjo y lo provocaron; por tanto tratada sin profundizar. Para ello nos basaremos en la “Causa General”. Se trata de una correspondencia, casi siempre escabrosa, que mantienen las autoridades civiles, religiosas y militares de nuestro pueblo, con el juez y fiscal de Jaén, contestando a las preguntas que desde Jaén hacen. Las referencias que pongo son las de las mismas páginas de esta Causa General.




   Tras la conclusión de la guerra civil hay una preocupación de las autoridades provinciales, entre otras cosas y en lo que a este estudio atañe, por “inventariar” las pérdidas que, desde el punto de vista artístico, el patrimonio de la población había sufrido. Son dos los personajes que a nosotros nos interesan: D. José Nieto Delboy y D. Rafael Muñoz Redondo. Aunque hay que adelantar que sus testimonios poco aclaran.

   D. José era uno de los maestros de escuela, no era nacido en nuestro pueblo pero al estallar la guerra ya estaba destinado aquí (en una carta que él mismo firma se inscribe como uno de los detenidos por los milicianos) Página 79.


   Tras la paz fue alcalde y jefe de la Falange. Nuestros abuelos lo recuerdan por la firma tan original que tenía, la cual era causa de admiración y, para muchos, una muestra de su gran talento.




   D. Rafael Muñoz Redondo, conocido por “Padre Antonio”. Curioso personaje, parece que era un “pasota”, o se sentía muy poderoso. No contesta a los requerimientos del instructor de Jaén, por lo que éste se queja al alcalde Página 86, cuando lo hace escribe como con prisa o de mala gana, expresándose mal. Con alguna falta de ortografía más propia de un analfabeto que de la brillantez intelectual de la que tenía fama.

   El comandante de puesto de la guardia civil hace un informe el 17 de abril de 1941 dirigido al juez instructor de la Causa General de Jaén Página 14,  dice textualmente “...el día 12 de agosto los dirigentes al frente de las turvas armadas obligaron a los detenidos a que sacasen de la Iglesia en la que estaban recluidos las sagradas imagenes y objetos de culto las que fueron horriblemente inutilizadas y sus restos haciendo mofa de ellos, y algunos lo tuvieron en las calles durante varios días con los restos de todo cuanto existía en la iglesia y en la ermita, fue trasladado al cuartel de milicias y lo utilizaron para hacer la comida ó rancho.”

   Hay que recordar que la guardia civil abandona el cuartel el 19 de julio de 1936 y se va a Andújar. El cuartel es asaltado, las armas repartidas y muchos se visten con uniforme de guardia civil, Página 14. (El cuartel estaba al final de la calle Gran Vía, lo que después sería la casa del médico don José del Nido).

   El casino fue ocupado y allí se estableció el cuartel de milicias (situado frente a “los arcos” de la plaza).
Imagen de la Página 59, en ella las firmas de las autoridades y de los familiares de los presos que tuvieron el último contacto con las imágenes.

   Las imágenes de la iglesia y de la ermita de El Santo fueron echadas a la calle, donde permanecieron hasta que se las llevaron al cuartel de milicias para servir de combustible para cocinar. Incluso hubo un individuo que a un “santo” le cortó la cabeza y con ella iba por las tabernas donde le daba vino y le ponía cigarrillos en los labios. Página 38.

   En otra carta, Página 60, en contestación a una petición del Fiscal Delegado dice, el alcalde, textualmente: “consecuente con su oficio de 23 de abril pasado participo a V. Que el bando circular que acompañaba fue publicado con profusión y se pasó atención particular al Sr. Cura Párroco para que expusiera los daños ocasionados en el Templo Parroquial, sin que hasta la fecha haya comparecido en esta Alcaldía ni el Párroco ni ninguna otra persona a hacer manifestaciones con aquella referente.
Por su parte esta alcaldía tiene que manifestar que en esta villa fue destruida la Iglesia Parroquial y la Ermita de San Sebastián por los foragidos rojos existiendo en la primera varias imágenes y particularmente el retablo, pieza artística de gran valor que databa de más de un siglo sin que se tengan datos concretos de su fecha.
   No existían en esta villa, bibliotecas de interés histórico ni cultural ni Monumentos de Interes Nacional.

Dios guarde a V.S. Muchos años.
Higuera de Arjona 19 de mayo de 1942."

El Alcalde.

   En otra carta con fecha de 22 de junio de 1942. Se dice que no existen otros monumentos que la iglesia, que allí estaban los presos que fueron asesinados y otros, fueron obligados a destruir las imágenes así como un valiosísimo retablo que según referencia fue valorado en un millón de pesetas  (PÁG. 63). Más tarde al llegar las tropas nacionales a Porcuna llegaron infinidad de evacuados convirtiendo la iglesia en una autentica pocilga, ya que en ella y en montón informe convivieron personas y animales de todas clases (textual).

   Se sigue insistiendo, desde Jaén, pidiendo el nombre de los autores del retablo, de las imágenes, de la antigüedad, ordenando que se amplíe la información.
   Textualmente:
1º.- Autores de las obras escultoricas o pintoricas, que fueron destruidas.
2º.- Fecha en que fueron construidas las mismas
Página 65  (26,6 1942).

   Al fin el párroco contesta (Página 74) 19 de mayo de 1943. En una carta manuscrita “…La iglesia parroquial fue vilmente profanada la llegaron a convertir en cuadra. Las imágenes fueron todas quemadas y destruidas e igualmente el magnífico retablo de estilo barroco que en ella existía. La otra iglesia denominada El Santo fue convertida en prisión, los detenidos en ella fueron obligados a arrojar a la calle sus imágenes…”. Cuando habla del párroco, don Diego Pérez, dice que permaneció preso en el santo algunos meses, lo llevaron a la cárcel de Jaén en donde fue juzgado y absolvido

   Recogiendo todos los datos anteriores nos detendremos, primero, en la aportación de don José Nieto. Habla del retablo valorado en un millón de pesetas. No dice quién hace esta tasación, parece que es una cifra muy redonda, pero tomándola con todas las reservas, un millón en los años treinta era mucho dinero. En uno de los escritos de la causa general, Página 38, la propietaria habla de sus bienes expropiados. Dan un valor de 150 mil pesetas para 100 fanegas de tierra calma, 22 cuerdas de olivas, 50 cabezas de cabras y varios pares de mulos. Esto supondría que el retablo tendría un valor de 666,66 fanegas de tierra calma, 146,52 cuerdas de olivas, 333,33 cabras, 26,66 mulos. Estos datos nos pueden dar una idea del valor del retablo, pero como ya se ha dicho tomando con muchas reservas los dos datos (el del alcalde y los de la propietaria).  Don José tampoco tiene mucha idea, dice que el retablo tenía más de un siglo de antigüedad, cuando en realidad eran casi cuatro siglos.


 (Fotografías actuales, que nada tienen que ver con el retablo original)

    De la aportación de don Rafael no sé qué opinar. Dice que el retablo era barroco, es lo que despista, él no lo conoció, por la fecha en que se realiza es un retablo renacentista. Bien es verdad que la obra pudo continuar con otras aportaciones a lo largo del XVII, y con otros autores. Pienso que lo de “Barroco” se lo inventa, lo pone “a lo loco” como cuando escribe que el antiguo párroco D. Diego fue “absolbido”.


   

Para terminar este ominoso tema una reflexión, esta vez muy acertada, de don Rafael; carta del 15 de  febrero de 1942.
“Siendo por consiguiente los caracteres con los que aquí se manifestó la persecución religiosa, los generales ocurridos en todas partes”.

   Ya, hace más de dos mil años, se decía “Vae victi” (¡Ay de los vencidos!). Frase que aplicaron los dos bandos.

………………..


   El estudio siguiente está basado en el libro“De la tradición al clasicismo pretidentino en la escultura jiemnense”. Del ilustre profesor D. José Domínguez Cubero. (pág. 159).

   La provincia de Jaén es, en el siglo XVI, una tierra muy rica, puntera en el arte. Hay un hervidero de artistas que aquí trabajan y los pueblos rivalizan por sus servicios, algunos vienen de fuera, otros, como el de nuestro retablo, el escultor Juan de Reolid, nacen en Jaén.

Textualmente del autor del libro:
Juan de Reolid se asocia con el pintor Miguel Sánchez para “hacer un retablo de pintura y talla para la iglesia parroquial de Santa María de la Consolación”, que entonces se acabaría de hacer. Es sencilla, tipo cajón, cubierta con armadura mudéjar y coro a los pies.
   El trabajo fue encargado en Jaén por el Visitador del Obispado, doctor Martín Pérez de Ayala, y formaliza la escritura el 11 de mayo de 1542 en la casa donde residía el famoso maestro rejero Bartolomé de Salamanca, que salió, junto a otros, fiador.
   El precio sería a tasación de maestros puestos por las partes comprometidas, pero por los adelantos que se hicieron, hasta cien ducados, y el plazo de año y medio que se dio para la confección, se vislumbra un trabajo de importancia.






   Ignoramos su aspecto por estar el retablo perdido y no aparecer en el contrato las condiciones que describían el formato, pero se habla de unos pilares que se habían de pintar de blanco bruñido adornados de grutescos. Tableros con historias pintadas al óleo y una imagen de la Virgen con el Niño en brazos, en bulto, y metida en un tabernáculo dorado, que estaría centrando el conjunto, como corresponde a la titular. Reolid trabaja en Higuera de Arjona, dividiendo su tiempo con su labor con la catedral de Jaén. (Archivo Histórico Provincial de Jaén. Juan de Herrera, leg. 297, fol 280. Jaén 1542, 11 de Mayo).

  

    Esto en cuanto al retablo, también el autor hace referencia a una escultura que hizo Juan de Reolid, en 1.555,  para nuestro pueblo. Se trata de una Santa Clara que le encargó la cofradía para venerarla en la ermita de su nombre. Hoy sólo se conserva el lugar hecho casa de labor. Era la imagen de cinco cuartos de alta, y obligaba el contrato a entregarla dorada y estofada en el tiempo que corría desde la formalización del encargo, 15 de julio, hasta el día venidero de la santa, a mediados de septiembre. (Archivo Histórico Provincial de Jaén. Sánchez Cachiprieto, leg. 336, fol. 493. Jaén 1555, 15 de Julio).

Hasta aquí lo que nos dice Domínguez Cubero. Veamos las conclusiones.

   Tuvimos una autentica obra de arte. Parece imposible que nuestros abuelos pudieran hacer frente al coste de este impresionante retablo. Además, teniendo en cuenta que se tiene que pagar la segregación de Andújar, de la que se encargó el prior de la iglesia, don Alonso de Zambrana (Ignacio Ahumada, Breve  historia de Higuera de Arjona, pág. 28)  que ascendía a 3000 ducados.

(Talla encontrada en uno de los sillares del exterior del templo).

   Es, cuanto más curioso, que el afamado maestro Bartolomé saliera de fiador, ¿Tendría algún vínculo con el pueblo? Más probable es que hubiera una mano muy poderosa que procuraba el empeño de estos artistas. ¿Algún caballero de la orden de Calatrava, ascendiente de doña Ana de Siliceo, como vimos en la entrada de Lahiguera hace 300 años?

   En la descripción que se hace de la iglesia se dice que es de tipo cajón, lo que nos hace suponer que las naves del crucero se realizan en épocas posteriores. Hay que tener en cuenta que nuestra iglesia morisca tiene una estructura basada en arcos de medio punto que son los que sostienen la carga del edificio, por lo que cualquier ampliación es muy factible.

   


    En el retablo seguro que se hubo cambios, sabemos que lo más destacado del mismo era la talla del “Cristo de las Aguas”. Y no se menciona en el anterior documento. Por eso indicaba al principio que pudieron intervenir otros autores, aunque de los únicos que está demostrada su autoría son los dos indicados. 

   Sería muy interesante, maravillosamente interesante, que hubiera alguna fotografía de nuestro retablo; si alguien pudiera aportarla. O, al menos, descripciones del mismo; todavía hay gente mayor que lo recuerda.

   Como dato anecdótico se podría asegurar que el apodo de “Rulí” de una familia de nuestro pueblo, muchos de ellos albañiles, le vendría de Reolid. Aquel primer antepasado que tuvo este sobrenombre debió ser un “manitas”, alguien que hacía las cosas muy bien, como el que había hecho el retablo.

   Se ha mencionado otra obra de Juan de Reolid, una imagen de Santa Clara. Vimos en otra entrada de este blog que la santa tenía una ermita en la carretera de Villanueva, al lado de la cueva romana. En el documento de Domínguez Cubero se dice que la ermita había desaparecido con tal función, ahora era casa de labor; ya, lo podemos ver,  no queda  ni una piedra. Había una cofradía de Santa Clara que festejaba a su patrona, lo que nosotros hacemos la primera semana de agosto, se hacía a mediados de septiembre. Debió ser una especie de romería, todo alrededor de la cueva. En estos tiempos de rescate histórico, de cuidado del patrimonio, bien se podría hacer algo, un pequeño “monumento”, una piedra o un cartel escrito, que recuerde que en ese lugar se rindió durante siglos culto, que hay una cueva excavada de inicios de nuestra era.

   Hubo en  nuestro pueblo un hermosísimo retablo de incalculable valor, y se perdió. Pero no valía ni una sola de las vidas, de cualquier ideología, que se perdieron.



Manuel Jiménez Barragán.
Lahiguera a 25 de septiembre del 2012.






HIGUERA DE ARJONA Y LA "PEPA"

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Higuera de Arjona y La “PEPA” (LA CONSTITUCIÓN  DE 1812).

En la sesión de las Cortes españolas celebrada en Cádiz el día 22 de Abril de 1813, se cito el nombre de Higuera de Arjona, nuestro pueblo, quizá sea en la única ocasión que se haya citado; el motivo fue la publicación de la Constitución de 1812 en Higuera de Arjona, aunque en las actas del día de las Cortes, se llega a precisar que se publicó, pero que según el testimonio no se hace mención al juramento de la propia Constitución en esa ocasión, puede que se hiciera y no se confirmara el acto en sí o tal vez no se hiciera.

Juramento de las Cortes de Cádiz en la Iglesia Mayor Parroquial de San Fernando el 24 de septiembre de 1810. Expuesto como tal en el Congreso de los Diputados de Madrid.

¡Viva la pepa! es el grito con el que desde el 19 de marzo de 1812 (festividad de San José) proclamaban los liberales españoles su adhesión a la Constitución de Cádiz (proclamada ese día, y conocida popularmente como la Pepa).
Mapa donde se localizan los Monumentos más significativos en relación con la Promulgación de la Constitución de 1812, llamada popularmente “La Pepa”.



La gran popularidad que tuvo el grito, su rotundidad y su facilidad de difusión incluso en circunstancias de represión política como las que llegaron entre 1814 y 1820 (restauración absolutista de Fernando VII) y entre 1823 y 1833 (Década Ominosa) lo convirtieron posiblemente el primer lema político de la edad contemporánea. En las mismas circunstancias se difundían canciones como el ¡Trágala! (para humillar a Fernando VII, obligado a jurar la constitución en 1820) y el himno de Riego (para glorificar al militar liberal sublevado entonces y ajusticiado en 1823). La visión peyorativa del grito, probablemente fruto de su uso irónico por los enemigos políticos de los liberales (los absolutistas españoles), ha terminado imponiendo su empleo como sinónimo de anarquía o incluso improvisación, desorden o vagancia. Decir de alguien que es un viva-la-pepa, equivale a llamarle irresponsable o despreocupado.
Hubo otros hallazgos semánticos en las Cortes de Cádiz, como la misma palabra "Liberal", que hasta entonces significaba "generoso", y que pasa a otros idiomas europeos con el sentido de "partidario de la libertad". Lo mismo ocurrió con las palabras "guerrilla" y "guerrillero", que se aplican desde la Guerra de la Independencia Española a la táctica y a los combatientes irregulares en la guerra contemporánea.


Monumento a la “Pepa” construido en 1912 en Cádiz para conmemorar el primer centenario de la Constitución. Este año de 2012 se ha celebrado el Segundo Centenario. En los textos insertados de describe la simbología de las esculturas.

Detalle de la parte superior del Monumento a la Constitución de 1812.

Detalle de la alegoría referida a la Constitución de 1812.

La promulgación de la Constitución de 1812, obra de Salvador Viniegra (Museo de las Cortes de Cádiz).


Las Cortes abrieron sus puertas el 24 de septiembre de 1810 en el teatro de la Isla de León para, posteriormente, trasladarse al oratorio de San Felipe Neri, en la ciudad de Cádiz. Los debates constitucionales comenzaron el 25 de agosto de 1811 y terminaron a finales de enero de 1812. La discusión se desarrolló en pleno asedio de Cádiz por las tropas francesas, una ciudad bombardeada, superpoblada con refugiados de toda España y con una epidemia de fiebre amarilla. Allí se reunían los diputados electos por el decreto de febrero de 1810, que había convocado elecciones tanto en la Península como en los territorios americanos y asiáticos. El heroísmo de sus habitantes queda para la historia. A estos se les unieron los suplentes elegidos en el mismo Cádiz para cubrir la representación de aquellas provincias de la monarquía ocupadas por las tropas francesas o por los movimientos insurgentes americanos. Las Cortes, por tanto, estuvieron compuestas por algo más de trescientos diputados, de los cuales cerca de sesenta fueron americanos.

DIARIO DE LAS CORTES. SESIÓN DEL DÍA 22 DE ABRIL DE 1813. (Pág. 392)

“Las Cortes quedaron enteradas de un oficio del secretario interino de Guerra, con que se avisaba el recibo de la representación documentada del canónigo D. José Alsina, que en virtud de proposición del Sr. Balle le mandaron pasar las mismas en la sesión del día 17 de este mes (véase); y que la Regencia del reyno la había mandado remitir al general en gefe del primer exército para los efectos convenientes.

(Pasa a página 393)

Se mandaron archivar los testimonios remitidos por el secretario de Gracia y Justicia, por los quales consta haber jurado la constitución política de la monarquía española el capitán de navío de la marina militar D. Francisco Osorio, como secretario interino del Despacho de Marina; haberla publicado y jurado en el partido de Jaén, los pueblos de Huelma, Villargordo, Cambil, Valdepeñas, Torre del Campo, Escañuela, Pegalaxar, Torrequebradilla, Espeluí, Fuerte del Rey, Villardonpardo, Campillo de Arenas, Ximena, Torres y Garcíez; en el de Baeza, Baeza, Linares, Baños, Lupión, Rus, Marmol, Canena, Javalquinto, Vilches y Jodar; en el de Ubeda, Úbeda, Hinojares, Santistéban del Puerto, Iznatoraf, Iruela, Torre de Pedro Gil, Cazorla, Castellar, Sorihuela, Quesada y Sabiote; en el de Andujar, Arjonilla y Arjona; en el de Martos, Santiago de Calatrava, Jamilena, Lopera, Porcuna y Torre D. Ximeno; haberla publicado, sin que en el testimonio se haga mención del juramento, Jaén, Castillo de Locubin, Alcalá la Real, del partido de Jaén; Villanueva de la Reyna é Higuera de Arjona, del de Andujar.

Después de algunas consideraciones se mando pasar á la comisión de Hacienda un oficio del secretario interino de este ramo, quien daba cuenta de que debiendo reducirse el número de siete los oficiales de la secretaría de Hacienda, departamento de la península, según lo resuelto por las Córtes había dispuesto la Regencia del Reyno que D. Lorenzo Normante, Don Francisco de Paula de Luna, D. Manuel de Roxas, y D. Juan Quintano, oficiales de dicha clase, quedasen en la de reformado, y con el goce y sueldo que actualmente disfrutan como tales oficiales, mientras no tenga proporción de colocarlos según mérito y buenos servicios.”


(Se respeta como documento histórico la expresión y grafías originales del texto referido)

Este testimonio está tomado del Diario de las Discusiones y Actas de las Cortes Volumen 18 Páginas 392 y 393, en el que quedan recogidas todas las actas desde 1810 a 1813.

Así continua con otros asuntos que nada tienen que ver con nuestro pueblo. Lo que queda meridianamente claro es que la Constitución Española de 1812 fue publicada en Higuera de Arjona, pero parece que según el texto original no fue jurada por las autoridades locales de aquellos años, imaginamos que mas que intención de su no juramento fue mal gestionado o interpretado el mandato relativo a su publicación y juramento por parte de los representantes municipales del pueblo por aquellos años en  la localidad.

Hagamos un poco de recuerdo sobre la situación en la España de aquel tiempo:

 Podíamos decir que la constitución de 1812, fue producto de la nueva ideología liberal del siglo XVIII. En el año de la revolución francesa (1789) en España se celebraron nuevamente Cortes, después de permanecer inactiva esta institución durante un periodo de diecinueve años. España debió afrontar guerras contra Francia, entre 1793 y 1795, en 1796, contra Gran Bretaña, conflicto que se extendió hasta 1802. En 1801, contra Portugal, y entre 1805 y 1808, nuevamente un conflicto con los ingleses. La profunda crisis del estado español de postguerra, dio lugar a la puesta en marcha o implementación de las ideas de la ilustración, que tuvieron como perjudicados a los integrantes de la nobleza que perdieron algunos privilegios fiscales, pero afectó principalmente a los miembros del clero, que fueron obligados a contribuir con impuestos extraordinarios. El resto de la población también se vio perjudicada por el aumento del precio de las mercaderías y de algunas contribuciones.
El 17 de marzo de 1808, se produjo el motín de Aranjuez, que motivó el derrocamiento del rey Carlos IV, y la asunción al trono español de Fernando VII, que en abril se trasladó junto al resto de los miembros de la familia real, a Bayona. En España quedó una Junta Suprema de Gobierno, dirigida por el infante Antonio. El 6 de mayo se produjo la “Farsa de Bayona”, durante la cual, Fernando VII, devolvió el trono a Carlos IV, pero a su vez, éste se lo cedió a Napoleón, quien finalmente consagró a José I, su hermano, como rey de España.
Estos acontecimientos despertaron las ansias de la puesta en vigencia de los derechos naturales, de la limitación de las facultades de los gobernantes, del mandato efectivo de la ley y de la Constitución, en contra de un gobierno francés que se había apoderado del mismo de forma ilegítima. Así, en fidelidad a Fernando VII, el rey cautivo, se establecieron Juntas Provinciales, que desconocieron al gobernante francés, adoptando la idea de la soberanía popular, que recuperaba el poder, cuando el pacto social se hubiera quebrado, en este caso, por la prisión del gobernante.
Antes de abdicar, Fernando VII, había ordenado al Consejo de Castilla, que se mantuvo sin resistir la invasión francesa, convocar Cortes Generales del Reino, pero esta medida fue resistida por las Juntas provinciales. Por circular del 3 de agosto de la Junta de Sevilla, se resolvió constituir una Junta central, el 25 de septiembre de 1808, para dirigir la resistencia contra los franceses y una vez conseguida la victoria, organizar el país. Primero se estableció en Aranjuez, y luego en Sevilla, con representantes de todas la Juntas Provinciales. Se distinguían dos tendencias, una que pretendía restablecer el gobierno monárquico con poderes absolutos, cuyo principal exponente era Jovellanos, y los que adherían al dictado de una nueva constitución. En mayo de 1809, la Junta Central convocó a la formación de Cortes no estamentales, donde estuvo representada la nación soberana, con diputados elegidos popularmente. El 1 de enero de 1810 se firmaron las convocatorias de Cortes, para elegir diputados en la península y en los territorios de las colonias.
El 24 de septiembre de 1810, las Cortes, con aproximadamente trescientos representantes, se instalaron en el teatro de la isla de León, y luego en Cádiz, en el oratorio de San Felipe Neri. Emitieron un Decreto, que declaró la soberanía nacional y la división de poderes del estado, rompiendo con el Antiguo Régimen, aún cuando dentro de las Cortes se mantenían ciertos sectores conservadores. El 15 de octubre de 1810, se estableció la igualdad de derechos y representación, entre los americanos y los peninsulares. Por lo tanto, fue trascendente para los dominios españoles en América, ya que se lograron además, muchas reivindicaciones hacia los sectores más postergados, los aborígenes, como la erradicación de la encomienda y la mita. Además se suprimieron los mayorazgos, y se realizaron concesiones económicas, que facilitaron la explotación agraria, la pesca la industria y el comercio, con la habilitación de puertos.

La Constitución de 1812.

El día 19 de marzo de 1812, fue promulgada la Constitución Española de 1812, también conocida como “La Pepa” por haber nacido el día de San José. Las Cortes Generales de España fueron las responsables de su sanción. La Constitución de Cádiz de 1812 fue la primera de las constituciones de España, que fue despojando al poder del manto de poder omnímodo, reconociendo derechos populares. Fue traducida a varios idiomas (inglés, francés, italiano, alemán y portugués).
De corte liberal, esta Carta Magna, de 384 artículos, organizados en diez títulos, estableció el principio de la soberanía popular, con la consiguiente facultad popular, para dictar sus normas fundamentales (Art. 3), conformándose el pueblo español con los habitantes de España, y sus colonias en América y Asia (Art.1).
Con respecto a los derechos, a los mulatos se les reconocieron derechos civiles pero no políticos, impuso la libertad civil, la propiedad, y “los demás derechos legítimos”, según el Art. 4, lo que dejaba abierta la posibilidad de una amplia interpretación. Se especificó el derecho a la educación, de la que se ocupaba en el título IX, y se establecían garantías contra abusos en las detenciones, que serían para seguridad de los reos (Art. 297) como la supresión de los tormentos (Art. 303) y la vigencia del habeas corpus. El Art. 306, impidió el allanamiento de viviendas particulares, salvo para seguridad del estado. El Art. 371, consagró la posibilidad de expresarse políticamente sin restricciones, sujeto a las responsabilidades ulteriores. Repartió tierras y abolió la Inquisición. Impidió el derecho a la libertad de cultos, ya que por el artículo 12, la única religión reconocida y verdadera era la Católica, Apostólica Romana. Con respecto a los derechos políticos, estableció el sufragio restringido o censatario. Era rígida, e impedía su reforma en los ocho años posteriores a su vigencia.

Establecía como sistema de gobierno, una Monarquía moderada hereditaria (Art.14). Realizaba una estricta división de poderes. El título III se refería a las Cortes, formada por los diputados en representación de la nación (Art. 27) regulándose minuciosamente la forma de su designación.

El Parlamento (Cortes) era unicameral, con una potestad legislativa compartida con el rey (Art.15) quien tenía la iniciativa, al igual que los diputados en forma individual, de presentar proyectos de ley. Tenía una duración bienal, siendo los representantes, a quienes se les garantizaba su inviolabilidad e inmunidad, elegidos indirectamente, a través de cuatro etapas. Las reuniones de la Cámara, que eran públicas, se realizaban tres veces cada año, con posibilidad de realización de sesiones extraordinarias. Durante los períodos de receso, funcionaba una Diputación Permanente (Art.157). Además de la potestad legislativa, establecía el presupuesto administrativo y aprobaba la distribución de las contribuciones.

El poder Ejecutivo estaba representado en el Rey, inviolable (Art.168), con atribuciones en política exterior e interior, con poderes legislativos, participando en la iniciativa de las leyes, su sanción, promulgación, posibilidad de veto, y ejecución de las mismas. Podía dictar reglamentos en lo que no le correspondiere a las Cortes. Podía estar asesorado por un Consejo de Estado, con dictámenes no vinculantes (o sea era potestad del Rey tomar los consejos o no) cuyos miembros eran designados por el rey a propuesta de las Cortes. El rey nombraba y removía a los Secretarios de Estado y de Despacho, los que no podían ejercer como diputados.

El poder Judicial con función de aplicar las leyes, según el Art. 17, le correspondía a los Tribunales creados por la Ley. El título VIII, preveía la formación de la Fuerza Militar Nacional Permanente de tierra y mar, cuyo número de tropas y buques, sería fijado anualmente por las Cortes (Artículos. 356 a 358). Se fijaba un esbozo de organización territorial descentralizada, dividiéndose el estado en comarcas y provincias. El gobierno de las provincias y la presidencia de los Ayuntamientos, creados en poblaciones de más de mil habitantes, correspondía al Jefe Superior, designado por el Monarca.
Las colonias americanas se transformaron en provincias del estado español, y sus habitantes en ciudadanos de esa nacionalidad.

Constitución de 1812.


Se le ha otorgado una gran importancia histórica por tratarse de la primera constitución promulgada en España, además de ser una de las más liberales de su tiempo.

Enlaces de Documentos relacionados con el Segundo Centenario de la Constitución de 1812, conocida popularmente como la Pepa.

http://www.youtube.com/watch?v=cirQfmYXYZ4&feature=related

http://www.youtube.com/watch?v=i5--8h5ejwY&feature=related

http://www.youtube.com/watch?v=DxxpMP90v5Y

http://www.youtube.com/watch?feature=endscreen&v=625ggy73NfQ&NR=1


Ahora que tanto se cuestiona la Constitución de 1978, habría que volver a decir aquello de “Nada sobre nosotros sin nosotros”, en latín "Nihil de nobis, sine nobis" es una expresión utilizada para comunicar la idea de que no puede decidirse una política sin contar con la participación completa y directa de los miembros del grupo afectado por dicha política.
La idea incluye naciones, estados, grupos étnicos,…etc. en cuanto a oportunidades políticas, sociales y económicas de un mismo país.

El origen del término se encuentra en Centroeuropa, al ser cita del principio húngaro de política exterior a mediados del siglo XIX y piedra angular de la política de la Polonia de entreguerras.

El término en inglés (Nothing about us without us) comienza a utilizarse en los años 1990. Ahora que se repite incansablemente “Catalonia is not Spain”, es aconsejado decir: “Nada sobre nosotros sin nosotros”

 Bibliografía:

Artola, Miguel: «Orígenes de la España contemporánea», Madrid, Centro de Estudios Constitucionales, 2000; Las Cortes de Cádiz, Ayer, 1, 1991.

Chust, Manuel: «La cuestión de la nación americana en las Cortes de Cádiz», Valencia, UNED-UNAM, 1998.

Marcuello Benedicto, J. I., «División de poderes y proceso legislativo en el sistema constitucional de 1812», Revista de Estudios Políticos, nº 93, 1996, págs. 219 a 231.

Rodríguez, J. E.: «La independencia de la América española», México, FCE, 1996.
VV .AA.: «Manual de Historia de España. 5. Siglo XIX», Madrid, Historia 16, 1994.

Rodríguez Espinosa, M. (2011) "Cádiz, la ciudad cosmopolita y la traducción durante la Guerra de la Independencia", en J. J. Zaro (ed.) La traducción como actividad editorial en la Andalucía del siglo XIX. Sevilla: Alfar. Colección: Alfar Universidad, 174, págs. 27-56.


Granada 19 de Marzo de 2012.
Bicentenario de la Constitución de 1812.
Pedro Galán Galán







HIGUERA DE ARJONA Y LA BATALLA DE BAILEN

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Nuestro pueblo y la batalla de Bailén:

Improvisado campamento en Higuereta (Higuera de Arjona) de la Segunda División del Ejército español que participó en la Batalla de Bailén en 1808.
En este documento detallaremos especialmente referencias de los personajes relacionados con Higuera de Arjona con ocasión de la Batalla de Bailen: por una parte al Comandante general, mariscal de campo D. Teodoro Reding que de paso por Higuereta (Higuera de Arjona) hacia Menjívar, se aprovisionó de cebada y paja para su caballería formada por 817 caballos. El General Reding, español de origen suizo-alemán, era responsable de la Primera División, formada por 9,436 hombres, 817 caballos, dos compañías de Zapadores y diez piezas de artillería, teniendo como segundo comandante, al brigadier D. Francisco Venegas y jefe del Estado Mayor, brigadier D. Federico Abadía.

Foto del General Reding

Teodoro Reding (alemán: Theodor von Reding; Schwyz, Suiza, 5 de julio de 1755 – Tarragona, España, 23 de abril de 1809) fue un general suizo al servicio de España, héroe de la Guerra del Rosellón. Fue gobernador de Málaga (1806–1808). General al mando de las tropas españolas en la batalla de Bailén y verdadero artífice de la primera victoria sobre las tropas imperiales de Napoleón. Destinado posteriormente al frente de Cataluña, intentó reorganizar sus fuerzas al asumir el mando supremo, sustituyendo al general Vives, y consiguió disponer de unos 30.000 hombres, pero fue derrotado por Gouvion Saint-Cyr cerca de Valls.
Reding resultó gravemente herido y fue llevado a Tarragona, donde murió dos meses después a causa de una infección, el 23 de abril de 1809. Fue la primera persona enterrada en el Cementerio de Tarragona.



La plaza General Reding de Bailén (Jaén) volvió a ser el centro de un emotivo homenaje al militar suizo cumpliéndose un nuevo aniversario de su fallecimiento. Tuvo lugar el 22 de Abril de 2012 con la intervención de las asociaciones de Recreación Histórica de Bailén y Málaga.

Don Antonio Malet, Marqués de Coupigny

De otra parte interesa resaltar el campamento que improviso en Higuereta (Higuera de Arjona) el Marqués de Coupigny al mando de la Segunda División del ejército. Esta Segunda División estaba formada por 7850 hombres, 453 caballos, una compañía de zapadores y seis piezas de artillería. Con el mando del Comandante general, mariscal de campo, marqués de Coupigny; Segundo comandante D. Pedro Grimarest. 
Tenía  el Marqués de Coupigny como ayudante a José San Martín y Matorras, personaje considerado como héroe nacional en Argentina, Chile y Perú, por ser el baluarte de la independencia de estos países, años después de la batalla de Bailen.

En la batalla de Bailén la actuación de Teodoro Redding y del Marqués de Coupigny fue decisiva, hay historiadores que claramente los consideran los auténticos vencedores del ejército francés de Napoleón.
Os preguntaréis como yo mismo hice ¿Qué hacía el Marqués de Coupigny, un francés como comandante general del ejército español que lucho contra los ejércitos imperiales de Napoleón?
La familia del Marqués de Coupigny huyó de Francia en el estallido de la  revolución francesa en 1789, en esa fecha se produjeron las emigraciones de muchos miembros de la nobleza francesa, la familia emigró a Gran Bretaña y de allí pasó a España. Era natural de Arras en la región de Artois, Flandes, ingresó en el ejército español en calidad de noble. La familia procedía del orden de caballeros y fue admitida en los estados de Artois en 1747 para el Señorío de Fouquières-Les-Lens y el 14 de octubre para el Señorío de Noyelles. La familia obtuvo el título de Conde de Henu en agosto de 1722 y el de Marqués de Coupigny en agosto de 1765.

Escudo nobiliario del Marqués de Coupigny

En 1776 Antonio Malet ingresó en el regimiento de Reales Guardias Walonas donde sirvió como cadete, alférez, 2º teniente y 1º teniente con grado de coronel en 1793, hasta llegar en 1794 a Ayudante Mayor y en 1795 a Capitán Provisional. Fue ayudante del Quartel Maestre General del ejército de Cataluña en el período de 1795 -1797. Los ascensos en el ejército continuaron rápidamente en 1795 Brigadier, en 1797 Capitán efectivo, en 1808 Mariscal de Campo y Teniente general ese mismo año, en 1809 Comandante

Uniforme de Teniente general gran gala

El otro personaje famoso que participó en la Batalla de Bailen, como miembro de la Segunda División del ejercito, que igualmente estuvo acampado en Higuera de Arjona; es José Francisco de San Martín y Matorras, figura clave en la independencia de Perú, Argentina y Chile.
Esta es una biografía breve de este personaje:
José Francisco de San Martín y Matorras (Reducción de Yapeyú, Virreinato del Río de la Plata, 25 de febrero de 1778 - Boulogne-sur-Mer, Francia, 17 de agosto de 1850) fue un militar argentino, cuyas campañas fueron decisivas para las independencias de Argentina, Chile y el Perú.

José Francisco de San Martín y Matorras

El 6 de diciembre de 1783, con aún cinco años, y previa estancia en Buenos Aires, viajó a España con su familia, pues su padre había sido destinado a Málaga. Comenzó sus estudios en el Real Seminario de Nobles de Madrid y en la Escuela de Temporalidades de Málaga en 1786. Ingresó posteriormente en el ejército haciendo su carrera militar en el Regimiento de Murcia. Combatió en el norte de África y luego contra la dominación napoleónica de España, participando en las batallas de Bailén y La Albuera.  Su bautismo de fuego se había producido muchos años antes de la batalla de Bailén.

La Medalla de Oro de los Héroes de Bailén, premio militar español, otorgado a San Martín por decreto de la Junta Suprema de Sevilla del 11 de agosto de 1808, en mérito a su acción en esta batalla ganada a los franceses, por la cual también fue ascendido al grado de teniente coronel.

Con 34 años, en 1812, habiendo alcanzado el grado de Teniente Coronel, y tras una escala en Londres, partió a Buenos Aires, donde se le encomendó la creación del Regimiento de Granaderos a Caballo (que hoy lleva su nombre), el cual logró el triunfo en el Combate de San Lorenzo. Más tarde se le encomendó la jefatura del Ejército del Norte, en reemplazo del General Manuel Belgrano. Entonces concibió su plan de emancipación sudamericana, comprendiendo que el triunfo patriota sólo se consolidaría al eliminar todos los núcleos realistas en el continente.
Nombrado gobernador de Cuyo, con sede en la ciudad de Mendoza puso en marcha su proyecto: tras organizar al Ejército de los Andes cruzó con el mismo la cordillera del mismo nombre y lideró la liberación de Chile, en las batallas de Chacabuco y Maipú. Utilizando a una flota organizada en Chile, atacó el centro del poder español en Sudamérica, la ciudad de Lima, declarando la independencia del Perú en 1821.

Acta de la Independencia de Perú

Poco después se encontró en Guayaquil con Simón Bolívar, y tras una breve entrevista le cedió su ejército y la meta de finalizar la liberación del Perú. San Martín partió hacia Europa, donde murió el 17 de agosto de 1850.

Firma del General San Martín


Monumento al General San Martín en Buenos Aires


San Martín y Bolívar son considerados los dos libertadores más importantes de Sudamérica de la colonización española. En la Argentina se lo reconoce como el padre de la Patria y se lo valora como el principal héroe y prócer nacional. En el Perú se lo reconoce como libertador del país, con los títulos de «Fundador de la Libertad del Perú», «Fundador de la República» y «Generalísimo de las Armas». El Ejército de Chile le reconoce el grado de Capitán General.
 El grupo del ejercito español de Andalucía, formado por antiguos cuerpos militares regulares, al que se añadieron reclutas de las Juntas Provinciales de Defensa de Andalucía, estuvo en Higuera de Arjona en los prolegómenos de la Batalla de Bailen en 1808.
Tras una breve referencia biográfica de estos personajes pasaremos a describir la batalla en dos vías; una a través de un relato novelado de Pérez Reverte y otro propiamente histórico con descripción pormenorizada de toda la fase anterior a la gran batalla de Bailen y detallado plan de movimiento de los ejércitos en la Batalla de Bailen.


Arturo Pérez-Reverte, publicó en El País de fecha 6 de Abril de 2008 el siguiente texto novelado en el que igualmente se recogen las referencias al Marqués de Coupigny y refiere también de un joven ayudante del mismo Marqués, llamado San Martín, que  participó en la batalla de Bailén y después llevaría a cabo la Independencia de Territorios hispanoamericanos como Perú, Argentina y Chile.
Respetamos el texto integro que va entrecomillado 
“Madre que lo parió, es un plan muy peligroso, pensó el flamante ayudante del marqués de Coupigny. Aunque, claro está, se cuidó muy bien de no decir una palabra. El marqués le había permitido, en reemplazo temporario de otro de sus adláteres, pasarse un rato en el campo oval que forman, detrás de la mesa de los generales, sus hombres más experimentados. San Martín estuvo dos horas detrás de Coupigny mientras éste debatía con el estado mayor, y sobre todo con el gran general Castaños, la estrategia para derrotar a los franceses. Estaban celebrando consejo de guerra en la casa de una familia tradicional de Porcuna, y se mencionaba una y otra vez el nombre del diablo: Pierre Dupont de I'Etang.
Dupont era un aristócrata que había presenciado la toma de la Bastilla, había hecho carrera en la Legión Extranjera, acababa de ser nombrado conde por Napoleón y lo esperaba en París el bastón de mariscal si aplastaba la rebelión militar en Andalucía. Había entrado en Córdoba y había permitido que sus hombres la saquearan durante nueve días de horror y pesadilla, donde los gabachos arremetieron contra iglesias, conventos y casas, asesinaron vecinos, degollaron niños, violaron monjas, y se robaron dinero, joyas, imágenes religiosas, alimentos, vehículos y caballos. Después, al abandonar Córdoba, tuvieron que avanzar muy lentamente por el botín que llevaban: siete kilómetros de carros.
A Castaños y a Dupont les tocaba jugar el ajedrez de la guerra en aquel caluroso junio de 1808, y los demás serían sólo piezas sacrificables del pavoroso tablero. El plan del general Castaños era arriesgado e imprudente. Había que cruzar el Guadalquivir con dos divisiones, reorganizar las tropas en Bailén y avanzar hacia Andujar para caerle al enemigo por la espalda. Mientras tanto, él mismo fijaría a Dupont en Andujar y lo acosaría para hacerle creer que el ataque principal vendría por el frente. No sabemos siquiera cuánta tropa tienen los franchutes -se decía San Martín a sí mismo-. Y tenemos una marcha de 40 kilómetros en paralelo al flanco izquierdo del ejército de Dupont. Mala cosa.

El marqués de Coupigny fue puesto a la cabeza de la II División, que contaba con más de 7.000 hombres y que tenía por objeto tomar posición inmediata de un punto cercano a Villanueva de la Reina, el poblado donde estaban instaladas algunas tropas estratégicas del ejército francés. El capitán ayudante iría a su lado, preparado para entrar en acción directa en cuanto se lo mandase. También eran de la partida el subteniente Riera, mucho más atrás, y el húsar Juan de Dios, que cabalgaba con los ojos entrecerrados. El ejército del marqués marchaba al infierno o la gloria en una explosión de color, cada uno con el uniforme del regimiento original al que pertenecía, por terrenos verdes, pródigos y alegres donde reinaba, sin embargo, un silencio de muerte. Coupigny era alto y rubión, casi colorado, y no gastaba mucha saliva. Pero sentía gran estima por su protegido, aunque tal vez presentía que San Martín estaba librando su propia batalla.
Castaños abrió el primer día de operaciones con un fuerte cañoneo de distracción. Y en La Higuereta (Higuera de Arjona), donde improvisaron un campamento, Riera se le acercó a San Martín y le preguntó qué ocurriría. Los dos se pasaban el agua de la caramañola y se escondían de los últimos rayos del sol abrumador. Los correremos de Villanueva, sable en mano -le respondió el capitán en voz muy baja-. No habrá piedad ni miramientos. Riera se encogió de hombros, Ellos no tuvieron ningún miramiento en Córdoba. Y escupió al suelo pensando que su capitán se solidarizaría con su odio. He estado en muchas guerras como para saber que nosotros no somos mejores, pensó, pero no se lo dijo.

El después General San Martín de joven

Al día siguiente, el marqués le ordenó que participara de la ofensiva contra los dos batallones que ocupaban esa pequeña población e impedían el paso (se refiere a Villanueva de la Reina). San Martín se puso en línea, extrajo el sable y se unió a la carga. Cruzó luego el río a los gritos con la caballería ligera, sintió la tétrica respuesta de la fusilería, y de costado notó que derribaban a dos de sus hombres. El chapotear de las aguas del Guadalquivir, el ruido de las herraduras, los alaridos de dolor, las blasfemias en español y las maldiciones en francés, y de repente la orden de retirada del jefe de los gabachos y una persecución sangrienta más allá del río y del camino de Andujar a Madrid. Los jinetes corrían a los soldados imperiales, y San Martín se puso las riendas entre los dientes, se pasó el sable a la mano izquierda, sacó de la funda de arzón una de sus pistolas y descerrajó un tiro a la carrera. Un sargento de las tropas napoleónicas recibió el disparo en la baja espalda, se revolvió sobre su caballo y cayó pesadamente en la huella.
Hubo muchas muertes en esa cabalgada, y en un momento Coupigny ordenó volver grupas y tomar posiciones en la desalojada Villanueva de la Reina. Al regresar, San Martín cruzó miradas con Juan de Dios. El húsar traía en su caballo, como trofeo, un morrión francés. El capitán reconoció en el carácter del cazador que lo había salvado de la muerte los mismos rasgos de algunos camaradas que habían combatido a su lado en África, en Portugal y en los Pirineos. Hombres singulares que combaten con alegría y despreocupación hasta el mismísimo instante final en el que los atraviesa el acero.
La algarabía del triunfo no lo distrajo de los caídos en el río. El capitán desmontó en la orilla y miró los dos cadáveres españoles que sus infantes habían sacado del agua. El subteniente Riera era uno de ellos. Tenía un impresionante orificio de bala en la garganta y los ojos desorbitados e inexpresivos. Reivindicar su honor perdido le había salido muy caro. San Martín se acuclilló a su lado, le despejó el pelo mojado de la cara y le cerró los ojos.
Esa noche apenas pudieron dormir, y a las cinco de la tarde del día siguiente, el marqués observó con sus catalejos cómo otra división de Dupont se retiraba por el camino que bordeaba el cauce, haciendo exhibición de poderío y control del terreno. No me gusta ese desfile -dijo a sus principales espadas-. Los hostigaremos en el flanco y la retaguardia toda la noche.
El héroe de Arjonilla acompañó la operación. La caballería de Borbón y el batallón de Voluntarios de Cataluña cargaron contra la columna francesa y la tuvieron a mal traer durante horas. Los gladiadores de aquellas legiones francesas que no conocían la derrota, aquella tarde mordían el polvo o se entregaban. Al final de la expedición había muchas bajas, sesenta prisioneros y un regalo del cielo. Las tropas de Coupugny habían logrado capturar a un correo del maldito Dupont, y San Martín compartió con su jefe la lectura a viva voz de varias misivas en las que el general gabacho les describía a sus superiores de Madrid su complicada situación militar. El marqués dispuso entonces que se las enviaran a Castaños. Y el jefe máximo ordenó que las cartas fueran traducidas al español, copiadas y repartidas entre la tropa para levantar la moral.
Necesitaremos toda la moral del mundo para derrotar al 'petit caporal, dijo San Martín afeitándose con una navaja. El marqués, que fumaba mirando el horizonte, asintió en silencio. En grave silencio.
Los dos ajedrecistas carecían de información, estaban enojados con sus generales y se cagaban diariamente en todos los dioses del Olimpo. Castaños no podía entender por qué sus dos divisiones no habían cruzado todavía la línea del Guadalquivir y cómo era que tardaban tanto en unificarse, tal como lo habían planeado en el consejo de Porcuna. Para no seguir contrariándolo, la I División cruzó entonces en Menjívar, con el agua a la cintura y las armas sobre la cabeza, y despanzurró durante catorce horas a las fuerzas francesas. La división de Coupigny llegó esa noche y los dos ejércitos se convirtieron finalmente en uno. San Martín vio la enorme cantidad de soldados de ambos bandos que yacían muertos, heridos o terriblemente mutilados en las tiendas de campaña.
El otro ajedrecista, leyendo el parte de aquel encontronazo, montaba en cólera con sus mariscales de campo y daba directivas a los gritos. Sabiendo que le estaban haciendo una encerrona y que su situación era delicada, resolvió en ese mismo momento retroceder hasta Bailén. Pero con muchísimo sigilo, burlando la vigilancia de Castaños.
Dupont esperó hasta la madrugada del 18 de julio y, antes de abandonar Andujar, ordenó taponar silenciosamente el puente sobre el Guadalquivir con carretas y vigas, y dejó apostada allí una unidad de caballería para cubrir las apariencias.
Castaños roncaba en su vivac cuando Dupont partía en puntas de pie hacia Bailén al frente de una columna que ya medía doce kilómetros de largo y en la que se movilizaban nueve mil soldados aptos para la guerra, familias y funcionarios, y carros con trofeos, víveres y enfermos.
El clima se presentaba agobiante, pero las noticias eran aún peores. Cuando el general español fue avisado del ardid de Dupont ya era demasiado tarde. Aunque habituado a la frialdad del soldado profesional, a Castaños le salía espuma por la boca. No podía creer que esto le hubiera sucedido bajo sus propias narices. Armó un revuelo gigantesco y mandó a un grupo de caballería en persecución del convoy francés. Pero el puente bloqueado los retuvo varias horas.
A esa altura nadie estaba demasiado seguro de nada. Ninguno de los bandos en pugna tenía idea sobre las fuerzas y las posiciones de sus enemigos. Era de noche y se había tocado diana en todos los campamentos, pero los generales españoles y franceses tenían miedo por flancos donde no había nada que temer y se confiaban en sitios donde había serio peligro. La luna estaba en su cuarto menguante, y cuando las vanguardias de las dos fuerzas se adivinaron en la oscuridad comenzaron los tiros.
Desde ese momento hasta el final transcurrieron diez horas de sangre y fuego con marchas y contramarchas y asaltos mortales. Coupigny envió a su segundo comandante a destrozar la vanguardia, y hubo escenas rápidas y crueles en las tinieblas de la noche. Los españoles tomaron dos piezas de artillería del enemigo, pero los gabachos contraatacaron a fuerza de bayoneta y las recuperaron.
Cuarenta y cinco mil jinetes, infantes, ingenieros y artilleros luchaban con la sed y con la crueldad. Hubo duelo de cañonazos y cargas y degüellos en todo el frente de combate.
En ese instante, San Martín escuchó que ordenaban atacar a los franceses por los flancos. El Regimiento de Órdenes Militares y los Cazadores de la Guardia Valona bajaron un cerro a toda prisa y cuatrocientos jinetes de Dupont les presentaron batalla. Entre las dos fuerzas existía un profundo barranco que los franchutes tenían que rodear. Los españoles aprovechaban ese desfiladero para dispararles. Tuvieron muchas bajas, pero así y todo lo atravesaron y cargaron contra la infantería española.
El marqués avanzó con dos regimientos, una compañía y un escuadrón. Pero en una carga feroz, los dragones y los coraceros franceses consiguieron diezmar a los jinetes españoles, acabar con decenas de zapadores y lanzarse sobre el Regimiento de Jaén, matar a un coronel y a su ayudante, y apoderarse de una bandera.
Durante esa misma tarde, cuando todo había terminado, San Martín sólo podría recordar cráneos destrozados, espuelas clavadas, bramidos de caballos, disparos y alaridos, y luego el ruido salvador de las piezas de a doce de la batería de la izquierda española que disparaban a mansalva sobre los jinetes franceses y los ponían en fuga.
Dupont realizó distintos asaltos y contraataques ya a la luz plena del día 19 y fue gastando fuerzas y moral mientras subía la temperatura y agobiaba la fatiga. El capitán San Martín, como todos, tenía la boca seca del calor y del miedo. No temía por la vida, sino por el fracaso y la deshonra. Y había momentos en los que creía que estaban ganando y otros en los que pensaba que ya perdían.
A las doce en punto, Dupont armó la línea con todos sus efectivos dispersos, en el centro colocó cuatrocientos marinos de guardia, detrás de ellos dos batallones y a ambos lados cien jinetes de la caballería pesada. Luego recorrió a caballo sus apaleadas filas evocando, en alta voz, las antiguas conquistas del ejército de Napoleón, les mostró la bandera española que habían capturado y les pidió un último esfuerzo. Se colocó a vista de todos al frente de la formación, junto a sus generales, y al ordenar la avanzada gritó: ¡Vive l'Empereur! (...)
Pasado el mediodía, con el ejército desorganizado y abatido, Dupont envió a su ayudante a pedir el alto el fuego y el paso libre a través de Bailén. Se le aceptó lo primero y se le dijo que lo segundo era cosa de Castaños. Su antagonista llegó poco después, cuando la faena estaba cumplida, y al desplegar sus tropas hizo jaque mate y así finalizó de hecho la partida de Bailén. Quedó una división importante que siguió guerreando, pero alguien advirtió a Dupont que si no los disuadía pasarían a cuchillo a toda su tropa. Dupont envió a un oficial con una bandera blanca y los disuadió. (...)
Os entrego esta espada vencedora en cien combates, dijo Pierre Dupont para la Historia y le extendió ceremoniosamente al general Castaños su sable francés. Los dos ajedrecistas de Bailén se miraban a los ojos. Y el capitán ayudante del marqués de Coupigny, en primeras filas, contemplaba atentamente esos protocolos de la rendición. Habían pasado casi tres días desde el fin de los disparos, y las dilaciones habían crispado los nervios de todos los contendientes. (...)
Apenas firmada la capitulación, Coupigny visitó a su ayudante en la tienda de campaña y le confió que lo recomendaría para un ascenso. Brindaron con licor de petaca por el teniente coronel San Martín y por Fernando VII. Que era como brindar por un héroe iluminista de sentimientos contradictorios y, a la vez, por la oscura y enmohecida España de antes. El capitán luchaba internamente con esa paradoja en la plenitud de su carrera. Había comandado la columna del marqués, había participado y opinado en las estrategias, había entrado en combate y había formado parte de muchas acciones heroicas. Tenía muy merecidas la medalla y el cargo, y podía disfrutar de la gloria. Pero algo muy hondo le hacía preguntarse qué clase de patria estaba ayudando a edificar. Y más inconfesable aún, ¿era ésta verdaderamente su patria? –“
La Batalla de Bailén fue una batalla que se produjo en el seno de la Guerra del Francés , durante las Guerras Napoleónicas que supuso la primera derrota del potente ejército napoleónico conocido como la Grande Armée. Tuvo lugar el día 19 de julio de 1808 junto a la ciudad de Bailén, en la provincia de Jaén. Enfrentó al ejército francés que contaba con 21.000 soldados comandados por Antoine Dupont del Etang, el General Dupont, con un ejército español un poco más numeroso (unos 24.000 hombres, entre regulares y milicia) comandados por el General Francisco Javier Castaños. El general Castaños puso a punto su ejército a partir de antiguos cuerpos militares regulares, al que se añadieron reclutas de las Juntas Provinciales de Defensa de Andalucía. Desde el cuartel general de Utrera se dirigió a Sierra Morena para cortar las comunicaciones entre el centro de la península y las tropas francesas desplegadas en Andalucía.
En breve sintesis la historia que después explicaremos en detalle podía ser así:
El general Francisco Javier Castaños, en serie de maniobras un poco temerarias, movió su ejército de día y de noche, cambiando constantemente de dirección, de modo que las tropas francesas no podían estar seguras de sus intenciones. Por su parte, Castaños se mantenía perfectamente informado de los movimientos franceses gracias a la gente del país. Ante esto, Antoine Dupont del Etang envió una parte importante de sus hombres a La Carolina, con la intención de proteger el paso hacia Madrid de un posible ataque, que habría cortado las comunicaciones. De esta manera se había logrado dividir las tropas francesas, una de las condiciones básicas que quería Castaños para entablar batalla con un mínimo de garantías.
El general Dupont, desde Andújar no se atrevió a entablar batalla y fue retrocediendo para enlazar con las tropas francesas comandadas por los generales Dominique Honoré Antoine Vedel y Dufour, que venían como soporte y que estaban casi al límite de Andalucía. De esta manera se desplazó a Bailén el 18 de julio donde se encontraron con el ejército español que salía de la ciudad y allí mismo se llevó a cabo la batalla.
El hecho de que el enfrentamiento tuvo lugar en frente de Bailén pudo ser decisivo para la victoria española: la población local apoyó en todo lo que pudo a sus soldados, la ayuda más importante fue el abastecimiento de agua para los combatientes, ya que era un día de verano y que los cronistas señalan que fue un día caluroso en una región de por sí ya muy calurosa. El agua también sirvió para enfriar los cañones y de esta manera la artillería española fue más efectiva que la francesa, aunque el calentamiento de las piezas era muy común en los dos bandos en lucha.
En el escudo de la ciudad de Bailén figura en lugar destacado un cántaro que se dice que representa a María Bellido; según la tradición esta mujer habría utilizado el cántaro para dar agua a los soldados españoles. Con todo, parece más una personificación simbólica; ya que fue toda la ciudad en su conjunto quien habría dado agua a los soldados y este personaje se habría creado para personalizar el gesto.
Después de varios episodios de violenta lucha con un calor asfixiante, el general Dupont fue derrotado y no pudo recibir ayuda de los hombres que había dejado en La Carolina, ni tampoco los refuerzos del general Vedel. Unos 17.600 soldados franceses se rindieron. Las condiciones de rendición fueron suaves e incluían que las tropas francesas fueran repatriadas a Francia. De todas formas estas condiciones no fueron llevadas a cabo: el general Dupont y sus oficiales fueron liberados y trasladados a Francia, sus hombres fueron deportados a la desolada isla de Cabrera. Cuando se acabó la guerra sólo seguían vivos la mitad de los prisioneros...
Esta derrota de las tropas napoleónicas tuvo graves consecuencias para el esfuerzo bélico francés. La noticia se extendió por toda la península y forzó al rey José I Bonaparte a abandonar Madrid, además de poner en duda que los ejércitos franceses eran invencibles. Napoleón tuvo que venir a España de nuevo con un numeroso ejército para consolidar su dominio.
El ejército francés quedó derrotado y hecho prisionero, en la que fue la primera derrota militar de Napoleón.
Los detalles de la campaña militar y del movimiento de tropas son en detalle los siguientes:
El general Dupont, después de abrirse paso en el puente de Alcolea, había penetrado en Córdoba el 7 de junio, entregándola al saqueo, no se atrevió a proseguir su marcha hacia Cádiz hasta recibir refuerzos, ante la noticia de que se estaba organizando en el campo de San Roque, al arrimo de la plaza de Gibraltar, el ejercito español de Andalucía.
El ejército español no tardó en ponerse en movimiento, estableciéndose algunas fuerzas en Carmona, y el grueso del ejército, a las órdenes de D. Francisco Javier Castaños, en Utrera, cuya villa y alrededores quedaron convertidos en un basto campo de instrucción (Fueron tantos los voluntarios que acudieron al llamamientote la patria que el general Castaños tuvo que mandar a sus casas alrededor de unos 12,000 paisanos, que consideraba inútiles por no querer llevar ningún regimiento que no fuese organizado. Además, aunque abundan las armas  había escasez de vestuario y equipo, supliendo la falta de cartucheras con saquillos de lienzo, que las damas de Utrera confeccionaron), dedicándose allí por lo menos ocho horas diarias a ejercicios doctrinales, con tan buena voluntad y celo por parte de todos, que en la revista pasada el 26 de junio, trece días después de verificada la concentración de Utrera, maniobraron las tropas con gran desenvoltura y aire marcial, aunque no con el aplomo y precisión de las veteranas.
Del contingente que combatió  12.000 españoles 3.910 eran granadinos, de los que  459 voluntarios eran accitanos, que lucharon en la Tercera División del general Félix Jones, el primer batallón, a las órdenes directas del coronel  Bernardino de Asenjo Palero.
Al principio de la Guerra de Independencia, gran parte de las tropas de infantería española estaban formadas por los Batallones de Milicias Provinciales. Eran unidades tipo batallón formadas por soldados precedentes de la ciudad donde se asentaba el Batallón. Era una forma de acrecentar el ejército de S.M. pues los soldados incluso pernoctaban en su casa, es decir teóricamente se servía al Rey en la misma ciudad de donde se era o se vivía. Cada Batallón llevaba el nombre de la Ciudad. Batallón de M.P. de Jaén, Guadix, Granada etc.


Uniforme del Coronel de Infantería.

El uniforme de estas unidades era el mismo para todos los batallones y en lo único que se diferenciaban era en la leyenda de los botones, que eran todos dorados. El uniforme era blanco y cuello, bocamangas, solapas, vuelto de los faldones rojo. Bicornio y polainas negras, plumero rojo y botones dorados. Los granaderos morriones negro con mangas rojas; granadas y mecheros reglamentarios.

Uniformes del Ayudante de campo, Brigadier Y Teniente general

En la Batalla de Bailén participaron gran cantidad de Batallones de Milicias provinciales, encuadrados en las  4 divisiones españolas….. Granada, Guadix, Jaén, Sevilla, Alcázar de Sanjuán, Trujillo, Bujalande, Cuenca, Ciudad Real, Lorca, Burgos, Plasencia, y Sigüenza y  a Retaguardia, en la ciudad de Cádiz quedaron: Las Milicias Provinciales de Chichilla, Ciudad Rodrigo, Córdoba, Écija, Jerez, Logroño y Ronda… muchos de los Batallones de Milicias Provinciales que combatieron en Bailén llevaron la casaca marrón e incluso alguno como el de C. Real lo hizo de paisano.
 
Don Antonio Malet, Marqués de Coupigny  tuvo una actuación militar muy destacada. Desde Utrera, efectúa varias marchas y contramarchas para distraer al general Dupont que había ocupado Córdoba. Le ataca destruyendo sus líneas de comunicación y su retaguardia, particularmente va a Andujar donde se habían instalado dos hospitales. Persiguió a Dupont a marchas forzadas, 45 leguas en menos de 48 horas, y éste tuvo que abandonar Córdoba.
Dupont, aislado con su división en Córdoba, sin noticias de lo que pasaba a su espalda por estar interceptadas las comunicaciones con Madrid, temió y envuelto, y en la noche del 16 abandonó la capital del antiguo califato, dirigiéndose a Andujar, donde se estableció en la mañana del  día 18, no tardando en incorporársele las divisiones Vedel y Gobert, a las que encargo Dupont vigilasen los pasos del río aguas arriba de Andujar y procurasen al mismo tiempo conservar y mantener libres las comunicaciones. La escasez de subsistencias obligó al enemigo a enviar una expedición a Jaén, en cuya ciudad repitieron los imperiales franceses, los horrores de Córdoba.
El general Castaños salió de sus cantones de Utrera y Carmona a últimos del mes de junio, en combinación con las fuerzas del general Reding, que salió de Granada el día 3 de Julio en dirección a Jaén con las tropas allí organizadas, y el general Castaños siguió avanzando desde Córdoba con todo genero de precauciones, muy necesarias ante la inmediación de un enemigo que había adquirido en toda Europa fama  de invencible, por lo que efectuaron la marcha por Bujalance y Porcuna, donde se pusieron en comunicación ambos ejércitos, de los que se formó uno solo que quedo al mando del general Castaños. Siendo la organización del ejercito  de Andalucía la siguiente en la fecha 11 de julio de 1808: General en jefe D. Francisco Javier Castaños;  mayor general: mariscal de Campo D. Tomás Moreno; comandante general de artillería: mariscal de campo, Marqués de Medina; comandante general de ingenieros: coronel D. Bernardo de Loza. Figurando además en el Cuartel General, los mariscales de campo D. Francisco de Vargas y D. Narciso de Pedro; los brigadieres marqués de Gelo y D. José Augusto de la Porte; los coroneles de Infantería D. Pedro Girón y D. Joaquín Navarro; el de Caballería D. Andrés Mendoza; el de Artillería D. Juan Arriada, y el de Ingenieros D. Juan Bouligny con los oficiales del mismo cuerpo D. José María Huet y D. Antonio Ramón Zarco del Valle.
Primera División: Formada por 9,436 hombres, 817 caballos, dos compañías de Zapadores y diez piezas de artillería. Con el mando del Comandante general, mariscal de campo D. Teodoro Redding (español de origen suizo); segundo comandante, brigadier D. Francisco Venegas; jefe del Estado Mayor, brigadier D. Federico Abadía.
Segunda División: Formada por 7850 hombres, 453 caballos, una compañía de zapadores y seis piezas de artillería. Con el mando del Comandante general, mariscal de campo, marqués de Coupigny; Segundo comandante D. Pedro Grimarest. En la batalla de Bailén la actuación de Coupigny fue decisiva.
Tercera División: Formada por 5415 hombres y 582 caballos. Con el  mando del Comandante general, mariscal de campo D. Félix Jones.
División de reserva: Formada por 6,676 hombres y 408 caballos, una compañía de zapadores y doce piezas de artillería. Con el mando del Comandante general, teniente general D. Manuel de la Peña.
Había además un Cuerpo volante o División de montaña a cargo del coronel D. Juan de la Cruz Mourgeon, compuestos de unos 2,000 hombres.
Con arreglo al plan acordado en dicho punto, el general en jefe se dirigió con la división Jones y la de reserva por Arjona y Arjonilla, a los Visos, colinas situadas en la orilla izquierda del Río Guadalquivir, frente al puente romano de Andujar, como para atacar al enemigo por aquella parte, y la Primera División al mando de Reding se desplazó por la orilla derecha  a Menjívar, (Hay referencias históricas de que el General Reding en su camino a Menjívar se abasteció de cebada y paja para la caballería de su  división en Higuera de Arjona), mientras la Segunda División al mando de Coupigny tomaba posición en la Higuereta (Higuera de Arjona) para apoyar a aquella en su marcha y observar al cuerpo francés acantonado en Villanueva de la Reina, debiendo una y otra pasar el río y dirigirse  a Bailén para colocarse en la retaguardia  del General Dupont, y caer después sobre Andujar al mismo tiempo que el General Castaños acometía de frente desde los Visos. El día 13 de Julio , el general en jefe rompió un vivo cañoneo desde sus posiciones, demostrando una actitud amenazadora; Murgeon paso el Guadalquivir por el puente de Marmolejo para molestar a los franceses de Andujar por el flanco, retirándose después al Peñascal de Morales; Coupigny, desde la Higuereta, rechazo al otro lado del río a dos batallones enemigos que ocupaban Villanueva de la Reina, y Reding permaneció impasible en Menjívar, manteniendo ocultas la mayor parte de sus fuerzas ante los reconocimientos del terreno que practicó Vedel. Esta estrategia consideramos  que fue básica y esencial para el desarrollo final de la operación militar. Desorientados los generales franceses, no dieron importancia a la presencia de algunas tropas españolas en dichos puntos, así, que habiendo pedido Dupont refuerzos a  Vedel, marcho este a Andujar con toda su división, sin dejar frente a Menjívar mas que los batallones a cargo del general Liger-Belair, a quien debía apoyar Gobert, para cuyo objeto se traslado Gobert desde la Carolina a Bailén.
En la madrugada del día 16 de julio, casi todas las fuerzas españolas de Reding pasaron el río por la barca de Menjívar y por el Vado de Rincón, 3 kilómetros más arriba, para practicar un reconocimiento ofensivo en dirección de Bailén, entonces Liger- Belair se replegó con orden buscando el apoyo de Gobert; y éste acudió presuroso en su auxilio, con tan mala fortuna, que cayo muerto de un balazo en la cabeza, causándose por tal desgracia un gran desaliento en las filas imperiales de Napoleón, por lo cual el General Dufour, que fue el que reemplazo y sucedió a Gobert fallecido, emprendió la retirada de las tropas.
Los españoles se cubrieron de gloria en este combate, rechazando nuestros jinetes e infantes a los coraceros franceses. En esta acción de la guerra  y durante su combate cayo mortalmente herido el valeroso capitán de Farnesio D. Miguel Cherif, nieto de la familia de los Cherifes de Tafilete, que se habían acogido a la protección española en tiempos de Carlos III.

El Ejercito Español en la Batalla de Bailen

El Comandante general de la Primera División D. Teodoro Reding para inspirar confianza al enemigo francés retrocedió con sus tropas, estableciéndose el campo frente a Menjívar, donde lo tenía antes el general Liger-Belair, y la junta de defensa de Granada se apresuró a otorgarle el empleo de Teniente general.
El día 17 de julio, mientras la Segunda División al mando del General Coupigny, la que había estado acampada en la Higuereta (Higuera de Arjona) se dirigía a Menjívar para unirse con la División de Reding, el general francés Vedel llegaba a las ocho y media de la mañana a Bailén para apoyar a Dufour; pero el general Dufour temiendo que las fuerzas irregulares de D. Pedro Valdecañas, que operaban en el camino de Baeza y Úbeda y que habían sorprendido anteriormente un destacamento francés en Linares, temiendo que estos se apoderasen de los pasos de la Sierra, sostenida por las tropas victoriosas de Reding, había abandonado Bailén , camino de Sierra Morena. Así que el general francés Vedel, después de hacer reconocer todas las avenidas del río Guadalquivir y no descubriendo en el peligro alguno, siguió desde Bailén tras el General Dufour, con el que se reunió en Guarroman, ordenándole continuase hasta Santa Elena, y él se traslado a la Carolina, esperando noticias del enemigo y nuevas órdenes del General en Jefe Dupont, considerando comprometidas sus fuerzas por la considerable distancia que las separaba, por lo que resolvió trasladar su campo de acción a Bailén, aunque, tranquilizado por los reconocimientos del General Vedel, no tuvo prisa en ello, y en lugar de ponerse en marcha el mismo día 17 de julio por la noche o en la mañana del día 18, difirió salir en la noche del día 18 de julio para así poder ocultar la retirada al General Castaños
. Podemos decir que de este modo, que una serie de errores y coincidencias fatales para el ejercito francés, permitieron a los ejércitos españoles llevar a cabo su plan, que por todo lo dicho se comprende que no dejaba de ser bastante peligroso, y así poder asestar con firmeza un rudo golpe con el que amenazaban desde hacía ya algunos días a los desconcertados y ciegos ejércitos imperiales de Napoleón, trasladándose en la mañana del día 18 de julio tanto las divisiones del ejercito español al mando del General Reding como la del General Coupigny a la ciudad de Bailén, en cuyas afueras acamparon, sin haber tropezado en su recorrido con un solo enemigo francés.

MAPA DE LA CAMPAÑA DE LA BATALLA DE BAILÉN. En el aparece el nombre de Higuereta, referido a Higuera de Arjona.

No eran todavía las tres de la madrugada del día 19 de Julio, cuando, puesta ya en movimiento la vanguardia española hacia Andujar, anunció el fuego de las posiciones más avanzadas de la presencia de los ejércitos franceses. Los franceses habían salido sigilosamente de dicho punto a las ocho de la noche con su numerosa impedimenta, compuesta de 500 o más carros, en los que iban muchos enfermos y el botín cogido en Córdoba, y marchaban por la carretera silenciosos, tristes y abatidos por aquella prolongada inacción y retroceso, tan contrarios a su habitual manera de guerrear de aquellos gloriosos ejércitos de Napoleón.
Mientras D. Francisco Javier Venegas, que mandaba la vanguardia del ejercito español, contenía algún tanto al enemigo, mientras el general Reding, a quien le correspondía el mando, ordenaba a sus tropas se establecieran rápidamente tal como se indica en el croquis. De forma que la Artillería, que tan sobresaliente papel desempeñó en la Gloriosa Batalla de Bailén, estuvo dirigida por los coroneles D. José Juncar y D. Antonio de la Cruz, quedó distribuida de la manera siguiente: La batería de la derecha era mandada por el capitán Tomás Ximénez, con los subalternos D. José Escalera, D. Alonso Contador y D. Vicente González Yebra, La batería del centro, que seguía la carretera, estaba a las órdenes del teniente D. Antonio Vázquez; y la batería de la izquierda, mandada por el capitán D. Joaquín Cáceres y sostenida por las compañías de Ingenieros de D. Gaspar de Goicoechea y D. Pascual de Maupoey, oficial de Estado Mayor, procedente de Ingenieros, y capitán de una compañía de Minadores en Bailén.

Croquis de la batalla de Bailén durante el segundo asalto francés, sobre las 10:00 horas.

Situadas la División Reding a la derecha del Camino Real y la División de Coupigny a la izquierda, para hacer frente a DuPont, y al propio tiempo a Vedel, que desde La Carolina podía presentarse de un momento a otro por la retaguardia. El General Chabert, jefe de la Vanguardia francesa, no titubeó un instante comprendiendo la situación tan crítica en la que iba a encontrarse el ejercito francés al que pertenecía, éste aviso a Dupont y atacó resueltamente la línea española, estableciendo en el centro las seis piezas de artillería de su brigada; más, blanco estas de las baterías españolas del centro, que eran las de mayor calibre, pues eran de a 12; muy bien colocada y mejor dirigida, fueron al momento desmontados dos de los cañones franceses y muertos o heridos gran parte de los soldados franceses , y no teniendo mas fortuna en su mano derecha e izquierda, rechazados desde el Cerrajón y Haza-Valona en las que habían podido situarse los soldados nuestros, arrojándolos de dichas alturas a las avanzadas francesas que las habían ocupado anteriormente, y también del Cerro Valentín . Entonces llego presuroso el General Dupont y turbado por aquel fatal contratiempo, no espero la reunión de todas sus fuerzas, repitiendo imprudentemente el ataque a las cinco de la mañana, con solo la Brigada Chabert y la caballería de Dupré, sin otro resultado que aumentar las bajas y el desaliento sentido por sus valientes soldados.

ESQUEMA DE LA BATALLA.

Forzado el General Dupont a aguardar la llegada de las tropas restantes de su ejército para así tratar de abrirse paso entre las tropas españolas. Cuando toda su división había atravesado el Rumblar, dejo en la margen izquierda la brigada Pannetier para hacer frente al General Castaños si se presentaba, y renovó la pelea con el resto de su infantería y toda la artillería y caballería, acometiendo por el centro la infantería bajo el fuego vivo de su propia artillería, mientras los renombrados y terribles dragones y coraceros de Privé se dirigían hacia el Portillo de la Dehesa para tratar de envolver nuestra ala izquierda del ejercito. Muy apuradas se vieron las escasas fuerzas españolas que había en el Cerrajón y Haza-Valona, por lo cual, acudió en su auxilio el mismo General Coupigny; pero los jinetes imperiales franceses cargaron con tal ímpetu y bravura, que nuestros batallones tuvieron que replegarse, con pérdida de una bandera, muriendo gloriosamente el coronel D. Antonio Moya, al frente de su regimiento procedente de Jaén. Continuó Privé la carga contra los cuerpos del ejercito español por la izquierda, todos de Provinciales, que rechazaron serenos la acometida como lo hacen las mejores tropas veteranas, a la voz y el ejemplo de sus coroneles el Marqués de las Atayuelas, D. Pedro Conesa y D. Diego de Carvajal, refrenando con su inquebrantable firmeza el formidable empuje de los jinetes franceses. Los jinetes franceses se dirigieron entonces al ala izquierda y ala centro de su línea, en que la batería española de aquella parte seguía inutilizando cañones y montajes a medida que estos iban apareciendo a su frente, y cubriendo de metralla las columnas de ataque francesas, a las que mantuvo siempre a respetable distancia, saliendo al encuentro de ellos los regimientos de caballería de Farnesio y Borbón; pero acudiendo los coraceros franceses que venían desde la derecha, tuvieron que retroceder nuestros jinetes bastante desorganizados, penetrando mezclados con ellos los franceses en la batería de la derecha.

Tercer ataque de Dupont

Los artilleros españoles se mantuvieron serenos en su puesto, defendiéndose con los juegos de armas, dando así tiempo para que la infantería se rehiciese, y lo mismo Farnesio, cuyos escuadrones fueron conducidos de nuevo a la carga contra los franceses por su Sargento Mayor D. Francisco Cornet que murió gloriosamente al salvar su batería, frente a la cual quedaron tendidos la mitad de los coraceros franceses. Por la izquierda francesa, los dragones del general Privé contuvieron el movimiento envolvente que había iniciado el Brigadier Venegas, volviendo unos a otros a sus anteriores posiciones, después de porfiada pelea en el lugar del Zumacar grande, donde se distinguió el regimiento de Ordenes militares, mandado por su coronel el brigadier D. Francisco de Paula Soler.
Tal era el estado del combate a las once de la mañana del día 19 de Julio de 1808. A los franceses y a los españoles les interesaba decidir cuanto antes la contienda, pues podían presentarse de un momento a otro, tanto el general francés Vedel con el General Castaños por parte española, y aniquilar al contrario que fuese cogido entre dos fuegos; pero más abatidos estaban los franceses por el fracaso de las anteriores tentativas, agobiados por la fatiga y medio muertos de calor y sed, mientras que los españoles estaban más descansados y habituados al clima caluroso, disponían además de agua que les llevaron los habitantes de Bailén, si bien no había en su campo una sola mata que les diese sombra, como los olivares que cubrían el campo de los franceses. Bajo los rayos de aquel sol abrasador que caldeaba el campo de batalla, asfixiando a hombres y caballos, estaban en una situación mucho más angustiosa que los soldados españoles, a quienes sonreía ya la victoria de forma indudable. Entonces el General DuPont, no pensando ya en vencer, pues no les era posible, sino tan solo en abrirse paso a toda costa, mando venir Rumblar tres batallones de la brigada Pannetier, y el batallón de marinos de la Guardia Imperial, no dejando allí mas que un solo batallón, hizo cundir la voz de que el General Vedel se encontraba ya próximo y a espaldas del enemigo; recorrió sus quebrantadas filas para recordar las anteriores glorias y pedir a todos un último esfuerzo; y mostrando a sus soldados la bandera española conquistada por los coraceros, se puso con todos sus generales a la cabeza de sus columnas y arremete con heroico ardor, al grito siempre mágico de ¡Vive l’Empereur!
Mas la incansable artillería española continua impertérrita su obra de destrucción, barriendo con la metralla infantes, jinetes y caballos, revueltos en espantosa confusión; la infantería, muro impenetrable de bronce, como la llama Thiers, fulmina mortífero fuego con descargas sobre el enemigo, sembrando la desolación y el terror en sus compactas masas. Cae muerto el General Dupré con otros muchos jefes y oficiales franceses; es herido también el General Dupont, y los bravos marinos de la Guardia Imperial, que dando ejemplo a sus compatriotas, se mostraban dignos, como siempre, de si mismos, marchando impávidos en columnas cerradas delante de todos, sin hacer caso a los enormes claros que iban produciéndose en sus filas, y sin dejarse oír entre otras voces que la de ¡Serrez la colonne! ¡En Avant! Y las aclamaciones a su emperador, tienen al cabo que detenerse cerca ya de la línea española, vacilando su incomparable valor, para retroceder en desorden e ir a guarecerse todos en el olivar que cobijaba a los franceses desde el principio de la batalla.
Las fuerzas de aquellos desgraciados se habían agotado ya por completo. Unos 2,000 de ellos yacían muertos en el campo, con un número casi igual de heridos, y los demás, envidiando la suerte de los primeros arrojaban sus armas con desesperación para tenderse jadeantes y angustiados al pié de los olivos, buscando su débil sombra. Su artillería, desmontada casi toda pues de las 18 piezas de las que dispuso Dupont, 14 habían sido desmontadas por la artillería española y según parte oficial de Castaños,” … el acreditado Real Cuerpo de Artillería, además de participar de todos los afanes y triunfos referidos, ha inmortalizado su gloria con admiración de ambos ejércitos, pudiéndose asegurar que sus oportunos rápidos movimientos y el acierto de sus fuegos( que desmonto 14 piezas al enemigo), señalaron desde luego, o por mejor decir, fijaron desde el principio la victoria”) les era completamente inútil, Verdel no aparecía, y en cambio los Tiradores de Cruz Mourgeon que había acudido al oír el fragor del combate, ceñían la orilla derecha del Rumblar, a cuya inmediación se veían amontonados todos los bagajes del ejercito francés, al paso que sus avanzadas anunciaban la aproximación del General Castaños. Para colmo de sus desdichas, los dos regimientos suizos de Preux y de Reding, antes al servicio de España, aprovechan la ocasión para reunirse en su mayor parte a sus antiguos camaradas. No habiendo, pues, medio de salir de aquella terrible situación, el general enemigo se apresuro a solicitar de Reding una suspensión de hostilidades para acordar con el general en jefe español las bases de la capitulación, en la que debían ser comprendidas las divisiones de Vedel y Dufour, según exigía aquel.
El General Castaños no había podido enterarse de la salida de Dupont de Andujar hasta las dos de la madrugada del mismo día 19 de Julio; y encontrando obstruido el puente, sólo a las ocho de la mañana emprendió la marcha camino de Bailén, la división de Reserva comandada por Lapeña, en cuya vanguardia mandaba D. Rafael Menacho, se detuvo en la orilla del Rumblar al saber del armisticio concertado, después  de anunciar su presencia a Reding con algunos cañonazos.
Vedel, que había recibido el día 18 la orden de Dupont de asegurar las comunicaciones por La Carolina y Santa Elena, como también por la parte de Linares y Baeza, espero en La Carolina que se le incorporara Dufour, y aunque en la madrugada del día 19 oyó tronar el cañón hacia Bailén, no se puso en movimiento hasta las cinco de la mañana, con tanta lentitud, que tardó nada menos que seis horas en recorrer los 14 kilómetros que separaban La Carolina de Guarroman, desde donde, sin sospechar todavía ni remotamente lo que pasaba, hizo practicar un reconocimiento en dirección de Linares. Emprendiendo la marcha a las dos de la tarde, y sólo entonces, al llegar a las cinco de la tarde frente a Bailen y ver las posiciones que ocupaban los españoles, comprendió la apurada situación en que debía encontrarse su compañero.

El General Reding, al saber la proximidad  de Vedel, le dio conocimiento de la situación de suspensión de hostilidades, cuidando, no obstante, de reforzar con algunos cuerpos las tropas apostadas a su espalda, vigilando el camino de La Carolina; pero el General Vedel se desentendió de todo y atacó el cerro del Ahorcado. Se apresuró Vedel a obedecer, autorizado de palabra por su jefe para ponerse a salvo con sus tropas, y emprendió la marcha por la noche en dirección a la sierra, llegando a Santa Elena el día 21 de julio a mediodía, aunque allí fue alcanzado por el coronel de ingenieros D. Nicolás Garrido con la orden terminante e imperiosa de regresar a Bailén, tal como había sido exigido por los Generales Castaños y Reding, que amenazaron al General Dupont con pasar a cuchillo a la división Barbou, completamente cercada ya por todo el ejercito de las Juntas de Defensa de Andalucía, por lo que Vedel tuvo que cumplir lo acordado en la junta de jefes de los dos ejércitos a pesar de ir en contra de su plan. Fueron veintitrés los jefes que asistieron a la reunión de la junta de jefes, de los que sólo cuatro eran partidarios de continuar la retirada.
En realidad si la segunda división francesa que apareció tras la derrota de la primera no hubiera cesado hostilidades, Bailén podría haber sido una derrota de grandes consecuencias para España; sin embargo, la caballerosidad del general francés Dupont al reconocer la derrota cambió la historia de España y de Europa.


En su consecuencia, las legiones de Dupont, en número de 8,242 hombres desfilaron por delante del ejército español y fueron a deponer sus armas y banderas junto a la Venta del Rumblar, a lo largo de la carretera, presentándose el General Dupont al General  Castaños triste y angustiado tal como quedo representado en el cuadro de J. Casado de Alisal.
Aquellas legiones del General Dupont, vencedoras de tantas batallas como Austerlitz y Friedland, que habían paseado sus águilas victoriosas por toda Europa, y habían conseguido el prestigio de ser el mejor ejército en épocas, quedaron vencidas en lo que supuso el descalabro primero y mas grande del Ejercito de Napoleón. La France n'est pas invincible !

Rendición del general Dupont en la Batalla de Bailén. Museo del Prado.

La capitulación del ejército francés se firmó finalmente el día 22 de Julio, en la casa de Postas de Villanueva de la Reina, que media entre Bailén y Andujar, donde se había establecido el General Castaños.

La Casa de Postas (hoy convertida en restaurante) donde se plantearon las famosas Capitulaciones firmadas finalmente en Andujar el día 22 de Julio de 1808.

En esa capitulación debía quedar prisionera de guerra toda la división Barbou, con la que había peleado Dupont, y la división de Vedel sería evacuada, trasladándose ambas a Sanlucar de Barrameda y Rota, desde donde serían embarcadas en buques de vela tripulados por soldados españoles con destino a Rochefor. La capitulación no pudo ser cumplida por falta de transportes y marinería. Además se produjo un hecho, que produjo la ira de los españoles al caer de la maleta de un oficial un cáliz de oro cuando se embarcaban en el embarcadero del Puerto de Santa María, por lo que los prisioneros franceses fueron maltratados y despojados de sus equipajes, atropello que no pudo evitar el General Castaños.
Las divisiones de Vedel y Dufour (9,393 hombres en total) formaron pabellones y entregaron en depósito sus armas y material de guerra. Las demás tropas que faltaban del cuerpo del ejército del General Dupont hasta completar el número de 22,475 hombres, descartados los 2,000 muertos de la batalla, acudieron a Santa Cruz de Mudela, Manzanares y otros puntos de comunicaciones con Madrid, para dar así cumplimiento al convenio acordado entre los jefes.
La derrota de Dupont se concertó en las Capitulaciones de Andujar, firmadas entre Castaños y Dupont el 22 de julio, por las que las fuerzas francesas que combatieron en Bailén quedaban prisioneras de guerra, y las divisiones de Vedel y Dufour se obligaban a dejar las armas en el terreno, debiendo todas las fuerzas de Dupont marchar hacia el sur de Andalucía, donde se las repatriaría hacia Francia. Con esto se evitaba que su rendición se hiciese hacia Madrid, donde podían volver a combatir de nuevo contra los ejércitos españoles que allí se afanaban contra el francés.
CAPITULACIONES DE ANDÚJAR (22 de julio de 1808)

Capitulaciones pactadas entre los generales Castaños y Dupont tras la derrota de éste último en Bailén

Enterado el general Castaños de que las fuerzas francesas rodeadas en Bailén eran tan solo la mitad del ejército de Dupont cedió en su pretensión inicial de solicitar la rendición incondicional del francés. Si bien el alto el fuego tan solo implicaba a las fuerzas directamente al mando de Dupont, los españoles exigieron que en la rendición se incluyeran también las de Vedel y Dufour, bajo la amenaza de exterminar las tropas de Dupont.

El día 22 de julio los generales Castaños y Dupont firmaron las Capitulaciones de Andujar en la Casa de Postas existente a mitad de camino entre Andujar y Bailén. El texto fue enviado a Andujar para que fuera también firmado por Don Ventura Escalante, Capitán General del Reino y Costa de Granada, afectado por una dolencia gástrica que le impidió acercarse a la Casa de Postas.

Resumen del texto:

Los Excmos. Señores Conde de Tilly y D. Francisco Xavier Castaños, General en Xefe del Exército de Andalucía, queriendo dar una prueba de su alta estima al Excelentísimo Señor General Dupont, grande Águila de la legión de Honor, Comandante en Xefe del cuerpo de observación de La Gironda, así como al exército de su mando por la brillante y gloriosa defensa que han hecho contra un exército muy superior en número y que le envolvía por todas partes, y el Señor General Chabert, Comandante de la legión de honor, encargado con plenos poderes por S.E. el Señor General en Xefe del exército francés, y el Excelentísimo Señor General Marescot, grande Águila de la legión de honor y primer Inspector general del cuerpo de Ingenieros, han convenido los artículos siguientes:

Art. 1: por este artículo las tropas bajo el mando del general Dupont quedaban prisioneras de guerra.

Art. 2: por este artículo las tropas del general Vedel y demás tropas francesas de Andalucía no comprendidas en el artículo anterior evacuarían el territorio andaluz.

Art. 3: por este artículo las tropas del artículo 2 conservarían su impedimenta, pero dejarían su artillería, tren y otras armas al ejército español, que se lo devolvería en el momento del embarque.

Art. 4: por este artículo las tropas del artículo 1 saldrían del campo con los honores de la guerra, dos cañones a la cabeza de cada batallón y los soldados con sus fusiles, que rendirían y entregarían al ejército español a unos 800 metros del campo.

Art. 5: por este artículo las tropas del artículo 2 dejarían sus armas en pabellones. Tanto éstas como su artillería y tren serían inventariados por oficiales de los dos ejércitos al objeto de darles devueltos en el momento oportuno.

Art. 6: por este artículo se disponía que todas las tropas francesas de Andalucía pasarían a Sanlúcar y Rota para ser embarcadas con tripulación española y conducidas al puerto de Rochefort, en Francia.

Art. 7: por este artículo se disponía que las tropas francesas se embarcarían nada más llegar a Rota, y que el ejército español garantizaría la seguridad de los franceses durante la travesía.

Art. 8: por este artículo los generales, jefes y oficiales conservarían sus armas y los soldados sus mochilas.

Art. 11: por este artículo los generales dispondrían de un coche y un carro para el transporte de sus efectos exentos de reconocimientos, mientras que los jefes y oficiales de Estado Mayor dispondrían de un solo carro.

Art. 14: por este artículo los enfermos y heridos franceses serían atendidos en hospitales con el mayor cuidado, y serían enviados a Francia con escolta segura tan pronto se hubiesen restablecido.

Art. 15: por este artículo los generales y oficiales franceses se comprometen a tomar las medidas necesarias para encontrar los vasos sagrados que puedan haberse quitado y entregarlos.

Art. 17: por este artículo se establece que la evacuación de Andalucía comenzaría al día siguiente, 23 de julio, a las cuatro de la mañana. Para evitar el calor las tropas marcharían de noche y evitarían el paso por Córdoba y Sevilla.

Art. 20: en este último artículo se establece que el texto de la capitulación se enviaría al Duque de Roviro, general en Jefe del Ejército Francés en España, por un oficial francés escoltado por tropa de línea española.

Cumplimiento de las Capitulaciones.

Entre los días 22 y 24 de julio se consumó la rendición de las tropas francesas.

 El 23 de julio se rindieron los 8.342 hombres de las Divisiones Barbou y Fresia, que desfilaron a tambor batiente delante de las Divisiones Lapeña y Jones, desplegadas a ambos lados de la carretera entre el Puente y La Venta del Rumblar. Rindieron sus armas en el lugar convenido y fueron conducidos hacia Lebrija. Acto seguido Castaños se dirigió a pasar revista a las Divisiones Réding y Coupigny, artífices de la victoria.

El día 24 de julio los 9.393 hombres de las Divisiones Vedel y Dufour depositaron sus armas en pabellones y marcharon hacia Osuna y Morón escoltados por tropas españolas. Entre las tropas francesas que se entregaron estaban incluidos los destacamentos y batallones desplegados al norte de Despeñaperros y que guarnecían las localidades de Santa Cruz de Mudela y Manzanares.

El día 10 de agosto quedó claro que los españoles no tenían barcos suficientes para transportar los 18.000 soldados franceses. Ese mismo día el Capitán General de Andalucía, Don Tomás de Morla, escribió una carta a Dupont en la que le decía que los términos de las capitulaciones eran poco menos que incumplibles.

Hubo que pedir permiso a Inglaterra para que garantizara el regreso de las tropas francesas, a lo que accedió a primeros de septiembre.

Los generales y jefes de Estado Mayor franceses fueron conducidos al Puerto de Santa María, donde embarcaron para Francia tras ser maltratados por la plebe y saqueados sus equipajes.

Los oficiales y tropa franceses fueron recluidos en pontones en Cádiz y trasladados a la isla de Cabrera, donde fueron abandonados a su suerte. Allí la mayoría pereció de inanición.

El capitán d’Villoutreys, el día 28 de julio se presentó oficialmente en Madrid con una escolta de caballería española portando una copia de las Capitulaciones de Andujar. Este capitán, que había entablado en Bailén  los primeros acuerdos llevó a Madrid la triste noticia, escoltado hasta Aranjuez por una sección de caballería española. El 29 de julio conoció José Bonaparte, llamado el “rey intruso”, la amarga noticia, y el 30 abandonaba la Corte madrileña, siguiéndole el día 31 con la retaguardia el  Mariscal Moncey, para establecerse en Miranda del Ebro, en cuyas inmediaciones se concentraron 60,000 franceses camino de su patria.
El día 11 de Agosto respiraba Madrid completamente libre del enemigo francés; el 13 entraba en la capital del país el general D. Pedro González Llamas con las tropas de Valencia y Murcia, y el 23 efectuaba la entrada triunfal el General Castaños por la Puerta de Atocha con la División de Reserva del Ejercito de Andalucía, siendo recibido con el júbilo consiguiente.
Los ejércitos imperiales de Napoleón levantaron también el sitio que a la que tenían sometida a la ciudad de Zaragoza.
Tales fueron las consecuencias de este memorable triunfo de la Batalla de Bailén, que no costó a los españoles más que 243 muertos, entre ellos diez jefes y oficiales, además de los dos jefes citados anteriormente en el desarrollo del artículo, los otros jefes que murieron fueron: El capitán de Jaén, D. Carlos Sevilla; el de Caballería de Farnesio, D. Gregorio Prieto; los dos de Caballería de España, D. Alonso González y D. Miguel de Sanjuán; los subtenientes de Provinciales, D. José Ariza, D. Natalio Garrido y D. Nicolás Munoz, y el cadete de Ordenes Militares, D. José Demblans, y hubo también 735 heridos.
Al General Castaños, (cuya espada y bastón de mando se conservan en el Museo del Ejército, sección de Artillería, números 1,897 y 1898) se le concedió el título de Duque de Bailén, y la Cruz de distinción a todos los que asistieron a esta batalla, con el lema: Fernando VII. Bailén
En el Museo Naval, con el número 716, existe un sable de marina de la Guardia Imperial Francesa, cogido  por el capitán de navío D. Francisco Aguirre en el campo de batalla el día 19 de julio.
El Marqués de Coupigny murió en Madrid el 12 de junio de 1825.
No quiero dejar estas líneas sin traer a la memoria de todos el servicio prestado por un arriero del valle del Rumblar, que aviso al General Reding de la proximidad del ejército francés: el texto dice así: “No eran quince o veinte hombres, sino miles. Los soldados empezaron a surgir de las sombras, como fantasmas que fueran reclamados por la realidad. Ocupaban casi todo el valle del Rumblar. El Arriero se sintió aturdido, estuvo a punto de bajar el montículo y salir corriendo. Pero una voz en su interior le dijo que se quedara. Él no sabía mucho de regimientos, ni de batallones, ni de unidades militares, pero a juzgar por las banderas y estandartes que había plantados, aquello era un ejército en toda regla. Las pocas voces que llegaban hasta él, lo hacían en un idioma que él no entendía. No cabía duda, aquellos eran los soldados de Dupont. De pronto oyó una expresión que parecía una orden: efectivamente, alguien había mandado levantar el campamento. Lo supo porque pudo divisar a muchos hombres que estaban sentados ponerse de pie, entre palabras masculladas que podrían ser reniegos. Bajó muy despacio del montículo, intentando hacer el menor ruido posible. El corazón le retumbaba. Pensó en montar la mula y dirigirse hasta Bailén. Se sentía presionado por el deber de comunicar su hallazgo. Estaba seguro de que el ejército de Reding no sabía que los franceses estaban tan cerca. Cogió su mula y se alejó de allí. Con suerte, cuando los franceses iniciaran la marcha, él estaría ya en Bailén. Pensó esperanzado con orgullo: si llevo este mensaje al general Reding, habré hecho algo por mi patria.
 Después de narrada esta decisiva batalla para liberar a España del yugo francés, no deja de martillear en mi memoria como hace unos años,…justo en 2008, año en que se celebró el Doscientos aniversario de la Victoria de Bailen, el Sindicato Andaluz de Estudiantes se reunió ese año en Sevilla y decidió tomar el acuerdo y enviar una carta al Colegio “19 de Julio” de Bailen, acompañando una resolución aprobada por el Consejo Escolar del Estado, en la que se instaba al referido centro a cambiar de nombre al centro educativo por hacer referencia al régimen político anterior, se reconoce que le debió sonar el 18 de julio de 1936 y no el 19 de Julio de 1808. Menos mal que el escándalo cultural quedo subsanado cuando la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Bailen y el Director del referido centro educativo, enviaron una carta a los responsables del Sindicato de Estudiantes Andaluz y al Consejo Escolar del  Estado.
¿Cuántos burros interesados entran hoy en la Universidad, y cuando salen lo hacen con la misma jáquima que entraron? Y ¡Del Consejo Escolar del Estado, que me decís! ¿Cómo tan alta institución puede quedar tan mal? ¡Así como va a haber ninguna Universidad española entre las doscientas mejores del mundo! La Universidad Autónoma de Madrid, es la primera que aparece con el número 201. Es muy doloroso para todos pero la Universidad Española está muy desprestigiada.



POR SU INTERÉS ADJUNTO ENLACES DE LA BATALLA DE BAILÉN :
http://www.youtube.com/watch?v=ft6La7orESM&feature=related

http://www.youtube.com/watch?v=4a0L3Ke3GVI&NR=1&feature=fvwp

http://www.youtube.com/watch?v=Sm3Bsl_N5YM&feature=related
.
http://www.youtube.com/watch?v=RysBhROboDQ&feature=related

http://www.youtube.com/watch?v=09lGXPbqYDE&feature=endscreen

http://www.youtube.com/watch?v=6A_WjFfR20c&feature=fvwrel

http://www.youtube.com/watch?v=NukaumCqo9g&feature=related

http://www.youtube.com/watch?v=ZwNTOPWATBc&NR=1&feature=endscreen

http://www.youtube.com/watch?v=jgFZrZls6NY&feature=relmfu

http://www.youtube.com/watch?v=5edZgWSE43Y&feature=channel&list=UL

http://www.youtube.com/watch?feature=endscreen&v=ClUAqZDYUC0&NR=1


                                                     
BIBLIOGRAFÍA:
CUENCA TORIBIO, J. M. La Guerra de la Independencia un conflicto decisivo, Ed. Encuentro, 2006.
MARTÍNEZ DE VELASCO, A. Historia de España. Tomo 8. La España de Fernando VII, Madrid, 1999, p. 65.
PRIEGO LÓPEZ. Historia de la Guerra de la Independencia. Tomo 2. Págs. 211-238.
Páginas y enlaces consultados:
http://www.1808-1814.org/batallas/bbailen.html
http://www.ingenierosdelrey.com/guerras/1808_independencia/batallas/1808_07_19_bailen.htm
http://www.1808-1814.org/persones/malet.html
http://es.wikipedia.org/wiki/Antonio_Malet
http://divisionmallorquinawhittingham.blogspot.com.es/2009/10/don-antonio-malet-marques-de-coupigny.html
http://elpais.com/diario/2008/04/06/domingo/1207453958_850215.html
http://www.bailen2008.es/intro.htm

http://www.1808-1814.org/batallas/bbailen.html

http://www.rosavientos.es/modules.php?name=News&file=article&sid=166
http://WWW.CRUZADAHISPANICA.COM -> HISTORIA GENERAL Y PERSONAJES HISTORICOS



Granada 19 de Julio del año 2012
                    204 Aniversario de la Batalla de Bailén
                    Pedro Galán Galán

Video promocional de Lahiguera.

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Video promocional de nuestro pueblo...Lahiguera (primera parte):


    En este caso presento un video elaborado a base de fotografías realizadas durante los dos últimos años. Se representan imágenes de diferentes ámbitos, todas ellas realizadas en el entorno de nuestro pueblo. No son sino eventos que tienen lugar a lo largo del período del año y que a veces debemos estar atentos para percibirlos.
    Algunas fotografías han requerido "poco esfuerzo", otras sí que han exigido seguimiento...otras por casualidad..., pero al fin y al cabo muestran momentos en que tienen lugar ciertos acontecimientos (eventos) de la naturaleza y de sus efectos.

    Los lugares desde donde se han "inmortalizado" las imágenes han sido variados: Cotijo de la Bobailla (casi todo el principio de la película), Los pozos (amanecer), Pozo Nuevo o Sta. Clara (algunas puestas de Sol), alguna toma aerea ...como la imagen de los olivos difuminados con la niebla (también el fondo de este Blog), El Chorrilo (olivo centenario), Camino Andújar-Jaén, algunas realizadas en el mismo patio/campo de casa, en El Peñón, Cortijo Sta. Rita (o cerro de Cambrión), Cerros de Valtodano, cauce del arroyo Salado a su paso por Sta. Rita, vistas de Sierra Morena desde Lahiguera (tormentas y lluvias varias), cauce del arroyo salado en su paso entre las localidades de Arjona y Lahiguera (desbordamientos), cortijada de La torre de María Martín (puestas de Sol), la cría de Buhos (autillos) en la palmera de la casa de mis padres, etc.

    Ojalá sirvera para promocionar (dar a conocer) todos estos hechos que a veces pasan desapercibidos por nuestros sentidos, y hacer ver la diversidad de nuestro pueblo. AMEN.

     Si "clickeamos" en el título en azul nos enlazará a su origen en Vimeo, donde podemos verla en pantalla completa y con máxima calidad.

Paso a mostrar la película que contiene tales imágenes:


Lahiguera y su entorno 1ª parte, por Kunkache. from kunkache on Vimeo.



Juan José Mercado Gavilán.
Lahiguera a 28 de octubre del 2012.


Fray Blas Palomino: desde Méjico a Filipinas.

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Viaje de Fray Blas Palomino a Filipinas (II). Trayecto desde Méjico a Filipinas
Con la llegada de Fray Blas Palomino a Veracruz, se culmina una primera parte de un viaje de 16,500 kilómetros que tendrá su continuación con el embarque en Acapulco vía Filipinas.
La ciudad de Veracruz fue fundada por Hernán Cortés en 1519, fue durante mucho tiempo el único puerto de Nueva España en el golfo de Méjico, y junto con Portobelo el punto de llegada de las flotas procedentes de España y de regreso. El puerto registraba un volumen de tráfico de unas cien mil toneladas decenales entre 1561 y 1630. En su fuerte de San Juan de Ulúa (siglos XVI y XVII), se almacenaban las mercancías. Todavía hoy, es el primer puerto del país, por el que tienen salida al mar los productos de las regiones centrales de Méjico y en el que se reciben mercancías procedentes de Europa.
Entre el tiempo de llegada de los religiosos a Veracruz, y de salida para Filipinas desde Acapulco, se alojaban en un convento-hospedería que se construyo a tal efecto.



 El 1 de marzo de 1601, el rey Felipe III, expidió una real cédula concediendo a Fr. Juan Pobre licencia para conducir a Filipinas a 40 misioneros, autorizando que los gastos que se ocasionaran fueran pagados por la hacienda real, por ella Fray Juan Pobre quedo facultado para preparar todo lo concerniente a la organización del viaje para aquellos religiosos que estuviesen dispuestos a evangelizar Filipinas, Japón y China. Queda así de manifiesto que la hacienda real dispensó los gastos que generasen el traslado, manutención y alberge de los religiosos que habían de evangelizar estas tierras.
Esta es la referencia a la relación de religiosos mártires en Oceanía y Asia, con indicación de su año de expedición en el año 1601, 1605 y 1608


 En este segundo texto se refiere la incidencia de un fraile que vuelve a Andalucía por falta de salud de los de la expedición de 1605.


 La comunicación entre Veracruz y Acapulco  en Méjico, se realizaba a través de un larguísimo camino que atravesaba México de costa a costa y llegaba hasta la misma capital del país. Afortunadamente, era muy funcional ya que por parte del mismo transitaba también la plata mexicana que venía del Norte y bajaba desde México hasta la costa.
La ciudad de Acapulco, esta situada en la bahía de su nombre, en el Océano Pacífico. Su núcleo urbano se extiende a lo largo de la bahía en forma de anfiteatro, rodeada de las estribaciones de la Sierra Madre Occidental. Aunque de menos importancia que el puerto de Veracruz, su puerto sigue siendo un puerto de altura, cabotaje y pasaje. En este puerto embarcó Fray Blas Palomino con otros cuarenta y nueve religiosos más destinados a las Misiones de Filipinas y Japón.
Estas son las referencias de búsqueda del embarque a Filipinas en el Archivo General de Indias en Sevilla:
ÁREA DE IDENTIFICACIÓN Código de Referencia: ES.41091.AGI/22.15.2143//INDIFERENTE,2073,N.72   
Titulo Nombre atribuido: Juan Pobre
Fecha Formación: 1608
Nivel de Descripción: Unidad Documental Compuesta Signatura Histórico: INDIFERENTE, 2073, N. 72

 ÁREA DE CONTENIDO Y ESTRUCTURA
Alcance y Contenido:
Expediente dando por presentados y aprobados a fray Mateo de Recalde, en nombre de Fray Juan Pobre, los 50 frailes de la orden de San Francisco, que pasaron a Filipinas y Japón, cuyos nombres son:
fray Alonso Junípero, laico; fray Luis de San Miguel, confesor; Francisco Durán, teólogo; Matías de Argete, estudiante dicácono; Andrés Esteban, sacerdote; Pedro de la Concepción, sacerdote; José Fonte, diácono; Pascual Serrano, presbítero; Bernardo Fernández, confesor; Andrés Felipe, confesor; Pascual de Torrellas, presbítero; Luis Pérez, laico; Miguel de los Angeles, diácono; Domingo de San José, predicador; Miguel Soriano, sacerdote; José Felipe, laico; Francisco de San Miguel, laico; Diego de Casasola, diácono; Diego de San Francisco, sacerdote; Jerónimo de San Francisco, diácono, estudiante; Pedro de San Jerónimo, laico; Baltasar de los Mártires, presbítero; Antonio de Peralta, confesor; Cristóbal de la Buenaventura, laico; Francisco de la Cruz, predicador; Pedro de San Miguel, laico; Blas Palomino, confesor; Antonio de Arcaute, predicador; Juan de Anuncibay, teólogo; Francisco de San Bernardino, teólogo; Diego de Santa María, predicador; Martín Moreno, laico; Esteban de la Torre, sacerdote; Juan de Cabezón, sacerdote; Antonio de San Buenaventura, diácono; Atilano de San Antonio, predicador; Antonio de Santa Ana, laico; Pedro de San Antonio, sacerdote; Pedro de San Martín, sacerdote; Juan de Zamora, predicador; Gregorio de San Esteban, confesor; Francisco de Jesús, sacerdote; Francisco de Santa Ana, predicador; Andrés del Sacramento, confesor; Juan Mantero, sacerdote; Alonso de Ampudia, sacerdote; Domingo de los Mártires, sacerdote; Francisco de Cadalso, laico; Juan de Balconete, diácono; Miguel de Rubiano, sacerdote.


ÁREA DE CONDICIONES DE ACCESO Y UTILIZACIÓN
Índices de Descripción:
Ampudia, Alonso de
Andrés del Sacramento
Antonio de San Buenaventura
Antonio de Santa Ana
Anuncibay, Juan de
Arcante, Antonio de
Argete, Matías de
Atilano de San Antonio
Balconete, Juan de
Baltasar de los Mártires
Bernardino, Francisco de
Buenaventura, Cristóbal de
Cabezón, Juan de
Cadalso, Francisco de
Casasola, Diego de
Diego de San José
Diego de Santa María
Domingo de los Mártires
Domingo de San José
Durán, Francisco
Esteban, Andrés
Felipe, Andrés
Felipe, José
Fernández, Bernardino
Filipinas
Fonte, José
Franciscano
Francisco de Jesús
Francisco de la Cruz
Francisco de San Miguel
Francisco de Santa Ana
Gregorio de San Esteban
Japón
Jerónimo de San Francisco
Junípero, Alonso
Luis de San Miguel
Miguel de los Angeles
Montero, Juan
Moreno, Martín
Palomino, Blas
Pedro de la Concepción
Pedro de San Jerónimo
Pedro de San Martín
Pedro de San Miguel
Peralta, Antonio de
Pérez, Luis
Pobre, Juan
Rubiano, Miguel de
Serrano, Pascual
Soriano, Miguel
Torre, Esteban de
Torrellas, Pascual
Zamora, Juan de

Resulta curioso que Fray Blas Palomino figure entre los que iban destinados a Japón, posiblemente acompañado de otros seis franciscanos, que bien podían ser los que aparecen en la relación listada tras el nombre de Filipinas, a saber:
Filipinas
Fonte, José
Franciscano
Francisco de Jesús
Francisco de la Cruz
Francisco de San Miguel
Francisco de Santa Ana
Gregorio de San Esteban
No es de extrañar dado que Fray Blas Palomino estuvo esperando en Manila la disposición del arzobispo de Manila para ser enviado a una misión u otra.


ÁREA DE DOCUMENTACIÓN ASOCIADA
Soporte:

ÁREA DE CONTROL DE LA DESCRIPCIÓN
Notas del Archivero:
TITULO: ARCHIVO GENERAL DE INDIAS
Descripción elaborada por ARCHIVO GENERAL DE INDIAS
Fecha de la Descripción:
2003-03-26
SOPORTE Y VOLUMEN 1 Expediente(s)
Realizamos a continuación una breve referencia a un personaje clave para el reclutamiento en España de religiosos de distintas órdenes y el acompañamiento del envío de las repetidas misiones a las tierras españolas de Oriente, en un viaje de ida y vuelta continuo con múltiples incidencias de las embarcaciones por las tempestades.
Juan Pobre fue un religioso de origen humilde, que desde 1591 o 1592 comenzó a desarrollar su misión en Oceanía y China y recibió unos años después en encargo de Felipe III de organizar las misiones de envíos de religiosos a Filipinas China y Japón, en 1601, 1605, y 1608.
Seguramente habrán advertido que razón hay para que se enmarque en rojo el nombre de Juan Pobre, parece ser que en ese primer viaje a Japón quería embarcarse Juan Pobre y como había algunas condiciones que estaban referidas a la edad y salud de los religiosos que se embarcaban para tan duro apostolado, hubo ciertas reticencias; pero finalmente fue aceptado por su mucha caridad y buen hacer, tal como leemos en el texto abajo.


 Parece que las dificultades encontradas por Juan Pobre para embarcar al principio le hicieron registrarse como Fray Francisco de Zamora, según prueba el siguiente texto:

 En el texto siguiente se evalúa la labor misionera de Fray Juan Pobre, que hizo el viaje a Filipinas tres veces en el periodo de tiempo que va entre 1592 según texto en la página 598 del capítulo IX de La Misión en Japón  o  la fecha reflejada de 1593 y 2609 según parece confirmar este texto inmediato:



 A continuación mostramos la página aludida anteriormente. Página 589 del libro: Fray Juan Pobre de Zamora. Historia de la pérdida y descubrimiento del Galeón "San Felipe" Autor: Jesús Martínez Pérez
 Ahora reanudamos la narración y descripción del viaje de las Naos de China hacia Filipinas, dando descripción del puerto de Acapulco y todo lo que represento en el comercio de Las Indias, y  por que a nosotros respecta, lugar de embarque de la expedición en la que viajó Fray Blas Palomino



 Plano del castillo de San Diego en el puerto de Acapulco, 1772 (Archivo General de Simancas, Valladolid
El puerto de Acapulco vivió su tiempo de gloria, en la llamada Feria de Acapulco, mercado idóneo para las operaciones de compraventa y que el ilustre historiador Humboldt consideró la más grande en su tiempo. Se reglamentó en 1579 y duraba por lo regular un mes. En ella se vendían los géneros orientales y se cargaba cacao, vainilla, tintes, zarzaparrilla, cueros y, sobre todo, la plata mexicana que hacía posible todo aquel milagro comercial.
 ¿Y qué pasaba con las mercancías de la Nao de la China, una vez desembarcadas en Acapulco? Parte se vendía ahí. Otra parte –la mayor- cruzaba México por tierra, a lomos de mula, hasta llegar a un puerto atlántico, el de Veracruz. Allí las riquezas del Galeón de Manila se unían a los metales y piedras preciosas extraídas de América, y todo embarcaba con destino a los puertos españoles de Cádiz y Sevilla, gran centro del comercio de Indias. En Acapulco, la llegada del Galeón era una fiesta. En torno a la Nao creció una feria de artículos exóticos reglamentada desde 1579 y que duraba todo un mes. Es indescriptible la emoción que se adueñaba de las gentes de Nueva España ante todas aquellas fantásticas mercancías: sederías de China, marfiles de la India, porcelanas finísimas, tesoros de nácar, maderas lacadas del Japón, especies de Indonesia, las Molucas, Timor o Siam; jengibre de Malabar, alcanfor de Borneo, ánforas de Martabán traídas desde Birmania…


 Ruta de los galeones, 1573
1. Islas de las Especias (Molucas)
2. Ruta de los juncos chinos
3. Corriente Kuro Shivo o Kuro Shio
(Río Negro)
4. Corriente de California
5. San José del Cabo
6. Veracruz
7. Ruta a Europa
8. Corriente ecuatorial del norte
9. Cabo Mendocino
10. Acapulco
11. Callao
Rutas de los galeones de Filipinas o Nao de China y de naves proveedoras




A través de los feriantes se podía conseguir, por ejemplo, una media vajilla de porcelana azul y blanca de 324 piezas por 56 pesos; enaguas confeccionadas en Manila, 3reales; una arroba de cera filipina, 1 peso con 7 reales; una colcha de raso bordada, 13 pesos (y si incluía oro y plata, 25 pesos); una alfombra persa, 35 pesos; un baúl de maque, 9 pesos; 1000 botones de cobre, 3 pesos; y 100 botones de cristal, 1 peso con 7 reales. Estos eran los precios oficiales pero en algunos mercados de fayuca (como el actual de Tepito), escondidos en las callejas del puerto, se podían conseguir, de contrabando, los mismos artículos a precios inferiores. El contrabando era un delito que cometían todos los pasajeros del Galeón quienes siempre arribaban con abultados ropajes.

 Feria de Acapulco (por Robert McGinnis)

Plano del puerto de Acapulco, 1712 (Archivo General de Indias, Sevilla)

 El trayecto Acapulco Filipinas se realizaba  en el  Galeón de Manila, beneficiándose para el trayecto por el empuje en las aguas de la corriente de Kuro-Siwo.
La ruta establecida desde Acapulco en Méjico hasta Filipinas fue la alternativa del viaje hacia el oeste por el océano Índico, y alrededor del cabo de Buena Esperanza, que estaba reservada a Portugal de acuerdo con el tratado de Tordesillas. El objetivo del reparto entre España y Portugal fue acceder al mercado del Lejano oriente: China, India, Japón, Siam. Como la ruta mediterránea está cerrada por el Imperio Otomano, Portugal abrió su camino en dirección Sur-Este, bordeando África. España lo abriría en dirección Oeste desde América, según el reparto de océanos acordado con Portugal.







La ruta comercial Manila-Acapulco se inició en 1568 (amarillo) y la ruta comercial rival portuguesa del este (verde) desde 1479-1640 (el mapa refleja solo en esquema, sin precisión, las rutas de navegación seguidas por los barcos).

El resumen de los hechos históricos que motivaron el nacimiento y apogeo de los viajes de los Galeones podía ser así: 


El propósito de hallar un camino por Occidente que condujera a las riquezas asiáticas (especias, sedas, pólvora, marfiles, entre otros productos) hizo que Colón descubriera América y que, en años sucesivos, se multiplicasen las expediciones.

Cristóforo Colombo.

En el año 1521 tuvieron lugar dos sucesos que – según C. Romero Giordano- hicieron posible la anhelada ruta entre España y  Asia: la expedición de Magallanes-Elcano descubrió el archipiélago filipino y Hernán Cortés terminó de conquistar el imperio azteca (que pasó a llamarse Nueva España).


Hernán Cortés.

 Como ya hemos visto, en la época virreinal de 1521, el navegante Fernando de Magallanes al servicio de España llegó al archipiélago filipino y tomó posesión jurídica de las islas, bajo el trono español, pero sin dejar un solo soldado o español cualquiera en las islas, que diera valor al hecho de considerarlas como de la colonización de España. Además se quería arrebatar la jurisdicción de las islas del poder que ostentaba Portugal.
Pocos años más tarde, la búsqueda de esa ruta comercial se realizaba desde Nueva España, fueron las expediciones de Álvaro de Saavedra (1527) y Hernando de Grijalba (1536-1538), patrocinadas por Hernán Cortés, o la encomendada por el virrey Antonio de Mendoza a Ruy López de Villalobos (1541-1543), que terminó alcanzando las islas de Samar y Leyte, a las que llamó Islas Filipinas (tal como se describe mas adelante).
Hernán Cortés envió tres barcos rumbo a Asia, que zarparon de Zihuatanejo en 1527. En el camino dos de ellos naufragaron, y el tercero llegó, pero no regresó por no haber encontrado la corriente del retorno. Después en 1541, López de Villalobos fue enviado por el virrey Antonio de Mendoza para encabezar una expedición hacia las Indias Orientales en busca de nuevas rutas comerciales. Su expedición partió de Puerto de Navidad en 1542 a bordo de cuatro carabelas.
En 1543 la flota tocó la costa sur de la isla de Mindanao, donde exploraron la costa e hicieron contacto con los indígenas malayos. De allí partieron más al oriente hasta alcanzar la isla de Leyte y las nombraron "Las Islas Filipinas" en honor al príncipe Felipe II. Conquistaron una isla a la que bautizaron como Antonia en honor al virrey. Pero, a causa del hambre y la falta de refuerzos se contrataron con los señoríos locales como mercenarios y al cabo de pocos meses los traicionaron para pasarse al bando lusitano. Los expedicionarios tuvieron que retirarse a buscar refugio en las Molucas, dominio portugués. Villalobos murió en 1544 en la isla de Amboyna. El resto de la tripulación consiguió escapar y regresar a Nueva España, donde contaron las historias al virrey, y así se consideró parte de la Nueva España la Capitanía General de las Filipinas.
En España, Carlos V había sido un gran constructor de imperios y un extraordinario soldado, pero un mal administrador, y cuando su hijo Felipe II heredó el vasto imperio español en 1556, recibió también un erario en bancarrota. Tal vez desde entonces, surgió en la mente del joven emperador la idea no sólo de neutralizar la expansión portuguesa, sino también de obtener el dinero que tanto necesitaba comercializando los apetecidos productos de oriente, que podrían ser traídos directamente cruzando el Océano Pacífico hasta Acapulco, en la Nueva España, de donde podrían ser reembarcados para España y otros países europeos para venderse con buenas ganancias.


Durante su reinado, la Hacienda Real se declaró en bancarrota tres veces (1557, 1575 y 1596), aunque, en realidad, eran suspensiones de pagos, técnicamente muy bien elaboradas según la economía moderna, pero completamente desconocidas por entonces.
Felipe II heredó una deuda de su padre de unos veinte millones de ducados, y dejó a su sucesor una cantidad que quintuplicaba esta deuda. En 1557, al poco de entrar al poder el rey, la Corona hubo de suspender los pagos de sus deudas declarando la primera bancarrota. Pero los ingresos de la Corona se doblaron al poco de llegar Felipe II al poder, y al final de su reinado eran cuatro veces mayores que cuando comenzó a reinar, pues la carga fiscal sobre Castilla se cuadruplicó y la riqueza procedente de América alcanzó valores históricos. Al igual que con su predecesor, la riqueza del Imperio recaía principalmente en Castilla, y dependía de los avances a gran interés de banqueros holandeses y genoveses. Por otra parte, también eran importantes los ingresos procedentes de América, los cuales suponían entre un 10% y un 20% anual de la riqueza de la Corona. Los mayores consumidores de ingresos fueron los problemas en los Países Bajos y la política en el Mediterráneo, juntos, unos seis millones de ducados al año.

En 1559, el rey Felipe II , inició la aplicación de un cuidadoso plan que se había elaborado con el mayor secreto, y ordenó al recién nombrado virrey de la Nueva España, Don Luis de Velasco, que enviara una flota expedicionaria a las Islas del Poniente, y tocó al marino vasco Miguel López de Legazpi, acompañado por el fraile agustino Andrés de Urdaneta, quien había declinado el mando, zarpar del puerto de Navidad el 21 ó 20 de noviembre de 1564, en el San Pedro como nave capitana y cuatro embarcaciones más.
Como  hemos visto en Septiembre de 1559, Felipe II encargó a don Luís de Velasco, segundo virrey de Nueva España, armar otra flota para conquistar estas islas. Tras varios años de tarea en la construcción de cuatro naves en el astillero de Barra de Navidad. El Virrey Luis de Velasco encargó a Miguel López de Legazpi hacerse a la mar en una nueva expedición, la expedición fue confiada a Miguel López de Legazpi. Éste viajaba con su nieto Felipe de Salcedo y con su tío, el fraile, piloto y cosmógrafo Andrés de Urdaneta, recomendado por el rey. Los expedicionarios partieron del Puerto de Navidad, Nueva Galicia (actualmente Jalisco), el 21 de noviembre de 1564 y en el viaje conquistó Guam, las Islas de Saavedra (Islas Marshall) y las Islas Marianas (escalando ahí), y tocó Samar y hacia mediados de febrero de1565 llegaron a las Filipinas, donde fundaron la villa de San Miguel en Cebú el 27 de abril de 1565. El intento de colonización de Filipinas no terminó ahí. Por la escasez de productos, Legazpi se vio forzado a trasladarse de isla en isla merodeando y buscando sitios donde expoliar y expandir los dominios. El movimiento se vio favorecido, ya que al igual que en México, los habitantes estaban enfrentados entre ellos y Legazpi logró establecer fácilmente lazos de amistad, levantando al poco los primeros asentamientos españoles: la Villa del Santísimo Nombre de Jesús y Villa de San Miguel. Hábilmente, López de Legazpi evitó hostilizar a los moradores de las islas, que se decía que enseñaban ni más por más las vergüenzas al aire.
La razón del empeño de Felipe II en establecer esta ruta comercial fue que desde 1522, Portugal tenía el monopolio de las rutas comerciales al oriente, por lo que España, Inglaterra, Francia y los Países Bajos se veían obligados a comprar a los portugueses las codiciadas mercancías orientales a elevados precios.

Portugal controlaba los puertos de la India y las Islas Molucas pagándoles a los reyezuelos de la región un porcentaje sobre el valor del intercambio comercial efectuado; cuando alguna vez llegó a manifestarse la oposición de los gobernantes nativos, las unidades navales portuguesas sometían a los rebeldes y sus fuerzas ocupaban la zona costera.

La ruta en sentido América-Filipinas se conocía desde los tiempos de Magallanes en 1521, pero el "tornaviaje" o ruta Filipinas-América no se conoció hasta cuarenta y cuatro años después, en 1565. Muchas expediciones habían zarpado desde México, pero ninguna conseguía regresar.

 Felipe II por Sofonisba Anguissola, 1565 (Museo del Prado, Madrid, España)

 El Rey de España Felipe II ordenó el viaje del primer galeón de Manila. El “Galeón de Manila” o  la “Nao de China” también llamado “Galeón de Acapulco” cubría una ruta marítima a través del Océano Pacífico desde Acapulco (México) hasta Cavite y Manila (Filipinas), transportando pasajeros y mercancías de todo tipo. Era la nave que de forma sistemática hacía este recorrido como medio de transporte y comercio, en el que los religiosos evangelizadores de las nuevas tierras descubiertas eran parte del cargamento por mando real.
El primer barco zarpó en 1565. Con aquel primer navío se selló el destino de las Filipinas durante tres siglos. No iban a ser una simple posesión colonial en un lugar remoto del Pacífico: las Filipinas y sus ciudades –Manila, Luzón, Cavite- se convertirían en el centro del comercio oriental. La ruta era larga y compleja. Desde Acapulco ponía rumbo al sur y navegaba entre los paralelos 10 y 11, subía luego hacia el oeste y seguía entre los 13 y 14 hasta las Marianas, de aquí a Cavite, en Filipinas. En total cubría 2.200 leguas a lo largo de 50 a 60 días. El Galeón empleaba poco más de 3 meses para cruzar el Pacífico en dirección a Filipinas, incluyendo su escala en Guam. Desde entonces, todos los años zarpaba  de Acapulco con rumbo a Manila un galeón cargado fundamentalmente de  plata mexicana y peruana, en lingotes y acuñada. Además del movimiento de funcionarios y militares también iban religiosos para la evangelización de las islas. Humboldt lo resume así:” el galeón de Manila cargaba plata y frailes”.

La Corriente Ecuatorial del Norte en el Océano Pacífico y los vientos constantes hacia el oeste llevaron casi directamente a los navíos españoles a Cebú, en las Islas Filipinas, a donde arribaron a fines de abril de 1565. Después de iniciada la colonización y conquista de las Filipinas, que se llevaron a cabo casi sin derramamiento de sangre, las embarcaciones de Legazpi intentaron el regreso a Acapulco, pero ahora los vientos y corrientes contrarias lo impedían. Se llegaba a Manila aprovechando el monzón de invierno y se hacía el viaje de vuelta a Acapulco aprovechando el monzón de verano.


El tornaviaje  se inició el viernes 1 de julio de 1565 según un itinerario preparado por Urdaneta para alejarse de las zonas de tormentas (navegando primeramente hacia el noreste, virando luego a sureste, bajando a la mitad del océano y desde ahí retomando el rumbo al noreste). Su descubridor fue el marino, cosmógrafo, y fraile agustino Andrés de Urdaneta, que deduciendo la existencia de vientos de poniente más al norte, navegó en dirección noreste hasta Japón, donde encontró las corrientes Kuro-Shio que soplaban en dirección este. Estos vientos hicieron posible el viaje desde Asia hasta América, y concretamente California, donde solían tocar las naves después de la larga travesía oceánica. El tornaviaje se hacía rumbo al Japón, para coger la corriente del Kuro Shio, pero en el año 1596 los japoneses capturaron dicho galeón y se aconsejó un cambio de itinerario. Partía entonces al sureste hasta los 11 grados, subiendo luego a los 22 y de allí a los 17.

 Andrés de Urdaneta.

 Intentando regresar a la flota, algunos se dividieron en dirección sur. Urdaneta que tenía noticia en la Nueva España y en su experiencia había sido aleccionado por el piloto Macías del Poyo, que fue el encargado de los intentos de Alvaro de Saavedra Cerón, en que el tornaviaje se lograría navegando más hacia el norte antes de dirigirse al este; así aprovecharía los vientos alisios que lo llevarían de vuelta a la costa oeste de América del Norte. Allí ponían rumbo hacia el sur, para navegar a lo largo de la costa hasta Acapulco.

Aunque se embarcó a 38 grados Norte antes de virar hacia el este, su corazonada dio sus frutos, y alcanzó la costa cerca del cabo Mendocino, en la actual California, y luego siguió la costa sur, hasta San Blas y luego a Acapulco. Arribaba a América a la altura del cabo Mendocino, desde donde bajaba costeando hasta Acapulco. La mayor parte de su tripulación murió en el primer viaje largo, ya que no llevaban provisiones suficientes. El trayecto completo Manila-Acapulco duraba entre 4 y 5 meses.
El 26 de septiembre se avistó California, pero la peste de mar  hizo estragos en la tripulación y la llegada a Acapulco del galeón San Pedro no se produjo hasta el 8 de octubre. Con este viaje clave, la ruta de Urdaneta quedaba establecida. Curiosamente, una nave separada de la expedición, el patache San Lucas, mandado por Alonso de Arellano, después de rodear parte de la costa de China se lanzó en pos del continente Americano llegando a recalar en el puerto de Navidad dos meses antes que el propio Urdaneta (9 de agosto de 1565), si bien “a punta de milagros”  (A. Landín Carrasco). A los seis años de estos hechos, en 1571, Manila era fundada como la cabecera de las Islas.

Ruta de Legazpi en el archipiélago filipino.

 Lo peligroso de la ruta aconsejaba salir de Manila en julio, si bien podía demorarse hasta agosto. Después de este mes era imposible realizar la travesía, que había que postergar durante un año. El tornaviaje demoraba cinco o seis meses y por ello el arribo a Acapulco se efectuaba en diciembre o enero. Aunque se intentó sostener una periodicidad anual, fue imposible de lograr.

Retrato de Andrés de Urdaneta y Zeraín.

 Fray Andrés de Urdaneta, militar, cosmógrafo, marino, explorador y religioso agustino. Realizó el famoso "Tornaviaje" en 1565 permitiendo la navegación de retorno en la ruta de Filipinas a México.
El siguiente video resume la vida de Fray Andrés de Urdaneta: 

- http://www.youtube.com/watch?v=QdHFuFIVsFw&feature=player_embedded
- http://www.youtube.com/watch?v=12esozo6Igw&feature=related
- http://www.youtube.com/watch?v=yD51tExGHmk&feature=related


El galeón de Manila-Acapulco comenzó cuando Andrés de Urdaneta, navegando en un convoy comandado por Miguel López de Legazpi, descubrió una ruta de regreso desde la ciudad de Cebú a México en 1565.
Descripción de la Nao de la China: La Nao de Manila era, en realidad, un galeón (alguna vez fueron dos: almiranta y capitana), tipo de barco caracterizado por tener castillos bajos (especialmente el de proa) y líneas más finas que las carracas. Su tamaño (50m. de largo y mástil de 30m. de alto) era impresionante en relación con otros barcos.  Pesaba entre 250 y 500 toneladas y era capaz de cargar hasta 40 cañones. Así, algunas Naos de la China alcanzaron las 1.500 toneladas. Estos barcos salían caros (según C. Bonfil, entre 60.000 y 150.000 pesos-plata) pero eran rentables debido al alto valor de la mercancía (de 300.000 pesos a 3.000.000 de pesos) y los beneficios que de ella obtenían los comerciantes. Esta riqueza suscitó la ambición de los piratas y, así, en 1587, el Santa Ana  fue asaltado por Thomas Cavendish y en 1743, el Covadonga fue capturado por Lord Anson. Al mando del galeón iba un comandante con una dotación de soldados. Entre los restantes tripulantes había comerciantes, frailes y carpinteros. En total, eran de 300 a 500 personas. El número de galeones que realizaron los 108 viajes Manila-Acapulco fue tan solo de 50, pues la mayor parte repitieron viaje (C. Quirino). De esos 50 galeones, 15 fueron construidos en los astilleros mexicanos de Zihuatanejo, Salahua, Barra de Navidad, Acapulco y Autlán, que monopolizaron su producción durante los primeros años de la andadura del Pacífico. Los restantes galeones fueron montados en las Filipinas (Bagatao o Sorsogón, Luzón, Lampón y Cavite) a lo largo de los siglos XVII y XVIII. Las naves eran construidas por carpinteros chinos, dirigidos por técnicos europeos, con maderas duras (para el armazón del barco) y maderas flexibles (para el casco) que conseguían en los bosques de las islas. Las velas se hacían en Filipinas y las partes de metal, como los herrajes, anclas, clavos y cadenas eran fundidos en Japón, China y la India.
Lo que llevaban a bordo era un auténtico tesoro. Consta que el valor de las mercancías llegó a superar los dos millones y medio de pesos en un solo viaje. Para hacernos una idea, tomemos como referencia que el conjunto total de importaciones de oro y plata americanas en todo un año estaba entre los 20 y 30 millones de pesos. O sea que un solo viaje del Galeón valía el 10% de todas las importaciones de metales preciosos en un año. Como su misión era vital, no se escatimaban medios para su defensa: un general al frente, a veces el propio gobernador, y una dotación de soldados. También viajaban pasajeros civiles. Se calcula que a bordo había unas 250 personas. La salida de Filipinas a Acapulco era siempre en julio, aprovechando el empuje de los vientos. El viaje no era ninguna minucia: entre cuatro y cinco meses, a veces más, y llegando en otoño. Una verdadera aventura.
Seguidamente, con los nombres de Galeón de Manila, Nao de la China , Naves de la Seda y  Galeón de  Acapulco, comenzó el comercio de las mercancías que, procedentes de diferentes regiones de Asia, eran concentradas en Manila y tenían como destino al puerto de Acapulco, o bien territorio novohispano, se distribuían por todo Oriente, principalmente China, que era abastecida desde la capital de la gubernatura  filipina (C. Romero Giordano).



 Las Islas Filipinas eran el único bastión hispano en el inmenso océano Pacífico.
Galeón español del siglo XVII
En realidad mucho antes de que Legazpi fundara Manila en 1521, los mercaderes de varios países asiáticos habían llegado a las Islas Filipinas para intercambiar comercialmente sus productos, pero fue hasta 1571 cuando esta actividad se inició accidentalmente entre China y la Nueva España. En esa ocasión, los españoles rescataron a unos marinos chinos cuya embarcación había naufragado en aguas filipinas, el incidente parecía olvidado, cuando al año siguiente un navío chino fondeó en Manila, cargado con regalos para el gobierno español en agradecimiento y muestra de amistad. Muy pronto, los mercaderes españoles cargaron un barco con los obsequios y otras mercancías, entre los que destacaban las sedas, la nave llegó a Acapulco en 1573 y así comenzó uno de los tráficos comerciales más importantes de la época, que duraría 242 años.
Centenares de buques chinos acudían permanentemente a aquellos puertos españoles en extremo oriente; también centenares de marinos españoles, como antes los portugueses, construían su red comercial con los mercaderes asiáticos. El fruto de todo ese comercio se almacenaba en un enorme recinto, el Parián de los Sangleyes, y embarcaba una vez al año, en ocasiones dos veces, en el famoso Galeón de Manila. La partida del galeón era una auténtica fiesta local, el acontecimiento central de la vida de la ciudad.

Manila fue el centro de una red comercial que traía productos de China, Japón, las islas del Pacífico, y hasta de la India. La carga típica del Galeón de Manila o Nao de China era clavo, canela, pimienta, sedas, terciopelos, raso, tafetanes, cuerdas, copra, cerámica china, oro en filigrana y joyas preciosas, maderas labradas, ámbar, harina, espadas, etc.; a cambio, los chinos pedían de la Nueva España plata, que les urgía para continuar su actividad comercial. Una buena parte de los productos que llegaban a Acapulco, eran llevados a lomo de mula a México, y de aquí a Veracruz, para ser reembarcados a Europa, en donde eran altamente cotizados. Pero el auge económico que se empezaba a sentir tenía su costo; el viaje sencillo era de unos 16 500 Km.; los pesados galeones, construidos en los astilleros filipinos por trabajadores y artesanos chinos, fuertes y bellamente decorados, podían ser presa fácil de los piratas holandeses e ingleses que los llegaron a abordar y saquear, los tifones asiáticos y las tormentas del Pacífico Norte causaban accidentes y naufragios, y lo prolongado del viaje, unos cinco meses de ida y alrededor de cuatro al regreso, hacía a la tripulación vulnerable a diversas enfermedades, como el escorbuto; algunos años después, ya establecida la ruta, era frecuente que al acercarse el galeón a las costas californianas del norte, se le acercaran los nativos en pequeñas embarcaciones para ofrecer a los fatigados viajeros cítricos y otras frutas que se producían en las misiones. El gobierno de la Nueva España sabía que para mantener y aumentar el beneficio económico de aquel intercambio comercial era necesario reducir el riesgo de naufragios que significaba pérdida de vidas y valiosas mercancías, por lo que los virreyes de esa época enviaron expediciones por mar y tierra a las costas occidentales de California, con el propósito de localizar buenas bahías en las que se pudieran establecer puertos de escala, que sirvieran de apoyo a la navegación de los galeones, y aunque nunca se logró para ese efecto el aprovechamiento real de las bahías tanto de la península como de la Alta California, con excepción de San José del Cabo en el extremo sur, aquellas exploraciones facilitaron la posterior colonización de estas tierras, al irse conociendo cada vez más.

La ruta del galeón de Manila.

 Con el Galeón de Manila surge el primer mercado intercontinental entre Asia, América, y  después  lo que quedaba pasaba a Europa,  según podemos comprobarlo con el transporte de mercancías establecido en viajes sucesivos con el mismo recorrido y carga, repetido sistemáticamente.
Carga de una Nao de la China.

 La Nao de la China tenía siempre el mismo destino: Acapulco, el principal puerto en el Pacífico de la Nueva España, hoy México. Allí se desembarcaba la carga y el galeón volvía a las Filipinas Y no volvía de vacío, sino que transportaba en su panza el material más preciado en Asia: la plata, que allí era más valiosa que el oro. Gracias a la plata mejicana, los españoles podían adquirir las mercancías de Asia a un precio muy ventajoso. Tan ventajoso era el comercio establecido, que el margen de beneficio final era de cerca del 300 por ciento, un negocio extraordinario como fácilmente podemos deducir.
Movimiento portuario de Acapulco, 1626-1654 (según Sales Colín, 1996)


 ¿Por qué era tan importante el mercado oriental? Por el valor de sus mercancías. De allí venían las especies -rarísimas en Europa-, las porcelanas y las sedas, los marfiles y maderas lacadas; cosas perfectamente superfluas, pero muy escasas y, por tanto, muy caras, de modo que eran codiciadísimas en las grandes ciudades y en las cortes europeas. La Corona que consiguiera patrocinar tal tráfico obtendría una excelente fuente de ingresos. España necesitaba ese dinero: la política imperial de Carlos I había sido tan gloriosa como cara; Felipe II quiere conservar la gloria, pero es perfectamente consciente de que hay que pagarla. Además, como era ya tradición en el caso español, la apertura de los mares no era sólo un imperativo comercial, sino que venía dictada por consideraciones de rango mayor: primero consideraciones religiosas, pero además consideraciones económicas, políticas y militares.

Por eso Felipe II decide promover el establecimiento de bases fijas en Filipinas. Magallanes y Elcano habían demostrado que era posible llegar allí desde América; Urdaneta demostrará que, además, es posible volver, cosa esencial en un tiempo en el que la navegación depende de las corrientes. Hay que ponerse en la piel de aquella gente que se subía en un barco para averiguar si había una ruta, sabiendo que, si no la encontraban, el desenlace más probable era la muerte. Con ese arrojo, muchos conocimientos cosmográficos y enorme pericia marinera, los españoles descubrieron que había un camino para atravesar el Pacífico desde las Filipinas hasta América: la corriente de Kuroshio. Sentada la ruta, el océano se abrió a las necesidades comerciales y a la evangelización.

Jarrón chino aparecido en uno de los galeones hundidos de la Ruta

 Tras el fallecimiento del Rey Felipe II, es nombrado Rey de España Felipe III desde la fecha 13 de septiembre de 1598. Eran años difíciles con una carga fiscal cuadruplicada  …

Felipe III por Frans Pourbus el Joven.


 Con todo, cabe decir que fray Blas Palomino, otros cuarenta y ocho religiosos, y Fray Francisco Gálvez (único conocido como compañero de fray Blas) llegaron a Manila el año 1609, siendo fray Francisco Gálvez destinado al Convento de Dilao. El viaje de Acapulco a Manila tuvieron que hacerlo en el llamado "Galeón de Manila" y también "Nao de la China", que hacía la travesía cada seis meses, siendo la única comunicación existente entre Filipinas y América. El viaje se hacía cruzando todo el Pacífico, por el archipiélago de las Carolinas y las islas Hawai.

El viaje desde Acapulco  a Filipinas duraba entre cincuenta o sesenta días, beneficiado por los vientos y las corrientes marinas, los cincuenta o sesenta días bastaban para cubrir 2.200 leguas desde Acapulco hasta Cavite y Manila y después serían repartidos por las diferentes tierras de misión según necesidades y las órdenes emanadas por el Obispo de Manila. También fue Prior de un nuevo convento el Maluco y el 20 de marzo de 1620, murió mártir en la isla de Manados y seis meses después fue recuperado el cuerpo y esta enterrado en la iglesia del convento de San Antonio en la isla de Maluco, posiblemente la iglesia del convento nuevo del que fue prior durante algún tiempo.
Desde que salio de Sevilla en 1608, y su llegada a Filipinas en1609 estuvo realizando su misión de dar a conocer el Evangelio de Cristo, tal como se describe en los siguientes textos:


CAPÍTULO LXVIII
“Los grandes, y admirables empleos, y trabajos padecidos por amor de Dios, del venerable Padre fray Blas Palomino, en el nuevo mundo por espacio de doce años, y su preciosa muerte tan medida a sus deseo con que glorificó al Señor, refiere un compañero inseparable suyo, y de su misma Religión, y profesión. Pondré aquí a letra sus palabras, pues será mejor oír esta historia de un testigo de vista mayor de toda excepción, que no de quien la ha de hacer por relaciones.”

(Tomado del libro: Santos y santuarios del obispado de Jaén y Baeza, año1653. Por el Padre Francisco de Bilches, de la Compañía de Jesús, Rector del Colegio de San Ignacio de la ciudad de Baeza)

Los doce años a que se refiere el texto es contando desde el 30 de mayo de 1608 fecha de la salida de Sevilla al 20 de marzo de 1620 que muere en Manados.

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“Que es verdad, que conocí al Padre fray Blas Palomino Religioso de la orden de nuestro Padre san Francisco de la Provincia, y recolección de Andalucía, que paso en mi compañía hará veinte años en la barcaza que llevo fray Juan Pobre, el cual dicho Padre era  ya Sacerdote, y Confesor cuando paso, y a mi parecer, de edad de cuarenta años, poco más o menos Y que llegados que fuimos a la dicha Provincia de Filipinas, el dicho Padre aprendió luego la lengua de los naturales, que llaman Tagala, y en ella administro por muchos años los Santos  Sacramentos a aquellos nuevos Cristianos, con grandísimo ejemplo de

CAPÍTULO LXVIII                               
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todos, y mucho fruto que hacía de las alma, por las mucha devoción, fervor y  espíritu con que el dicho acudía a todo esto, de que soy testigo de vista, y comunicación de muchos años.
Tuvo este dicho Padre grandísimos deseos de pasar a Japón, y lo pidió diversas veces con deseos fervorosísimos del martirio, y de ocuparse mejor de predicar, y convertir almas, a que era notablemente inclinado; y viendo que no podía alcanzar ir al Japón, y que la provincia enviaba Religiosos a otra nueva conversión del Reino de Macasar, que es trescientas leguas mas allá del Maluco, en la isla que llaman de Mateo, pidió con grande instancia le señalasen  en el número de los que habían de ir allá, lo cual hizo el Prelado por la satisfacción que le tenía ya en la provincia de su mucho espíritu, y celo de la salvación de las almas. Y yo, aunque indigno, fui también de  los señalados para aquella empresa, que fuimos seis en compañía del Padre fray Martín de san Juan, religioso grave, de mucha virtud, y letras, que fue por nuestro comisario.
Partimos de la ciudad de Manila en los navíos de socorro que envió el gobernador de Filipinas, Don Alonso Fajardo, el año de diez y nueve al Maluco, y llegados que fuimos allá, se determinó que nos repartiésemos. Que el dicho Padre fray Blas Palomino fuese, con otro sacerdote, y un Religioso lego enfermo, a predicar al Reino de Manados, que es en la misma isla de Macasar, al principio de la tierra; y el Comisario, y yo con otro religioso lego, fuésemos a Macasar, y para tener mejor ocasión de entrar, llevamos una embajada y presente, del Gobernador de Filipinas, para el Rey de Macasar. Salimos de Maluco en un navío del Rey, y llegamos a Manados, donde estuvimos cuatro, o cinco días, y dejamos allí a nuestros padres, después de haber hablado al Rey, y a los principales de la tierra, todos los cuales dieron su consentimiento para que se quedasen a predicarles, y enseñasen el camino del cielo, y nosotros pasamos a Macasar.”


(Tomado de: Santos y santuarios del obispado de Jaén y Baeza, año 1653.


Cuando pienso en la fe de estos religiosos, no olvido las coordenadas sociales, políticas y económicas del momento, de la España del siglo XVII, agotada económicamente (sufriendo una gran inflación), diezmada su población por las epidemias ( en 1635, y 1675 hubo extensas epidemias de peste en Andalucía), las crisis de subsistencia, con las consiguientes hambrunas, y por las guerras de la religión en el norte y centro de Europa, etcétera, hacen que el clima religioso alcance altas cotas de exaltación, especialmente en el pueblo sencillo, que, abatido ante tanta calamidad, al ser el más afectado por estas adversidades, ve en la religión, en general, los más eficaces remedios a tantos males y desgracias.

Viendo, pues, los dichos Padres, que ya aquello no tenía remedio, y que estaban allí perdidos, entraron en consulta de lo que harían, y determinaron que los dos se volviesen a Manila a dar parte al provincial de lo que pasaba, y el Padre fray Blas fuese a Macasar a hacer lo propio al Comisario, y acertándose a hallar allí dos navíos, y una galeota de Portugueses, que iba a Macasar, se embarcaron los dichos Padres,
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 y prosiguieron su viaje. En esta sazón estaba el Padre fray Blas muy enfermo, y casi desahuciado de la vida, y por esta causa pidió, que antes que se embarcase le diesen los Sacramentos, por lo que Dios fuese servido de hacer con su vida. Hiciéronlo así, y luego se embarco, y fue su viaje, y en el fue Dios servido que mejoro, y fue ya bueno cuando llego al Reino de Macasar, donde nos halló con el mismo desconsuelo, que el llevaba de ver no hallamos la tierra tan bien dispuesta como pensamos, para sembrar en ella las palabras del santo Evangelio, por que aun fuimos bien recibidos del Rey, y acepto la embajada, y concedió la paz, y amistad con los Españoles, y otras cosas que se le pedían. En lo que fue dejar predicar en su tierra, ni hacer Cristianos, no quiso venir, antes publicó un bando en su tierra, de pena de vida a cualquiera que se hiciese Cristiano. Y por mas que le predicamos, y diligencias que hicimos, no fue posible lo contrario. Y habiendo estado allí algunos meses, y experimentando que no se hacía fruto ninguno, ni había esperanza de que se haría adelante, determinó nuestro Comisario de que nos fuéramos el Padre fray Blas, y yo a Maluco, y que desde allí fuese yo a Manila a llevar la respuesta de la embajada al Gobernador, y dar parte al Provincial de lo que pasaba, Y que el Padre fray Blas se quedase allí en Maluco, para ser Presidente de un Convento nuevo, que había tomado en la Isla de Tidore, que es en el mismo Maluco, junto a la Isla de Terrenate. Con ellos nos embarcamos en dos galeotas Portuguesas, que iban a Maluco, y cada uno en la suya comenzamos a navegar, y hacer nuestro viaje, el cual fue tan trabajoso de tormentas, y peligros de enemigos, y vientos contrarios, que nunca tal se ha visto; porque en viaje donde se acostumbra tardar, cuando mucho, veinte días, estuvimos mas de sesenta y tantos, y por cuatro veces encontramos con enemigos, y peleamos con ellos.
Finalmente llegando a la contracosta de Manados, tuvimos tan recio viento contrario por la proa, por mas de diez días, que saliendo por dos, o tres veces a atravesar el golfo que hay de allí al Maluco, que son cosa de cincuenta leguas, volvimos a arribar donde habíamos salido, y viéndonos ya necesitados de agua y bastimentos, nos llegamos a una Isla pequeña, que está pegada a la misma Isla de Macasar, cosa de tres , o cuatro leguas antes de llegar a los volcanes, que llaman de Manados.


(Tomado del libro de referencia)

El siguiente texto del libro: Historia de la Iglesia, Abad Pérez, A. Ediciones Rialp S.A. es bien explicito de las dificultades encontradas por este grupo de religiosos franciscanos:

“Aunque en 1591 se dio por terminada la etapa misional, quedaban numerosas rancherías de razas indómitas en las montañas, principalmente en el norte de Luzón Cagayán, en la Laguna de Bay y en el Isarog de Camarines. Serán los agustinos y franciscanos los que evangelizarán estas tierras en los siglos inmediatos. Desde el principio de 1600 iniciaron éstos una campaña para acabar con los restos de la idolatría (v. tv), dirigiendo su atención al extremo oriental de Luzón (v.), Contracosta de Baler, pero las condiciones de insalubridad de la zona arruinaron la salud de muchos y los misioneros hubieron de retirarse”…


A todo esto en nuestra galeota no sabíamos nada, y otro día de mañana al amanecer, se embarco el Padre fray Blas, y con alguna gente vino, a nuestra galeota a darnos parte, y comunicar lo que les había pasado el día de antes, y en particular me dijo , que era aquella muy buena ocasión para volver a entrar en Manados, que pensaba, si hallaba ocasión, quedarse allí, y de allí atravesar a Manados, a ver si podía reducir a aquella gente, que los traía atravesados el corazón, por ser gente afable, y de buenos naturales para Cristianos, y muchos de ellos lo querían ser, y quedaron muy pesarosos de que se fuesen los padres. Con ello hablamos al Capitán de nuestra galeota, para que continuase, que fuese nuestra barca también en compañía de la suya, con algunos soldados y vino en ello.
Fuimos, entramos cada uno en su barco, y primero fuimos a la galeota del Padre fray Blas a pedir licencia al Capitán para ir donde habían hablado el día antes aquella gente, y él la dio, aunque con harta dificultad, temiéndose nos sucediese alguna desgracia, porque era hombre muy cursado en aquella tierra, y conocía toda aquella gente ser Moros, y muy traidores. Mas por las persuasiones del Padre fray Blas dio licencia, advirtiendo del orden que se había de  tener y enviando gente de guarda. Llegados que fuimos al puerto, nos salieron a recibir algunos de aquellos Indios, y el Padre fray Blas los llamo, y dijo le sacasen del barco, como lo hicieron, en hombros. Fue saliendo las demás gente, que sólo quedaron cuatro hombres en cada barco. El bendito Padre los comenzó a abrazar, y se sentó a la sombra de un árbol con algunos de ellos, y el intérprete, que era portugués, a tratar lo que llevaba pensado.
En este tiempo yo me puse a hablar con los demás, que por allí estaban divididos, y apartados en corrillos, y pregúnteles si traían algún refresco, me dijeron que si, y que lo tenían allí dentro en el Monte, que no lo podían traer a cuestas, que entrásemos por ello, de que yo no lo colegí bien, y entrando mas adentro vi, detrás de unos árboles muchas lanzas, y adargas juntas, y amontonadas como escondidas. Y haciendo como que no había visto nada, me volví a salir disimuladamente, y llegue al Padre fray Blas, y le dije lo que había visto, y lo que decía aquella gente del refresco, y respondió que no, que era muy buena gente, y que si traían algo, y con ello se volvió a hablar con ellos, y yo me desvié cosa de doce o catorce pasos, y mirando hacia los barcos vi a los que en ellos estaban tomar a prisa los  arcabuces, y decir a voces, traición, traición, y volviendo a mirar atrás, vi ya atravesado por una lanza al bendito Padre fray Blas, y con otra al interprete. Y si dos o tres soldados que se hallaron cerca no disparaban sus arcabuces, y echaron mano a las espadas, con que ellos temieron, y huyeron, nos alancearan a todos. Retiramos luego al Padre fray Blas, que murió en mis manos dentro de un cuarto de hora, y el otro cuerpo no pudimos

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retirar , temiendo no nos cercasen las embarcaciones. Llevamos al Padre fray Blas a su galeota, y yo estuve con él toda aquella noche, y por la mañana vino la gente de otra galeota, y le llevamos a enterrar todos juntos a una isleta pequeña, que estaba allí junto, lo cual se hizo con la mayor solemnidad que se pudo, porque yo llevaba sobrepelliz, y estola, y sus velas todos los Portugueses. Dejamos marcada la sepultura, para en otra ocasión volver por su cuerpo, como se hizo dentro de seis meses, y se llevo a Maluco, donde está colocado en una caja en la iglesia de nuestro Convento de san Antonio, como de santo Mártir, y así lo escribe la Provincia en una patente que dio el Padre Custodio fray Marcos de Lisboa para el Capítulo General, poniéndole y nombrándole entre el número de los Mártires que había habido en aquella santa Provincia, y  con mucha razón, pues demás de haber ido de España dedicado para la conversión, fue allá escogido para enviar a predicar el santo Evangelio a las tierras de Moros, y Gentiles arriba dichas. Y en esta demanda murió alanceado por los Moros de aquella tierra, in odium fidei, como consta de la experiencia grande que se tiene de los que los han comunicado, que quieren beber la sangre de cualquier cristiano todos los de aquella tierra.

(Tomado del libro referido)

La ciudad de Manila, capital de las Islas Filipinas, era un importante centro de irradiación de la cultura europea y del comercio con Asia, así como punto de reunión y de partida de los misioneros del Extremo Oriente, tanto los que trabajaban en su territorio, como los que había en China y Japón. En la organización de los hijos de San Francisco, todo el archipiélago filipino y también el Japón, formaban parte de la mencionada Provincia franciscana de San Gregorio Magno.


 En Manila se celebraba una Feria a la que acudían barcos de múltiples países del Lejano Oriente, cargados con las más exóticas y valiosas mercancías: perlas y piedras preciosas, diamantes, rubíes, zafiros y topacios de la India; alfombras y tapices de Persia; pimienta de Sumatra; clavo, nuez moscada y otras especias de las Islas Molucas; sedas, lacas, muebles, marfiles, medicamentos, abanicos, porcelanas y otros artículos de China; ámbar y perlas de Japón, etc. La calidad y amplitud de la bahía de Manila y la gran afluencia de barcos extranjeros  generó un gran comercio y una enorme riqueza a la ciudad que llegó a ser llamada la Venecia asiática.
Una vez concluida la feria, tras una ceremonial despedida, el galeón zarpaba hacía México a través de una dificultosa ruta, expuesto a todo tipo de peligros, agravados por el exceso de carga, asaltos, hambre, sed, escorbuto...Tras un viaje de entre cuatro y seis meses el galeón arribaba a Acapulco. Las mercancías tenían un triple destino: muchas quedaban en el propio México, otras iban al Virreinato de Perú, para compensar la plata enviada del Potosí, y las restantes eran trasladadas a lomo de mula hasta Veracruz, en la orilla atlántica, de donde zarpaban  vía La Habana , hacia Sevilla o Cádiz.

  “Para entender la enorme importancia de aquella ruta hay que situarse en el siglo XVI, cuando la navegación dependía todavía de los vientos y las corrientes marinas, y enormes extensiones del planeta permanecen inexploradas”. (Esparza, José Javier, 1992).
El comercio sirvió como fuente fundamental de ingresos en los negocios de los colonos españoles que vivían en las islas Filipinas. Un total de 110 galeones de Manila se hicieron al mar en los 250 años del galeón de Manila-Acapulco (desde 1565 a 1815). Hasta 1593, tres o más barcos zarpaban al año de cada puerto. El comercio de Manila se llegó a convertir en algo tan lucrativo que los comerciantes de Sevilla elevaron al rey Felipe II de España una queja sobre sus pérdidas, y consiguieron que, en 1593, una ley estableciese un límite de sólo dos barcos navegando cada año partiendo de cualquiera de los puertos, con uno quedando en reserva en Acapulco y otro en Manila. Una «armada», una escolta armada, también se admitía.
Con tales limitaciones era fundamental construir el galeón lo más grande posible, llegando a ser la clase de barcos conocidos construidos más grande en cualquier lugar hasta ese momento. En el siglo XVI, tenían de media de entre 1.700 a 2.000 toneladas, y eran construidos con maderas de Filipinas y podían llevar a un millar de pasajeros. La Concepción, que naufragó en 1638, tenía una eslora de 43 a 49 m (140-160 pies) y desplazaba unas 2.000 toneladas. El Santísima Trinidad tenía 51,5 m de largo. La mayoría de los barcos fueron construidos en las Filipinas y sólo ocho en México. El galeón de Manila-Acapulco terminó cuando México consiguió su independencia de España en 1821, después de que la corona española tomara el control directo de las Filipinas. (Esto fue posible a mediados de los años 1800 con la invención de los barcos a vapor y la apertura del canal de Suez, que redujo el tiempo de viaje de España a las Filipinas a 40 días.)
Los galeones llevaban especias (pimienta, clavo y canela), porcelana, marfil, laca y elaboradas telas (tafetanes, sedas, terciopelo, raso), recogidas tanto de las islas de las Especias como de la costa asiática del Pacífico, mercancías que se vendían en los mercados europeos. También llevaban artesanía china, biombos japoneses, abanicos, espadas japonesas, alfombras persas, jarrones de la dinastía Ming y un sinfín de productos más. Asia oriental comerciaba principalmente con un estándar de plata, y los bienes eran comprados principalmente con la plata mexicana. Los cargamentos fueron transportados por tierra a través de México hasta el puerto de Veracruz, en el golfo de México, donde fueron reembarcados en la flota de Indias con destino a España. Esta ruta fue la alternativa de viaje hacia el oeste por el océano Índico, y alrededor del cabo de Buena Esperanza, que estaba reservada a Portugal de acuerdo con el tratado de Tordesillas. También evitaba la escala en los puertos controlados por los poderes de la competencia, como Portugal y los Países Bajos. Desde los primeros días de la exploración, los españoles sabían que el continente americano era mucho más estrecho a través del istmo de Panamá que a través de México. Se trató de establecer un cruce regular por tierra allí, pero la espesa selva, y la malaria lo hicieron imposible.
Tomaba cuatro meses cruzar el océano Pacífico entre Manila y Acapulco y los galeones eran el principal vínculo entre las Filipinas y la capital del virreinato en la Ciudad de México y desde allí con la misma España. Muchos de los llamados «kastilas» o españoles en Filipinas eran en realidad de origen mexicano, y la cultura hispana de Filipinas está bastante cercana a la cultura mexicana. Así que cuando México finalmente obtuvo su independencia los dos países continuaron el comercio, a excepción de un breve período de calma durante la guerra Hispano-Estadounidense. Los galeones de Manila navegaron en el Pacífico durante casi tres siglos, proporcionando a España sus cargamentos de artículos de lujo, beneficios económicos e intercambio cultural.
Gran parte de la circulación monetaria  tenía lugar en barras de plata sin acuñar. Las monedas de uso más importante fueron las famosas piezas de ocho o dólares mexicanos (8 reales, 272 maravedíes), que los comerciantes y banqueros chinos contramarcaban, para evitar así la circulación de moneda falsa.

Real de a ocho de Carlos IV, con resellos chinos (Pieza nº 147 de la Colección SEACEX, Sociedad Estatal para la Acción Cultural Exterior)

 La acuñación de estas piezas se realizó en la Casa de la Moneda de Nueva España, constituida en mayo de 1535 por el virrey Alonso de Mendoza, en una ubicación próxima a la fundición creada por Hernán Cortés en 1521 y que fue pionera, como casa de moneda, en todo el continente americano. A partir de abril de 1536 todas las monedas acuñadas en la ceca de México se caracterizaron por llevar grabada la marca "M" con un círculo encima. En 1569 se cambió el domicilio de la Casa de Moneda al Palacio de Moctezuma, en un lateral de la Plaza de Armas y más tarde, en 1847, fue trasladada a la calle de Apartado donde siguió funcionando hasta 1956, fecha en que se construyó la actual Casa de Moneda en Av. Legaría. México considera un orgullo que sus monedas, nacidas para el tráfico con la Nao, tengan una tradición en orfebrería de más de 4 siglos.

Joyas recuperadas del Nuestra Señora de la Concepción, galeón de Manila que naufragó frente a las costas de Saipán (Islas Marianas) el 20 de septiembre de 1638.

 Como suele ocurrir en estas cosas del comercio, la ruta Manila-Acapulco pronto contó con emuladores: la riquísima y exquisita sociedad limeña, deseosa de participar en aquel festival de artículos de lujo, trató de organizar su propio sistema de naves tanto hacia Filipinas –cosa que no consiguió- como hacia México. El intercambio comercial entre los españoles de Perú y los de México se hizo intensísimo: tres millones de pesos anuales a finales del siglo XVI, cinco millones anuales a principios del XVII. El problema era que este tráfico americano podía dejar la carga del Galeón literalmente vacía antes de llegar al puerto de Veracruz, de manera que a Sevilla sólo llegarían los restos. Los comerciantes sevillanos lograron que la Corona pusiera un tope al tráfico entre los virreinatos americanos. Ese tope, más o menos, se respetó. Pero las rutas marítimas abiertas entre Perú y México asistieron entonces a un nuevo tráfico comercial: cacao, brea, mulas, vainilla, zarzaparrilla, añil… todo eso se intercambiaba entre los dos virreinatos, desde el norte de Chile hasta Honduras, al calor del tráfico abierto por las Naos de la China.
Ya puede imaginarse que tales riquezas despertaron la codicia de los piratas. Las aguas del Pacífico, aunque peligrosas para la navegación, tanto por los temporales como por las calmas, eran seguras desde ese punto de vista: pocos se atrevían a cruzarlas. Sin embargo, las áreas más cercanas al archipiélago filipino hervían de piratas chinos, japoneses, malayos… Y pronto se llenaron también de piratas holandeses e ingleses. La piratería no hizo mucho daño al Galeón de Manila: en doscientos cincuenta años, sólo cuatro barcos cayeron en manos de los ladrones del mar. Mucho más peligrosa fue la ambición holandesa por arrancar a España y a Portugal sus bases comerciales en los puertos del Pacífico.
Los holandeses mandaron auténticas flotas para tratar de echar a los ibéricos a la fuerza viva. Es lo que intentaron en un punto neurálgico de todo aquel tráfico comercial, Macao, en 1622, cuando España y Portugal estaban bajo la misma Corona y, por tanto, compartían dominios en aquellos lugares.


 Una flota holandesa de tres barcos y 1.300 hombres intentó apoderarse de Macao, defendida por una guarnición portuguesa de unos 300 hombres reforzados por dos compañías españolas. Pese a su superioridad, los holandeses tuvieron que retirarse. Un cronista nos dejó el siguiente testimonio:

“Se aprestó el invasor holandés al desembarco. Pero aquellos portugueses, y unos cuantos españoles que estuvieron junto a ellos, obraron maravillas aquel día. La artillería, servida por los padres jesuitas, frenó en seco el avance holandés. Y acto seguido los defensores, aun siendo muy inferiores en número, salieron de sus defensas, invocando a la Virgen María y a Santiago Apóstol rompieron el asedio y se abalanzaron contra los atacantes, obligando a huir a los herejes, que corrieron a refugiarse en sus barcos. Así se salvó Macao aquel 24 de junio de 1622. Y no puede uno sino admirar el decidido espíritu de tan pocos contra tantos…” (Esparza, José Javier, 1992)


España mantuvo su bandera en Filipinas hasta 1898. El Galeón había dejado de circular mucho antes: hacia 1820, cuando México, independiente, cerró el flujo comercial. Pero para entonces ya otros muchos barcos, de otras muchas naciones, surcaban el Pacífico con la seguridad que proporcionaban las nuevas técnicas de navegación. Un océano que abrieron los españoles con sus galeones de vela, trazando la primera ruta comercial de Asia con América.
Más importante aún, el Galeón fue el precursor de la globalización económica, al vincular comercialmente el Extremo Oriente con América, que a su vez lo estaba con España por medio de las Flotas de Indias. Las líneas del Galeón en el Pacífico, y las Flotas de Indias en el Atlántico, suponen la primera ruta comercial mundial de la historia, al unir permanentemente tres continentes: Asia, América y Europa. A bordo del galeón llegó a España el famoso mantón de Manila, un tejido de seda china con motivos orientales, que con el tiempo fue evolucionando hasta incorporar flecos, y motivos decorativos andaluces. Y a Filipinas llegaron muchos utensilios, herramientas y textiles españoles que hoy conservan su nombre castellano en los idiomas autóctonos. En el plano cultural, el Galeón llevó a Filipinas la lengua española, la religión cristiana, así como el arte y la arquitectura española, en su versión hispano-americana. 


Copia, pega y pincha en este enlace y podrás disfrutar de un documental elaborado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia de Méjico:
http://www.youtube.com/watch?v=cMuftlU-B4E&feature=related

 

Ahora, para el que llegó al final del texto, un refrán a modo de premio y muy en consonancia con el tema: Industria, pluma y espada, si no hay estrella, no son nada. Hasta otro día querido lector.
 

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Lahiguera 12 de Octubre de 2012
Día de La Hispanidad.
Pedro Galán Galán.
Manuel Jiménez Barragán.







NOVIAZGOS Y BODAS DE MIS TIEMPOS.

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COSTUMBRES DE HIGUERA DE ARJONA: LOS NOVIAZGOS  Y LAS BODAS DE MIS TIEMPOS.

Hay que hacer ya,… un exhaustivo repaso en la memoria para traer a la actualidad los recuerdos de nuestros años de la infancia y juventud y las costumbres de aquellos años. Con el paso de los años se van perdiendo en nuestro recuerdo, por ello vamos a dedicar algunos artículos de este blogs a recordarlo para los nacidos por los años cincuenta y para dar a conocer esas costumbres a los jóvenes asiduos lectores de este espacio de encuentro.

En este artículo pretendemos recordar todo lo que suponía en nuestros tiempos el noviazgo e igualmente describiremos cómo eran las bodas antiguas. Haremos también referencias a como eran esas costumbres en las edades juveniles de nuestros padres y lo que nos digan de nuestros abuelos. Así, aprenderemos a comprender esas circunstancias personales, en estos tiempos en que parece que estamos sobrados de todo, en unos años de intensa crisis en todos los aspectos de la vida.

Comenzaremos por hacer una aproximación a lo que suponía el noviazgo.

La costumbre en Higuera de Arjona era que cuando a un muchacho le gustaba una muchacha y llegaba a sentirse atraído por ella, (algunos tan jóvenes que empezaban a partir de los 14 o 15 años, pero la mayoría unos años después); el joven aprovechaba una oportunidad en el paseo y se acercaba a su elegida, solicitándole dar unos paseos con ella, “Se pueden dar unos paseíllos contigo”; para así iniciar un estatus de relación personal con ella, ello suponía muchas veces hasta carreras de la chica con su  o sus amigas acompañantes. Algunas mostraban resistencia, parecía que así se hacían más de merecer, aunque estuviesen deseándolo, porque las miradas previas en los cruces del ir y volver de los paseos así lo habían confirmado. También el interesado escuchaba y guardaba lo que la chica elegida dejaba dicho en conversaciones con amigas, y confidentes, sobre las preferencias por uno u otro chico de su edad.

Si eras aceptado en el paseo, ya se había establecido una primera relación que se podía repetir y así al cabo de los días o quizá de los meses, según la resistencia que presentaba ella en el campo de batalla, se pretendía a la aspirante a novia. Hecha esa primera proposición de establecer una relación que podía ser comienzo de un noviazgo, sin amistad previa, se esperaba un tiempo de una semana o más para recibir la respuesta de si era aceptada esa relación por parte de la joven, que era la única valedora en el asunto.

Desde entonces se hacía público el acto de pretender y a partir de entonces la noticia se extendía en el pueblo como el fuego, propagado por las mismas amigas acompañantes, que en algún caso hubieran preferido ser alguna de ellas las receptoras de la declaración. La cosa no era fácil, en muchos casos la receptora de la proposición se colocaba en medio de otras dos amigas y entrar en la situación de continuar los paseos y poder darle la declaración se convertía en toda una gesta, con rebolainas incluidas.

Esa gesta en tiempos anteriores a los nuestros se daba en otro terreno y con otros testigos, la joven era acompañada por alguna persona mayor o una hermana o amiga, que a modo de carabina (se llamaba carabina a una mujer madura y respetable que acompañaba a la joven en sus salidas a la calle cuando iban de paseo o a realizar sus quehaceres) cuidaba de la honestidad y buenas formas de la joven, que aspiraba a comenzar una relación casadera; pero esos años fueron más próximos a los tiempos de nuestros padres. Ellos acudían al baile que con un acordeón y poco más, los bailes se hacía en el Casino del pueblo, aquellos que eran hijos o hijas de socios de la “sociedad”, lo cual no dejaba de ser selectivo porque a él no podían acceder los hijos e hijas de los no socios, constituido como grupo social “de los ricos”. El Casino era formado por labradores, comerciantes, profesionales de la enseñanza, medicina, del ayuntamiento, etc. Era un “Círculo Cultural, Agrícola y Mercantil”, sin ninguna actividad en ninguna de estas áreas, si no era porque se estaba suscrito a dos periódicos, se podían vender unos socios a otros productos del campo, o iban los corredores en busca de los propietarios a su edificio o sede social.
 El cura también solía ser miembro del casino, aunque a algunos nunca llegue a verlos sistemáticamente como asistentes a sus dependencias, alguna cerveza y poco más, otros si.

En mis tiempos El Casino tenía por conserje a El Niño “del Conejillo” y Ana, después recuerdo que estuvo el “Correillo” y “María la de Barcelona”, y después el “Pateo” con Chiquita y Antonio, siempre con buenas tapas caseras. Antes  de la guerra, en el antiguo edificio de Ramón y Cajal 15, enfrente de la Plaza, estuvo atendido por Tiburcio. Aquel era un edificio que debió ser conservado, con un gran salón de entrada para baile, con una gran columna metálica en el centro,  y azulejos en el zócalo de las paredes, gran bar en el segundo cuerpo y grandes salones para socios en la parte de arriba.
Lamentablemente no dispongo de ninguna foto de su interior aunque no dudo que algún pionero de la fotografía puede disponer de fotos con motivo de algún acto social importante. Para nuestros padres, allá por los años cuarenta, fue su único lugar de diversión. Esta sociedad tuvo otras sedes provisionales en periodos posteriores a la venta del referido edificio, como la casa de la Pepa, más abajo del anterior edificio, y con “Marchal”  en el edificio que después fue la Peña, detalles en los que no conviene extenderse aquí por su provisionalidad.

En el Casino de nuestros tiempos, (en la casa de Gonzalo, que luego fue Farmacia de Doña Anita Ahumada) se leía el ABC y el Jaén, y se jugaba todas las tardes a los juegos de cartas, domino y ajedrez aunque este último en menor medida, y algunas veces hasta bien entrada la noche; también se veía la televisión, cuando el número de televisores que había en Higuera era escaso y muchas personas iban a ver los programas de entretenimiento que se daban por aquellos años del comienzo de la televisión.

El resto de los establecimientos eran las tabernas: Del Cristalino, Tiburcio, La Cueva, la de Lombardo conocido como Picolin, (marido de Paz), El Tropezón,  después el Chindo…, etc. Donde se servía vino blanco manchego, cerveza, y como aperitivo: avellanas (cacahuetes), tostaos y almendrillas. En estos establecimientos las tapas de cocina eran escasas

Años antes habían comenzado a regresar emigrantes de Alemania y Alfonsito en su casa de la Plaza adecento un espacio renovador y se formó “La Peña”, como sociedad que agrupaba a sectores sociales emergentes en contraposición al único centro social que en esos momentos existía en Higuera de Arjona con el Casino, surgido muchos años antes como sociedad al menos por los años de comienzos del novecientos. Los abuelos llamaban al Casino “La Sociedad”, con el tiempo alguna vez pensé que el nombre de Sociedad sería un residuo de lo que pudo ser en origen una “Sociedad Económica de Amigos del País” tan en boga en lustros anteriores, algún día trataremos de desenredar este asunto. Porque el ovillo va deshaciéndose poco a poco …; ahora resulta que antes del Casino con sede en la calle Ramón y Cajal número 15 enfrente de la plaza, (ocupada hoy como casa familiar de la primogénita de Manuel García Mercado) tuvo su sede inicial en la casa que conocemos como casa de Parras, en Ramón y Cajal 18; su dueño Francisco Martínez Lara, persona muy acaudalada conocida como “Barba”, nacido en 1854 y muerto en 1923, fue durante años quién encabezaba el Partido Conservador en Higuera de Arjona, aquel partido creado por Práxedes Mateo Sagasta en el año 1876. Recordemos lo publicado en el artículo sobre la Casa del Ayuntamiento de Lahiguera, donde se dieron amplias referencias, a la relación de los Martínez Lara con quien fuera presidente del Gobierno de España en reiteradas ocasiones. Y que el nombre de D. Práxedes Martínez Calero, conocido popularmente como “el alemán”, se debió a la relación de su padre con Práxedes Mateo Sagasta.

El Partido Liberal-Conservador (conocido generalmente como Partido Conservador) fue una formación política española creada por Antonio Canovas del Castillo en 1876, al tiempo de solicitar a Alfonso XII que asumiera la corona española tras el fracaso de la Primera República. El partido Conservador estuvo activo entre 1876 y 1931, fue fundado por Antonio Canovas del Castillo. En 1885 firmó con el Partido Liberal de Sagasta el Pacto de El Pardo, por el que ambos partidos acordaron alternarse en el poder a la muerte de Alfonso XII, lo cual fue garantizado gracias a las redes caciquiles con que ambos partidos contaban por toda España e impidió que ideología entonces radicales (socialismo, anarquismo, republicanismo) obtuvieran el poder y destruyeran la monarquía.

El Partido Liberal fue un partido político español creado en 1880 por Práxedes Mateo Sagasta y que, con el Partido Conservador de Canovas, constituiría el sistema bipartidista con alternancia en el gobierno que caracterizaría a la Restauración española durante el tramo final del siglo XIX y el inicial del siglo XX. Su programa político incluía la consecución del sufragio universal masculino —objetivo que vería cumplido en 1890—, la libertad de asociación religiosa y la separación de poderes; y aunque cabría calificarlo como un partido dinástico, a principios del siglo XX algunos políticos que más tarde serían prohombres republicanos militaron en sus filas, como Niceto Alcalá Zamora.

En 1898, España contaba con 18 millones de ciudadanos, de los cuales aproximadamente el 60% eran analfabetos, que se convertirían en 1914 en 20 millones, y el 70% vivía en ciudades de menos de 5000 habitantes. Un tercio del P.I.B. provenía de la agricultura y dos tercios de la población obtenían sus rentas del campo. Si esta era la media nacional, no supongo que Lahiguera estuviera como localidad con mejores estadísticas.

Después de un bosquejo de conservadores y liberales y del contexto sociocultural de España, volvamos a referirnos al enfrentamiento de los políticos locales que representaban esas opciones políticas.

Parece que las relaciones entre los hermanos Francisco y Mateo Martínez Lara fueron normales, pero con el paso de los años, muerto  Mateo Martínez Lara en el año 1901, las relaciones entre Francisco Martínez Lara (Barbas) y su sobrino D. Práxedes Martínez Calero (El alemán) fueron poco amistosas y familiares, quizá debidas a las rencillas que ocasionaron las prácticas políticas de aquellos años de las primeras decenas del novecientos. Pues siendo el tío cabeza de los conservadores en Higuera, su sobrino era el jefe del grupo liberal del pueblo.




Grupo de amigos, posiblemente grupo de políticos conservadores de Higuera, donde figura Francisco Martínez Lara (Barbas) y su hermano Mateo Martínez Lara (Padre de D. Práxedes Martínez Calero, conocido como “el alemán”)

“Barbas” estaba casado con María Paz Navarro Pérez de Aranda, nacida en 1861 y fallecida a los 41 años el 7 de diciembre de 1902. Ambos aglutinaron cuantioso capital, por lo que durante muchos años fueron los grandes capitalistas de Higuera en la persona de su hija María Teresa Martínez Navarro, que caso con Antonio Parras Jiménez (tras la ruptura, en la juventud, de un noviazgo de Teresa Martínez Navarro con su primo Manolito Martínez Calero, (¡un anecdotario completo requería esta historia!), este matrimonio no tuvo descendencia, por lo que el capital pasó a dos sobrinos del marido.

Una anécdota para concluir de momento este tema, es la que se produjo en el casino de “Barba” un día que jugaban al billar el médico del pueblo D. Jesús Couto  Fidalgo (gallego) con otros socios de la sociedad y llego “Barba” y les advirtió que tuvieran cuidado con la tela de la mesa de billar, para que no la rompieran, quizá con el tono prepotente que tienen los poderosos por dinero, (la casa y el billar eran de Barba el más rico del pueblo) por lo que el médico le respondió: “Barbilla, nosotros sabemos jugar”, ofendido “Barba”, ni corto ni perezoso, saco su pistola y el médico escondido bajo la mesa de billar le decía: ”Tira cobarde”; pero la mesa era del ofendido y no iba a dañarla, con lo que al poco se saldó el incidente con la mediación de otros miembros de la sociedad y las aguas conservadoras volvieron a su cauce. Don Jesús Couto Fidalgo fue médico del pueblo a comienzos del novecientos, se refieren a él como a una persona bastante emprendedora. El fue el que construyo la casa situada en Gran Vía, 19, en 1903 y que habitó hasta 1908, año en que murió electrocutado en su hogar.

El sobrino D. Práxedes Martínez Calero (El alemán), abogado, había estudiado en Madrid y aunque no se tiene certeza que fuese diputado, se sabe que constituyó en Higuera un grupo liberal, que aglutinaba en el otro Casino (que llamaremos liberal para diferenciarlo del conservador), situado en la casa que fue posteriormente casa del practicante del pueblo Pepito Del Nido Martínez, y hoy es sede de la Farmacia de D. Tomas Arrazola Moreno en Ramón y Cajal, 23.

El activismo político del “alemán” era tan grande que se recuerda dando mítines desde el balcón del casino liberal referido, de modo que lograba atraerse a las masas menos favorecidas de obreros, por lo que siempre conseguía la mayoría en los comicios municipales. El partido liberal representaba el ala más progresista ante el pensamiento caciquil de los conservadores, del que los mismos liberales no estaban exentos. El sector político de la izquierda, era casi marginal por su cuantía, aunque tenemos datos del reducido grupo de políticos que militaban en Izquierda Republicana y en Unión Republicana a mediados de los años treinta, de los que daremos referencias en otra ocasión.

La Peña era una “Sociedad Cultural y Deportiva” sería cultural por lo de los periódicos (aquí creo no era el ABC, sino EL PUEBLO y si el Jaén) y deportiva por eso de que allí se veía el futbol también en la tele. Jamás ni en una sociedad, ni en otra se patrocinó ni un torneo de ajedrez, un concurso de poesía o novela o se abrieron como promotores a algún progreso o novedad en ningún campo. Se dedicaban a jugar la partida, en algunos casos se jugaba bastante por la noche, y a estar en el bar, donde se daban algún café de desayuno, muchas ligas para el almuerzo y las cenas. Lo normal de muchos socios era irse a tomar el café tras el almuerzo en casa, y ya quedaban allí hasta la noche.

Pronto La Peña comenzó a tomar fama y consiguió gran cantidad de socios y visitantes de fuera por sus buenas tapas, mientras el Casino mantenía una buena cocina pero más tradicional. La verdad era que cuando uno quería lucirse con algún visitante, elegía La Peña por las tapas que servían Alfonsito y  Purita como cocinera. En las tardes noches de verano las terrazas de ambas sociedades se llenaban de gente y con el paseo y la música de la banda municipal, constituían la diversión de las familias. Los jóvenes seguían con los paseos.

Años después el antiguo Cine Palomares se destruyó y se hizo una casa nueva adecentada para tiempos más modernos a donde se traslado “La Peña”, y después con el paso de los años se convirtió en el “Bar del Salva”, cuando la peña se extinguió.

También por aquellos años cincuenta se hizo durante algunos años una Verbena en la Calle Ancha, la calle más importante del barrio de arriba, que sin duda volvió a retomar el aspecto popular que tuviese en tiempos pasados como zoco o feria local para la compraventa de los productos del campo y de animales.  El alma de aquella Verbena era la música de un grupo de músicos entre los que recuerdo a “Follarate”, mejor dicho José Hermosilla Martínez buen músico y persona. Eran los tiempos del cha-cha -cha “La cucaracha”.

Parece ser que en los años finales del siglo XIX se estableció el Casino como sociedad, primero en la casa de Parras y después en la misma calle Ramón y Cajal número 15, era aquel un edificio construido ex profeso para la sociedad que agrupaba los poderes fácticos de aquellos tiempos, quizá con una mentalidad algo caciquil.

Grupo de amigos en el postigo del Casino: Luisa Ojeda, D. Antonio Salcedo (médico del pueblo) D. Antonio Chamorro, Tiburcio, (conserje que aparece sirviendo), Ildefonso Martínez, Paco Pérez, detrás Gonzalo con la cara tapada por la bandeja y Gilberto García

La fachada se mantiene igual excepto las medias ventanas que daban a la calle a ambos lados de la puerta de entrada. Al edificio se accedía por una cancela acristalada, que daba paso a un salón cuadrangular amplio, con una columna de hierro en el centro (pintada en verde oscuro) y cuatro vigas en las cuatro direcciones que le daban consistencia al amplio salón de arriba. El salón de abajo estaba dotado de sofás decorados en terciopelo negro y amarillo, que después llegamos a ver los nuevos socios  en la sede actual del Casino en la llamada “Casa de Gonzalo” en la esquina de la derecha de la Plaza.

En el segundo cuerpo a la derecha estaba la barra del bar, a la izquierda en el fondo la escalera de acceso al gran salón de arriba que daba a la calle y del que se conservan los mismos balcones, en el balcón de arriba que daba al patio, había una habitación muy usada por los jugadores de cartas, que en muchos casos proporcionaron desgracias en los perdedores y beneficios a ganadores. Una cosa que llamaba la atención por aquellos tiernos años era que en el segundo cuerpo abajo había una mesa a la izquierda en el bar y como una cabina acristalada para el teléfono de la sociedad. Este casino agrupaba con el tiempo a los sectores significativamente más politizados de aquellos tiempos, como los miembros de la CEDA en la Higuera.

En la foto aparecen de izquierda a derecha, José Hermosilla, Felipe Zafra Gavilán, Manuel Martínez Liébana, en la fila de abajo: Pedro Teruel Muñoz, Rafael Teruel Muñoz y Miguel Cortés, que después sería maestro de la banda. Este grupo de músicos fueron el alma de las Verbenas y de los bailes de las bodas en los años cincuenta y sesenta. (Foto tomada de Facebook La Higuera)

Los guateques proliferaron poco a poco y muchos jóvenes del pueblo, terminaron haciendo los suyos con la gente de su pandilla. Los guateques de verano en algún patio eran habituales todos los domingos.

El paseo en Higuera de Arjona tenía dos escenarios, si era invierno el paseo se hacía desde el Cerrillo hasta la entrada de la Plaza, parece que el paso del los aires y del frío era menor que en la plaza y lo normal era comer pipas tostadas y saladas compradas en el kiosco de Colin o del Cojo de María la Peregila y su Cipri, las castañas pilongas o no, las chufas de la Trini y los caramelos vespa; en verano comprábamos helados de Colin tipo ”mantecao”, que llevaba también “Maeo” cuando iba a Higuera, también muy solicitados y apreciados. En tiempo de verano  los niños buscábamos herraduras en los ruedos para cambiarlas por polos de fresa, limón, naranja, etc. Poco duraba el refresco después de pasar tanta calor en las búsqueda de los hierros necesarios, también se comían  garbanzos tostaos que iban a vender los torrecampeños, muy especializados en ello, pero se utilizaban quizá más en las tabernas acompañando al calimocho de vino manchego.

 Esto es parte de una realidad, la que vivíamos de cerca, pero no toda la juventud de Higuera tuvo esas relativas facilidades, otros tenían que aprovechar para hablar con la muchacha de sus sueños, aprovechando algún anochecido, en que ella salía a comprar o a otro recado real o fingido para salir, y así sola o mejor acompañada, poder tener la opción de solicitarle relación y entablar un principio de relaciones.

Era muy corriente, que la damisela demostrara algo de indiferencia y se negara a aceptar esa primera proposición, había que insistir dos o tres veces para hacerse más de merecer, parecía  que si decía que si, a la primera de cambio era como si estuviera esperando y eso no estaba bien visto socialmente en el pueblo, pero el joven aguantaba carros y carretas y no tenía en cuenta los rechaces primeros. Volvía a insistir otro par de veces, y la cosa quedaba arreglada, aunque había muchachas que no aceptaban de ninguna forma, y como consiguiente le daban "calabazas". Ya de acuerdo, primeramente se veían un ratito al anochecer medio escondidos, para que no pudiera verlos gente de su familia, vecinas, etc., que se lo pudieran decir a sus padres. Tenía que echar algún achaque para poder salir ese ratito a la calle, porque si tenía que hacer alguna cosa lo había dejado para esas horas, o tener que ir a dar algún recado a alguna amiga (mentira, suerte que había pocos teléfonos).

El muchacho aguardaba esperando por la zona de la casa de ella, para que ésta saliera y ya juntos irse a dar una vuelta por algunas calles, muchas veces a paso más rápido de lo deseado. Pero el tiempo iba pasando y la relación se fortalecía con el paso de las semanas y los meses, y al poco tiempo, ya se les veía ir juntos, lo mismo por el día, que por los atardeceres y anochecidas, sin importarles nada, y los domingos se mantenían para ir de paseo con alguna amiga, o no, según la relación de las chicas, se aceptaba ir solos o permitir a esa amiga intima que presenciase esos primeros pasos del nuevo amor con el paseo en la compañía de la amiga íntima de ella. Lo cual para muchos varones no era plato de gusto.

 Mientras todos estos pasos se van dando, las familias de uno y otra andan congraciadas en silencio, como no habiéndose enterado de nada, y permitiendo que el proyecto de los jóvenes continuara en el caso de aceptación mutua por parte de unos y otros. En otros casos los jóvenes comprometidos comenzaban otra batalla con los suyos en caso de desavenencia, y no aceptación de uno u otra, lo cual provocaba en muchos casos la ruptura y hasta enfrentamientos de las familias de forma más velada o menos.

Los padres de la muchacha, se habían enterado del asunto pero de esto no se hablaba nada en casa al menos delante de la hija, aunque fuese un secreto a voces. Tenía que ser ella la que cara a cara se lo dijera, pasaban los días con la idea de hacerlo, pero no se encontraba la ocasión propicia…siempre lo dejaba para el día siguiente. Se juntaban los novios, y él normalmente le decía "¿se lo has dicho?", y ella le tenía que contestar que "no, pero se lo voy a decir". Por fin llegó ese día, la muchacha tuvo coraje para decírselo a su madre, y ésta a su marido. Si el chico era de su agrado, no ocurría nada, pero si era al contrario, había sus consabidas tensiones, enfados y regañinas. En casa del muchacho ocurría igual, pero era menos el ruido salvo que fuese algo inaceptable para ellos.

Tenían muy en cuenta la posición económica de cada familia, pues esa circunstancia era considerada cosa muy importante, como es natural todos aspiraban a casarse con la mujer de sus gustos y amores, pero ese deseo no estaba desligado de la aspiración de mejorar socialmente al casarse ella con uno más rico o él con una rica, mejor si “él o ella tienen un pedacico de pan” o estudios.

Cuando el noviazgo se consideraba oficial, los amigos le rompían la teja al novio en presencia de la novia, el acto tenía lugar en la puerta de la novia, estando ellos hablando: Se presentaban por la noche en la puerta de la novia cuando hablaban los dos y se le preguntaba al novio: ¿La novia o la teja? El novio respondía que la novia y se destrozaba la teja a sus pies, entonces ya eran oficialmente novios y el novio invitaba generosamente a los amigos y hermanos de la novia. La gente del pueblo veía por la mañana los trozos de teja y se enteraba de que el noviazgo era ya oficial.

     Desde entonces autorizaban los padres a ella, a que la pareja hablaran en la puerta de la casa, procurando siempre no cruzarse con el padre al principio; en tiempos anteriores se daba la circunstancia, que algunas casas tenían ventana de alguna habitación de la planta baja a la calle, después de cenar iba el novio provisto de una manta, que ponía cubriendo dicha ventana y él metido debajo, para hablar con ella, (después lo de la manta se perdió) o hacerse caricias, con algún beso entre barrotes de la ventana de hierro. Después, cuando paso el tiempo, pasaron a hablar y lo demás… al zaguán de la casa, salvados los mozos de las inclemencias del tiempo y algunos envueltos en la cortina o cortinón de la entrada.  Parte de los descansos de los niños de jugar al marro los empleábamos en espiar a algunas parejas muy ardorosas  Eso era lo oficial, porque también había encuentros no oficiales que en muchos casos concluían con embarazos sin mediar ventanas ni barrotes.

Avanzó más el tiempo, y entonces era normal pasar a la casa de los padres de la novia, el proceso era que cuando se veía conveniente por el tiempo de noviazgo, ella se lo decía a sus padres, y una noche después de cenar entraba el novio a casa de la novia, para solicitar el permiso de los padres de ella que serían sus suegros, si no tenían inconveniente el que siguiera en relaciones con su hija como lo había hecho hasta ahora.     Para el joven aspirante a yerno era una situación un tanto embarazosa, pero el que algo quiere… algo le cuesta, había que pasar ese rato y ponerse "colorao" por ser un momento muy vergonzoso para muchos, pues él también pedía permiso para entrar. …Ya al día siguiente, no era hablar casi a escondidas como a lo primero, ni en la puerta solamente, pues el novio entraba en la casa por las noches, después con el tiempo a cualquier hora. Allí estaba un rato de charla con los familiares y luego un poco a la puerta, como para despedirse y hasta mañana, pero las despedidas eran mucho más largas que lo deseado y algunas mamas llamaban a su hija o si eran más modosas se lo decían para  que el día siguiente fuesen más breves. La realidad era que se aprovechaba la ocasión en que los novios se quedaban solos y entraban en sus juegos amorosos.

En otros casos, esto se hacía solamente algunos días como los jueves, sábados y domingos, en el resto de los días de la semana, si se veían al anochecer o el anochecido, hablaban un rato pero nada más, que no era ocasión todos los días de ir a casa de ella y pasarse allí bastante rato hasta la hora de acostarse los padres, después el joven se iba a su casa o al bar con los amigos.

El muchacho pasaba, con el tiempo; a cualquier momento a casa de la novia, pero ésta no hacía lo mismo, salvo que fuese con ocasión de un hecho festivo como podían ser bodas de hermanos, bautizos de sobrinos o por alguna desgracia como el fallecimiento de abuelos u otros familiares del novio.

Tiempos atrás si la pareja tenía que salir a alguna película  al Cine Palomares o al teatro o ver un espectáculo de cantaores, tan frecuentes en temporadas posteriores a la recogida de la aceituna, en que compañías itinerantes acostumbraban a visitar nuestro pueblo en busca del dinero fresco de los cogedores de la aceituna. La pareja tenía que ir en compañía de algún familiar, bien de casa de él o de la casa de ella, pero nunca solos. No por eso, se evitaban el que hubiera casos de aumento de familia sin estar casados, lo que precipitaba el matrimonio para guardar en lo posible las apariencias y poder “vertirse la novia de blanco”.

Con el paso del tiempo, la cosa iba para adelante, hasta que se tenían que formalizar  los acuerdos de matrimonio entre las familias. Y se hacía la “Petición de mano”, que algunos llamaban “comprar a la novia”. Una noche, fijada de antemano, los padres del novio, (si no los tenía, en su representación algún familiar, sus tíos), iban a la casa de la novia a visitar a los padres de ella o a sus representantes, para solicitar de los padres de ésta el consentimiento para que se celebrase la boda.

Foto de una boda de los años 60. Los novios entran en la plaza, al fondo la casa que fue Casino.

Una vez obtenido éste, se trataban los detalles prácticos, todo lo relativo a fecha, invitados, y demás detalles, se quedaba, ya en firme entre las familias en preparar todo lo concerniente a la boda de los dos jóvenes. En esa noche se hacia la “Petición de mano” de la novia, con regalo de pulseras, pendientes y o anillos, aparte de otros regalos, y la familia de la novia preparaba como un pequeña cena en frío con vino, cerveza, jamón, queso, mariscos, etc. El novio también recibía su regalo de parte de la novia, casi siempre unos gemelos de oro o un reloj del mismo metal, en el caso de los más pudientes.

Grupo de amigos en una boda en cine de verano de finales de los años setenta. (Foto tomada de Facebook La Higuera)

Una vez decidida la fecha, se avisaba al párroco, quien empezaba a "arreglar los papeles" y se fijaban los domingos o fiestas en que se leerían desde el altar mayor las amonestaciones.

Si había que pedir dispensa de algún impedimento, el párroco hacía los trámites.

El primer domingo o fiesta en que se leían las amonestaciones o proclamas había en el pueblo gran expectación y nerviosismo en los protagonistas. Y la expectación crecía cuando en la misa parroquial, acabado el sermón o terminada la lectura del evangelio, el párroco, casi siempre con la misma fórmula decía:

 "Sepan todos los presentes que, con el auxilio de la divina gracia, quieren contraer matrimonio, según lo manda la santa madre Iglesia y el Concilio de Trento lo dispone, de una parte Don... (Nombres y datos de los contrayentes). Por todo lo cual, si alguno conoce algún canónico impedimento de consanguinidad, afinidad o espiritual parentesco, por el cual este matrimonio no pudiera ser válida o lícitamente contraído, debe manifestarlo en conciencia cuanto antes. Esta es la 1ª, 2ª,  o 3ª amonestación”.

En épocas pasadas la lectura de las amonestaciones antes de la boda era muy importante. En la actualidad se reducen a citar el nombre de los contrayentes en aras de la brevedad e incluso en algunas parroquias de las ciudades las listas de los contrayentes se ponen en el tablón de anuncios.
Quizá como ahora hacen cursillos prematrimoniales, se les da menos importancia a las costumbres antiguas.

Era lo habitual que  si no había peleas de los novios, cuando el varón volvía de la mili, en unos casos se comenzaba a hablar de boda, en otros, la mayoría se esperara a que el varón tuviera 25, 26 0 27 años para casarse.

Desde que el noviazgo se formalizo, los novios comenzaron a hacerse regalos de joyas, objetos de decoración o adorno y cosas de los ajuares, que la novia guardaba en espera de poder tener su casa para colocarlo. Se regalaba a la novia o al novio en sus onomásticas, cumpleaños, Navidad, Reyes, aniversario de compromiso, ferias. etc. El capítulo de los regalos en caso de desavenencia firme, suponía la devolución de los regalos entregados durante todo el periodo de noviazgo, este asunto suponía un llevar y traer, durante algún tiempo en el pueblo y en muchos casos era tema de conversación durante una temporada. En otros casos no se devolvían los regalos, considerándose lo “comio por lo servio”, si se había entregado dinero para el ajuar o las joyas, ninguno devolvía nada, daban todo por zanjado y pagado uno a otro, con el tiempo que habían mantenido la relación.

 Los padres de la novia iban poco a poco preparando el ajuar de la hija, los ajuares eran amplios dependiendo del poder adquisitivo de las familias, en algunos casos era tan escandaloso en número de juegos de cama, etc, etc que se supone que la hija no tendría que comprar ni una sábana durante toda su vida. Esto ocurría en tiempos más modernos, en tiempos de casamiento de nuestros padres se casaban con lo imprescindible para empezar su vida en común y en algunos casos con escasísimas pertenencias dependiendo de las posibilidades económicas de los padres, del trabajo, etc.

En Higuera de Arjona se tenía la costumbre ancestral de que los padres de la novia dotaban a la hija de ropas, muebles, electrodomésticos, etc. era todo lo concerniente al dormitorio, cocina, estar, etc.

Los padres del novio pagaban el convite de la boda y dotaban al hijo de una vivienda donde poder comenzar una nueva vida de casado, cuando no se daba vivienda se pagaba el alquiler durante el primer año, y en otros casos no se facilitaba nada de la vivienda y quedaban a vivir con los padres de ella o de él.

Lavando la lana para el colchón de la nueva familia, antes de la boda. (Foto tomada de Facebook La Higuera)

Como había que preparar toda una casa para los novios, había que dotarse de un cómodo y reconfortante colchón donde pasarían casi un tercio de su vida, así que con tiempo la familia del novio se aprovisionaba de lana de oveja, que se lavaba en las “Pilas” de los “Grifos”, se secaba y posteriormente se “abría” para quitarle los restos vegetales que hubiesen recogido las ovejas en el campo. Recuerdo como muchas familias antes, al no disponer de medios con que comprar la lana, tuvieron en aquellos tiempos anteriores los colchones rellenos de “farfolla”, que no era otra cosa que las hojas que envolvían las panochas de maíz, y que proporcionaban un sonoro referente a cada movimiento de los en la cama estaban descansando, ¡imaginaos si se movían...!

LAS  BODAS DE ANTES
 La celebración de la boda en el pueblo, normalmente había venido precedida de un prolongado noviazgo, con sus distintas etapas de trato mutuo por parte de los novios y de aceptación por parte de las respectivas familias. En otros años, no lejanos, casi todas las bodas se celebraban en el pueblo y la costumbre aceptada era que se celebrara en el de la novia, si el novio era de un pueblo de fuera. En ellas participaban los invitados por ambas partes, que eran casi todos los familiares más allegados y los amigos del novio y de la novia.

Postal que se enviaban los enamorados en 1911.

Con 10 ó 12 días o un mes antes de la fecha de la celebración de la Boda, lo mismo por parte del novio como por parte de la novia, salían por las tardes un par de mujeres de sus familias, con una lista en la mano, para ir a las casas apuntadas (que ya se había decidido invitar con anterioridad entre todos los de la casa), a hacerles la invitación a la Boda a los vecinos del pueblo o a poner en el correo la carta con la invitación oficial, aunque previamente con meses de antelación ya se había comunicado a los familiares y amigos del pueblo o de fuera la celebración del acontecimiento familiar. Esto después lo hacían los novios y algunos lo siguen haciendo.

Mostramos a continuación cuatro parejas de recién casados de Higuera de Arjona que celebraron su matrimonio allá por los años de 1920 y siguientes.

 Manuela García y su marido Manuel.

 Pareja de novios en los años 20.

Pedro Pérez y Úrsula Cano, años 40.

Antonio Morales y Segunda Mercado, años 20.

Para hacer las invitaciones se comenzaba por elaborar una lista de familiares más allegados, familia completa en este caso de los abuelos, padres y hermanos de los novios y sus cónyuges o novias, consuegros, primos hermanos de los padres (Si se había decidido invitarlos en la noche de “Pedida de mano”), vecinos de una y otra casa, allegados de unos y otros, También en algún caso se atendían como invitados algunos compromisos de los padrinos de boda, que normalmente compartían entre el padre de la novia y la madre del novio, en otros casos era algún hermano mayor con otro miembro de la otra familia o con su esposa.
También se invitaban a los amigos y amigas de los novios y sus novias y novios respectivos. Eran invitados algunos compañeros de la mili, del trabajo o a los patronos si trabajaban fijos en su casa o eran sus manijeros y a la inversa. La vecindad más directa también era invitada tanto en una dirección como en la otra y en número dependiendo de las relaciones personales que mantuvieran.
Antiguamente había otro tipo de invitados de menor compromiso que eran invitados a acompañar la ceremonia de la boda y finalmente se invitaba a otros jóvenes al baile, eran conocidas de poca amistad, aunque no se les invitaba al banquete. A pesar de que antes de las amonestaciones se avisaba a los invitados por si se tenían que hacer algo de ropa, el día de la víspera salían los novios con los hermanos y primos a convidar pues entonces no se hacían invitaciones.
En las bodas de tiempos más atrás, con bastante tiempo de antelación, empezaban las mujeres a hacer algunos arreglos de las casas del novio y de la novia, para luego dedicarse a pintar, para dejarlo todo a punto, y solían ayudar jóvenes de su familia.
Muchas bodas se celebraban en las casas del novio, después empezaron a celebrarse en el cine Palomares. Si la boda se hacía en la casa del novio, como ocurría al principio, según se acercaba la fecha la familia del novio se dedicaba a ir por las casas de la vecinas y hacían acopio de vasos, jarros, platos, fuentes, ollas, botellas vacías de anís para el resol y otras piezas de las vajillas de uso de las familias de la vecindad del novio y de la novia, para poder atender la demanda de servicio que la boda le requería. Se hacía esta práctica habitual ante la imposibilidad de disponer en una casa de todo el vedriao que se necesita para los invitados, al igual que hacían acopio de sillas y bancos, que se colocaban en todas las habitaciones que con este propósito se habían dejado libres con anterioridad, utilizándose todos los espacios disponibles, pasillos y patios según el tiempo.
Para conocer la pertenencia de cada pieza prestada, se escribía el nombre del vecino propietario, en un papel de sellos y se pegaba en el culo de los platos y vasos. Para que no hubiera confusiones, iban haciendo una lista, de cómo era la vajilla, y poniendo en la parte de abajo por fuera en el culo, unas gotitas de lacre derretido, o la anotación y para sillas y bancos, si no tienen una denominación conocida, con unos hilos atados a las patas en la parte de abajo, quedando amueblada la casa para dar asiento a los invitados, que a veces no encontraban asiento por  decisión de asistencia de última hora, lo que provocaba el sofoco de los padres organizadores de la comida o cena, hasta que finalmente se quedaban todos colocados. Era normal ver a Juana la Loca contar las parejas que formaban toda la fila de acompañantes camino de la Iglesia para incrementar las mesas y sillas a última hora. Las sillas se marcaban en algunos casos con las iniciales de los propietarios, labor que realizaban ellos mismos para evitar pérdidas y confusiones. En casa de mi abuelo siempre vi sillas marcadas a hierro como las reses por esta causa.
En realidad había de todo tipo de bodas, según las circunstancias personales, había que no tenían banquete por escasez de recursos, por fallecimiento reciente de algún familiar directo y la boda era de luto, sin comida. Otro tipo de boda era la que iba precedida de “La Cencerrada”, pero ¿Qué era la Cencerrada?, En el año 1729 el diccionario de Autoridades definía la cencerrada como algo que "en los lugares cortos, suelen los mozos las noches de días festivos andar haciendo este ruido por las calles y también quando hai bodas de viejos o viudos, lo que llaman Noche de Cencerrada,

El diccionario de Autoridades la define someramente. Más explícito es el Diccionario de Ayala, fechado en 1693. Su autor escribe: "… quando un viejo se casa con una niña o un moço con una vieja, o dos sumamente viejos, o alguna, aunque no sea muy anciana, ha tenido muchos maridos y se casa tercera o quarta vez., la gente popular acostumbra darles chascos la noche de boda, habiendo ruido con sartenes y hierros viejos o cencerros”, de donde tomó el nombre y a esto llaman cencerrada. En casi todos los pueblos fue costumbre la “Cencerrada”, aunque en la actualidad haya desaparecido.
En otras ocasiones respecto a la comida, cuando los contrayentes no tenían medios económicos, sus familiares, amigos y allegados, llevaban a casa del novio o la novia algunos animales vivos y alimentos, que luego compartían a modo de convite, junto a lo que podía aportar la familia del novio y la novia en buena armonía.
Las bodas de carne, eran casi siempre por la noche, era una cena que se hacía en la casa del novio, no sé por qué eran consideradas bodas de pobres, en realidad yo fui a alguna y la comida era exquisita. Recuerdo que un señor muy grande y fuerte se comió tres platos de albóndigas, comía bien, me quede asombrado, cuando era joven, en nombre y representación de mis padres fui a la boda de una persona, muy apreciada en la casa.
Aunque en las casas también se hacían almuerzos con chispillas, lo habitual del menú de boda era una buena sopa de albóndigas con carne de pavo y gallina, (se criaban uno o dos pavos según invitados y con ellos se hacía la sopa o se freía la carne),  en muchos casos se repetía si se quería,  en algunos casos entretanto se iba tomando un plato de embutidos, queso y jamón en medio de la mesa, vino y cervezas y para postre un trozo de “Manta” y como bebida vasos de “Resol” de café y de limón, en botellas con la superficie estriada y con una moña de papel de seda de colores que se utilizaba como tapón. Las bodas eran un alarde de comidas en la mayor parte de los casos, en los que no era así y la comida era escasa, se comentaba en el pueblo y la familia del novio quedaba en entredicho por engurruñidos.
La mayoría de las bodas de aquellos años, terminaban con música. Los músicos más habituales por aquellos años  cuarenta y cincuenta eran Rafael el Crisanto y su hermana Luisa. Es de recordar el gracejo personal que tenía “El Crisanto, tanto en el trabajo de pintor, como en el desarrollo de su faceta artística. Cuando iba a las bodas a tocar sus pasodobles, tangos o boleros, a veces le acompañaba su hermana Luisa que como autodidacta aprendió a tocar bien la guitarra, con la ayuda de su padre.
Cuando su hermana lo acompañaba a tocar, Rafael preguntaba antes de comenzar su actuación ¿Si deseaban la pieza “solemne o acompañao”?, si era “solemne” interpretaba él sólo con el saxofón y si era acompañao tocaba su hermana Luisa la guitarra también.
No sé si los recuerdos son fiables, pero la gran afición a la música de ambos les venía de su padre Pedro Teruel (“El tío Perico”), que era bastante aficionado a la música y enseño a sus hijos todo lo que pudo. Parece ser que aquella manera referida más arriba de “solemne o acompañao”, venía de él.

Pedro Teruel, llamado en el pueblo ”Tío Perico” debió ser muy aficionado a la música. Parece que ceceaba, desconocemos su origen. Era vendedor de pescado y murió en 1934. (Foto tomada de Facebook La Higuera)

Un banquete de  boda celebrado en casa particular.
Grupo de jóvenes celebrando una boda en la casa del novio, años 60.



Luisa Teruel Muñoz (conocida como “Luisa la de Pellica”) y su hermano Rafael (conocido como “El Crisanto”). En la foto de la derecha Luisa con la guitarra y su hermana Josefa (“Pepa la Crisanta”). (Foto tomada de Facebook La Higuera).













Normalmente la gente de mayor poder adquisitivo hacía almuerzos y no ponían sopas ni carnes, sino un abundante plato individual de embutidos, jamón, lomo, chorizo, queso, almendras, aceitunas, patatas fritas, etc., que se llamaban” chispillas”, estas chispillas se podían repetir, y mezclada con abundante cerveza y vino tinto, moriles, etc. era más que suficiente para llenar los estómagos de los invitados más tragones. Después igualmente se tomaba la típica “Manta”, roscos de baño blanco y vasos de “Resol” para el postre. También se servían en estas bodas dulces de Casa Campos de Arjona.

Mesa preparada para la boda. En este caso por el tipo de sillas y por el enladrillado del suelo, parece que se celebraba en una casa particular. Sobre el mantel de papel “biscuter” de cerveza El Alcazar, alguna que otra gaseosa con sabor naranja o limón, los platos de “chispillas” el vino amontillado y tinto, la “Manta” rellena de chocolate, los fruteros con los dulces de Arjona, y las botellas de “Resol” de limón y de café. (Foto tomada de Facebook La Higuera)

Boda de Manuel Mercado Cubillas y Francisca Gavilán Pérez, año 1970.

Panorámica del Cine Palomares con la disposición de mesas preparadas para el banquete de bodas.

Situados todos los invitados comienzan a servir la bebida los camareros en las mesas.

En el discurrir de la comida los novios recorren las mesas para comprobar la atención a los invitados

Años después se servía un menú en el Cine Palomares, a modo de catering, traído y servido por alguna casa de Andujar dedicada a dar banquetes, pero eso ya era en los años 70.
Tanto para las comidas cenas de carne en las casas como en el cine, había unas personas del pueblo dedicadas a preparar comidas, bebidas y todo lo referente al banquete, junto con la familia del novio. Recuerdo que se dedicaron a este menester: “Paca la Cochera”, “Clara la de Panblanco”, “Juana la Loca”, y el “Niño las medias” (que también era camarero del Casino). Estas mujeres del pueblo que eran cocineras eran las encargadas de la preparación de las grandes cantidades de comida que se necesitaban.
Una de ellas hacía de directora y las demás ayudaban, aunque ella era la encargada de preparar primeramente las albóndigas y los platos de dulce para los postres. Como es natural, para todo esto tenían que ayudar la gente del alrededor, los de la casa y familiares.
Había la costumbre, que permanece, de que en días anteriores a la boda la novia “enseñaba la casa” donde a modo de escaparate, quedaba expuesto todo el ajuar de la novia para satisfacción de los padres. Esto provocaba visitas continuas por las tardes de jóvenes casaderas, parejas, y mujeres de todas las edades.
El día anterior, o sea la víspera, por la mañana iban los novios al Juzgado, para en la oficina del Registro Civil, hacer expediente de solicitud de casamiento. Después del casamiento en la iglesia el Jefe de los Municipales entregaba al novio el citado documento. El matrimonio civil ahora se celebra ante el Juez o el Alcalde o funcionario señalado legalmente con dos testigos mayores de edad y se deberá acreditar previamente que se reúnen los requisitos de capacidad exigidos legalmente.

Grupo musical de Higuera de Arjona de los años sesenta que tocaba en las bodas. Son Felipe Zafra Gavilán, Pedro Teruel Muñoz, “El Niño Chorreones”, Manuel Martínez Liébana y Rafael Teruel Muñoz en plena actuación. (Foto tomada de Facebook La Higuera)

Lo que sí han hecho los novios en unos días antes, ha sido el reunir a sus amigos y amigas, lo mismo solteros que casados, para ir una noche a un  bar o restaurante e invitarlos a beber y tomar tapas, como despedida de solteros, esto pertenece a tiempos más modernos.
Llegado el día señalado, toda la vida del pueblo giraba en torno al hecho de la boda porque todo el pueblo participaba de alguna manera con el jolgorio consiguiente.
 Por fotos antiguas y por la que me cuentan personas mayores, voy a intentar describir a continuación como iban vestidas de novias nuestras abuelas. Utilizaban ropas que desde hace años están en desuso: Algunas de esas prendas interiores, eran: Un justillo de tela, que hoy día ha sido cambiado por un sujetador. Un corsé, que apretado por mediación de cintas, hacían el talle más perfecto. También un jubón, que es sustituido ahora por una faja. Unos pantalones de tela, desde la cintura hasta abajo de las rodillas, que en las bocas tenían puntilla, estaban atados con unas cintas de seda de colores. Para encima de los pantalones, unas enaguas de tela, que eran del tamaño de una falda, con puntilla o tira bordada cosida en todo el diámetro de la parte de abajo. Si la novia estaba delgada, se ponía entonces dos, para aumentar algo artificialmente. Una sobrefalda para encima de las enaguas, que solía ser de vichy. La vestimenta exterior: Encima de la sobrefalda iba la falda, que era en negro y solía ser de tejido adamascado.

 Esta foto de 1895 tiene interés por las ropas del grupo familiar. Son el matrimonio formado por Antonio García Barragán y su esposa María Cortés Bareas que aparecen sentados. En la fila de arriba de izquierda a derecha aparecen sus hijos: Mariana García Cortés (Marianica) casada con Agustín López León, Juana García Cortés casada con Francisco Morales García, Antonio García Cortés casado con Clara Garrido Navarro, Sofía García Cortés casada con Juan José Morales García, y María Francisca García Cortés casada con Eusebio Zafra Ramírez.

Usaban un delantal de raso con bonitos bordados, para la parte delantera encima de la falda. Las medias de algodón, no se usaban todavía de seda. 
Una toquilla, que se ponían sobre los hombros cubriendo parte de la espalda, y cruzados los picos en la parte delantera. Un manto o blonda en negro, prenda de raso, que era mayor que la toquilla, puesto encima que cubría la parte de espalda, cabeza y hombros hasta la parte de delante.
 También sobre la cabeza un velo negro. Sobre los hombros cubriendo más espalda que el manto porque era mayor, un mantón de Manila (o de la China) con flecos, que se cerraba sobre los brazos, en la parte delantera. Para los pies, bota baja que cubría los tobillos, abrochadas con varios botones. En la mano derecha un abanico. A este traje se le conocía como "la novia vestida de manto".
El novio tenía una forma de vestir más sencilla, como ropa interior camiseta de felpa si era en tiempo de invierno, y tal vez calzoncillos largos del mismo tejido hasta los tobillos. La camisa me parece que era de popelín (algodón) en blanco. Debajo de la solapa (cuello de la camisa), la corbata que era en negro. El traje también en negro, chaleco y luego chaqueta (tejido grueso de lana), o de pana lisa o de tejido, de una fila de botones, pequeña, que cubría solo los riñones. Los pantalones muy estrechos, nada de bombachos en la parte de abajo, pues eran llamados "pantalones de tubo".
 Botas en negro sujetadas con cordones. Sombrero en negro corriente. Capa en negro o color azul, con embozos por dentro de terciopelo en color.

Los puestos del padrino y la madrina, eran ocupados por familiares del novio. Durante muchos años se mantuvo esta costumbre. Si se casaba el primer varón de la casa, entonces los padrinos eran sus padres o hermano y hermana; si no los había o así se había decidido en la casa, eran otros familiares, bien primos hermanos u otros allegados a ellos. Para el segundo varón, ya no había conflicto, pues entonces era su hermano y su cuñada casados los primeros. Para el tercero era el segundo matrimonio y así sucesivamente. En las bodas de hoy, es costumbre de ser la madre por parte del novio y el padre por parte de la novia, o incluso son sus padres. La ropaje los padrinos era un traje normal, y la madrina podría ser también "vestida de manto" al estilo de la novia, o con vestimenta normal, nos referimos a las bodas más antiguas conocidas.
En las bodas antiguas tenían la suficiente creatividad para saberse divertir por ellos mismos, cantando y bailando las canciones y los bailes que se conocían por tradición, con los cuales se identificaban.
 En estas bodas, cuando se aproximaba la hora, al segundo toque de campanas de la iglesia, el novio con su madrina y familiares de su rama, se dirigían a la casa de la novia, para encontrarse con ellos y formar así un solo cortejo de fiesta, camino de la Iglesia donde se iba a celebrar la ceremonia religiosa. La comitiva nupcial iba por el centro de la calle y a un lado y otro las mujeres, jóvenes, niños y público en general se acercaba para ver cómo iba vestida la novia, como iban de arreglados todos los invitados, normalmente las señoras solían decirle algo agradable a la novia, referido a su traje, lo guapa que iba, etc..
De la casa de la novia ya salía la novia con su padrino y el novio con la madrina, después los padrinos, los hermanos, tíos, demás familiares y conocidos.
Celebraba la ceremonia religiosa, se pasaba a las dependencias de las sacristía y allí firmaban los recién casados, siendo testigos del casamiento algunos familiares cercanos de los casados, normalmente hermanos, amigos y tíos, se firmaba el acta presentada por un empleado del Juzgado.
   Terminado el acto religioso, a la salida de la Iglesia los novios emparejados recibían una lluvia de granos de arroz que le lanzaban los invitados sobre sus cabezas, suelían ser familiares o amigos y amigas. Parece que querían significar “abundancia” para los casados
 Se encaminaban a la casa o al cine donde se celebraba el almuerzo o la cena, y la comida trascurría con algún ruido por la conversación de la gente y el ajetreo de los encargados de reponer comida o bebida. Al final de la comida, el novio, que con unas cajas debajo del brazo que contenían cigarros puros, iba dando uno a los varones.

Un grupo de amigos en una boda en 1953, en el patio de una casa (Foto tomada en Facebook La Higuera)

Mientras en estos tiempos se termina todo con una comida, refieren las personas mayores que antes se sentaban a la mesa hasta en seis ocasiones, con eso de la “tornaboda”.
   
Ahora llega el momento de darle el dolor al bolsillo, pues es el momento de entregar "la dolorosa”, “la manteca” o “el cumplido”;…en sobre de carta, al poder ser pequeño, se han metido unos billetes grandecitos doblados, que casi siempre es algo más de lo que generalmente cobran por el cubierto, pues ya sabe la gente lo que se cobra por el mismo más o menos. Si son los recién casados los que han de pagar el importe del banquete, siempre les sobra dinero, y si lo pagan sus padres, a ellos le queda lógicamente todo libre. En la parte final de la comida, ya comienza a formarse una fila de asistentes al banquete que van pasando por delante de la mesa que ocupa el matrimonio nuevo con sus padres, dejando cada invitado el sobre referido sobre una bandeja, que a la vez van recogiendo el cigarro puro que les entrega el padrino, y un regalo para las damas por parte de la madrina, e incluso esto último se entrega al tiempo del café en las mesas de los invitados.

Foto de recién casados en el año 1953 con amigos e invitados en el patio de la casa. (Foto tomada de Facebook La Higuera)

Después pasado un tiempo los novios y padres se retiraban a contar el dinero recibido y daban a conocer la cantidad recogida del convite, que se comunicaba a los más allegados. En algunos casos acostumbraban a anotar el dinero recibido si el invitado se identificaba, con idea de devolver la misma cantidad en posterior compromiso reciproco. En otros casos no se escribía  el nombre del invitado e incluso algunos sobres iban vacíos, se ve que la caradura también se daba.
   
Con rapidez los camareros retiraban sillas y mesas, limpiaban el salón, para que enseguida sonase la música. Comenzaba el baile con un vals bailando el novio con la novia, al que se incorporan el padrino y la madrina y se van incorporando progresivamente los invitados. Después era habitual que bailase el novio con la madrina y la novia con el padrino. Pasadas algunas piezas los novios dejaban de bailar o no, según su afición y volvían a la mesa con sus familiares.


La orquesta comiendo en un descanso de una boda. Los músicos eran: Rafael Teruel Muñoz, Felipe Zafra Gavilán, Pedro Teruel Muñoz “El Crin”, y Manuel Martínez Liébana. Los acompañan  amigos de Felipe Zafra Gavilán: Julián Zafra Garrido, Juan-Manuel García Galán y Manolo Zafra Gavilán, hermano de Felipe. (Foto tomada de Facebook La Higuera)

En las bodas más antiguas  muchos invitados varones salían a tomar café y dar una vuelta, quizá para refrescarse; pero de nuevo volvían el novio con los  amigos, recogían a la novia y de nuevo a bailar todos agarrados y dando vueltas al ritmo de pasodobles.
Se cenaba y de nuevo a bailar hasta próxima la medianoche. Los amigos del novio empezaban a darle bromas, y entre cantos, bailes y bebidas se pasaban hasta bien entrada la madrugada. Cuando la pareja de recién casados lograba desliarse de los amigos, bastante alegres, se iban a dormir a su nueva casa, siendo otras veces acompañados hasta la puerta. 
 Era relativamente frecuente que familiares próximos y amistades allegadas le hicieran en la cama “la petaca”, que consistía en doblar la sábana de arriba por la mitad hacia abajo, de modo que al acostarse los novios, no podían introducirse en la cama al estar la sábana doblada, por lo que terminaban deshaciendo la cama tan primorosamente preparada en apariencia y colocando las sabanas según el uso normal. Otra broma que solía hacerse al novio más que a la novia era ponerle en el orinal unos papelillos de gaseosa, que cuando iban a orinar empezaban a efervescer y hacer espuma, de forma que debían cortar el chorro. Es muy posible que el novio pagara una deuda que tenía, pues seguramente esto que le hicieron ahora, lo habría hecho quizá a su mejor amigo.
Así llegaba el día llamado “tornaboda”, en la que no muy temprano le llevaban el desayuno a los desposados de parte de una de las casas de sus padres, a los que se pegaban amigos y amigas de la novia, a los que se obsequiaba con anís o alguna bebida. En muchas ocasiones cuando se terminaba era ya muy avanzada la mañana, y se hacían entre los jóvenes juegos de prendas u otros entretenimientos, la cosa era juntarse de nuevo la juventud. Después se marchaba cada cual a su sitio hasta la hora del almuerzo, en que se comía lo que había sobrado del día anterior y no se había tocado porque se preparaba en exceso por si faltaba. La boda seguía algún día mas, los mozos iban a buscar a los novios para gastarles bromas y se celebraba como algo parecido al primer día aunque la comida iba flojeando, haciéndose la comida con los sobrantes de la comida preparada, que había quedado sin tocar y los despojos... El baile seguía y a veces también se hacía chocolate.
En las casas donde el patio, corral o alguna habitación eran grandes, se organizaba el baile; la "orquesta sinfónica" la componían un acordeón o saxofón y pocos instrumentos más, interpretados por los músicos del pueblo.
Se seguía dando vueltas hasta cerca del anochecer, era  ya el momento de poner fin a aquellas bodas de nuestros abuelos.
Entonces, el personal invitado se despedía de los padres de las dos ramas, deseándoles salud para ver casados a todos los hijos que tuvieran. También se despedían del nuevo matrimonio para que fueran muy felices y tuvieran muchos hijos. Dejando descansar a todos e intentando descansar ellos, si no tenían programado algún trabajo en el campo. Alguno aficionado a la poesía les regalaría estos versos de despedida muy habituales en esos tiempos:

Viva la novia y el novio
y el cura que los casó
El padrino y la madrina
los convidados y yo.
Para remate de todo
la enhorabuena os damos
sea para servir a Dios
y sea por muchos años.
Nos despedimos de los novios
del padrino y la madrina
y de todos los convidados
que por muchos años vivan.
Nosotros nos despedimos
de todos en general
con muchísima alegría,
no les molestamos más.


Desde este momento, los recién casados comenzaban a vivir en real intimidad y a vivir por su cuenta. La comida la hacían juntos en casa de los padres de él o de ella. La cena en la casa de los otros padres que no lo hicieron para la comida, y ahora sí que se habían terminado todos esos días de inmenso jaleo, en que todos terminaban bastante cansados. Aunque también había algunos amigos que daban la lata a los casados durante esta segunda noche, si no se habían marchado fuera del pueblo, disfrutando de la “Luna de Miel”.
Y fueron felices y comieron perdices

¿Cuánto han cambiado los tiempos?, Hoy las bodas se han simplificado de tal forma que han perdido toda la riqueza de costumbres que las rodeaba. En Higuera de Arjona ya no se celebran banquetes de bodas, se prefiere desplazarse a otros pueblos cercanos: Arjonilla, Andújar o Arjona, para tener la facilidad de celebrar el banquete en un restaurante, en el cual se remata la fiesta con una orquesta que ameniza el baile. Esto ha hecho que haya desaparecido todo el encanto de las bodas populares según la antigua usanza, con las coplas, los ritos y costumbres que habían pasado de padres a hijos y de abuelos a nietos.

Por otra parte, ahora casarse por la Iglesia en España empieza a ser casi una rareza. Seis de cada diez bodas que se celebran en el país son ya civiles y el descenso de los enlaces canónicos es tan acelerado que nadie se atreve a pronosticar dónde puede terminar. De hecho, hasta 2009 fueron mayoría. Ese año, la Iglesia vio cómo caía el penúltimo bastión que resistía ante el acelerado proceso de secularización vivido en el país -solo quedan los funerales- y las parejas que optaron por formalizar su relación en juzgados y ayuntamientos fueron más que las que pasaron por la vicaría. Era el resultado de un proceso de desgaste que es mayor mes a mes como prueban las cifras: en 1991, las bodas civiles apenas superaban el 20%. Diez años más tarde en 2001 pasaban algo del 26%. En 2011 rozaron el 60% al sumar 97.666, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).

¿Qué está pasando para que en una década los matrimonios por la Iglesia hayan caído de 152.000 a 62.000? En primer lugar, se ha producido una reducción general del número de enlaces. Hasta época bien reciente, la cifra se mantenía más o menos estable en 200.000 bodas al año. El ejercicio anterior se cerró con apenas 163.000. Sin embargo, las bodas civiles no paran de crecer, aunque en los últimos años sea de forma muy modesta. Casi se han doblado desde 2000, cuando apenas representaban una tercera parte de las religiosas.

Parece, por tanto, que aún teniendo su influencia el rechazo creciente a formalizar las relaciones de pareja, las razones más poderosas son otras. Y la fundamental de todas ellas, según los especialistas, es que ha llegado a la edad de contraer matrimonio la primera generación de españoles que ha vivido completamente inmersa en el proceso de secularización que se inició en la segunda mitad de los 70. Son jóvenes cuya relación con la Iglesia ha sido escasa o nula y que no reciben ningún tipo de presión familiar para contraer matrimonio canónico. También son ajenos al concepto de unión para toda la vida que la Iglesia predica, como suele reiterar el sociólogo Javier Elzo.

Los divorcios están también entre las razones del descenso de matrimonios canónicos. Un divorciado no puede casarse por la Iglesia -salvo en el caso infrecuente de aquellos cuyo primer matrimonio fue civil; ellos sí pueden optar por un enlace canónico para su segunda boda-, lo que reduce el número de candidatos. Resulta que la cifra de divorciados que se casan por segunda o tercera vez no es en absoluto desdeñable. El año pasado fueron 23.000 varones y 21.000 mujeres. Aunque en no pocas bodas ambos serían divorciados, es obvio que hay unas decenas de miles de matrimonios que no habrían podido ser canónicos por más que lo hubiesen deseado los contrayentes.

Razones aparte, el decaimiento de las bodas por la Iglesia no se da manera uniforme a lo largo de la geografía española. Extremadura, Andalucía y Castilla-La Mancha tienen más enlaces religiosos. Por provincias, las más pobladas -con la excepción de Sevilla- cuentan con mayoría de bodas civiles. Y hay dos casos muy relevantes, los de Barcelona y Gerona, que con el 79% y el 78% respectivamente se sitúan muy por encima en esta materia de la media de países tan laicos como Francia, donde están en torno al 70%.

Lo que revelan también las cifras cuando se examinan por comunidades es que no existe relación alguna entre una boda y la ideología. La Comunidad Valenciana y Madrid, con muchos años de continuas victorias electorales del PP, tienen porcentajes elevados de bodas civiles. Andalucía, la región con un voto históricamente más definido a la izquierda, es de las pocas con mayoría de matrimonios canónicos. El voto no parece tener vinculación alguna con los comportamientos de índole privada.

                        Higuera de Arjona 15 de Mayo de 2012
                        Día de San Isidro Labrador
                        Pedro Galán Galán



Bibliografía:
Jóvenes españoles 2005. Javier Elzo Imaz (Autor), Pedro González Blasco (director) Grupo Editorial S.M., 2006.
Imágenes y Comentarios de Lahiguera en el siglo XX. Sebastián Berdonces Lara, cronista de Lahiguera. Excmo. Ayuntamiento de Lahiguera, 2008.






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